Este proyecto de intervención educativa surge de la necesidad de innovar en un aspecto evolutivo del desarrollo intelectual de los niños y niñas en las aulas de Educación Infantil, como es la expresión plástica. A menudo se les deja dibujar, expresar, pintar y, en definitiva, ser ellos mismos solamente cuando “sobra tiempo” y tras haber acabado aquellas tareas que suelen considerarse más educativas porque sí están programadas y nos parecen más importantes. No obstante es un error en el que los educadores caen con bastante frecuencia, y dejan a muchos niños y niñas sin la posibilidad de expresar libremente sentimientos y emociones a través de la expresión plástica que es un lenguaje natural.
La finalidad de este proyecto es utilizarlo como hilo conductor para familiarizar a los niños y niñas con el mundo del arte, a la vez que se les brinda la posibilidad de expresar, experimentar, innovar, crear, jugar, sentir, sorprender, fascinar y desarrollar todas sus habilidades además de fomentar su autoestima, su memoria, su concentración. En definitiva vivir lo que sienten y sentir lo que viven.
Por lo tanto se concibe la posibilidad de una educación mejor y que respeta la naturaleza y características de los niños y niñas de educación infantil mediante proyectos que, como éste, aporten nuevas líneas de actuación dentro del aula. Lo antinatural es obligar a un niño o niña de 4 años a permanecer sentado en una silla una hora y luego otra, cuando lo que su cuerpo les pide es acción. “Uno de los objetivos principales de la educación consiste en poder formar a personas creadoras que sepan solucionar problemas de cualquier índole, resolver las dificultades que la vida les plantea. La introducción de la educación artística en los primeros años de la infancia podría muy bien ser la causa de las diferencias visibles entre un ser humano con capacidad creadora propia y otro que no sepa aplicar sus conocimientos”. (Lowenfield, 1961: 11).