Las emociones forman parte de nuestra vida desde que nacemos. Así, por ejemplo, cuando una madre mira a su hijo puede provocar en éste diferentes tipos de emociones: alegría, miedo, inquietud… según sea la expresión de su mirada. Algunas emociones, como el miedo, si es real, han protegido al ser humano frente al peligro desde sus orígenes; otras, como la felicidad, se han convertido en el paradigma de las utopías; y otras más ambiguas, como la esperanza, nos permiten seguir luchando y evolucionando hacia nuestro futuro; alguna, como la compasión, está condicionada por la presencia de los otros y nos da o nos quita calidad como seres humanos; y todas ellas, de una forma u otra, condicionan nuestro día a día desde que nacemos hasta el final de nuestra vida.
¿Qué son las emociones? El Diccionario de Neurociencia de Mora y Sanguinetti (2004) hace referencia a una respuesta de la conducta de carácter subjetivo producida por la información, tanto externa como interna que recibimos.
En palabras de Bisquerra (2003:12): una emoción es un estado complejo del organismo caracterizado por una excitación o perturbación que predispone a una respuesta organizada. Las emociones se generan como respuesta a un acontecimiento externo o interno.
Existen numerosas clasificaciones de las emociones. Aquí nos centraremos en la clasificación de Bisquerra (2000) que hemos señalado anteriormente.
Emociones positivas (alegría, humor, amor y felicidad), emociones negativas (miedo, ansiedad, ira, tristeza, rechazo, vergüenza) y emociones ambiguas (sorpresa, esperanza y compasión). Estas trece emociones básicas serían las que mejor pueden orientarse a programas de educación de competencias emocionales (Figura 7).
Figura 7. Elaboración propia a partir de la clasificación de las emociones según el modelo de Bisquerra (2000). Murales urbanos de Ernest Zacharevic. http://www.urbanitewebzine.com/ernest-zacharevic-penang-malaysia-11/ - https://streetartnews.net/2014/03/ernest-zacharevic-street-pieces-in.html - https://www.kunstveggen.no/t/classic-nouveau-art-graffitiprints-ernest-zacharevic-jurassic-bark/3043
Las competencias emocionales, para Bisquerra y Pérez (2007:66), son un constructo amplio que incluye diversos procesos y provoca una variedad de consecuencias, entendiéndolas como la capacidad de movilizar adecuadamente el conjunto de conocimientos, capacidades, habilidades y actitudes necesarias para realizar actividades diversas con un cierto nivel de calidad y eficacia.
Estos autores establecen una serie de características que llevaría implícitas dicho concepto: