Juan Francisco Jordán Montés

El Alma en el Limes
(Arte en el Aula)

Preámbulo

Por tu sonrisa, haces a la vida más bella”1

Imagen A
Imagen A. Fotografía de Ramón Serrano

Cuando uno acaba de leer las páginas de Los diarios de Raqqa2, honestamente no sabe a ciencia cierta si lo que escribe merece traspasar la oscuridad y ver la luz, o si es preferible guardar silencio y callar. Y uno piensa y reflexiona sobre mil millones de miserias, unas absurdas (latigazos y multas por no cubrir las mujeres sus preciosas manos de dios creador o bien por no ocultar sus cautivadores ojos de hurí), otras de crueldad demoníaca (decapitaciones de inocentes que no asisten a clases de ley islámica; ahorcamientos de homosexuales; matanzas en las mezquitas.) y tiembla porque realmente duda de si la mística o la espiritualidad merecen un espacio en este mundo de necios, ególatras, engreídos, fatuos y cobardes hasta el paroxismo, porque hay que ser nada hombre para maltratar a una mujer, siquiera con la mirada3. Y es que, es verdad, el infierno y el cielo los transmite cada ser humano en él y en el entorno por dónde camina en su existencia.

Y es que ante la visión del infierno en el que a menudo convertimos la existencia, absurdo como el Jardín de las Delicias del Bosco, el pesimismo llega a anidar, aunque sea temporalmente, en nuestras mentes. Hablando una vez con uno de los nuestros hijos, de nombre Alejandro, acerca de estas circunstancias de perversidad, llegó a sentenciar: . Genial, porque de alguna forma, en un recuerdo atávico, recuperaba el pesimismo que de Yahvé se describe en Génesis 6: 6: "Le pesó haber creado al hombre en la tierra".

Algo nos alivió la lectura del libro de Ismael Diadié, titulado Diario de un bibliotecario de Tombuctú4, cuyo autor dice que al final solo nos pertenece aquello que dejamos a los demás. Y otras cosas tan sensatas como que quien tiene miedo, deja de vivir.

Pero siempre emergen mensajeros de esperanza. El hermano Francisco dice: "Si Dios pudo crear el universo de la nada, puede también intervenir en este mundo y vencer cualquier forma de mal. La injusticia no es invencible"5.

Es verdad también que tras escuchar el discurso de Les Luthiers, ganadores del Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades 2017, donde afirmaron que "el humor permite contemplar las cosas de manera lúdica y lúcida" y que es comunicación, entonces uno entiende que la espiritualidad nos permite contemplar la existencia con esperanza y alegría, como una vía más de progreso y de interiorización del ser humano. Y, además, la felicidad es un derecho inalienable del ser humano6.

El rabí Nachman de Breslau7 dijo una vez una frase que siempre nos conmocionó, porque nos recuerda que la valentía anida en nuestro pecho, valentía que alcanza la bendita osadía para aproximarse a Dios: "Sal y vence a Dios. Sí, Dios desea que le conquistemos. Él quiere que oremos una y otra vez, hasta forzar que el Santo, bendito sea, nos perdone por lo que hemos hecho".

Diversas experiencias realizadas en el IES Alcántara de Alcantarilla, en los llamados Recreos Literarios, organizados por la profesora Ana María Pérez Fernández, corroboran la importancia de lo que defendemos. Multitud de alumnos/as acuden a la biblioteca del centro durante los descansos, bocadillo en mano, por el mero placer de escuchar a recitadores o por participar espontáneamente ellos mismos en la lectura de escritores clásicos o de escritores actuales. Nos agradó especialmente una ocasión, cuando captamos la gran atención que las criaturas prestaban a dos autores muy singulares, tanto por la calidad como por los contenidos de sus libros, y cómo se emocionaban los niños, bien con lágrimas, bien con risas, por lo que leían o escuchaban. Nos referimos a la obra poética de Magdalena Sánchez Blesa8 y a la de César Brandón Ndjocu9. Entonces nosotros llegamos a plantearnos la verdadera conveniencia o no de publicar esto que ahora sostenéis entre las manos o ante los ojos, porque las páginas de los dos escritores antes citados alcanzan muy hondamente el corazón de los jóvenes y les conmueven por su claridad, su elegancia, su inteligencia.

Pese a todo, como el ego es irreductible, quede este libro como una minúscula contribución a la paz en el mundo, a la preservación y difusión de la cultura y a la alegría de la existencia10, aún en medio de la miseria que ocasionan los perversos y pese a aquel que desea borrar la sonrisa de la faz del ser humano.

De modo semejante, la exaltación, defensa y conservación de la Naturaleza o Creación no se nos antoja cuestión baladí o insignificante, cosa de poetas de marfil, sino asunto necesario y vital, porque de su preservación procede la riqueza material y espiritual de los seres humanos; y porque muy a menudo la pobreza va conectada con la destrucción de los hábitats naturales11.

Igualmente, la lectura de obras de espiritualidad, por recurrir a una palabra que trate de abarcar lo trascendente del ser humano, como las del sabio budista Thich Nhat Hanh12, inciden en esa necesidad inherente de nuestra especie a ser y a estar en los márgenes de la existencia puramente material, que sufre por el pasado y que se angustia por el futuro. O bien la lectura de obras de pensadores que contribuyen a que los jóvenes piensen, no a través de sermones, sino de la reflexión íntima y personal. Nos referimos, por caso, a Ethan Hawke13.

Por todo ello, y así nos sirve de justificación, esta menudencia ofrece sendas de reflexión e instantes de quietud. Somos conscientes de que Sócrates consideraba que la verdad únicamente era posible transmitirla mediante la palabra y el diálogo; y no a través de la escritura, como aquí intentamos ilusoriamente. Pero admitamos que las imágenes que acompañan a los textos, entablan un diálogo con otras mentes; o lo incitan y evocan. A su vez, Platón consideraba que el pensamiento era "el diálogo que el alma mantiene consigo misma". Por todo ello, cualquier propuesta o sugerencia de espiritualidad, creemos, debe ser acogida como un invitado nuevo: con cautela, pero con hospitalidad.

No ocultamos nuestra filiación como creyente cristiano; pero no desestimamos en absoluto los puentes hacia el hinduismo, a través del Bhagavad Gita14 o los Upanishads15; o hacia el budismo, porque conducen a la paz y a la renuncia de uno mismo. Como escribía Thich Nhat Hanh: "En el altar de mi ermita hay imágenes de Buda y Jesús, pues los considero mis antepasados espirituales". Somos conscientes de que a muchas personas esta alianza, que no simbiosis (o sincretismo), entre budismo y cristianismo, o entre hinduismo y cristianismo, les resulta extraña o inasumible. Curiosamente hemos advertido en algunas personas del mundo conservador una reacción de recelo y hasta de desprecio por todo aquello que procede de Oriente, a pesar de que tales personas no han leído una sola línea de sus libros y viven temporalmente en la fatuidad de la ignorancia, perdiéndose así verdaderos remansos de paz y de proximidad con Dios.

Pero leer, compartir el amor o colaborar en la titánica tarea común de mejorar la situación de nuestra especie, no implica renunciar a las propias creencias. En suma, toda religión y creencia que defiende la paz, contribuye a la concordia. Para el caso concreto de los cristianos, basta una frase de Cristo: "El que no es contra nosotros, es con nosotros" (Lucas 9: 49-50).

Una extraordinaria amiga nuestra, Aurora de la Peña Asencio, nos comentó una vez, en esos raros momentos de reposo e intimidad en torno a una taza de té: "Yo ilumino unos rincones del mundo; otros me iluminan a mí". Confiamos, pues, que este libro, sirva aunque sea como párvula vela para iluminar recovecos de nuestra alma y rincones inmediatos de nuestro sendero. Y que tal leve luz sirva para alimentar a otros, del mismo modo que nosotros libamos de ellos.

1.1.- De la evocación y del olvido del arte

Leonardo Da Vinci afirmaba: "La pintura es una poesía muda y la poesía es una pintura ciega". Recordamos aquí, en este libro destinado a las aulas de Bachillerato y de la Universidad, la sabia sentencia del genio italiano. En apariencia, tanto la literatura como la fotografía, realizando un pequeño salto en el mundo de las artes, aparecerán como inválidas e incapaces de sostener por sí mismas sus propios espíritus y tampoco de alentar los ajenos. Admitamos por un instante la conveniencia de las palabras de Leonardo, y mostremos y presentemos aquí a ambas, a la literatura y a la fotografía y pintura, juntas, en alianza y hasta en armonía.

La poesía, aunque sus sonidos sean armónicos y sus rimas suaves, es verdad que no ofrece imágenes reales, sino sensaciones, evocaciones, reflejos, impresiones, reflexiones. Mas las impresiones son también, empero, imágenes válidas para captar la realidad, del mismo modo que los ojos de las diferentes especies animales, ya sean mamíferos, aves, reptiles o insectos, por caso, perciben diferentes colores, diferentes intensidades, distintas tonalidades. Pero a todos les es suficiente la limitación de sus percepciones para sobrevivir e incluso comunicarse.

Por ello, si a las emanaciones de la poesía añadimos las radiaciones de la fotografía, las inspiraciones emanadas de sus bellas imágenes, incrementamos en conjunto las sugerencias de sentimientos y reflexiones. Y, es nuestro deseo, seremos capaces de alcanzar el corazón de más personas. Esta es una de las razones primordiales de este libro que es, sin duda, continuación de nuestra anterior aportación Poesía en el paisaje16.

Y los hemos escrito, ambos, para no olvidar nuestros orígenes sagrados y de realeza que como seres humanos nos corresponde, aunque con demasiada frecuencia arrastremos nuestras armas de guerreros del espíritu por las ondas fangosas de la indolencia o por las aristas de la crueldad, obviando nuestra misión primordial, que es servir a nuestros semejantes con nuestros talentos y cualidades, en la medida que cada uno dispone, ya haya sido dotado por la naturaleza o las haya incrementado con su generosidad.

1.2.- De lo salvaje y de lo doméstico

Es posible que algunos lectores perciban esta obra, la que ahora está en vuestras manos, y en sus poemas, como una amalgama de áulicos pastelitos, edulcorados, pretenciosos o hasta necios. No vamos a discutir sobre gustos ni a porfiar en sostener lo que legítimamente a uno se le antoje o considere. Pero bien podemos asegurar que no se trata de suculentos bocados de un mojigato, sino de mendrugos de un rudo y austero montañés, avezado a las marchas durante horas en la serranía, extraídos del zurrón y de la mochila del caminante, en los breves instantes de reposo que permite una cabalgada veloz por senderejos o entre una zancada y otra por vericuetos del roquedo de las soledades. Bien podríamos jurar que en la montaña, tras más de cuarenta años de recorrer sus entrañas, hemos experimentado con paciencia la sed, el agotamiento, el peligro, la nostalgia, la poesía.17.

A veces, la inspiración se presenta fugaz, como un relámpago en la noche18, mientras el caminante jadea en el ascenso o bien se deleita en la brisa aromada del matorral en el descenso, porque la musa, o mejor el Padre, es caprichoso, le agrada jugar al escondite, le encantan las sorpresas y, al cabo, se muestra cuando a Él le place, que no cuando le apetece al que escribe, de tal suerte que el poeta nunca redacta de corrido, como una revelación continua bajo la atenta mirada y dictado del arcángel Gabriel, que así no funcionan las cosas, sino que Dios va mostrando sus destellos como a espasmos, mas todos a su tiempo, en el justo espacio e instante que es conveniente y que es bueno que se produzcan. De esta guisa, el montañero va tejiendo con las hebras de lo sagrado que caen sueltas, como gotas de dispersa lluvia que no acaba de precipitarse en la sedienta tierra, y que el caminante tanto ansía, cierta suerte de urdimbre, más o menos ruda y tosca, porque todo reflejo de lo celestial es sólo traslúcido semblante del verdadero rostro divinal, nunca faz completa, irradiante, pletórica. Porque si se contemplara en toda su potencia a la Luz, acabaría el enamorado poeta por fenecer por deleite de tanto amor acumulado en un solo instante y en un único sitio. Y bien lo podemos afirmar porque una vez casi fenecemos en el río Mundo, contemplando unos hermosos ojos de esparver.

Y así la sierra, los ríos y los bosques, son también como tenues resplandores benévolos de lo divino, que nos anuncian y prometen, no secuencias dispersas ni notas desgajadas de una sinfonía, ni gotas anárquicas en día de vendaval que no acaban por convertirse en deseada lluvia, sino una película eterna y completa de la felicidad y la alegría, en agua permanente.

1.3.- De la memoria y de la indiferencia

Como la memoria es el antídoto del olvido y la palabra el remedio de la vacuidad, por esta causa escribimos, dibujamos y fotografiamos, tras el primero de Poesía en el paisaje, este segundo libro de poemas contemplativos.

En esta ocasión hemos incorporado una nueva materia y disciplina, que es la fotografía como recurso para expresar sensaciones, sentimientos y reflexiones de la persona. Y para ello hemos disfrutado de la dicha y privilegio de contar con excelentes fotógrafos, Juan Carlos Lorente, Pilar Poyatos, Manuel Sagredo, Ramón Serrano y Alonso Torrente, por orden alfabético, que tanto montan unos como otros, y que son tan enamorados o más que nosotros de la Naturaleza. Y de magníficas pintoras, también por orden alfabético: Juana María López García, Aurora de la Peña, Ascensión Pérez y Marta Rodríguez, quienes con sus cuadros nos han permitido completar las perspectivas y los temas de los poemas contenidos en este libro.

Siendo conscientes de que la velocidad, el vértigo, el consumo, la inquietud, la desazón, el desasosiego y otras memeces más nos arrebatan la paz del alma y desatan en nosotros nuestras peores cualidades, a la vez que contienen como una presa de escombros o morrenas nuestras muchas y muy loables virtudes, por ello nos hemos animado a emprender esta segunda embestida contra las tinieblas, con una sonrisa de perdedor indiferente, cual un Alatriste, mas con la osadía del aventurero taimado, cual pirata de la Perla Negra. Porque no hay nada peor que declararse vencido por las artimañas del diablejo, sabiendo como sabemos que somos reyes e invencibles, pese a toda nuestras derrotas19.

1.4.- De la fotografía y de la pintura

Desde niños admiramos en el silencio los atardeceres rojos, los crepúsculos plagados de vencejos, las nubes teñidas de colores, contempladas desde la azotea de nuestra casa, avizorando lontananzas de supuestos mares y de ínsulas imposibles colgadas del cielo, de costas lejanas a maravilla.

Y cuando comenzamos a recorrer, ya de joven, unas tras otras, las sierras de los ríos Mundo y Segura, de Albacete y de Murcia, buscando yacimientos arqueológicos, nos iniciamos muy tímidamente como aficionados a la fotografía de pescozón, con cámaras prehistóricas, siendo conscientes desde el primer instante que el éxito y la utilidad de una imagen no radicaba en la tecnología, por fuerza, sino en el encuadre y, por dicha, en la selección de la perspectiva. Que la osadía no se halla en la sutileza de los medios empleados, sino en la valentía de afrontar la vida desde atalayas comprometidas, austeras, sobrias.

No hemos querido buscar fotógrafos excesivamente profesionales, expertos en encuadres, visores, diafragmas, obturadores, lentes, películas, y demás aderezos legítimos de ese arte. Por el contrario, hemos buscado a fotógrafos de gran experiencia y sutil sensibilidad, capaces de extraer de una imagen todo cuanto de belleza y armonía existe en la naturaleza, en las criaturas y en la arquitectura. No buscamos la perfección, ya sea analógica o digital, que jamás ha existido cual quimera que es, sino el camino, siempre presente, unas veces desabrido, áspero las más de las veces, que es cuando se hace liviano. No pretendemos la calidad excelsa de una lente de cristal, que sólo refleja lo que capta, sino la mirada enamorada del ojo humano que se impregna de lo divino.

De la misma guisa, hemos alcanzando la fortuna de hallar magníficas pintoras, capaces de extraer con sutilidad, igualmente, toda la beldad y la armonía de sus colores, pinceles, dedos y sentimientos. Ellas, al igual que los fotógrafos, han compartido el proyecto y han contribuido a su gestación, de manera generosa, altruista, sin percibir un mal maravedí, ya que ni podíamos entregárselo, ni ellas nos lo han demandado, por lo que quedamos en deuda permanente.

Y como somos osados e impostores, ya que no somos ni pintor, ni fotógrafo, ni dibujante, ni poeta, ni montañero siquiera (con suerte serranero20), sino una extraña mezcolanza de nimiedades, en consecuencia únicamente contribuimos con retazos de vivencias, con fragmentos de intuiciones y con destellos de luz.

No pretendemos embaucar a nadie. Nuestro producto es sencillo, pero honrado; lábil, mas perseverante. A veces hemos sospechado que hay muy mucho de osadía en este libro. Pero pensamos también que nuestras intenciones han sido honestas, porque si tampoco hemos percibido soldada alguna, ni era nuestra pretensión, del mismo modo creemos que puede resultar útil en determinadas circunstancias y en los entresijos de algunas personas. Y esa sería nuestra mayor felicidad y victoria, no nuestra tampoco, sino de Aquel que en todo nos aventaja y nos provee.

Somos ajenos a los eruditos y tediosos tratados de teología que pensamos dejan indiferentes a los buenos, confunden y distraen a los ociosos y alejan a casi todos de las creencias espirituales, ya sean jóvenes o viejos. Estamos distantes de liturgias bizantinas y del uso de la razón para entender la Luz. Por ello, proponemos estos dibujos, estas fotografías y estas pinturas como una de las muchas vías para entrañarse e internarse en Ella.

Siempre habrá un crítico que aducirá que si tal rima de tal poemilla es defectuosa o si tal medición del verso es incorrecta, y le diremos, como se canta en Always remember us this way, de Ha nacido una estrella, que tiene razón, que escribimos a vuela pluma, casi cromo brota de la propia inspiración: "No sabemos rimar, maldición, pero lo intentamos". Acude también en nuestro socorro Magdalena Sánchez Blesa, quien escribió: "ser poeta no es escribir poesía" (Balada a mis padres, pág. 70).

Otros displicentes dirán que los dibujos son flojitos (sic), porque les falta un sombreado en su punto oportuno; o porque hay una perspectiva forzada; o porque nos falta maña. Y les diremos que también tienen razón, porque de niño siempre nos suspendían el dibujo, no porque el maestro nos tuviera ojeriza, que es la excusa habitual en estos lances, sino porque nuestros dedos eran asaz menguados de habilidad. Y habrá inquisidores mentecatos que caten, por azar o providencia, esta obra y se rasgarán las vestiduras, arguyendo que hay herejía y dislate teológico en tal estrofa y cosa que ofende a Dios, como si ellos comieran y bebieran todos los días con Él para determinar, como un secretario, qué causa la ira o la alegría del Padre. Y les diremos que, en efecto, se anden con ojo no sea que por obra del diablejo, no quepan en el de la aguja y permanezcan por toda la eternidad fuera de la cuna y del nido de donde todos procedemos y donde habremos de retornar un día, si Dios así es servido.

1.5.- De los protagonistas y los decorados

Las fotografías y las pinturas que aparecen en esta obra, así como los dibujos, no son un atrezo o unos decorados más o menos llamativos o impactantes, sino parte insoslayable e indisoluble del guion. Los dibujos, fotografías y pinturas no constituyen el telón de fondo, ornamental, una arquitectura fugaz y efímera o un trampantojo, sino protagonistas necesarios del itinerario del viajero, acompañantes leales de su singladura en su existencia, heroica o anodina, que al cabo tanto monta, porque sin los que realizan las obras menores o cotidianas de la retaguardia, los que se empeñan en las mayores empresas de la vanguardia, estarían huérfanos de toda raíz y de todo reposo y acabarían por perecer.

Esta íntima vinculación entre literatura y artes visuales ya ha sido destacada por diversos ensayistas21.

De hecho, el mundo de la imagen puede acudir en permanente socorro y leal auxilio del universo de las letras, unas veces para volverlas más inteligibles, otras para convertirlas en más atractivas, y siempre para suavizar las asperezas de la palabra o los recovecos de las metáforas. Y esto que viene haciéndose al menos desde la Edad Media en el mundo europeo mediante el lenguaje iconográfico22, para evitar así los desiertos del analfabetismo o las sirtes de la indolencia, en nuestro mundo presente y mente actual, apenas barnizados ambos con oropel respecto a las mesnadas del Cid o la intolerancia de Torquemada, la imagen también acude generosa para completar la belleza de la literatura, cual una entrañable pareja de enamorados. Algunos ensayistas corroboran esta aseveración23.

1.6. Del paisaje y su trascendencia

Nuestro fray Luis de Granada comentaba que con frecuencia abordamos el estudio y conocimiento de las obras de la naturaleza únicamente con la razón, excluyendo de ellas toda aproximación o aprehensión por medio de la trascendencia24. Pero, en verdad, todo paisaje, y los elementos que lo integran (montañas, ríos, árboles, rocas.), son en sí entes, no necesariamente vivos, pero que vivifican al que entiende y capta en ellos sus valores espirituales.

De modo semejante se expresaba Unamuno en 1911, cuando escribió aquello de: "Lo he sentido, así en la cima de la Peña de Francia, en el reino del silencio; he sentido la inmovilidad en medio de las mudanzas, la eternidad debajo del tiempo, he tocado el fondo de mar de la vida"25.

Así como ciertos místicos sufíes musulmanes eran capaces de ver en la mujer una vía de ascesis y de acercamiento a la divinidad, del mismo modo, el paisaje y todos sus elementos contribuyen también a que el ser humano se aproxime a valores superiores a él mismo, más elevados que sus reducidas perspectivas. Los creyentes dirán que las criaturas, vivas o inertes, les acercan a Dios mismo, como vías de contemplación26.

Incluso en juegos virtuales modernos el anonadamiento espiritual ante los paisajes se manifiesta y está presente. En una preciosa canción, titulada May I stand unshaken?, del juego Red Read Redemption 2, escuchamos lo siguiente: "Los pinos a menudo susurran, susurran, lo que ninguna lengua puede decir; bebiste del agua profunda.". Cualquier místico, antiguo o presente, firmaría semejante sentencia.

Y en películas de animación de calidad, dirigidas a un amplio espectro de población, pero en particular a niños y jóvenes, el paisaje adquiere todo su protagonismo. Pensamos ahora mismo en la película La tortuga roja (2016), dirigida por Michaël Dudok de Wit. Sin una sola palabra emitida desde las bocas de los protagonistas humanos, se convierte en una perfecta alegoría de la solidaridad y vinculación entre los seres humanos y la Naturaleza, añadiendo además parábolas visuales sobre la familia, la muerte ante el mar, el naufragio de toda existencia.

En definitiva, el paisaje no es un decorado, más o menos atractivo y vistoso, sino que constituye en toda obra literaria y en todo espíritu, un elemento esencial que describe pensamientos, sentimientos y anhelos de los protagonistas. El paisaje no es un capricho, un gozo anecdótico o un espacio material. El paisaje, y más hoy en nuestra civilización urbana y tecnológica, informatizada, es una necesidad vital, a menudo relegada o destruida. Para los creyentes el paisaje constituye una vía de ascensión hacia Dios; para los agnósticos o ateos, igualmente, una sublimación de su propia existencia. El vínculo con las montañas y con el mar, donde se producen las epifanías, con los grandes fundadores de religiones monoteístas es evidente. Montañas como el Sinaí, el Tabor, el Gólgota, por elegir una opción, son significativas.

1.7. De la música y la poesía

Por formación y por capacidad no somos capaces de aunar en simbiosis a Erato con Euterpe, porque si apenas conocemos a la ninfa de la lírica y además somos un extraño intruso en sus dominios, la que domina la música es prácticamente una desconocida en nuestro deambular por sus paisajes, aunque mucho nos anonadamos ante sus habilidades. Y recurrimos a ella para inspirarnos, como catarsis, que si otros recurrieron a los efluvios del vino o a las distorsiones de las drogas, nosotros hemos optado por las melodías y la lluvia de las notas y las voces.

Cuando vimos el libro dedicado al cantautor José Luis Perales27 , sentimos añoranza de esa extraordinaria cualidad de los cantautores, capaces de reunir en una sola persona tan excelsos sentimientos y de ser tan útiles a las personas con el arte creado por ellos mismos. José Luis Perales habla así de esa mística alianza: .

Del mismo modo, nuestra anterior aportación, Poesía en el Paisaje, y la presente, Alma en el Limes, existen por causa de la intimidad entre los dibujos, las pinturas y las fotografías que actúan de escenario y sirven como representación física de los poemas.

Ha habido a veces musas espléndidas en nuestra vida, de las cuales solo permanece la evocación de un rostro sereno y la memoria de unos ojos limpios. Como el de la siguiente fotografía de Ramón Serrano. Y es por esa quietud y esperanza en la Eternidad que uno sigue escribiendo y pensando que acaso es. Y pensando: No olvides el rostro de tu Padre/Madre28.


Notas:

1 Frase de Thich Nhat Hanh. Dedicamos este libro a la memoria de todas las mujeres que, como de Diana Quer, "guerrera valiente", han sido mártires de la insignificancia del egoísta y del necio, de la ignorancia de la Luz, de la estulticia de los cómplices y de la maldad que rezuma de aquel que no sabe sonreír y que siempre está lleno de miedo, porque se acerca el tiempo de su extinción definitiva, y siente envidia y odio ante la alegría y la belleza del ser humano. Y cuando hablamos así, no olvidamos a otras mujeres de otras culturas y civilizaciones. Pensamos en Nasrin Sotoudeh, iraní, premio Sakharov a la Libertad de Pensamiento por el Parlamento Europeo, año 2002, abogada que defiende pacíficamente los derechos de la mujer y del niño en su país y que ha sido condenada a 148 latigazos y a 40 años de cárcel por la valentía que desconocen aquellos que le condenan y que arderán en los infiernos, ya sean jueces inicuos, testigos vendidos o cómplices de semejante sentencia. O pensamos en la saudí Loujain al-Hathloul. No exoneramos aquí de responsabilidad a todos aquellos bujarrones o hi de putas que desde el origen de la Humanidad, ya fueran laicos o eclesiásticos, líderes supremos o esclavos de su miedo, han intentado silenciar, ocultar, ningunear o maltratar de obra y palabra a la mujer. Y hubo y hay que se dicen varones cultos, sabios, distinguidos, superiores o fuertes, que se creyeron en su fatuidad ser custodios de la Puerta del Paraíso, guardianes de la Roca y proveedores del Agua de Vida, y olvidaron el aspecto femenino de Dios y su misericordia, porque son ellos cenicientos, aburridos y miedosos. Para este asunto del desprecio antropológico e histórico de la mujer, ESCARTIN GUAL, M.: "Pandora y Eva: la misoginia judeo-cristiana y griega en la literatura medieval catalana y española", Revista de Lenguas y Literaturas Catalana, Gallega y Vasca (RLLCGV), XIII, 2007-08. 55-71. PÉREZ ÁLVAREZ, Mª A. y REBOLLO ÁVALOS, Mª J.: "El islam en la vida de la mujer a través de los tiempos", Caurensia, IV, 2009. 227-247. FERNÁNDEZ GUERRERO, O.: "Las mujeres en el islam: una aproximación", Brocar, 35, 2011. 267-286. ARENA, Alba: La barbarie silenciosa, Ediciones Las Llave, Barcelona, 2016. A nosotros nos sostiene la sentencia: ". y los creó macho y hembra, y los bendijo Dios." (Génesis 1: 27).

2 SAMER: Los diarios de Raqqa: escapar del estado islámico, Kailas Editorial, Madrid, 2017.

3 Nos permitimos otros libros recientes: MALALA YOUSAFZAI: Yo soy Malala, Alianza Editorial, Madrid, 2013; NADIA MURAD: Yo seré la última, Plaza y Janés, Barcelona, 2018.

4 DIADIÉ, Ismael: Diario de un bibliotecario de Tombuctú, Aluzara, Córdoba, 2017.

5 FRANCISCO: Laudatio si, Librería Editrice Vaticana, Madrid, 2015. Pág. 59.

6 MARTÍNEZ OCAÑA, E.: Buscadores de felicidad, Narcea, Madrid, 2011.

7 NACHMAN DE BRESLAU: La silla vacía, Olañeta, Barcelona, 1997. Pág. 83.

8 Auténticas maravillas: Instrucciones a mis hijos; Balada a mis padres; Nana para dormir a mis abuelos. Todas han sido publicadas en Umbriel, Barcelona.

9 Recordamos: Las almas de Brandon. Ha sido publicada por Espasa, Barcelona.

10 Sobre la importancia de la alegría y de su trascendencia en la educación: LENOIR, Frédéric: La alegría, Plataforma Editorial, Barcelona, 2018. Algunos exégetas traducen la cita de Juan 15: 11 así: "Os he dicho estás cosas para que mi alegría esté dentro de vosotros y para que vuestra alegría sea completa".

11 En un lenguaje muy nítido: FRANCISCO: Laudato si, Librería Editrice Vaticana, Madrid, 2015.

12 El autor es bastante prolijo y sus reflexiones se conjugan muy bien con las experiencias de la vida diaria y las relaciones con los otros. Por ejemplo: Estás aquí. La magia del momento presente, Kairós, Barcelona, 2011. Silencio. El poder de la quietud en un mundo ruidoso, Urano, Villatuerta (Navarra), 2016. El arte de vivir, Urano, Madrid, 2017. Sintiendo la paz, Zenith, Barcelona, 2017. Enseñanzas sobre el amor, Zenith, Barcelona, 2018. Etcétera.

13 Para los jóvenes es muy interesante su libro Reglas para un caballero. Guía para una vida noble, Gaia, Madrid, 2017, y que de alguna manera prosigue la estela ya trazada por el Conde Lucanor (s. XIV), escrita por el infante D. Juan Manuel, a partir de exempla o cuentos didácticos y moralizantes expuestos por Petronio, y que fue escrito en el castillo de Molina Seca (Hoy Molina de Segura, Murcia).

14Bhagavad Gita, edición bilingüe, versión e introducción de Juan Mascaró, Debolsillo, Barcelona, 2013.

15Upanishads, edición bilingüe, versión e introducción de Juan Mascaró, Penguin Clásicos, Barcelona, 2015.

16 JORDÁN MONTÉS, J. F.: Poesía en el paisaje. 61 propuestas didácticas como invitación a la Literatura y al Dibujo, Consejería de Educación, Formación y Empleo, Murcia, 2010.

17 Como afirmaban los místicos del desierto, es allí donde se combate a los demonios que pululan entre los inciertos espejismos de arenas movedizas y que son de toda suerte, unos menudos y repugnantes, otros enormes y seductores en su belleza aparente, mas todos asaz peligrosos, aunque no inmortales y nunca omniscientes.

18 Sobre el relámpago que ilumina el entendimiento y el alma: GONZALO CARBÓ, A.: "La herida de la luz: habitar el relámpago que nos aniquila", El azufre rojo, 2, Revista de Estudios sobre Ibn Arabí, Universidad de Murcia, 2015. 182-225.

19 Sobre el valor didáctico de las derrotas y de las equivocaciones, y de las enseñanzas que emanan de ellas: PÉPIN, Charles: Las virtudes del fracaso, Ariel, Barcelona, 2017.

20 Dícese del montañero menor, que no escala ni es alpinista, sino que trepa como puede o se le antoja, sin otro artificio que sus manos y piernas y recorre sólo las serranías, no las cordilleras, aunque en ello, y sin ánimo de presunción, va un punto por delante del senderista, que sería el tercer y muy virtuoso grado del caminante, porque a cada hombre o mujer, según sus circunstancias y oportunidades, siempre mudables a tenor de lo que ama y es amado, le corresponde una condición, también mutable por él mismo.

21 Por orden cronológico: PRAZ, Mario: Mnemosyne. El paralelismo entre literatura y artes visuales, Taurus, Madrid, 1979. GARCÍA BERRIO, A. y HERNÁNDEZ FERNÁNDEZ, T.: Ut poesis pictura. Poética del arte visual, Tecnos, Madrid, 1988. ZUNZUNEGUI, Santos: Pensar la imagen, Cátedra, Madrid, 1988. VIDAL CLARAMONTE, María del Carmen: Arte y literatura: interrelaciones entre la pintura y la literatura del siglo XX, Palas Atenea, Madrid, 1992. GARCÍA RIVERA, Gloria: Didáctica de la literatura para la enseñanza primaria y secundaria, Akal, Madrid, 1995. CORBACHO CORTÉS, C.: Literatura y arte: el tópico "Ut pictura poesis", Universidad de Extremadura, Cáceres, 1998. GALI, Neus: Poesía silenciosa, pintura que habla. (De Simónides a Platón: la invención del territorio artístico), El Acantilado, Barcelona, 1999. BOU, Enric: Pintura en el aire (Arte y literatura en la modernidad, Editorial Pre-textos, Valencia, 2001. OLIVEROS, Alejandro: "De la imagen escrita a la palabra pintada", Revista Imagen, Caracas, año 38, nº 2, febrero-abril del 2005, pp. 65-76. CHEEKE, Stephen: Writing for Art: The Aesthetics of Ekphrasis, Manchester University Press, Manchester, 2008. URVINA SAVELLI, A. Vanessa: Correspondencias Arte-Literatura: una visión panorámica en el siglo XX, Proyecto Final de Máster, Valencia, 2008. VASILIKI KANELLIADOU: "Ut pictura poesis: Artes Plásticas y Literatura: Didácticas paralelas", CiDd, II Congrès Internacional de Didactiques, 2010. 394, 4 pp. BERGER, Daniel: Littérature et peinture, Armand Colin, PARÍS, 2011. ANSÓN, Antonio: Literatura y artes visuales, La Torre del Virrey, Nexofia, Valencia, 2011.

22 BEIGBEDER, Olivier: Léxico de los símbolos, Encuentro Ediciones, vol. 15, serie Europa Románica, Madrid, 1989. CHAMPEAUX, Gerad de y STERCKX, Dom Sébastien: Introducción a los símbolos, vol. 7, serie Europa Románica, Encuentro Ediciones, Madrid, 1984.

23 KÜBLER-ROSS, E. y WORSHAW, M.: Vivir hasta despedirnos, Luciérnaga, Barcelona, 2000.

24 Fray LUIS DE GRANADA: Introducción del símbolo de la fe, Colección Austral, Espasa Calpe, Buenos Aires, 1946. Pág. 17: <. el cristiano sírvase de las criaturas como de unos espejos para ver en ellos la gloria de su hacedor>.

25 Un documentado trabajo en LÓPEZ ONTIVEROS, A.: "Valor, significado e identidad del campo y de los paisajes rurales españoles según Unamuno", Boletín de la AGE, 51, 2009. 127-152.

26 Filósofos como Tetsuro Watsuji destacaron la trascendencia del paisaje en la configuración de las civilizaciones y de las personalidades. Así su obra titulada Antropología del paisaje, Ediciones Sígueme, Salamanca, 2016 (2ª ed.). Del mismo modo, y de nuevo Unamuno ante el paisaje, que era para él motivo de contemplación y de reflexión, escribía: "Aquellos paisajes que fueron la primera leche de nuestra alma, aquellas montañas, valles o llanuras en que se amamantó nuestro espíritu cuando aún no hablaba, todo eso nos acompaña hasta la muerte y forma como el meollo, el tuétano de los huesos del alma misma" (Andanzas y visiones españolas). Ver LUQUE MOYA, G.: "El paisaje en la antropología de Unamuno", Thémata, Revista de Filosofía, 46, 2012. 171-179. ORTEGA CANTERO, N.: "La valoración del paisaje en Unamuno: claves geográficas y dimensiones simbólicas", Cuadernos Geográficos, 55 (2), 2016- 6-27. Y AZORÍN escribía: "El paisaje somos nosotros; el paisaje es nuestro espíritu, sus melancolías, sus placideces, sus anhelos, sus tártago" (El paisaje de España visto por los españoles, Renacimiento, Madrid, 1917, pág. 43).

27 PERALES, J. L.: Conversaciones con José Luis Perales. Algo más que palabras, Grafein Ediciones, Barcelona, 2010. En la obra se analiza pormenorizadamente cada poema del cantante y permite una aproximación muy interesante al proceso y fenómeno de la creación artística.

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