
La similitud que estamos viendo entre los imanes y las cargas eléctricas nos sugiere la posibilidad de que exista una relación entre ambos fenómenos. En esta ocasión vamos a construir un electroimán, es decir, transformaremos un núcleo de hierro en un imán inducido por el flujo de una corriente eléctrica. Los primeros electroimanes se deben al físico inglés W. Sturgeon (siglo XIX). La historia cuenta que los fabricó a partir de enrollar un solenoide sobre una herradura de hierro.

- Clavo de hierro.
- Hilo de cobre esmaltado.
- Papel de lija.
- Cable eléctrico (opcional).
- Pila de 9V.


Tomaremos el clavo de cobre y enrollaremos a su alrededor hilo de cobre, confeccionando un solenoide (ver figura 34). Lijaremos los extremos del cable (con el objetivo de que pueda fluir la corriente por el metal conductor de cobre) y los uniremos a una fuente continua de electricidad (pila de 9V).

Después de todo lo que hemos visto hasta el momento, sabemos que el flujo de corriente a través del hilo de cobre esmaltado genera un campo magnético. A este fenómeno físico se le denomina inducción. No obstante, para potenciar nuestro campo magnético, hemos introducido en el interior del solenoide un núcleo de hierro dulce. Este tiene la propiedad de concentrar el campo magnético de manera que sea más intenso que si sólo hubiera el solenoide (arrollamiento) de cobre.
Además, si desaparece la corriente eléctrica, también lo hace el campo magnético.
