El niño que llegó a ser un gran actor. Francisco Rabal

 

 

Entre sus primeros éxitos en el teatro se encuentran obras como “El águila de dos cabezas”, “La cena del rey Baltasar”, “La muerte de un viajante” o “Edipo”. Y con el gran director murciano Gustavo Pérez Puig también triunfó en la obra “Don Juan Tenorio”.

Muchos años después, en 1999, participó en la ópera “El convidado de piedra”, que se representó en el Teatro San Carlo de Nápoles (Italia), y tuvo un extraordinario éxito.

Durante bastante tiempo estuvo trabajando, a la vez, en obras teatro y en películas. Pero empezó a gustarle más el cine. Muy pronto, en 1953, cuando solamente tenía 27 años, recibió sus primeros premios como mejor actor. Después le dieron muchos más, tanto en España como en otros países.

Entre las más de doscientas películas que hizo hay dos que son importantísimas: “Nazarín” y “Los Santos Inocentes”.

La primera estaba inspirada en una novela de Benito Pérez Galdós y la dirigió Luis Buñuel. La rodaron en México porque allí vivía, exiliado, aquel gran director español, y contaba la vida de un cura obsesionado por ayudar a los pobres que no tenían ni para comer. Gracias a su fabulosa interpretación Paco Rabal empezó a ser conocido y valorado en todo el mundo.

A partir de entonces se hicieron muy amigos. Buñuel, un poco mayor que él, decía que Paco era su sobrino, y el actor empezó a llamarlo tío, como si fueran verdaderamente familia. Y con su tío Luis volvió a trabajar en otras dos películas: “Bella de día” y “Viridiana”.

Después del éxito internacional de “Nazarín” muchos grandes directores lo llamaron para que trabajara con ellos. Veían en él a un magnífico actor.

La otra película, “Los Santos Inocentes”, basada en la novela del mismo nombre, escrita por Miguel Delibes, fue dirigida por Mario Camus, otro de los grandes directores españoles. Resultó todo un éxito en la vida de Francisco Rabal y fue la obra que lo encumbró, ya en su etapa madura, recibiendo el premio al mejor actor en el Festival de Cannes, uno de los más prestigiosos de todo el mundo. En ella interpretaba a Azarías, un hombre con discapacidad intelectual, que casi siempre aparecía con una avecilla amaestrada, sobre su hombro, a la que llamaba milana bonita.

Nunca olvidó Paco a quienes, en la vida diaria o en los escenarios, le enseñaron algo. Decía que a los amigos no hay que estar agradeciéndoles permanentemente lo que han hecho, pero hay que mantenerles siempre las puertas abiertas.