Inteligencia emocional e intensidad emocional en el juego motor
III
PRESENTACIÓN Y
DISCUSIÓN DE LOS RESULTADOS
2. DISCUSIÓN E INTERPRETACIÓN DE LOS RESULTADOS

La finalidad de nuestra investigación consistía en estudiar la relación entre la inteligencia emocional autopercibida, las emociones experimentadas en la práctica de los juegos motores y el rendimiento académico en un grupo de alumnos de 2º nivel de Educación Primaria.

Además, también deseábamos analizar las emociones más valoradas por los alumnos en los diferentes juegos motores y estudiar las diferencias entre las mismas desde la perspectiva de género. Y por último, analizar las diferencias para la escala de competencia socioemocional EQ-i:YV y el rendimiento académico en función del género.

Se eligió una metodología de carácter descriptivo y correlacional, calculando los estadísticos descriptivos de las variables objeto de la investigación. También se obtuvo la frecuencia y el porcentaje de alumnos que seleccionaron como primera, segunda y tercera opción cada una de las emociones en los diferentes juegos.

Por otro lado, para examinar las posibles correspondencias entre dichas variables, se calculó el coeficiente de correlación de Pearson, que mide el grado de covarianza entre distintas variables relacionadas linealmente; es decir, que la correlación entre las variables IE y las emociones percibidas en el cuestionario GES, o entre estas y el rendimiento académico, será positiva cuando en la medida que aumenta una de ellas aumenta la otra, y será negativa cuando al aumentar una variable disminuye la otra.

Finalmente, se analizaron las diferencias de medias mediante la prueba t de Student para muestras independientes, con el objetivo de estudiar las diferencias en función del género de los participantes.

A partir de los resultados obtenidos y descritos en el apartado anterior, podemos extraer las siguientes conclusiones generales:

Si consideramos cada uno de los juegos propuestos, también podemos presentar las siguientes conclusiones específicas:

Respecto al análisis de las correlaciones entre IE, emociones valoradas en el GES y rendimiento académico, al igual que en las investigaciones de Pérez y Castejón (2007), en las que se evalúa la inteligencia emocional autopercibida, los resultados señalan la existencia de relaciones entre los factores emocionales y el rendimiento académico.

En este apartado cabe destacar la correlación entre adaptabilidad y rendimiento académico en EF, que fue significativa (p< .05) en todos los juegos. La adaptabilidad en el marco teórico de Bar-On implica la capacidad para dar respuestas efectivas a los problemas que se identifican, y también supone flexibilidad para realizar un ajuste adecuado de las emociones y pensamientos en situaciones cambiantes. Sin embargo, en este caso, el resultado es no esperado, al ser de signo negativo. Debemos tener en cuenta que un juego motor es una realidad cambiante que evoluciona en función de múltiples factores: jugadores, relaciones entre los jugadores (colaboración-oposición, solamente colaboración o solo oposición), espacios, tiempos, móviles, etc. Los cuales vienen determinados por la lógica intrínseca del juego; y en el que para lograr el objetivo previsto, los sujetos que participan en el mismo deben adaptarse a los cambios que se producen. Cuanto mayor sea la capacidad de los jugadores para adaptarse a dichos cambios, más probabilidades tienen de acercarse a su objetivo. Con respecto a esto mismo, Parlebas (2002:148) señala:

La lógica intrínseca está ligada directamente a los imperativos de sus reglas y, en ese sentido, para un juego dado, demuestra una permanencia… Es esa permanencia la que dota a cada juego de su identidad práxica: con independencia de la originalidad de los jugadores y de los grupos sociales implicados, la contra comunicación del rugby es violenta y objetivamente peligrosa, la del voleibol está libre de contacto y carece de riesgos serios; la barra fija, el salto de trampolín y el lanzamiento de peso inducen estereotipos motores de estricta adaptación, que ya no requieren adaptación motriz; el fútbol, la esgrima, el vuelo a vela y el kayak provocan conductas motrices de adaptabilidad, que conceden un lugar preferente a los factores de decisión.

En cualquier caso, como ya se señaló en la fundamentación teórica, los resultados son diferentes según los estudios y resulta complejo establecer relaciones por varios de los factores, ya señalados: falta de acuerdo a nivel teórico sobre qué es la IE y cómo debería ser evaluada (Newsome et al., 2000), cuáles son las herramientas de evaluación más adecuadas (Extremera, Fernández-Berrocal, Mestre y Guil, 2004), o las diferencias metodológicas que presentan los trabajos realizados (Parker et al., 2004):

Cabe destacar también la correlación elevada entre la variable afecto y rendimiento académico; el juego de 100 puntos es un juego de colaboración, es decir, todos los alumnos luchaban por un objetivo común, lo cual implica complicidad con los compañeros para tener posibilidades de victoria.

El análisis estadístico de emociones en función del género, mediante la prueba t de Student, mostró que solo se dieron diferencias significativas en el juego de la varita en la variable felicidad, en este caso a favor de las chicas, y en el juego de 100 puntos a favor de los chicos en la variable afecto. Esto, en cierto modo, contradice la opinión popular de que el género femenino suele ser más emocional que el masculino. Los trabajos sobre la perspectiva de género en el campo de la acción motriz son amplios y variados, y resulta difícil establecer relaciones entre ellos porque se centran en diferentes dominios de acción motriz; mientras unos se centran en las prácticas motrices de cooperación (Jaqueira, Lavega, Lagardera, Araujo y Rodríguez, 2014), otros lo hacen en las de oposición (Ocariz, Lavega, Lagardera, Costes, Serna, 2014), lo cual ofrece resultados diferentes con respecto a la perspectiva de género. Además influyen factores personales relacionados con las características de los participantes como puede ser el tramo de edad, el ambiente social, etc.

Otro factor que debemos considerar es que en nuestro estudio se trabajaron tanto juegos de colaboración como de oposición, o ambos a la vez; con lo cual, mientras con unos estudios se contradice, como es el caso del estudio de Ocariz, Lavega, Lagardera, Costes y Serna (2014), con otros como el de Serra, Romero-Martin, Gelpi, Rovira y Lavega (2014) los resultados se confirman.

Finalmente, nuestros resultados no hallaron diferencias estadísticamente significativas entre la competencia socioemocional y rendimiento académico en educación física en función del género. La relación entre las competencias socioemocionales y el género ha sido motivo de diversos estudios con resultados contradictorios (Sánchez et al., 2008).

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