La metacognición se ha definido como el conocimiento que uno tiene acerca de los propios procesos y productos cognitivos o cualquier otro asunto relacionado con ellos, y las estrategias metacognitivas de aprendizaje como el conjunto de acciones orientadas a conocer las propias operaciones y procesos mentales (qué), saber utilizarlas (cómo) y saber readaptarlas y/o cambiarlas cuando así lo requieran las metas propuestas.

La importancia del desarrollo consciente de procesos metacognitivos para el alumno adulto radica en que toda persona se halla constantemente ante situaciones no previstas que debe resolver, necesitando para ello aprender nuevas estrategias a lo largo de la vida. Así, lograr que el alumno aprenda a aprender de manera autónoma y autoregulada se convierte en una necesidad ante la demanda de aprendizaje continuo en una sociedad cambiante a la que el adulto debe adaptarse.

Desde este enfoque, las actividades para el desarrollo de estrategias metacognitivas se introducen a partir de los propios contenidos teóricos de cada ámbito y materia de estudio, creando espacios para un aprendizaje significativo y experiencial.

La inserción de la dimensión metacognitiva en el proceso de enseñanza-aprendizaje implica enseñar al alumno a planificar, supervisar y evaluar su ejecución, lo cual favorece el uso espontáneo y autónomo de estrategias y facilita su generalización a nuevas situaciones y tareas, vinculándose de esta forma la metacognición a la noción de transferencia.

La función del profesor en esta metodología ha de ser la de animar y guiar al alumno adulto a reflexionar sobre sus propios procesos y habilidades de aprendizaje, a través de la presentación inicial de una serie de estrategias metacognitivas relacionadas con los contenidos didácticos durante las clases de manera explícita, modelando su uso a través de su incorporación dentro de las rutinas de aprendizaje cognitivo. En una segunda fase, el profesor anima a los alumnos a reflexionar sobre las estrategias que utilizan para completar las tareas y a identificar qué estrategias de aprendizaje les resultan más útiles. Así, el alumno adulto, apoyado desde su experiencia de vida y de aprendizaje, es capaz de llegar a monitorizar, evaluar y reflexionar sobre sus propios procesos (de aprendizaje) pasados y futuros, diseñando y supervisando sus propios objetivos y desarrollando estrategias para trabajar hacia su consecución.

Algunos ejemplos de herramientas metacognitivas son:

Mapas conceptuales, diagramas y esquemas para desarrollar la capacidad de identificar relaciones entre conceptos al sintetizar la información, favoreciendo el desarrollo del pensamiento creativo al establecer relaciones entre conceptos.

Ejemplo:

Rutinas de pensamiento: Patrones sencillos basados en un protocolo de pasos a seguir, que sepueden realizar de manera individual o en grupo, para explorar las ideas que se tienen sobre un tema determinado. Al igual que implementamos las rutinas que realizamos en clase, como asignar tareas de casa, recogerlas el día siguiente, etc, podemos incorporar nuevas rutinas que ayuden al alumnado a activar diferentes tipos de pensamiento, según los contenidos que estamos impartiendo, para hacer el proceso de pensamiento más visible, fácil de seguir y recordar. Algunos ejemplos de estas rutinas constituyen secuencias como: Veo-Pienso-Me pregunto, Pienso-me interesa-investigo, Explica-apoya cuestiona, círculo de puntos de vista, etc.

Frente a las rutinas, tenemos las destrezas de pensamiento: Procedimientos de pensamiento complejo para organizar, clasificar y relacionar ideas o conceptos que ayuden en la toma de decisiones y resolución de problemas. El autor Robert Swartz las clasifica en tres categorías según tengan como objetivo generar, clarificar o evaluar ideas, y las apoya en organizadores gráficos (esquemas).

Ejemplo:

En los siguientes enlaces puedes encontrar ejemplos prácticos de actividades para trabajar la metacognición en clase:

http://www3.uah.es/jmc/metacognicion.pdf

https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/publicaciones_centros/PDF/argel_2011/03_barrallo.pdf

Desde al ámbito de la metacognición, la evaluación se plantea con un doble propósito. Por una parte, el de favorecer el conocimiento del alumno acerca de sus aprendizajes y el desarrollo de estrategias para su mejora. Por otra parte, contribuir al conocimiento del docente acerca del pensamiento metacognitivo de sus alumnos.

En primer lugar, podemos obtener información del nivel de desarrollo metacognitivo de los alumnos empleando cuestionarios previamente elaborados para que alumno reflexione sobre sus propios procesos de aprendizaje y tome conciencia de sus dificultades y facilidades para estudiar. No se trata de recopilar datos, sino de promover la auto-reflexión en torno a los procedimientos para aprender, que pueden ser retomados y analizados en diferentes momentos del proceso de enseñanza-aprendizaje.

Ejemplo:

Si estás leyendo un texto perteneciente al ámbito científico-tecnológico o social, ¿qué podrías hacer para recordar la información?

a. Plantearte a ti mismo algunas cuestiones acerca de las ideas importantes.

b. Pasar por alto las partes que no comprendes.

c. Concentrarte y repetir para recordarlo.

Una segunda propuesta interesante para obtener información acerca del conocimiento procedimental de los alumnos es la interacción entre alumno-profesor y entre grupos, promoviendo situaciones de constante reflexión que facilitan al alumno ir autorregulando sus comportamientos estratégicos, y al docente ir tomando conocimiento de las dificultades de sus alumnos e ir regulando la introducción de nuevos conceptos más específicos que necesitan otros más generales para su comprensión, es decir, atender a que logren un aprendizaje más significativo.

Otra actividad de evaluación es el autoinforme. El alumno puede realizar informes o descripciones antes de comenzar una tarea, verbalizando lo que hará a continuación; durante la tarea, explicando las razones de cada operación o al finalizar la tarea, explicando el proceso seguido.

Un ejemplo sería que los alumnos, ante una actividad de lectura de un texto específico, reflexionen sobre sus dificultades de comprensión, de concentración, de motivación, de conocimiento específico del tema, entre otras cosas.

Otra opción sería la escalera de metacognición, recurso de autoevaluación que se representa en forma de escalera. Cada escalón corresponde a una pregunta sobre el proceso de aprendizaje y deben ser contestadas desde el escalón inferior hasta el superior. Este recurso puede ser especialmente útil para el alumno adulto, conectando explícita y deliberadamente la experiencia de aprendizaje en el aula con el mundo del individuo.

Estas cuestiones son:

1^er escalón: ¿Qué he aprendido?

2º escalón: ¿Cómo lo he aprendido?

3^er escalón: ¿Para qué me ha servido?

4º escalón: ¿En Qué otras ocasiones puedo usar lo aprendido?

Para finalizar, cabe destacar que más allá de estas y otras muchas actividades para evaluar el desarrollo metacognitivo, si deseamos ser coherentes y tener una continuidad e integración de los procesos cognitivos y metacognitivos, no deberíamos dejar de lado la metacognición a la hora de evaluar los contenidos curriculares. Es decir, si hemos tenido en cuenta la importancia de la toma de conciencia de los procedimientos que utilizan nuestros alumnos para apropiarse de la información, no deberíamos obviar en las evaluaciones el conocimiento metacognitivo.

Una forma de que el alumno evalúe el proceso realizado es pedirle que describa los procedimientos que realizó para conseguir sus aprendizajes. Esto permite que tome conciencia de los pasos que siguió y que reflexione sobre las dificultades que tuvo.

Ejemplo:

Responde individualmente:

1) Piensa en cómo preparaste el examen de ___

a) ¿Qué procedimientos utilizaste?

b) ¿Para qué los realizaste?

c) ¿Cómo los llevaste a cabo?

2) ¿Cuál es tu valoración acerca de ese modo de prepararse? Sugiere acciones o procedimientos que te ayudarían a mejorar este proceso.

Responde en grupo:

3) Toma tu examen e intercambia tus respuestas con los otros integrantes del grupo. Acuerda con sus compañeros las respuestas correctas. Piensa en qué procedimientos utilizas para la corrección.

Responde individualmente:

4) Asigna ___ puntos a cada una de tus respuestas si es correcta. Si no es así, asígnale la puntuación que a tu consideración esa respuesta merece.

5) Suma la puntuación asignada a cada respuesta y ponte la nota. Vuelve a pensar:

¿Estás conforme con tu trabajo?

¿Los procedimientos utilizados y cómo los llevaste a cabo te resultaron efectivos?

¿Cómo podrías mejorar tu resultado?

Algunos recursos útiles son:

- Mapas conceptuales, diagramas y esquemas:

• Bubbl

• Cacoo

• Cmapcloud

• Cmaptools

• Draw

• Goconqr

• Google drawings

• Lucidchart

• Mindmeister

• Mindmup

• Mindomo

• Popplet

• Spiderscribe

• Wisemapping

- Rutinas y destrezas de pensamiento:

• Google Forms

• Jamboard.google.com

• Padlet.com

• Organizadoresgraficos

El método didáctico metacognitivo comprende cinco etapas:

• Una primera etapa de instrucción explícita mediante la que el profesor proporciona a los alumnos información sobre las estrategias que después van a ser practicadas. Esta información puede ofrecerse a través de:

a. La explicación directa de las estrategias que se van a desarrollar y de cada una de sus etapas, ofreciendo al alumno información clara sobre qué, cómo, cuándo y por qué.

b. El modelado cognitivo, no solo de las acciones cognitivas implicadas en la tarea, sino también de las actividades metacognitivas de planificación, supervisión y evaluación de las primeras.

• Una segunda etapa de práctica guiada en la que el profesor actúa como guía en el desarrollo de las destrezas de autoregulación del alumno a través del diálogo y el trabajo supervisado, bajo el control del profesor.

• La siguiente etapa, de práctica cooperativa, proporciona una fuente adicional de andamiaje al aprendizaje individual que tiene lugar a través de la interacción entre iguales que colaboran en grupo para completar una tarea. En esta fase, el control se traslada al grupo para distribuirse entre sus miembros.

• A continuación, la práctica individual desarrolla la responsabilidad y la autonomía del alumno a través de la realización de una tarea individual que puede apoyarse mediante procesos de autoindagación, conteniendo las preguntas que el alumno debe plantearse para regular su propia actuación durante la realización del trabajo.

• Finalmente, la autoevaluación y evaluación de los procesos de enseñanza (profesor) y aprendizaje (alumno) por parte de las dos partes intervinientes, cuya retroalimentación derivará en la mejora de dichos procesos.

Barrallo, N. Análisis y ejemplos prácticos de actividades para trabajar las estrategias de aprendizaje en el aula. https://cvc.cervantes.es/ensenanza/biblioteca_ele/publicaciones_centros/PDF/argel_2011/03_barrallo.pdf

Campanario, J.M. La metacognición en el aula. http://www3.uah.es/jmc/metacognicion.pdf

Hattie, J. (2009). Visible Learning. A synthesis of over 800 meta-analysesrelatingtoachievement. Milton Park, UK. Routledge.

Klimenko, O. y Alvares, J.L. (2009). Aprender cómo aprendo: la enseñanza de estrategias metacognitivas. Educación y Educadores. Universidad Cooperativa de Colombia.

Osses, B.S. y Jaramillo, M.S. (2008). Metacognición: un camino para aprender a aprender. Estudios pedagógicos (Valdivia).

Project Zero de la Universidad de Havard, http://www.pz.harvard.edu/