En las últimas décadas hemos venido asistiendo a una serie de cambios en la Educación de Adultos, comenzando porque las prioridades han variado desde un pasado enfocado en la alfabetización del alumnado a un presente dirigido a la preparación para la obtención de titulaciones de Secundaria, Formación Profesional Básica, el acceso a la Universidad o a ciclos superiores de Formación Profesional, continuando con ofertas lingüísticas centradas en la inclusión social y educativa de la población migrante, como es el caso de Español para Extranjeros, y el desarrollo de otras competencias personales y académicas.
Por otra parte, en los últimos años, con la masificación de la conectividad sobre la base de Internet y la disponibilidad de dispositivos virtuales, las políticas han redirigido sus esfuerzos a la adquisición de competencias digitales, entendiendo que reducir la brecha digital pone en marcha sinergias de inclusión social y cultural, generando oportunidades para toda la vida y habilidades para enfrentar crisis presentes y futuras.
Esta evolución, junto a la llegada de un nuevo escenario social y educativo motivado por la reciente irrupción del Sars-CoV-2, ha iniciado un nuevo diseño en la organización de los Centros y las metodologías, cada vez más unificadas por el uso de las nuevas tecnologías y el desarrollo de la competencia digital, que implica la participación y el trabajo colaborativo por parte del alumnado y del profesorado.
Este nuevo contexto comporta la necesidad de adecuar la oferta y los formatos pedagógicos al alumnado adulto, a menudo en entornos desfavorecidos, y requiere de estrategias de trabajo que incluyen tareas como la realización de videos explicativos de contenidos, uso de plataformas específicas, clases virtuales, comunicación online, encargo y entrega de trabajos o la evaluación del proceso de enseñanza-aprendizaje: nuevos formatos que requieren de docentes formados con habilidades y recursos digitales, capaces de tomar decisiones pedagógicas sobre la base curricular establecida y las condiciones y circunstancias de su alumnado.
Si bien durante la pandemia por la Covid19 se ha proporcionado a la comunidad educativa materiales y recursos en diferentes plataformas con el propósito de asegurar la continuidad de los procesos de enseñanza y aprendizaje, el profesorado necesita tiempo y orientación para explorarlos, conocerlos y tomar decisiones sobre su uso, valorando las diferentes opciones para un proceso virtual fructífero. Bajo esta premisa surge la guía que aquí se presenta, cuyo objeto pretendemos que sea el de constituir un manual de orientaciones prácticas, encaminadas a facilitar el desarrollo de estrategias de enseñanza, aprendizaje y evaluación susceptibles de ser utilizadas en el contexto de una formación a distancia, mediante el empleo intensivo de la tecnología digital y un medio para facilitar la adaptación de la educación y la capacitación de personas adultas en la era digital, proporcionando una experiencia de aprendizaje positiva y duradera tras el actual periodo de crisis.
Isabel Aráez Campillo
Coordinadora