Mari Trini: La niña que llegó a ser una gran cantante


ANEXO


EL PERIÓDICO DE CATALUNYA
4 de julio de 2015

Yo no soy esa

Ángeles González-Sinde (escritora y guionista)
Poco sabemos de Mari Trini y tantas mujeres que como ella vivieron a contracorriente con total discreción.

En 1972, un éxito se coló en las listas. Su autora se llamaba Mari Trini, tenía una parálisis facial parcial y algo en sus movimientos, en sus ojos claros de mirada profunda, la hacían distinta. Yo había olvidado la canción, aunque, como muchas melodías de la infancia, estaba grabada por ahí en el córtex, cuando en la web mujerymemoria.org volví a escucharla. «Yo no soy esa que tú te imaginas, una señorita tranquila y sencilla que un día abandonas y siempre perdona. Esa niña sí, no, esa no soy yo». Me sorprendió. La comprendí como no la había entendido nunca. «Yo no soy esa que tú te creías, la paloma blanca que te baila al agua que ríe por nada diciendo sí a todo. Esa niña sí, no, esa no soy yo».
¿Cómo debía sonar a los oídos de las españolas y, sobre todo, de los españoles en 1972? Y lo peor del asunto, ¿por qué 43 años después me seguía resultando vigente? Porque tenemos un lío muy gordo con la identidad de las mujeres, por eso. Con cómo queremos ser, cómo somos, cómo nos ven y cómo quieren que seamos. Para desenmarañar ese lío, quizá, lo primero que debamos conocer es la verdad y ese es el objetivo de mujerymemoria.org, que desde el 2012 recoge la historia oral de las mujeres en nuestro país tal y como ellas mismas la cuentan hablando de temas como, por ejemplo, la Transición. Este archivo, dirigido por la profesora del Queensborough Community College de Nueva York, Aranzazu , es un tesoro como tesoros son los que recoge, archiva y preserva la Universitat Autònoma de Barcelona en la Unidad de Estudios Biográficos, liderada por la profesora Anna Caballé. Y es que en España no abunda la tradición memorística, autobiográfica o sencillamente de diarios personales, un hábito más común en otros países. Se suelen quejar los historiadores de que quien protagonizó o fue testigo de acontecimientos excepcionales no se presta a contar su experiencia. Sin embargo, esos testimonios son necesarios para reconstruir los hechos. La verdad necesita de muchas perspectivas y es esa riqueza la que, independientemente de la calidad literaria, garantiza una aproximación mayor a lo que ayer determinó nuestro hoy.

Ilustración Álvaro Peña
La Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), en la que Mari Trini ingresó como socia el 23 de octubre de 1967, la galardonó en 2005, con un Disco Multidiamente, por haber vendido más de diez millones de copias.

El conocimiento de nuestra sociedad

Pero, no todos tenemos esa avaricia en el darnos. Hacer un trabajo biográfico no solo ordena nuestra propia experiencia y puede tener una función terapéutica, sino que, de algún modo, nos legitima frente a los demás. Cuando Paco, el padre de mi amiga Mónica, decidió contar su vida en unos cuadernos que repartiría entre los hijos en su 80 cumpleaños, no hubo regalo con que su prole pudiera compensarle. Descubrir cómo de niño había vivido la guerra civil, explicó desde su muy conservadora posición política a otros enigmas vitales. Como en un puzle, al fin todas las piezas encajaban. La biografía de nuestros padres, abuelos y bisabuelos está inscrita en la nuestra, y saber más acerca de ellos nos permite vivir mejor con nosotros mismos.

La Unidad de Estudios Biográficos recoge material autobiográfico, ya sean cartas, diarios o memorias, incluso esos documentos que nos parecen menores, agendas, anotaciones de personas anónimas y que tantas veces acaban en rastros o contenedores. Lo hace porque «permite un mejor conocimiento de nuestra sociedad». Son los llamados egodocumentos, en los que, por una vez, el prefijo ego no tiene connotación negativa. Lo que se busca y aporta es la incidencia de los hechos en la intimidad de las personas.

Ilustración Álvaro Peña
Mari Trini sostiene en sus manos la escultura de González Beltrán, concedida por ser mujer destacada en la “Lucha por la igualdad”, que le otorgó la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, con motivo del día 8 de marzo de 2008.

La revisión metódica de la propia vida

Dirán algunos que vivimos un auge del género, que blogs, Facebook, Twitter y similares cumplen esa función, pero es muy distinta la revisión metódica de la propia vida en un diario para consumo propio que nadie va a leer, que la exposición inmediata para el público. Anna Caballé lo explica muy bien en su ensayo Pasé la mañana escribiendo: Poéticas del diarismo español, con el que en mayo ganó el premio Manuel Alvar de Estudios Humanísticos. «Pasé la mañana escribiendo» es una frase de los diarios personales de Zenobia Camprubí, la mujer de Juan Ramón Jiménez, pero los que sientan curiosidad por el género pueden empezar por los excelentes diarios de Rosa Chacel, Carmen Martín Gaite o Alejandra Pizarnik, entre otras.

«Yo ya no soy esa que se acobarda frente a una borrasca. Luchando entre olas, encuentra la playa. Esa niña sí, no, esa no soy yo». Poco sabemos de Mari Trini y de tantas mujeres que, como ella, vivieron contracorriente, pero con absoluta discreción, sin exhibir sus dificultades o sus opciones de vida. Quizá, las letras de sus canciones o el modo en que las interpretaba nos puedan dar pistas. Para las mujeres del futuro, será importante que nosotras no seamos unas desconocidas como las que nos precedieron. Las huellas de los otros sirven para encontrar nuestro propio camino. El rastro de la vida privada es sutil, pero tan determinante y tan necesario para la comprensión de la historia de una sociedad como los grandes acontecimientos. -MT

Ilustración Álvaro Peña
Gonzalo, hermano de Mari Trini, recoge el reconocimiento como “Hija Predilecta de la Ciudad de Murcia”, que le otorgó el Ayuntamiento de Murcia en 2019. Hermanos, sobrinos y amigos celebraron esta concesión, a pesar de ser a título póstumo.