En los ejercicios que veremos a continuación tendremos que analizar armónicamente una línea melódica que será interpretada por el profesor. Para ello, has de tener en cuenta las notas que integran la melodía y ver si estas encajan en alguno de los tres acordes que hemos tratado hasta ahora. Tomemos el siguiente ejemplo (todos los ejercicios presentes en este libro poseen un ritmo armónico de acorde por compás. Esto quiere decir que has de buscar un acorde para cada uno de los compases):
Como puedes ver, las dos notas del primer compás se encuentran comprendidas solo en el acorde de Tónica, luego tocaríamos este acorde en ese compás. Por ejemplo, si tuviéramos que hacer el ejercicio en primera posición y con acompañamiento de ritmo de vals, realizaríamos este acorde de la siguiente manera:
Por su parte, el segundo compás contiene una nota que solo se halla en el acorde de Subdominante, debiendo tocar este acorde en dicho compás:
El caso del tercer compás comprende dos notas que pertenecen al acorde de D (Dominante), así que su realización sería:
Por último, para finalizar terminaremos siempre con un acorde de tónica. En este caso se ha optado por romper el ritmo de vals con una blanca con puntillo para hacerlo más conclusivo. Fíjate cómo este acorde cuadra perfectamente con el Mi del último compás:
Así de sencillo resulta armonizar una melodía que posee solo notas reales del acorde; es decir, una melodía integrada exclusivamente por notas que conforman estos tres acordes. Ahora bien, también nos encontraremos otro tipo de melodías en las cuales —a priori— no nos encaje ninguno de los acordes. Observa este ejemplo a continuación e intenta buscar acordes que cuadren con las notas de cada compás:
Como te habrás dado cuenta, no hay ningún acorde entre los tratados hasta ahora que contenga las notas Do, Re y Mi; tal y como podemos observar que aparecen en el primer compás. Esto se debe a que, en esta melodía, no solo se han utilizado notas reales, sino también notas de adorno.
Las notas de adorno son, pues, notas ajenas a la armonía propia de cada acorde y, como su propio nombre indica, su función es la de adornar una melodía. Existen varios tipos de notas de adorno que dependiendo de sus características pueden clasificarse en:
• Notas de paso
• Bordaduras
• Apoyaturas
• Retardos
• Anticipaciones
En este primer curso trataremos solo las dos primeras.
Las notas de paso son aquellas notas de adorno que se colocan entre dos notas reales. Por consiguiente, como verás en los ejercicios, su función es la de unir por grado conjunto (Grado directamente adyacente a una nota. En este contexto, es sinónimo de unir dos notas mediante un intervalo de segunda).
dos notas reales que, de otra manera, estarían separadas por un intervalo de tercera. Observa el primer compás del ejemplo anterior en el siguiente fragmento y fíjate cómo están marcadas en rojo las notas reales del acorde, y entre paréntesis la nota de paso que sirve de unión a ambas notas del acorde:
Para encontrar el acorde que debe acompañar a la melodía de este compás es necesario fijarse solo en las notas reales: Do y Mi. Por lo tanto, el acorde que se debe emplear es el de Tónica.
Lo mismo pasaría con el tercer compás, donde el La sería otra nota de paso entre las dos notas reales: Sol y Si (Dominante).
Las notas de paso son muy habituales y pueden darse en diseños ascendentes (como los del ejemplo) o también descendentes. También pueden unir notas que pertenecen a dos acordes distintos como puedes apreciar a continuación:
En él puedes ver cómo Do y Mi pertenecen al acorde de Tónica y la nota de paso, Fa, evita el intervalo de tercera entre el Mi y el Sol, perteneciente este último junto al Si al acorde de Dominante.
Por su parte, las bordaduras o floreos son notas que rodean a una nota real por grado conjunto, ya sea de manera ascendente o descendente. Es decir, la nota real que precede a un floreo y la nota sobre la que resuelve el floreo es la misma. Observa el segundo compás del tercer ejemplo de la página 39, donde el Fa sería la nota real y el Mi, una bordadura descendente:
Por lo tanto, habría que armonizar conforme a la nota real: Fa. Utilizaremos para eso el acorde de Subdominante.
Probablemente hayas caído en la cuenta de que Fa es una nota común a dos acordes vistos: Subdominante y Dominante (con séptima). No obstante, para que esa nota Fa pueda ser considerada como una nota de la dominante tendría que resolver en el siguiente acorde sobre un Mi. Es una de las normas que rigen la armonía que ya aprenderás en próximos cursos, pero por ahora no debes preocuparte por este asunto ya que en los ejercicios de armonización se evitará cualquier aspecto que pueda inducirte a duda.
Realiza los siguientes ejercicios en las tres posiciones de ambas tonalidades. Puedes escribir los acordes con sus acompañamientos en los pentagramas de debajo de cada melodía habilitados para ello. Una vez lo domines, intenta hacerlo sin escribir los acompañamientos.