En un primer momento, la enseñanza de las ciencias implica sorpresa, potenciándose con ello el desarrollo de la curiosidad y la formulación de cuestiones que fomenten el porqué del fenómeno que se presenta al alumnado. Su cercanía es necesaria para hacer más factible la comprensión del mundo que les rodea. Por tanto, comprobar fenómenos sencillos con materiales cotidianos puede ser muy útil en el proceso de enseñanza y aprendizaje. En la presente publicación se recogen 34 experiencias llevadas a cabo con escolares de infantil y primaria, con el objetivo de fortalecer la didáctica de las ciencias desde los primeros momentos de la educación, utilizando materiales sencillos de laboratorio (muchos de los cuales son cotidianos en casa), ofreciendo con ello la mejora en la adquisición de nuevos conocimientos y destrezas que favorezcan la valoración de la ciencia en la sociedad que construimos.