Mari Trini: La niña que llegó a ser una gran cantante
Mari Trini fue bautizada el 20 de julio de 1946 en la parroquia de San Lorenzo de Murcia, siendo sacerdote D. Manuel Nadal. La cantautora nació en el antiguo número 5, de la misma calle donde se encuentra la Iglesia, en Alejandro Séiquer.
Ilustración Álvaro Peña

La llave de acceso al desván se desliza en la cerradura sin esfuerzo. La puerta es de metal, distinta, sin la nobleza de otras de la casa.
Myriam y Gonzalo entran en el espacio a oscuras con cierta solemnidad, indecisos.

La mujer es la primera en avanzar y decidirse a abrir las dos ventanas que dan al patio interior. El día es plomizo y gris pero la luz de la tarde ilumina la estancia. Es la guardilla que reconoce amplia y de techos altos, el refugio de enseres velados por plásticos bajo los que se adivinan muebles apilados, algunos cuadros, objetos y lámparas entelados junto a todo tipo de embalajes y bártulos, algunos sobresaliendo de sus contenedores y cajas de cartón.

¿Dónde estará lo suyo? Gonzalo echa una ojeada en torno y se aproxima a desvelar un primer envoltorio.
—Eh, Myriam, mira este espejo. Es de “Ocho Casas”, la finca de Singla en Caravaca. Está fatal, el vidrio tiene un revestimiento que… Pero siempre me gustó este modelo tan rococó, ¿sabes qué?, tal vez me lo lleve a casa e intente…

Ilustración Álvaro Peña
Myriam y Gonzalo removieron las cajas de las estanterías y, a su vez, también se removieron los recuerdos y las emociones que les traían a la memoria a su hermana..., en aquella buhardilla convertida en un gran baúl de tesoros.

—Déjate la decoración, Gonza, eso lo vemos luego. Ahora mira estas cajas, son las suyas. Lo pone aquí: Mary. A ver si encontramos lo que…

El hermano se aleja del deslucido cristal y, vuelto a lo que les ha traído, se dirige a uno de los cartones e intenta eliminar el precinto que lo sella.
El adhesivo gime al ser retirado.
—Es como si se quejara -dice la hermana-. ¿Te puedes creer que tengo la sensación de que ella anda por aquí y no quiere vernos metiendo las narices en sus cosas?
—No te extrañe. Por aquí debe andar en espíritu… Conque hermanica, –Gonzalo dirige su voz y su mirada al vacío, a lo alto–: respetamos tu intimidad, pero ahora necesitamos tus cosas. Murcia y su gente nos las han pedido, ellos no te olvidan. ¡Eres todo un referente como mujer y como cantante!

Los hermanos de Mari Trini, Myriam y Gonzalo, se dedican una tarde a buscar entre grandes cajas, maletas, archivadores… donde había fotos y cartas y premios… que la cantante y compositora guardaba meticulosamente desde hace décadas.
Ilustración Álvaro Peña

—Pero Gonzalo –advierte la mujer–, ¿estás hablándole a Mary? Por favor, no desvaríes.
—Estoy explicándole qué hacemos aquí, revolviendo en lo suyo. Para que no se moleste, ¿te parece? –sonríe el hermano con cierto pudor–. Tiene que saber que además de haber sido distinguida con la Medalla de Oro de la Región de Murcia en 2015, ser nombrada Hija Predilecta de la Ciudad de Murcia en 2018, y que, en el Día Europeo de la Música de 2010, el Museo Ramón Gaya hizo sonar su voz todo el día, sus paisanos se niegan a olvidarla. ¡Eso es genial y le encantaría!
—Ya lo creo. La intromisión es por buena causa –Myriam imita a Gonzalo y se dirige también al aire–. Al fin y al cabo, Mary, se trata de mantener viva tu memoria.
—¡Pues claro! Por siempre Mari Trini. ¿Verdad, Myriam? ¿A que no podemos olvidarla?
Los hermanos charlan mientras se afanan en desembalar el interior de un arcón oculto tras una gruesa cubierta huertana.
—Olvidarla…, qué cosas dices… –la hermana parece ahora prendida de los objetos que va descubriendo.
—Eh, Gonza, miraaa… ¡Son cosas de la casa de Singla! ¡Ay, Singla¡, ¡qué estupendos veranos! Esa libertad del campo, los paseos en burro, y el canto de las chicharras…, cúantos recuerdos de infancia. ¿Ves, Gonza? Tampoco allí la olvidan, ahí tiene ella calle con su nombre: “A la cantante Mari Trini”.
Ambos, al rescate, van abriendo cartones rotulados con el nombre artístico de la hermana mayor: Mari Trini.

Mari Trini montada en burro, junto a su padre Gonzalo. La familia de la cantante tenía un caserón en la finca “Ocho casas”, en Singla, próxima a Caravaca de la Cruz; tal vez por ello, casi siempre se escribe que nació en esta ciudad de la Región de Murcia.
Ilustración Álvaro Peña

Ha sido Gonzalo el que recobra una caja repleta de carpetas y de lo que, a bote pronto, se les antoja a ambos papeleo formal: escrituras, cuadernos, documentos, algunos elepés, letras de canciones manuscritas, cartas de remitentes desconocidos o familiares…

La curiosidad de los hermanos no se detiene ante la enorme cantidad de pliegos depositados. Es Myriam la que, advertida, trapo del polvo en mano, va repasando superficies con el paño, al tiempo que intenta reconocer lo que Gonzalo le muestra mientras desembala.
—Andaaaa –tantea él–, es el juego de té de porcelana que Mary trajo de sus primeros años en París para la tata Teodora. Qué buena era, la queríamos todos…

El ama de cría, Teodora, aparece en esta imagen con Mari Trini, Myriam y Paco Luis en brazos. Se encuentran pasando una agradable mañana en las inmediaciones de la finca “Las Almenas”, en El Moral, Caravaca de la Cruz.
Ilustración Álvaro Peña

—Ay, París, París, ¡si nuestra madre se entera de cómo disfrutaba Mary cantando en cafés y en boîtes, le da un síncope!
—Pues ya lo creo que se enteró. ¡La descendiente por línea directa del imaginero Francisco Salzillo! ¡La biznieta del octavo marqués de Peñacerrada! ¡La hija de doña María Mille Campos, duquesa viuda de La Torre! ¡La ahijada y sobrina de doña Trinidad Pérez-Miravete Pascual del Riquelme, vizcondesa viuda de la Ribera de Adaja! Verdaderamente esa vida bohemia de Mary la inquietaba. ¿Te acuerdas?
—Cómo no. ¡Artista su hija María de la Trinidad...! Nombre de tradición, por cierto, para todas las primeras hijas de la familia –recuerda Myriam.
—Pero nuestra Mary, ay, siempre quiso ser cantautora –afirma Gonzalo–. ¡Qué orgullo de hermana, Mari Trini! Primero por su elección de forma de vida, con ese carácter tan valiente y, luego, por su arte.

—¿Puedes creerte que mis hijos escuchan todavía hoy sus canciones con total fervor? Y a mí, qué te voy a decir, me estremecen esas letras donde ella se retrata y retrata el mundo…
—Yo la añoro cada día más. Tú lo sabes, Myriam, ella era mi ídolo, quería imitarla, vivir como ella y romper moldes –al menor de los hermanos le brillan los ojos–-. Era tan resuelta... ¡Y alcanzó su sueño!
—En realidad, de los cuatro hermanos, vosotros dos sois los más parecidos, además tú eras su favorito, se os veía muy cómplices. Fue por ti que regresó a vivir a Murcia.
—¡La admiraba! Entendía su afán. Éramos buenos amigos.

Myriam adopta un aire melancólico, parece perderse entre recuerdos:
—Ya ves, tan sensible como era y, al tiempo, tan rebelde y guerrillera. En cambio, yo, qué débil, tal vez más acomodadiza y complaciente, como nuestro hermano Paco Luis.
—Nuestra Mary era mucha Mari Trini, solo tienes que ver las letras de sus canciones “Voy a luchar. Voy a volverme más pequeña hasta triunfar”.
—Siempre en petición de derechos. A veces me lo pregunto, ¿de quién heredaría esa forma levantisca?
—Fíjate que yo creo que esa fuerza, su revolución interior, el nervio y la marca de lo genial son manifestación del otro ascendiente, el famoso Salzillo.
—¿Por qué no? Ese es un sello ilustre de nuestra familia.

Ilustración Álvaro Peña
Los cuatro hermanos, Mari Trini, Myriam, Paco Luis y Gonzalo afinando las guitarras en la terraza de la casa familiar, situada en el número 126 de la madrileña calle Claudio Coello.

—O puede que el poderío arranque de la enfermedad que la recluyó en casa desde los 6 a los 14 años. Menudo tormento. Recuerdo una foto suya en cama, leyendo y con la guitarra a su lado. Ahí comenzó su vocación… A ver si encontramos esas fotografías entre los álbumes…, deben andar por aquí.
Mientras dice, Gonzalo recupera un cartel de la cantante, un poliespan a tamaño natural con Mari Trini en todo su esplendor.
—Mira, Miriam, qué preciosa está aquí. Es la portada del disco Amores.
—Brutal y cósmica, que diría mi hijo –Myriam se recrea en la imagen de la cantante–. ¿Sabes que este disco, Amores, está entre los diez mejores long plays de nuestra historia de la música? Guapísima, con sus ojos azules desafiando al infinito, guitarra al hombro… -su expresión ahora se vuelve taciturna–: A nuestra madre, en cambio, le atormentaba, como mujer de su época; a ella le hubiera gustado tener en casa dos princesas. Y mira por dónde una le salió combativa y con ganas de volar.

—Pero estarás de acuerdo conmigo –se arrebata Gonzalo–, Mary resultó ser la más auténtica de las princesas. Una princesa moderna y actual, remangada para subirse a los árboles, una princesa que trabajaba para ganarse la vida, una princesa libre, diferente hasta por sus gustos, ¡conducir coches de carrera!
—¡De fórmula 1!
—Era fantástica. No necesitó que nadie la mantuviera, se bastaba a sí misma. Ese título de señorita bien educada para casarse no le iba en absoluto. Libertad e independencia eran su máxima.

La conversación es tan intensa que las cajas abiertas ante ellos han pasado a segundo plano en la tarea de búsqueda, aunque Myriam ha dispuesto ante ellos, en el suelo, tres cuadernos de distinto estado y tamaño recién aparecidos.
Cuadernos. La intimidad de un cuaderno.
Ambos se miran sin atreverse a romper el secreto que ocultan.
Saben que el primero de ellos es un diario. La letra de la cubierta pertenece a una Mary joven, tal vez adolescente.
Tácitamente, los hermanos dejan a un lado el contenido de las libretas.

Es Gonzalo el que se dirige hacia lo que, próximo a la pared del fondo, ha llamado su atención, un enorme envoltorio de papel de estraza en posición vertical, también con el nombre marcado en rojo de la hermana cantante, Mari Trini.
Miriam, a la espera, ha buscado apoyo en una suerte de cojín mientras repasa, con un trapo y mecánica insistencia, el exterior de los cuadernos. Lo mismo hace con algunos objetos, como la pequeña escultura liberada de una de las cajas que representa a una mujer. Lleva grabada la fecha del último acto público de la cantante.
—Eh, menudo encuentro –eleva en su mano la figura para mostrarla al hermano, que en el otro extremo del desván, asiente–. ¿Te acuerdas? Es obra del escultor Mariano González Beltrán.

Los escolares de los años setenta y ochenta, veían actuar a Mari Trini en aquellos antiguos televisores con imagen en blanco y negro. El 14 de noviembre de 1970, Televisión Española, emitió el programa “Luces en la noche”, dedicado a Mari Trini.
Ilustración Álvaro Peña

El 8 de marzo de 2008, Día de la Mujer Trabajadora, Mari Trini recibió el premio “Lucha por la Igualdad”, concedido por la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, “por retratar a través de sus melodías las carencias, problemas y desigualdades de la mujer”.
—Qué fecha tan emotiva –Gonzalo evoca plenamente a la cantante–. Ese día se la señaló como símbolo y ejemplo de mujer. Me atrevería a decir que para ella fue algo muy muy grande, ¡el reconocimiento de la gente de su tierra!
—Llevas razón. Pasó su vida defendiendo una forma de vivir y luchó para no ser juzgada por los prejuicios de la sociedad de entonces. Para ella, ese 8 de marzo, resultó inolvidable. ¿Te acuerdas de aquella foto en la que besa la estatuilla?
—Desprende felicidad y emoción. Para Mary fue más importante y trascendente que otros reconocimientos, más incluso que el disco de Multidiamante.
—Ah, eso fue unos años antes, en 2005 por esos más de diez millones de discos vendidos… Y aún hubo otro premio fundamental en su vida, el de sus compañeros de la Sociedad General de Autores Españoles poniendo en valor su carrera.

—Era tan rompedora. Fíjate en la letra de YO NO SOY ESA. Ahora lo vemos de otro modo pero, entonces, esa canción era un desafío, un desacato a la autoridad del novio, del marido, del macho... Era un canto de rebeldía frente a la mujer modosa y obediente supeditada al hombre. Una forma de decirle al mundo que también sola se puede.
—Para colmo, esa letra rebate coplas donde la mujer aparece como un objeto. La que fuera ministra de Cultura, Ángeles González-Sinde, la puso de ejemplo en un artículo aparecido en 2015 en El Periódico de Catalunya.
—¡Sííí! Por eso la entrega del 8 de marzo para ella fue su gran premio, la feliz justificación de la elección de una forma de vida.
—¡Cuánto convencionalismo! –Myriam, todavía estatuilla en mano, vuelve su rostro hacia Gonzalo–. Es el mundo de lo aparente, hermano.
—Por eso la canción “Yo no soy esa” es la pretensión de un alma libre, de una poeta emancipada, dueña y señora de su vida. Su propia vida, su obra, son himno a la igualdad de género, como se llama ahora.

Una imagen de Mari Trini adolescente. Siempre fue cómplice y estuvo muy bien atendida por los consejos y el cariño ofrecidos por su tía-madrina, María Trinidad, vizcondesa de la Ribera de Adaja. Ella se llamaba Mari Trini en honor de su tía-madrina.
Ilustración Álvaro Peña
Mari Trini componía y escribía sus propias canciones, las que después interpretaba en los escenarios. Llegó a escribir más de trescientos temas y dos libros de poesía que aún se encuentran inéditos. Era una enamorada de las guitarras.
Ilustración Álvaro Peña

—“Yo no soy esa”, la canción, estaba dentro de su elepé Escúchame, ¿verdad?
—Sí, fue el siguiente al de Amores. Dos bombazos de discos, ¡y de éxitos!

Al fondo del desván, Gonzalo sigue descubriendo paneles de Mari Trini a tamaño natural, y figuras ofrecidas a la cantante en metal o terracota, en un repaso por menciones, referencias y carteles de la artista. El hombre parece perdido en evocaciones:
—Pena que no pudiera cumplir su sueño de cantar en concierto acústico como despedida de su carrera artística en el Teatro Romea…
Myriam asiente pesarosa y oprime en sus manos una de las libretas que parece reutilizada. Asuntos del debe y el haber de características rayas sobre las que cimbrea la letra de una adolescente: Mi diario.
—Es su letra, Gonzalo. La conozco muy bien de cuando estaba en Londres o en París y nos escribía, me leía sus cartas mil veces…
Los hermanos acarician las tapas de los cuadernos, sin decidirse.
—Qué curiosidad. ¿Les echamos un vistazo?
—Ays, créete que estoy nerviosa… Empieza tú que yo ni me atrevo.


Madrid, 6 de enero, Día de Reyes


Querido diario:
Aquí me ves a mí que nunca pensé que escribiría un diario. ¡Un diario! Menuda cursilería. Pero ese libro con la biografía de la pintora Frida Khalo me ha dejado tan turulata que necesitaba gritar: ¡Basta ya de quejarme de un riñón maltrecho que me ata a la cama!
No, no quiero olvidar lo que siento y he aprendido leyendo la vida de esa pintora. Qué alegría en sus cuadros, qué colores, flores y regocijo hasta con la muerte. Sí, yo quiero dejar por escrito que hoy, aquí, este día, se acabó lo de compadecerme, se acabaron las quejas. Hoy comienzo este diario para prometerme ser fuerte y valiente.
Frida Khalo, su vida, este libro que acabo de leer, también es mi vida de dolor, de operaciones, de soledad, pero también me ayudará a ser como ella, maravillosa, el mundo por montera con su bigote y sus cejas enormes. Ella mi meta, mi heroína, mi talismán.
Soy Frida Kahlo, mejor dicho, soy Mary, pero seré Mari Trini, sin miedo al dolor. ¿Cómo no aprender de ella? Su enfermedad debió ser terrible y aunque le asoma tristeza en la mirada, es toda impulso y superación. Ella mi igual. El dolor de estar apartadas del mundo, atadas, sujetas, nos une en cuerpo y alma para siempre. Gracias Frida.
A Frida le dieron pinceles. A mí, mi madrina me ha dado la vida trayéndome una guitarra, conque juro solemnemente que estudiaré música, ensayaré sin tregua porque ya sé qué quiero y quién soy: ¡Soy Mari Trini! Hoy, querido diario, una promesa: llegaré a ser una famosa cantante. Firmado, yo, Mari Trini.

Lo leído turba profundamente a los hermanos.
Gonzalo ahora recuerda muy bien cuando el periodista Manuel Román dijo de ella que era “un ejemplo significativo de discreción y sencillez, pese a su árbol genealógico”.
—Menudo despliegue de principios para una chiquilla. No tenía ni idea de que esa pintora, Frida, hubiera sido tan decisiva para ella...
—Ni yo. Cierto que Frida Khalo estuvo atada a corsés metálicos gran parte de su vida y sufrió varias operaciones por sus problemas de espalda. Y nuestra Mary también pasó lo suyo… La lectura fue su gran vía de escape, leía muchísimo. La recuerdo también con otro libro que la atrapó, El diario de Anna Frank.
—¡Fíjate! No es casualidad su elepé, Diario de una mujer. Esas lecturas formaron su carácter y la ayudaron a hacer frente, no solo a la enfermedad, sino también a la vida.
—Y, si lo piensas, me pregunto si México y Frida serían la causa, años después, de ese álbum homenaje a México: Mari Trini Interpreta Grandes Autores Mexicanos…, eran boleros, ella de las rancheras hizo baladas, a su estilo.
—¡Puede ser! Ahí están “Contigo aprendí”, “Échame a mí la culpa”, “Fallaste corazón”, “Cuando vuelva a tu lado” o “La media vuelta”...

Ilustración Álvaro Peña
La cantautora murciana conocío en 1980 a Pedro López Morales, coordinador de este libro-cuento y cuya amistad duró tres décadas. Pasaban horas al teléfono contándose confidencias y pidiéndose consejos mutuamente.

Gonzalo y Myriam sentados en el suelo, cara a cara, charlan. Están rodeados de papeles, libros, cuadernos y un sinfín de objetos, algunos todavía sin desembalar.
La conversación les tiene absortos.
—¡Solo tenía 16 años cuando ese célebre director de cine, Nicholas Ray, se fijó en ella! Recuerdo que vivíamos ya en Madrid… Era tan bonita, y con esa voz... Cuando la escuchó este señor tan importante, no dudó en representarla y llevarla a Londres, ¡incluso la preparó para hacer una película! Por cierto, que más tarde, en Francia, intervino en una y aparece en escena cantando con su guitarra…
—¿Cómo podría? Por esos mundos, en plena adolescencia, ¡y actuando en la BBC!

Ilustración Álvaro Peña
El cineasta Nicholas Ray, descubrió a Mari Trini, a finales de los años sesenta, en el pub “Nika´s” de Madrid, y rápidamente convenció a sus padres para que se marchara a Londres, y poder conocer el tipo de música que allí se hacía. Llegó a colaborar en la BBC.

—Pero, sin embargo, Londres no la atrapó, demasiado pop, no era lo suyo…, aunque menuda experiencia tratar a esos personajes del cine y la música. ¿Te acuerdas de lo que contaba de Peter Ustinov, Roman Polanski, Paul MacCartney o Marlene Dietrich?
—Fascinada quedó por París. Ahí sí encontró hueco con la canción melódica. Grabó sus primeras canciones en francés, ¡admiraba tanto a Jacques Brel y Edith Piaf! El mismo Brel dijo que en la voz de Mari Trini Ne me quitte pas era la mejor versión que se había hecho nunca. ¡Qué preciosa interpretación del tema!
—Ella contaba de sus encuentros con existencialistas y la bohemia parisina… Pero, me creo que también se debió sentir muy sola allí, yo me alegré muchísimo de que se instalara en España a la muerte de nuestro padre.
Myriam busca en el bolsillo de su chaqueta y saca un paquetito de pañuelos de papel.
— Dame uno, anda, lo voy a necesitar si seguimos así. Por cierto, ¿te atreves con alguna página más de ese diario?


15 de marzo


No puede ser esto que me quieren hacer ver.
El mundo no es solo este pequeño espacio que me rodea. El mundo es amplio y ajeno, eso dicen, y yo deseo conocer qué hay más allá.
Hola, mundo, soy Mary y te imagino y te sé incomparable, lleno de razas, de gustos diversos, de creencias distintas, lleno de cosas por descubrir. Tú me inspiras, mundo. Tú y la gente. Me miro y te miro y me sé plena de emociones, estoy, soy de canciones por escribir y cantar.
Perdonadme, pero no. Yo soy de fuego, y vosotros no podréis apagar mis sueños.
Para mí no es esta vida plácida, cómoda y confortable que pretendéis, pero habéis de saber que, aunque no me entendáis, sois grandes e importantes en mi vida.
Tal vez, un día, yo podré ser una alegría y un orgullo para la familia.

Ilustración Álvaro Peña
A Mari Trini jamás le ataban los chalets y los lugares. En una época de su vida, tuvo una casa antigua restaurada al borde de las playas de Ibiza. Y allí compuso algunos de sus temas más sensuales, a la luz de las velas y al susurro del mar.


27 de marzo


¿Quién lo diría? Solo yo lo sospechaba: tengo colores.
Hermosos tonos y colores en la voz.
Me lo ha dicho ese señor importante que me escuchaba cantar.
¿Se pueden tener colores en la voz?
Y si él lo dice que es un hombre de mundo será cierto. Nicholas Ray se llama. A él le ha gustado mi color de voz, eso ha dicho.
Por eso, amigo, querido diario, hoy por primera vez estoy alegre como unas castañuelas, alguien me ha visto y me ha reconocido. Confían en mí, en mi voz. Tenía que contártelo a ti, querido diario, mi fiel y silencioso amigo.
Este señor importante ha dicho que yo valgo, que yo puedo, que si yo quiero, que si yo quisiera... Qué contenta estoy, no puedo estarlo más.
Querido diario, él es un señor famosísimo, trabaja en el cine de Hollywood, Nicholas Ray. Estaba yo cantando en el bar de siempre y…
Ha sucedido.
Vendrá mañana a hablar con mis padres. Dice que quiere ser mi representante artístico. Me ve futuro en la canción y como compositora. ¿Que soy joven? Tengo que convencerles, él tiene que convencerles, decirles que soy una mujer, que con 16 años ya no soy una niña…
Mañana. Mañana todo, querido diario. A Inglaterra, a Londres, a la capital de la música. ¿Te imaginas? Donde los grandes músicos graban.
Hoy no podré dormir, lo sé. Es todo tan bonito que nadie, NADIE, tiene derecho a cortar mis alas e impedirme que inicie el vuelo. Hoy ha nacido Mari Trini, autora e intérprete de canciones sinceras y audaces.
Adiós a María Trinidad Pérez-Miravete Mille y Pascual del Riquelme.

Ilustración Álvaro Peña
Mari Trini junto a la foto de boda de sus padres: el abogado Gonzalo Pérez-Miravete y Pascual del Riquelme y su esposa María Mille Campos. La cantante fue bisnieta del VIII Marqués de Peñacerrada y Beniel descendiente directa de Francisco Salzillo.

Gonzalo detiene su lectura para posar su mirada en el rostro de Myriam.
El de la hermana es pura confusión, mientras el hombre alarga su ojeo por el cuaderno. Sus páginas están llenas de tachaduras, de dibujos a bolígrafo, de corazones, de estrellitas, de cromos de hadas y animalillos…
Myriam sostiene en sus manos otro cuaderno, ya no reza el aviso de Mi Diario.
En su interior, apenas ráfagas de pensamientos rotulados sin fecha precisa, solo mes y lugar.


Febrero y París


Llueve otra vez.
Vuelvo mojada del parque a casa, es solo un chisporroteo leve pero, si te descuidas, te cala. Justo a tiempo de no quedarme encerrada.
Es curiosa costumbre la del parque. Me divierte el ritual de cada día cuando al atardecer, poco más de las cinco, adelantándose a la cerrazón de la tarde, los guardias del parque aparecen con sendos pitos y, apostados en las puertas principales, avisan a los paseantes del vergel que cierran sus puertas. Madres con niños, abuelos, yoguis, gente que camina, juega o danza, todo el mundo fuera, se acabó el día y la vida al aire libre.
De todos modos, esta vez se agradece el aviso, pues como si se hubieran puesto de acuerdo, de repente, la lluvia y la oscuridad han caído sobre nosotros.
Llueve sobre los tejados de París y puede que también sobre mi alma.
En cualquier caso, empiezo a amar esta ciudad de cielos saturados y días plúmbeos y grises. Qué lejos la luz de mi tierra, su agitación, su vida de calle, su tibieza. Cuántas veces me pregunto si todo ha sido un error.
Apenas las seis de la tarde y hora de la cena, al final te acostumbras a todo.
Llueve.
Voy a gastar unos francos en la floristería de la esquina, compraré unos tulipanes amarillos. Adoro esta costumbre francesa de comprar flores como se compra la baguette del día.
Y el sol dentro de la tarde como el hueso en una fruta, dijo el poeta.
El sol de los tulipanes amarillos.


Abril y París


Empiezo a sentirme bien en esta ciudad.
París en casi primavera.
Nadie me mira.
Ni que me ponga un pato en la cabeza. Es agradable no ser juzgada siempre, encontrarte con iguales, con diferentes, sentirte bien si eres negro, amarillo o estrafalario.
¿Rara? ¿Qué significa ser rara?
Nada.
Nadie es igual a nadie. ¡Dejadme vivir mi vida!

Ilustración Álvaro Peña
Mari Trini estuvo cinco años viviendo y estudiando música en París, allí empatizó pronto con la chanson française, y llegó a versionar conocidas canciones de Jacques Brel y de otros importantísimos autores de habla francesa.

Myriam y Gonzalo han bebido una a una las palabras de la hermana.
Una lágrima se desliza por el rostro de la mujer, mientras él, esquivando la turbación, se alza y va y viene por el desván como si la excusa fuera el desembalaje.
—Vamos, Mary, deja eso...Duele mucho -recomienda emocionado -: Ven aquí. Mira, es la carátula de ese primer gran éxito, AMORES, ya en España. Si hubiera grabado solo este disco, estaría igualmente entre los grandes. Son temas inolvidables, “Un hombre marchó”, “Mañana”, “Cuando me acaricias” o “Vals de otoño” son clásicos.
—Ay, sí -suspira Myriam orillando la tristeza-. Incluso los 80 fueron para ella años de enorme éxito. La arropaban discográficas importantes, Waldo de los Ríos o Trabucchelli, y tuvo colaboraciones con grandes como Luis Eduardo Aute o Patxi Andión. ¿Te acuerdas de Cecilia? Mary sufrió muchísimo su pérdida.
—¡Claro! Si tenemos suerte, encontraremos alguna foto de las dos juntas.
—Me encantaría encontrar esos álbumes de fotos…, si es que no los tiene Claudette Lanza, su inseparable compañera y agente artística. Por ella, el influjo francés en el cambio de imagen años 70, incluso hubo un acercamiento al pop…

Ilustración Álvaro Peña

Canturrea Myriam: —Por qué a mí, se me ha caído una estrella en el jardín... “Una estrella en mi jardín” es su disco que más me…
—Hmmm… ¿y qué me dices de “Un hombre marchó”?
Un hombre marchó, dejó la casa, dejó la ciudad. Se fue dulcemente, ningún reproche, nada que ocultar… –Myriam ha prolongado su canto–. Ese tema está dedicado a nuestro padre, era una poeta. Por eso lo que no entendí es que aceptara desvestirse para una revista. ¿Sería por dinero?
—¡Qué dices! Ya sabes que lo material y ella…, era desprendida de más. Lo hizo como hizo todo en su vida, porque veía el cuerpo como obra de arte, sin malicia, y, cómo no, también para darles a más de uno en la nariz. ¡Y causó sensación!
—La verdad es que había que tener mucho aguante…, ¡llegó a decirse de ella que cantaba con vestidos largos o pantalones porque tenía una “pata” de palo!
—La maledicencia…, ¡líbranos!
—Eh, atención, ¿no es esta la maqueta del recopilatorio de “Mari Trini- Sus grandes éxitos”? A partir de aquí, en los años 90, investigó y probó todo: blues, rock, salsa…

Ilustración Álvaro Peña
Década de los setenta. Una boîte de moda de la ciudad de Madrid. La cantautora, junto a Gloria Fuertes, Claudette Lanza y otra amiga. La poeta Gloria Fuertes le escribió en 1972, a modo de homenaje, el poema “Cuando Mari Trini canta”.

La tarde ha caído de forma repentina. La luz interior comienza a desdoblarse en sombras mientras algo parecido a un frío inesperado les recorre y altera el estar.
Gonzalo atranca las ventanas mientras Myriam acciona la luz tenue de una bombilla.
—Me extraña no haber encontrado nada de su querida Maryni Callejo, de la etapa en que la acompañaba como pianista en sus conciertos. No era solo productora, era una autoridad, la única a la que le permitía ciertos arreglos en sus canciones.
—Tampoco he visto nada de Danilo Vaona, o de Juan Carlos Calderón…
La recogida de documentos desplegados por el suelo ha dejado al descubierto el remite de una carta.
—Gonzalo, ¿ves? Es de su amigo Pedro.
—¿Una carta de Pedro López Morales?
—Sí, es de… –Myriam en ojeada previa–. Ah, de cuando le invitó a pasar unos días en Ibiza. Escribe dándole las gracias..., y más.

Mari Trini en una actuación con la asistencia de un famoso paisano, el actor Paco Rabal y su esposa Asunción Balaguer. La interprete le dedicó la canción “Hombre marinero”, que fue recibida por Rabal con besos y aplausos.
Ilustración Álvaro Peña


20 de agosto


Mi queridísima Mari Trini:
Vuelvo a la realidad y al calor asfixiante de Murcia después de estos días maravillosos en tu casa de Ibiza.
¡Querida amiga!
No puedo borrar de mi memoria ese espacio de luz, de charlas extensas, de risas, de paseos, de comidas interminables, de música, de silencios…
Sabes bien lo mucho que significa para mí tu amistad. Tantas confidencias, tanto en común, que me vuelve el nudo que ahoga mi voz y, a poco, se me escapan las lágrimas al recordar la fuerza de nuestras revelaciones, el alma abierta y rasgada, sin secretos.
¡Sienta tan bien encontrar un semejante!
Solo alguien que ha sufrido como tú, sabe entender lo que ocurre en mi interior, a veces, en profunda oscuridad, y, a veces, en lo radiante y luminoso.
Te veo ahora, te estoy viendo, blanca como una niña de comunión, resplandeciente como una novia, con los ojos de la verdad, de la inocencia y de la pureza, ¡sí, Mary, de la pureza! Con la mirada más serena que nunca, próxima a lo infinito del mar, mojando tu risa, jugueteando, traveseando al sol, espléndida.
Te veo y te escucho, Mary en ese porche blanco, tan lúcida, y aún siento la caricia de tus palabras, de nuestro diálogo necesariamente interrumpido por lo cotidiano.
¿Que tienes dudas de lo que has hecho con tu vida? Yo mismo, tu amigo Pedro, soy la incertidumbre andante, pero mira que cada vez me creo más que solo los que dudamos llegamos a alguna parte… ¡y qué miedo, las profundas convicciones!
Por tanto, ¿cómo integrarme en este día a día?
Claro que sigo ahí, contigo. No puede ser de otro modo. Ahora, a solas, me pregunto ¿por qué escondes a los otros, a veces, tanta hermosura, tal resplandor? No dejas ver, amiga, al completo ese ser maravilloso que eres, llena de pasión y de grandeza.
¡Lo sé, parezco un enamorado! Y es que lo soy, prendado de la amiga.
Amiga, ¿habrá en el mundo palabra más hermosa?
No sé si me siento más mustio de lo normal, la sensibilidad a flor de piel, pero la vida y tu luz como un faro en el paisaje en el que me has resguardado estos días, tenéis toda la culpa.
Aviso. No sé si me verás aparecer de nuevo, en breve, a tus brazos de madre cobijadora, pero, como siga así de añorante, le van a dar aire al trabajo que me trajo de vuelta a Murcia, porque me pillo el primer barco…, y me acoplo, como dicen mis amigos los modernos.
Mary, Mari Trini de mis amores, gracias infinitas por estos días divertidos, puros e impuros, maravillosos…, y por todos aquellos de los que el azar nos provea en el futuro.
Gracias por tanto
Te adoro, lo sabes.
Un abrazo inmenso,
Tu Pedro
PD: Ya imaginas que voy a preferir siempre Ibiza a San Pol.

Ilustración Álvaro Peña
En Madrid, durante el salón FITUR, se registró esta instantánea, llevada ahora a la acuarela por Álvaro Peña. En la imagen, el pintor Ramón Gaya, Mari Trini, Isabel Verdejo (esposa de Gaya) y Manuel Fernández-Delgado.

—Cuánta complicidad tenían ella y Pedro. ¡Y cuánto cariño!-el semblante de Miriam se ilumina solo un instante. En cambio, ya ves, hablando de amigos…Vaya chasco con…
—No me lo digas. Te ha venido a la cabeza su disgusto con Los Panchos y aquel cedé, disco de oro del que Mary versionó boleros en distintas canciones… ¡Dijo que había sido estafada!

Ilustración Álvaro Peña
Mari Trini, siempre particular e inconformista en su manera de hacer música, en su forma de vestir, de actuar… Ha contado con la colaboración de Maryní Callejo, en producción, de Danilo Vaona en los arreglos y Rafael Trabuchelli como compositor.

En escena y sin avisar entra Paco Luis. El hermano que faltaba.
Su rostro es festivo, saluda con zumba. Parece satisfecho.
—¿A que no habéis encontrado los álbumes de fotos? –cuestiona a los hermanos menores reservándose la sorpresa.
—No, nada –niega Myriam–. Al menos por ahora. Y es rarísimo, ¡porque hay de cosas! Te asombrará saber lo que hemos…
—Ja, ja, ja. No busquéis más –ríe de buena gana el recién llegado–. Los tengo yo, los encontré casi camuflados en la biblioteca, hay un par de álbumes la mar de interesantes. Todas las fotografías que nos han pedido para ilustrar el libro que van a escribir sobre su vida están ahí. Hay fotos preciosas.
—¡Qué dices!
—Qué bueno, porque a mí me gustaría entregarle a Álvaro Peña, el ilustrador de la historia de su vida, la foto en la que estamos con Teodora.
—Mejor será esa otra nuestra con los padres…
—¿Y la que está Mary subida en su cochazo? Esa es chulísima. O la de pequeña con padre montada en el burrico, aunque las que tiene con sus queridos Alberto Cortés, José Luis Perales Juan Pardo…

Ilustración Álvaro Peña
Imagen icónica de Mari Trini cantando en el concierto que daría en 1984 en el Teatro Salamanca de Madrid. Esta foto fue la portada de discos y casetes. Aquella actuación se titulaba “Mari Trini, una mujer”.

—Lo importante es que tenemos las fotografías. Álvaro verá qué elegir y qué dibujar… Dejad todo esto ya, es casi de noche…
—Eh, eh –protesta Myriam ante la huida de los dos hombres–. Alto ahí. Ayudadme a dejarlo todo recogido.
Gonzalo, el semblante formal, mira de nuevo arriba, al aire, desea explicarse ante el espíritu de la hermana mayor:
—¿Ves, Mary? Ya está. No vamos a meter más las narices en tus cosas. Pero merecía la pena…, nos parecía tan bonito que sigan recordándote y queriendo escribir sobre tu vida… Será un libro para todos los públicos, mayores, niños y jóvenes…
—Ah, sí, Mary, solo es que necesitábamos fotos para las ilustraciones…, en un mohín de autoindulgencia, Myriam apoya las palabras de Gonzalo: Va a ser genial, ¡Mari Trini, la estrella, en un libro para la Región de Murcia!
—¿A quién le habláis? –Paco Luis no espera respuesta–: ¡Estáis como cencerros!! Anda y vámonos… No puedo con todo lo que hay aquí…, flaquea, y al hablar el temblor de su mentón le delata aquí hay demasiados recuerdos…