Especial centenario

Las enseñanzas artísticas en Murcia (1832-1919)

Cristina Isabel Pina Caballero

Profesora de Historia del Arte de ESAD Murcia

1. A manera de prólogo.

Cien años se cumplen del nacimiento de una institución artístico-educativa a la que mi vida ha estado vinculada desde hace ya muchos años, primero como alumna en el viejo Conservatorio del Teatro Romea, después como profesora del nuevo Conservatorio Superior del Paseo del Malecón y, finalmente, como miembro del claustro de la Escuela Superior de Arte Dramático. Por eso este libro tiene un significado muy especial para mí, más allá de ser un nuevo proyecto de investigación en el que me he sumergido para abrir una puerta al pasado, ya que gran parte de lo que soy en la actualidad ha sido modelado por mi paso por esta institución. Del antiguo Conservatorio Provincial de Música y Declamación hasta el actual Conservatorio Superior de Música Manuel Massotti Littel han pasado muchas cosas, como la separación de danza y arte dramático de la música en 1982, o la separación de estas últimas en 1993, pero seguimos teniendo un objetivo en común, que no es otro que formar a las nuevas generaciones de artistas murcianos (y no murcianos.), inculcándoles el amor por una profesión vocacional y difícil en el contexto actual.

Para la realización de este trabajo he usado como fuente de información principal la prensa local1, ya que nos permite hacernos una idea bastante clara de los sucesos ocurridos y de cómo éstos fueron recibidos por la sociedad de su tiempo; de forma secundaria, he consultado también periódicos publicados en Madrid o fuentes documentales de archivo, para completar el panorama, así como alguna bibliografía específica. En cuanto a la elección de fechas para enmarcar este trabajo, la final era muy sencilla, ya que el Conservatorio Provincial de Música y Declamación se inauguró oficialmente el 6 de enero de 1919. Pero no quería quedarme simplemente en una historia más o menos amplia de las vicisitudes ocurridas hasta llegar a dicho momento, sino que me interesaba saber cómo y por qué se había llegado al mismo. De ahí que me planteé por dónde empezar y la respuesta vino al revisar el material del que ya disponía2, ya que en 1832, dos años después de la fundación del Real Conservatorio de Madrid, aparecieron publicadas en el Correo Literario y Mercantil de Murcia las famosas máximas teatrales de François-Joseph Talma, el que fue maestro de Isidoro Maiquez en París; la publicación de este texto será el detonante de la presencia de una demanda constante de mejora en los actores que representaban en el teatro de Murcia. A partir de aquí, la presencia de asociaciones, liceos y academias se irá incrementando a lo largo del siglo como una forma de canalizar el interés por la interpretación y la puesta en escena, y que culminará con la creación del conservatorio. Pero además mi intención era hacer una panorámica lo más completa posible de las enseñanzas artísticas en Murcia, por lo que no podía dejar de lado la formación en las artes plásticas y en las artes y oficios, al tiempo que se ofrece una variada documentación sobre todo este proceso histórico.

No puedo dejar de mencionar que sobre este campo de investigación se han publicado ya dos interesantísimas tesis doctorales: Revisión histórica de los estudios de danza en Murcia (Universidad de Murcia, 2001) de la Dra. Margarita Muñoz Zielinsky3 y La vida musical en Murcia durante la segunda mitad del siglo XIX (Unverstitat de Barcelona, 2011) de la Dra. Esperanza Clares Clares4. En ambas se hace mención a la vida artística de la ciudad y a la formación de los artistas locales, pero desde los aspectos musicales y coreográficos, por lo que este breve texto vendría a completar el panorama, ya que me centraré en los aspectos relativos a la declamación. Y ya más recientemente, el interesante artículo publicado por el Dr. Enrique Encabo en la Revista de Musicología (Vol. 40, No. 2, Julio-Diciembre 2017), "Murcia, Vergel de Artistas: la fundación del conservatorio y el "renacimiento cultural" de la ciudad".

Finalmente, quisiera dedicar este trabajo a todos aquellos que hicieron posible que esta institución llegue a centenaria, con su trabajo y su amor a la música y las artes escénicas que, aunque puedan aparecer separadas en la actualidad, siguen siendo una unidad.

Murcia, junio de 2018

2. La prehistoria: de Talma a las sociedades lírico-dramáticas

Para empezar esta historia nos tenemos que remontar al primer cuarto del siglo XIX y a dos figuras claves de la interpretación del momento: el actor murciano Isidoro Maiquez (1768-1820)5 y su profesor el actor francés François-Joseph Talma (1763-1826). Talma, formado en la primera promoción de la École Royal de Chant et Déclamation (1786), se convertirá en profesor en 1806 del nuevo Conservatoire de Musique et de Déclamation6, actividad que compaginará con su exitosa carrera como actor trágico7. En cuanto a Maiquez, era un actor formado en la tradición teatral española, es decir, sin escuela, ya que estas no existían, a pesar de los intentos que se sucedieron a finales del siglo XVIII para crear una8; su talento natural le hizo destacar muy pronto en los teatros madrileños, llamando la atención de Godoy, quien le facilitó los medios para ir a Paris a perfeccionase como actor. Tal y como lo recoge Cotarelo y Mori9 (1902: 69)

El rey se ha servido conceder licencia a Isidoro Maiquez, primer actor de uno de los teatros de esa corte, para que pueda ir a París a perfeccionarse allí en su profesión, a cuyo fin se le ha dado ya el correspondiente pasaporte; lo que participo a V.S. para que lo tenga entendido. Dios guarde a V.S. muchos años. San Ildefonso, 31 de agosto de 1799

Mariano Luis de Urquijo

Maiquez permaneció en Paris hasta comienzos de 1801, y en ese tiempo llegó a tener una estrecha amistad con su maestro, del que sus contemporáneos decían que:

[.] pinta bien las angustias de un conspirador, los tormentos de una pasión culpable, los remordimientos de un criminal, las situaciones desgarradoras, los últimos grados de la vehemencia y energía de sentimientos; pero languidece en los pormenores, no sabe hablar de amor, carece de nobleza, generosidad y no tiene más que momentos de inspiración; dice bien algunas frases, rara vez un pasaje entero; su energía, desprovista de método, parece forzada; altera y desfigura la voz persuadido de que así expresa mejor el desorden pasional; a veces grita y de repente desciende al tono más bajo de la conversación ordinaria; en fin, abundaban en su declamación las inflexiones guturales, los acentos cavernosos, pronunciación entrecortada, gestos bruscos y movimientos convulsivos, de tal suerte, que ni aun el «yo os amo» sabía decir sin el tono y la expresión del terror más profundo [.] (Cotarelo y Mori, 1902: 71-72)

Pero la opinión que se formó el propio Maiquez fue bien distinta, pues en una carta que le dirige a Talma en 1818, y que aparece también recogida en Cotarelo y Mori (1902: 480), el actor cartagenero dice:

[.] ¿Podría olvidar a mi maestro, al ilustre actor que ha sabido pintar una verdad y energía tan singulares, las pasiones más terribles de los hombres? Lo confieso con ingenuidad y con orgullo. A vmd. debo los progresos que he podido hacer en un arte tan difícil; y si el pueblo español ha visto propiedad y decoro en la escena, naturalidad y belleza en la representación de aquellos personajes, se lo debe también al digno modelo que me propuse imitar y que tendré siempre en mi memoria [.]

En cuanto a las fuentes periódicas consultadas, y como ya se ha dicho anteriormente, en el Correo Literario y Mercantil de Murcia de los días 25 y 29 de diciembre de 1832 aparecen publicadas las "Máximas de Talma, actor trágico francés de la mayor nombradía, y maestro de nuestro actor Isidoro Maiquez". Sin nombre del traductor, la única pista del origen de este texto se encuentra en la referencia a la Revista Belga que aparece al final del artículo; esto me permitió rastrear la edición original de estas máximas hasta el tomo primero de la Revue Belge. Journal Scientifique, Philosophique et Littéraire (Bruselas, 1830), donde aparecen los "Fragments inédits de F. Talma"10, y en una nota a pie de página se puede leer:

Nous devons ces fragmentes précieux à l'amitié de Me Amédée Talma, qui a bien voulu mettre à notre disposition quelques notes manuscrites de son oncle; nous les publierons successivemente dans la Revue11.

Fig. 1: François-Joseph Talma (1763-1826).

Fig. 2: Isidoro Maíquez (1768-1820).

Cotejando esta publicación con lo aparecido en el periódico murciano, se trata de una traducción prácticamente literal de los apuntes inéditos del actor francés, por lo que el anónimo traductor tuvo que tener acceso a esta fuente en francés12. En cuanto al contenido de las mismas, se alude a la importancia de la dicción, a la naturalidad en las representaciones, al dominio de las pasiones por el actor, a la importancia de la música. Puesto que se trata de pensamiento sueltos recopilados a posteriori de la muerte de Talma no hay un sentido unitario en el discurso, pero sí que se puede apreciar la importancia que concede al trabajo del actor a la hora de transmitir al espectador lo imaginado por el poeta13.

La publicación de estos pensamientos nos revela que la formación de los actores era una preocupación constante del momento, que se ve también reflejada en las abundantes alusiones en la prensa de la época a la poca calidad de las compañías que por aquellos años circulaban por los teatros españoles. Así, en el Boletín Oficial de la Provincia de Murcia del 31 de mayo de 1838, en la crónica de teatro firmada por F. de P.R., en relación con la compañía dramática del Sr. Bagá que está trabajando en el antiguo Coliseo de la Puerta del Toro y las dos últimas funciones que ha presentado, se dice que

Mal repartido el Fr. Luis como La familia de la India, han disgustado al espectador, tanto más cuando se asegura que no ha ensayado ni dirigido ninguna de las dos composiciones referidas, en las que tampoco ha trabajado, a pesar de que la última semana ha sido descansada de funciones (p. 3)

Es decir, que la calidad de las obras presentadas ante el público murciano distaba mucho de satisfacer al cronista de teatro, y se destaca una cierta desidia por parte de los miembros de la compañía ante el trabajo que estaban realizando.

La situación no cambia demasiado en los años siguientes, y así, en el periódico de Cartagena El Interés del País del 14 de diciembre de 1845, dentro del artículo "Reflexiones acerca del teatro y supuesta decadencia del arte en nuestros días", firmado por Antonio Buendía, podemos leer lo siguiente acerca de los actores:

Réstanos hablar de los artistas: de ellos diremos que un actor consumado, excelente, es un don del cielo y como tal inapreciable. Un actor bueno es digno del aprecio público, y aun aquel que de mediano suele calificarse, merece respeto y consideración. Franquéese en buena hora las puertas de la escena a todo el que en ella quiera penetrar, más cuide el censor que hemos propuesto de filiarlos, de formas una especie de matrícula de actores: instale cátedras de declamación, una escuela cómica, puesto que la hay de música; prohíbase en lo sucesivo antes o después, que esto debe meditarse y requiere un plazo de uno o más años, la formación de compañías, de las contratas en que los principales actores Galán, Dama y Barba, no estén autorizados con su correspondiente diploma, expedido por el tribunal censor; es necesario ennoblecerles, investirles de un carácter público puesto que público es su ministerio. Oblíguese al cómico a concurrir a las cátedras que regentarán los actores de más nombradía generalizando una declamación y accionando el más noble e insinuante: así tendremos artistas consumados; pero no se les prefije el tiempo, este deberá ser proporcional a sus talentos y aplicación del alumno de uno y otro sexo, y este juicio lo remitimos a la decisión de los regentes de las cátedras. Así pensamos que el teatro llenaría su misión, mejoraría en obras y actores, y no se notaría el desnivel de fortuna, esa monstruosa diferencia de sumas que disipa un regular cantor y no gana, o no se le paga al cómico (p. 3)

Según las afirmaciones de este autor, y a pesar de existir el Real Conservatorio de Música y Declamación de Madrid desde 1830, era necesario que los actores españoles acudieran a formarse con los de más reconocido prestigio del momento, e incluso se propone la obligatoriedad de contar con un título de declamación para poder ejercer la profesión en los escenarios. Pero si investigamos un poco sobre la situación de dicho centro académico, y tal y como se explica en la página web del actual Real Conservatorio Superior de Música de Madrid14, los gastos ocasionados por las Guerras Carlistas provocaron la reducción drástica del presupuesto de dicho centro en 1835, produciendo una profunda crisis en el mismo que se agrava en 1848 y que le lleva a estar cerca de desaparecer. Estas circunstancias pueden ser la causa del artículo citado, ya que el acceso a la formación de los actores durante este periodo estuvo seriamente restringido.

Ante esta situación, los responsables de las crónicas de teatro de la prensa del momento se erigen como vigilantes del trabajo de los actores. Un ejemplo de esto lo podemos encontrar en el primero número del periódico semanal murciano La Palma, centrado en las ciencias, las artes y la literatura y fechado el 6 de mayo de 1849. En la presentación de su columna "Teatro", reconociendo que los estrenos teatrales se producen en su mayoría en Madrid, afirman que se centrarán en la ejecución de dichas obras en el teatro de Murcia. Así que

Ceñidos pues a esta sola parte de la crítica en nuestra revista semanal del teatro, y considerando que este es la escuela de las buenas costumbres procuraremos ser, aunque severos, francos y desapasionados, señalando los defectos de mayor tacha que en los actores reparemos, no ya tan amargamente que les sirva contra nosotros de enojo, sino sólo de manera que se sientan estimulados a la enmienda y al estudio, cosa que si bien la miran, está muy en su conveniencia siquiera no en su reputación.

Bien sabemos, de otra parte, los que así escribimos, que no es dado a todos los actores, ni a muchos, ni aun a pocos, ser tan fieles intérpretes de los rasgos y pensamientos de los ingenios dramáticos como SCKASPEARE (sic.), LOPE DE RUEDA y MOLIERE que lo eran de los propios suyos, ni con tanto acierto de los ajenos como TALMA, MAIQUEZ y LATORRE; pero porque no fueren de tan peregrinas dotes, ni este un teatro como en los que ejecutaron actores tan insignes no es cosa para dejarles holgadamente familiarizarse con el público o no cuidarse de él, que no fuera mucho aconteciese uno u otro [.] (p. 9-10)

Como se puede ver, se insiste de nuevo en la necesidad de formación de los actores, sobre todo para poder abordar la interpretación de las obras teatrales tal y como las concibieron sus autores. Además, se pretende que la crítica a la mala práctica profesional se entienda desde un punto de vista constructivo, conducente a la mejora de la profesión cómica.

En los números siguientes del mismo periódico se puede comprobar cómo se cumple la tarea propuesta, ya que en cada una de las columnas publicadas se hace referencia a estos defectos en el trabajo de los actores. Así, en el número publicado el 13 de mayo de 1849, se señala que se ocuparán de algunos defectos detectados en el trabajo de la compañía dramática:

Nos quejamos lo primero de un defecto común a casi todos los actores, el cual perjudica al buen efecto general de la representación, desluciendo a los directores de escena: hablamos del poco cuidado con que la generalidad de los actores aprenden su papel, lo cual da lugar a que en vez de situarse en primero, segundo o tercer término se agrupen todos en torno del apuntador principal que a su vez levanta la voz lo suficiente para proporcionar a los espectadores el poco grato placer de oír dos veces el texto (p. 24)

En la crónica publicada el 10 de junio de 1849, en relación con el trabajo de una de las actrices de la compañía, la Sra. Roca,

[.] cuyo desempeño nos convenció de una cosa en que habíamos pensado alguna vez; y es que el verdadero mérito, y el interés de una obra dramática se aniquila y desaparece ante el público, cuando los actores o no saben, o no quieren iluminarla con la luz del estudio, del esmero y la aplicación. (p. 72)

Y estas críticas no se limitan sólo a los actores, sino que abarcan también a los cantantes, tal y como se puede comprobar en la crítica publicada el 1 de julio de 1849, donde se comenta la representación de la ópera Lucrecia Borgia por un grupo de aficionados murcianos. El autor de la columna dice lo siguiente:

Un músico de buena ley, algo severo y que prescindiera de que eran aficionados, encontraría un defecto en cada individuo; es decir, falta de un método de canto; defecto que aparece en el discípulo, pero del que es responsable el maestro. Parece que conociéndose regularmente la nota y poseyendo una voz mediana se puede cantar, no ya una pieza más o menos difícil, sino una ópera entera; pero no es así. Hay una cosa que regula las facultades del que canta, que da a las notas una belleza relativa, y a la expresión un timbre más elocuente; hay otra que embalsama, por decirlo así, las armonías y las conduce derechas al corazón: la primera se llama método, la segunda gusto. Sin estos dos poderosos auxiliares, que se modifican y refinan cada día, no se canta; todo cuanto puede hacerse es leer música con más o menos perfección. (p. 119)

De todas formas, no podemos olvidar que, durante este periodo y hasta 1857, las compañías dramáticas siguen trabajando en el antiguo corral de comedias reconvertido en teatro en el siglo XVIII, que se encontraba en unas pésimas condiciones. Y para muchos esto es la causa directa de la poca calidad de las compañías que en el trabajan, como se puede ver en el artículo publicado el 5 de febrero de 1851 en El Diario de Murcia:

El teatro, ese graduador de la civilización de los pueblos, esa escuela de cultura y buen gusto está pidiendo en Murcia las reformas que corresponden al movimiento y vida civilizadora que surge y germina por todas partes [.] Murcia, repetimos, está apática, indiferente a esa vida, a ese movimiento regenerador. Nuestra capital carece de un buen teatro, y de buena compañía que actúe en él.

Hace muchos años que no hemos visto aparecer en la escena actores regulares; los que se han presentado han sido los desechos de otras partes, actores sin ocupación, o bien transeúntes: no hemos tenido compañía fija, y si alguna se ha presentado ha sido menos que mediana. (p. 1)

Es decir, que el tener un edificio ruinoso se relaciona directamente con el desinterés de las buenas compañías para trabajar en Murcia. Por ello se insta a las autoridades que aceleren la construcción del nuevo teatro en los terrenos del Convento de Santo Domingo, "pero no deben reducirse sus esfuerzos a proporcionar el local, a construir el edificio, debe también afanarse por que mejoremos en la parte del personal [.]" (p. 1). En definitiva, una cosa debe traer a la otra necesariamente15.

Fig. 3: Dibujo de Manuel Muñoz Barberán, publicado en el Semanario Murciano en 1977, de la que pudo ser la fachada del antiguo teatro de la Puerta del Toro, ubicado en el lugar donde actualmente se encuentra el viejo edificio de Correos.

Otro de los temas que aparece en este primer periodo es el de la formación de un liceo lírico-dramático en la ciudad de Murcia. Un liceo era una sociedad o institución cuyos socios se reunían para participar en actividades culturales o recreativas, y eran el reflejo de la sociedad burguesa del siglo XIX; pero también tenían un carácter formativo, ya que sus distintas secciones fomentaban la práctica artística y, en muchas ocasiones, contaban con profesionales que orientaban en la misma. En toda España proliferaron hacia mediados de siglo, pero en Murcia hay que esperar hasta 1866 para que se encuentre la primera mención a una de estas instituciones. El 8 de marzo se publica en La Paz de Murcia una carta dirigida al director del periódico, D. Rafael Almazán, y firmada por D. Joaquín Fontes de Toledo. En ella le describe su último viaje a la ciudad de Almería, donde fue invitado a una representación de zarzuela realizada por la sociedad lírico-dramática de dicha población; sobre la misma dice:

No tengo pretensiones de crítico, y mis muchas ocupaciones me privan de dedicarme, cual quisiera, al cultivo de las letras de las que soy muy apasionado. Así pues, en desaliñado estilo procuraré dar a V. una idea de la función, para si pudiera servir de estímulo a nuestros paisanos para que establecieran una sociedad igual a la de Almería, que cual esta fuese digna de aplauso (p.1)

Esta petición fue bien acogida en la ciudad, ya que en La Paz de Murcia del 9 de abril de dicho año se menciona que

Parece que se proyecta establecer en esta ciudad un liceo lírico-dramático en que tomarán parte distinguidos aficionados en música y declamación. Aun cuando este proyecto es conocido de pocos, sabemos que los autores de él lo tienen muy adelantado y cuentan con algunos recursos para plantearlo y con la cooperación de personas distinguidas e influyentes en nuestra localidad (p. 1)

A lo largo de ese año no se encuentran más menciones al asunto, pero en el mismo periódico aparece el 15 de enero de 1867, y en relación con la asistencia a los toros, la siguiente noticia:

AFICIÓN. Se va desarrollando la del toreo de un modo que casi toca en epidemia [.]. Como acabado de ver esas funciones nada útil se ha conseguido, nos parecía más oportuno la formación de un liceo dramático, cual lo tienen otras poblaciones, con lo que además de tener un entretenimiento nuestros jóvenes, que les sirviera algo más que la pica, banderillas y espada, podrían proporcionar ratos aun más agradables a sus amigos. Reúnanse, formen una sociedad, de lo cual puede servirles de norma la lírica que se está estableciendo y de seguro que les aplaudiremos con más fe que cuando hacen una valentía (p. 2)

El Liceo Lírico-Dramático de Murcia se fundará en una junta general celebrada el domingo 17 de febrero de 1867, tal y como se recoge en la reseña publicada en La Paz de Murcia del 19 de febrero; en ella se menciona que se aprobó su reglamento y que estaba formada por 100 socios, estableciéndose la cuota de entrada en doce reales y la mensual en ocho, así como que comenzaría a funcionar en cuanto el reglamento recibiera la aprobación del gobernador. Curiosamente, el mismo día 17 se reunió en junta general el Círculo Industrial de Murcia -sociedad que estaba funcionando desde el 6 de enero de 1865- para admitir a unos 120 nuevos socios que, de forma inmediata, solicitan la construcción de un teatro en los salones de la sociedad; esta petición fue aceptada, y dicho teatro será un espacio fundamental para la escena murciana durante los siguientes años. El martes 19 de marzo se vuelve a reunir la junta de la nueva sociedad, bajo la presidencia de D. Antonio Villegas, para aprobar definitivamente los reglamentos de las secciones lírica y dramática, así como la forma de funcionamiento y de selección de miembros de ambas16. Al mismo tiempo, se está efectuando la construcción del ya mencionado teatro del Círculo, del que tenemos amplio conocimiento a través del artículo "El Círculo Industrial y las asociaciones" firmado por Homoquidam y publicado en La Paz de Murcia el 17 de abril de 186717. Tras alabar la iniciativa de esta sociedad y la belleza del nuevo teatro, el autor del artículo afirma que "[.] auguramos días de fortuna a la idea que el Círculo con mano cariñosa protege: por eso vemos destacarse entre las sombras del porvenir y llevados por el Círculo al templo de la gloria, a más de cuatro talentos ocultos que tal vez en ese teatro den el primer paso de una carrera gloriosa" (p. 2)18. Finalmente, el artículo concluye diciendo que "Siga el Círculo la senda que ha emprendido y no dude que un centro hoy de puro recreo y pasatiempo, llegará a serlo también de instrucción" (p. 2). Es decir, se comienza a desarrollar el concepto de una formación escénica para aficionados al teatro, gestionada y organizada desde una asociación ya asentada en la sociedad murciana.

En los años siguientes, en este teatro se realizarán incluso temporadas de abono alternando con el teatro de la Soberanía Nacional (antes denominado de los Infantes, y después del Sexenio Revolucionario de Romea), en las que se presentarán obras dramáticas, cómicas, líricas y recitales, todo ello recogido muy favorablemente por la prensa local. En estas críticas, se valora especialmente el esfuerzo realizado por los socios, como en la firmada por D. Espinosa aparecida en La Paz de Murcia del 12 de enero de 1870, de la que se transcriben algunos fragmentos:

La sección lírico-dramática de este establecimiento está de enhorabuena. Después de un largo interregno a que por diversas causas y bien contra su voluntad se ha visto forzada, reanuda sus tareas con aplauso de todos, no sin que para ello haya tenido que vencer obstáculos, que sin su heroica constancia, hubieran sido insuperables.

En la noche del domingo último, a pesar de la lluvia y del mal estado de las calles, tuvo lugar la primera función de esta que podemos llamar segunda serie.

La concurrencia fue escogida, y tan numerosa que abrumaba. Tales eran ya el hambre y sed lírico-dramáticas que veníamos sintiendo.

[.]

A la sección lírico-dramática, con especialidad a su infatigable presidente D. Pedro María Sánchez; al director de escena D. Manuel del Castillo; a los apreciables actores todos; a la acertada y bien dirigida orquesta, y a cuantos sin pertenecer a la Sección hayan contribuido al lisongero (sic) éxito de la función, mil plácemes a todos (p. 1)19

Fig. 4: Fotografía del teatro de los Infantes, construido en los terrenos del huerto del convento de Santo Domingo, que fue inaugurado el 25 de octubre de 1862 con la presencia de la reina Isabel II.

Y siguiendo con el interés por las artes, en estos mismos momentos hace su aparición la Sociedad Filarmónica, presidida por D. Joaquín Codorniú y presentada a la sociedad murciana en un concierto realizado el 19 de marzo de 1867. La crónica de dicho concierto, firmada por Homoquidam y publicada en La Paz de Murcia del 23 de marzo, da cuenta detallada del ambiente del evento y del repertorio interpretado, pero sobre todo deja claro la implicación de la ciudad en el mismo:

Los que aman al espectáculo, los que meditación no quieren dar al alma, pero si pasto a los ojos, estaban de enhorabuena [.]. Multitud de socios y convidados llenaban todas las localidades.

A punto de que la orquesta dio sus primeros golpes, sepulcral silencio reinó por butacas, palcos y galerías, en donde la apiñada muchedumbre asemejaba movediza montaña que sobre el escenario suspendía la inmensa pesadumbre de su voto.

El arte y la familia se habían dado cita, el débil espesor de un telón los separaba. Dentro el hermano, el esposo, el hijo, fuera la madre, la hermana, acaso la novia. ¡Cuántos no oirían los primeros compases de la sinfonía por apagar los latidos de su corazón los ecos de instrumentos y voces! (p. 1)

Por lo tanto, no sólo el teatro y la lírica harán su aparición con fuerza en estos años centrales del siglo, sino también la música. Las artes escénicas dejan así de ser patrimonio de los que han hecho de ellas su profesión, y un número cada vez mayor de aficionados con formación recibida en estas sociedades se irá convirtiendo también en público cualificado de los espectáculos profesionales. Así, tal y como decía el himno de la Sociedad Filarmónica compuesto por D. Julián Calvo, cuyo texto aparece publicado en La Paz de Murcia del 24 de marzo,

[.] Venid, que aquí os esperan

modestas diversiones,

solaz y distracciones

y genio musical.

Aquí vuestro talento

podrá desarrollarse

y quizás elevarse

a un grado sin igual [.] (p. 2)

Esta sociedad establecerá sus clases en el Instituto Provincial bajo la dirección de D. Antonio López, uno de los principales promotores de ésta, "[.] haciendo revivir, por decirlo así, la afición al divino arte que yacía apagado por falta de estímulo y por la absoluta carencia de alguien que tomará a su cargo la dirección de tan ardua tarea" (p. 2). Estas palabras, tomadas del artículo "Un concierto improvisado" firmado por A.G. Apousa y publicado en La Paz de Murcia del 14 de julio de 1867, se complementan con la descripción de su tarea docente:

Sólo viéndole dirigirse, todos los días invariablemente, al Instituto donde se hallan establecidas las clases; sólo tomando en cuenta el trabajo que allí se impone por inculcar en sus alumnos, cuya mayor parte no conocen la música, coros de difícil ejecución; sólo viéndole ocuparse con escrupulosa minuciosidad de todo cuanto puede tender a sacar incólume su empresa, de la que separa con mano firme todos los obstáculos que se le oponen al paso, es como se puede llegar a comprender el patente afán que le desvela en pro de una Sociedad que le debe con este motivo las mayores consideraciones (p. 2)

Al año siguiente, y tras una junta celebrada el 16 de febrero de 1868, la Sociedad Filarmónica se transforma en la Sociedad La Juventud, y así se afirma en La Paz de Murcia en su columna "Revista de Murcia" del 3 de mayo, firmada por El Caballero Particular, que en relación con lo sucedido en Murcia en los últimos años dice que "[.] aquí nacieron dos sociedades, la una dramática y la otra filarmónica. La primera quedó en embrión y murió antes de nacer; la segunda ha alcanzado corta, pero gloriosa vida" (p. 2); y concluye diciendo "Hoy nos toca gritar La Sociedad Filarmónica ha muerto, viva La Juventud" (p. 3)20. Pero no todos están de acuerdo con esta opinión, ya que en la "Revista musical" publicada en La Paz de Murcia del 28 de mayo, firmada por A.S. Apousa, comienza con una rotunda afirmación: "La Sociedad Filarmónica vive"; a partir de aquí, se dedica a rebatir sistemáticamente los argumentos de El Caballero Particular para demostrar que no sólo está viva, sino también en plena actividad.

En cuanto a la Sociedad La Juventud nace, según lo expresado en el artículo publicado sobre ella en La Paz de Murcia del 3 de enero de 1868, con el propósito de "[.] proporcionar a la clase obrera y artesana una mejora en su educación moral, intelectual y artística" (p. 1) desde su sede de la Calle Rambla, número 14. Es decir, en lugar de estar dirigida a la clase burguesa como había ocurrido con el Liceo Lírico-Dramático o la Sociedad Filarmónica, esta nueva sociedad pretende elevar la condición de los estamentos más bajos de la sociedad mediante la educación, incluida la artística; pero es una educación entre iguales y, por lo tanto, mucho más efectiva: "[.] la instrucción que el pueblo se da a si mismo, con el fruto de su trabajo y a expensas de grandes privaciones, es para nosotros sublime y digna de ser alabada por todos" (p. 1)21. En cuanto a su reglamento, publicado en La Paz de Murcia del 29 de abril de 1868, se establece que para el recreo de sus socios "[.] podrá establecer clases de gimnasia, de coros y declamación" (p. 1). Estas actividades artístico-formativas se confirman en un artículo que aparece en La Paz de Murcia del 28 de noviembre, en el que se informa que

Hoy funcionan, además de las escuelas de párvulos y adultos, que por cierto están concurridísimas, clases especiales de aritmética, geometría, música, gimnasia, esgrima y equitación, y todas ellas dirigidas por profesores de probada ilustración y laboriosidad.

Sabemos que para el día primero del próximo diciembre se inauguran otras dos cátedras, una de flauta y de piano la otra, cuya matrícula está ya abierta en la secretaría de dicha Sociedad.

[.] se han reunido varios socios, autorizados por la junta directiva, que proyectan dar todos los domingos de doce a dos de la tarde sesiones de cuartetos en los que se ejecutarán trozos escogidos de los mejores clásicos, y lo más selecto de la música concertante de nuestros autores modernos (p. 1)

Entre los meses de enero y febrero de 1869 se multiplican las referencias en la prensa murciana sobre la constitución de las secciones de música y declamación de la Sociedad La Juventud, hasta que finalmente se convoca una reunión general extraordinaria el viernes 19 de febrero. En cuanto al sentido de esta reunión, queda patentemente claro en la "Gacetilla" que aparece en La Paz de Murcia del día 18:

[.] cuyo objeto es tratar de la constitución de las secciones filarmónica y de declamación, proyectada la primera desde que la antigua Sociedad Filarmónica se anexionó con La Juventud. Si se consigue esto cual desea la junta directiva, la enseñanza musical se robustecerá al propio tiempo que dará lugar a proporcionar reuniones que sean objeto de dar a conocer los adelantos de esa misma enseñanza, y que los socios tengan trato más íntimo, recreo y útil ocasión de admirar los desvelos de sus paisanos y amigos. Otro tanto se espera proporcione la sección de declamación. De este modo, al par que se puede formar una sociedad firme y robusta, los socios que no asisten a las clases establecidas encontrarán en ella un motivo más para contribuir en unión de todos al fomento de La Juventud [.] (p. 1)

Del resultado de dicha reunión se informa en La Paz de Murcia del 21 de febrero de la siguiente manera:

LA JUVENTUD. Esta sociedad celebró anteanoche la junta que teníamos anunciada, y después de manifestar conformidad en que se realizara lo propuesto a la misma por su junta directiva, se eligió por unanimidad para la sección filarmónica que ha de dar enseñanza instrumental y vocal, y preparar conciertos, a los señores siguientes:

Presidente honorario, D. Joaquín Codorniú, que también lo es de la sociedad. Presidente, D. Rafael Minio.

Secretario 1º, D. Bernardino Sánchez Vidal. Secretario 2º, D. José María Castillo. Director, D. Antonio López Almagro

Para inscribirse en esta sección y en la de declamación, de que es presidente don Antonio Villegas, hay listas en la mesa de secretaría.

Los individuos de ambas secciones, animados en alto grado en favor de la sociedad, salieron dispuestos a trabajar incansablemente hasta conseguir el plan propuesto (p. 1)

Y, en efecto, los trabajos comenzaron de inmediato, ya que el 3 de marzo, y en el mismo periódico, se informa que

Los individuos que en esta sociedad forman las secciones de gimnasia, filarmónica y de declamación están preparando la primera función que han de dar muy pronto en el teatro, por medio de una suscripción que no debe esceder (sic) de vente reales por lote, el cual siempre corresponderán varias localidades de preferencia y otras de segundo orden (p. 1)

Y el 7 de marzo, de nuevo en La Paz de Murcia, se comenta que "En el salón de reuniones de esta sociedad se han empezado ya los trabajos para el teatrito en que han de verificarse las funciones que de declamación, música o gimnasia preparan los individuos de esta sociedad" (p. 1). La función inaugural de dicho teatro se realizó la noche del 16 de abril, siendo publicada una minuciosa crónica del evento en La Paz de Murcia del día 18 del mismo mes; en ella, y en relación a los motivos de la creación de la sección de música y declamación, se dice lo siguiente:

[.] Para conseguirlo se propuso realizar por si el pensamiento que inició en las reuniones de que antes se hace mérito, cuyo fin era levantar un templo al arte dentro de una sociedad que tiende al fomento de la enseñanza, proporcionando de este modo a los socios que no les es necesaria ratos agradables y de estímulo; fomentar la reunión, base de toda sociedad, y dar lugar a que ese estímulo y agradable entretenimiento fuesen un nuevo sostén para la enseñanza primaria, objeto y fin de la creación de La Juventud [.]

Los deseos de la junta hubieran sido estériles a no encontrar un decidido apoyo en unos cuantos jóvenes, que ya pintando, ya tomando parte en las funciones ya preparando lo concerniente a las mismas, han dedicado desde hace más de un mes todos sus trabajos, todas las horas libres, a poner en ejecución el pensamiento. Loor a ellos sobre todo, que también y últimamente saben aprovechar el tiempo sobrante (p. 1)

A partir de este momento se sucederán en dicho teatro representaciones teatrales y conciertos, tanto de los socios como de artistas profesionales de relieve, como por ejemplo, el concierto de guitarra que ofrecieron los hermanos Julián y Manuel Arcas el 16 de julio de 186922.

Pero esta no será la única sociedad que se cree en Murcia donde se incluya la formación artística de sus miembros como un elemento fundamental de su estructura, y en los años siguientes se multiplicarán las noticias en la prensa murciana anunciando la formación de éstas. Como en La Paz de Murcia del 30 de abril de 1869, donde aparece un breve anunciando que "Con el título de La Igualdad se está formando una sociedad dramática que debe empezar a funcionar muy pronto" (p. 1). Al año siguiente, y acogida por un particular en su casa, aparece la Sociedad La Confianza, destinada en este caso al teatro hecho por niños; noticia de ella se encuentra en La Paz de Murcia del 18 de enero de 1870, en los siguientes términos:

OTRO TEATRO. La continuada clausura del principal, ha dado margen a la creación de otros, en los que los aficionados que no pueden satisfacer este recreo, la consiguen por la representación por si mismos de las obras dramáticas que están a su alcance. En este caso se halla el teatrito que con el título La Confianza han construido varios niños en la casa del Sr. Miró, al cual tuvimos el gusto de asistir en la noche del sábado.

A pesar de lo reducido del local, el cariño hacia los pequeños actores, la afición y la falta de otros recreos, llevó a él una gran concurrencia [.] Teniendo en cuenta la edad de los pequeños aficionados, nada extrajéramos al asegurar que rayan a una altura notable en la interpretación de los papeles de que se encargaron, pues la entonación y la energía dadas a las más principales escenas nos lo hicieron comprender (p. 1)

Y no todas las sociedades se centrarán en el teatro, sino que también se fundarán otras cuyos intereses se centran en otras disciplinas artísticas, como la Sociedad La Ilustración, cuya fundación aparece anunciada en La Paz de Murcia de 31 de diciembre de 1869, donde se describe como "[.] una sociedad exclusivamente científica, literaria y artística, con el objeto de ampliar los conocimientos de sus asociados por medio de la discusión y la lectura, y difundirlos por la enseñanza y la imprenta" (p. 1); este último objetivo lo lograrán en 1871, con la fundación de La Ilustración Murciana23, dirigida por D. Andrés Baquero Almansa. El nacimiento de esta sociedad fue bien recibido, pero no exento de polémicas, ya que por su fines parecía interferir en el ámbito de actuación de La Juventud; de ahí la carta publicada en La Paz de Murcia del 1 de enero de 1870, firmada por "Un amante de la ilustración de la juventud", quien expresa sus dudas ante la necesidad de una nueva asociación:

[.] creo convendrá conmigo en que los fundadores de "La Ilustración" hubieran estado más acertados acercándose a otra sociedad, que de igual género está fundada hace tres años, lo que prueba que no ha venido "La Ilustración" a llenar un vacío, como dice, y no deja de estrañarme (sic), que sin duda deben conocer, y que se titula "La Juventud", la que por efecto de esa apatía tan arraigada, vive hoy algo raquítica. Ingresando en ella habrían aumentado sus recursos, y sin los dispendios que consigo trae una nueva sociedad, habrían realizado su objeto, a la vez que el tener una sola sociedad grande que honrara a Murcia, en razón a que en ella se encontrarían reunidos todos los elementos que a estas asociaciones pueden dar vida, y que dispersos sólo momentáneamente dan algún empuje (p. 1)

A raíz de este escrito incluso se piensa en la fusión de ambas sociedades, tal y como se puede ver en artículos publicados en el mismo periódico los días 4 y 9 de enero, pero finalmente se descarta, tal y como se confirma en La Paz de Murcia del 28 de enero: "No habiendo sido posible arreglar las condiciones de fusión entre las sociedades "Ilustración" y "Juventud" por diferentes causas, según tenemos entendido, cada una de ellas ha continuado los trabajos conducentes al fin que se proponen en sus respectivos reglamentos" (p. 1). Sus principales actividades se centrarán en las conferencias científicas y en las veladas poético-musicales, y las crónicas de dichos eventos ocuparán un lugar en las primeras páginas de los periódicos murcianos.

Fig. 5: Cabecera de la revista artístico-literaria publicada bajo los auspicios de la Sociedad La Ilustración.

Años después, durante la década de 1880, destacaría la fundación de la Sociedad Dramática Romea. De ésta, la primera mención que se hace en la prensa es en El Diario de Murcia del 28 de marzo de 1882 con una breve anotación: "El domingo en la tarde celebró su primera sesión la Sociedad Dramática Romea, aprobando su reglamento y nombrando junta directiva, para la cual fueron designados, entre otros, D. Miguel López, D. Juan Antonio Soriano, y los Sres. Balboa y Carrillo" (p. 2). La siguiente noticia que se encuentra de la misma es en El Diario de Murcia del 2 de mayo, en la que se señala que esta Sociedad dará su primera representación en el Teatro del Liceo próximamente, representando el drama de costumbres La mejor joya, el honor24; esta noticia se confirma en el mismo periódico el 11 de mayo, precisando que dicho estreno se realizará el domingo 14, y que también han presentado el reglamento de la Sociedad al gobierno civil para su aprobación. Respecto a esta función inaugural, se publica en El Diario de Murcia del 16 de mayo una breve crónica:

La primera función dada por la sociedad dramática Romea, agradó el domingo en la noche a la concurrencia, que casi llenaba el salón del teatro del Liceo. El drama La mejor joya el honor, fue representada de un modo muy aceptable, por la Srta. Hernández y Sra. Crespo, y por los señores Martínez, Terol, Salas, Balboa y Medina. La Srta. Hernández, a quien ya hemos aplaudido otras veces, ha adelantado mucho, y tiene verdaderas condiciones de actriz. El Sr. Terol, nos sorprendió verdaderamente, pues no teníamos noticia de sus excelentes condiciones artísticas. El joven Medina, dijo bien y con naturalidad y no le ha de ser difícil el poseerse de su papel. A Salas, como a Balboa, ya los conocemos como buenos (p. 2)25

Durante el resto del mes, la Sociedad seguirá realizando funciones en el Teatro del Liceo, como en la realizada el 23 de mayo con la presencia del guitarrista Francisco Tárrega, principal protagonista de la velada.

Pero como no era infrecuente en este tipo de sociedades, pronto llegan las disensiones entre los integrantes de la misma, tal y como se filtra en el breve publicado en El Diario de Murcia del 25 de junio: "Tenemos entendido que en la Sociedad Dramática Romea hay disgustos entre sus socios; no hagan caso, los que han llevado a ese centro un buen deseo, de los que han llevado allí sus pequeñeces y marchará la sociedad adelante" (p. 3). Pero estas disputas se debieron solventar, ya que a comienzos del mes de agosto se encuentran noticias de mejoras notables en la misma, como la noticia publicada en El Noticiero de Murcia y reproducida en La Paz de Murcia del 3 de agosto:


Hemos tenido ocasión de ver las reformas que está haciendo en su local de la calle de las Capuchinas la Sociedad Romea, que construye un elegante teatro en el piso bajo de la antigua casa de los condes de Clavijo.

Según nuestros informes, la Sociedad Romea organizada nuevamente y contando con valiosos elementos, proyecta dar el próximo invierno brillantes veladas, que no dudamos sean dignas por todos los conceptos de los ilustrados aficionados que la constituyen (p. 1)

Sobre este mismo teatro se había informado previamente en El Diario de Murcia del 1 de agosto que "[.] se terminará para Septiembre y que probablemente se inaugurará con una función exclusivamente dedicada a honrar la memoria del inmortal murciano, príncipe de los actores de este siglo, cuyo nombre lleva dicha sociedad" (p. 3).

Finalmente, la función inaugural de este nuevo teatro se realizó la noche del 12 de noviembre, y una breve reseña de la misma fue recogida tanto en El Diario de Murcia como en La Paz de Murcia del día 14 de noviembre. De ella se dice en el primero de estos diarios, que fue muy amena y que respondía exactamente a los fines de la asociación, que no son otros que la difusión del arte dramático entre los aficionados, y la mejora de sus capacidades interpretativas. En cuanto a la crónica aparecida en el segundo, se informa que aunque no se pudo asistir a la función realizada en el teatro de la sociedad, situado en los bajos de la casa-escuela de las Capuchinas26, tienen muy buenas referencias de los asistentes, y que los protagonistas de las obras representadas fueron las Srtas. Hernández, Martínez y López, y los Sres. Parra, Guirao, Muñoz, Baleriola y Medina, todos ellos habituales de los teatros de aficionados de la ciudad. También se publicaron algunas de las poesías leídas en dicha función inaugural, como el soneto de Juan Antonio Almagro, aparecido en El Diario de Murcia del 19 de noviembre de 1882:


Tan grande es el placer que esperimento (sic) al ver la juventud, que será un día
honra y orgullo de la patria mía,
impulsada del noble sentimiento,
de levantar al arte un monumento,
do Minerva resida con Talía,
que cantos mil de honor entonaría
al autor del sublime pensamiento.
Y tú, Corporación, que has secundado
llena de afán tan sorprendente idea,
recibe mi cariño idolatrado,
y a Dios le pediré, que nunca vea
este templo, a las artes levantado,
a la Discordia con su horrible tea (p. 3)

También tenemos noticia de quiénes eran los integrantes de la junta directiva de la sociedad en estos momentos, ya que durante la función realizada por la misma la noche del 17 de noviembre se leyeron los telegramas de felicitación enviados a D. José Echegaray con motivo del estreno en Madrid de su última producción, uno de los cuales es reproducido en El Diario de Murcia del 19 de noviembre de la siguiente manera:

Los jóvenes aficionados que firman, de la Sociedad Dramática Romea de esta ciudad, siempre entusiastas por el arte, le felicitan con toda la efusión de su alma por su nuevo triunfo justísimamente merecido, en el estreno de su última producción Conflicto entre dos deberes.- Presidente, Hernández Molina.- Vice, Buendía.- Vocales: Sevilla, Parra, González, Guirao.- Contador, Carrillo.- Depositario, Botella.- Secretario, Muñoz.- Socios: Ramos, Avilés, Herrero, Baños, Córdoba, Baleriola, Brugarolas, Sánchez, Guillén, Bellido, López, Medina, Pérez, Cayuela, Hernández, Pastor, Latorre, Castillo, Gambin, Rubio, Juan, Parra, Morales, Herrero, La Torre, Martínez, Maestre, Soriano, López, Corral, Benítez, Cañada, Gomicia, Gómez, Blanco (p. 3)

En los meses siguientes se encuentra diversas referencias en la prensa murciana a las representaciones hechas por esta sociedad en su teatro de la calle Capuchinas, pero pronto debieron surgir problemas entre sus miembros, ya que en El Diario de Murcia del 18 de febrero de 1883 se anuncia que "La Junta Directiva de la Sociedad Dramática «Romea» se reunirá esta tarde a las dos en el salón que la misma ocupa, con el objeto de disolver dicha sociedad" (p. 3); en cambio, en La Paz de Murcia del 20 de febrero, define esta situación como una reorganización de la sociedad en el mismo local. Y en este mismo periódico, pero el 13 de marzo, se anuncia que "La Sociedad Romea que funcionaba en el pequeño teatrito de la calle de las Capuchinas ha quedado disuelta, naciendo de sus cenizas la Sociedad Apolo" (p. 1).

Esta nueva sociedad, que se denomina Sociedad Dramático-Recreativa Apolo27, hereda el espacio teatral creado por la anterior en la calle Capuchinas, y desde el principio muestra una vocación mucho más profesional que la anterior, ya que en las referencias que de ella se encuentran en la prensa murciana, se habla de funciones regulares e incluso de abonos para la asistencia a las mismas. Un ejemplo de esto es la noticia publicada en El Diario de Murcia del 14 de abril:

La Sociedad «Apolo» dará nueve funciones en este mes, que las tiene ya anunciadas para los jueves y domingos.

Las obras, de las que siguen desde mañana, son: Despertar, En la sombra, Amor de madre, Ángel, El lobo marino, Otro gallo le cantara, Flores y perlas, La levita y La mejor joya el honor.

Los actores que forman la compañía son: Dª Ana Olier, Dª María Crespo, Dª Concepción Molina, Dª Dolores Martínez y Dª Soledad Molina.

D. Federico Martínez Terol, D. Enrique Salas, D. Juan Moreno, D. Andrés Bolarín, D. Manuel Ramos, D. Mariano Guillén, D. Mariano Leal y D. Serafín Molina. El local está muy bien acondicionado e iluminado por gas.

Las obras, a juzgar por las hechas en la noche del domingo, están bastante ensayadas y muy bien comprendidas (p. 1)

A lo largo del mes se sucederán las menciones elogiosas a estas funciones, así como que se complementaban con entretenimientos en los intermedios, como juegos de prestidigitación hechos por los propios socios, o la intervención de una orquesta. Y en la misma tónica continuaron durante el mes siguiente, y en El Diario de Murcia del 3 de junio se publica el anuncio siguiente:

Sociedad Dramático-Recreativa Apolo.

La junta directiva de esta sociedad, en vista de lo avanzado de la estación, ha determinado no anunciar abono en el presente mes, para los señores socios de la misma.

No obstante, según está prevenido en el Reglamento orgánico, se anunciarán oportunamente los días en que se de algún espectáculo.

Debiendo advertir a los señores socios, en el pasado mes, que por el billete personal contribuirán con 2 rs. de gratificación, para cubrir los gastos de la función, como igualmente por cada uno de los billetes que se transfieran (p. 3)

Pero de nuevo debieron aparecer problemas entre los socios, ya que durante el mes de octubre de 1883 se puede ver en la prensa el siguiente anuncio:

Esto llevará a una nueva refundación de la sociedad a finales del dicho año, en la que recuperará de nuevo el apelativo de Romea, y así podemos leer en El Diario de Murcia del 22 de diciembre de 1883:

Varios jóvenes aficionados al arte dramático y coreográfico, piensan formar nueva sociedad para dar algunas funciones en los días festivos, y bailes de sociedad, en el bonito teatro salón de «Apolo», para cuyo objeto se reunirán mañana 23 en el mismo, a las dos y media de la tarde, e invitan a todos los jóvenes que quieran formar parte de dicha sociedad, concurran a la espresada (sic) reunión (p. 3)

Y unos días después, el 29 de diciembre, y en el mismo periódico se puede leer:

En la reunión que tuvo lugar el domingo en el salón teatro «Romea», quedó constituida la nueva Sociedad y se nombró la junta directiva, la cual tiene adelantados sus trabajos, con el objeto de complacer a los socios, preparando un bonito espectáculo para la noche del día de año nuevo. El reglamento para el régimen interior de la misma, se presentará en breve a la autoridad superior de la provincia para su aprobación (p. 2)

Además de las acostumbradas funciones que realizará durante los meses siguientes, la verdadera novedad que trae esta nueva etapa de la Sociedad Dramática Romea es la formación de una compañía infantil adscrita a ella, bajo la dirección del maestro de párvulos D. José Hernández Molina. La primera mención a la misma se hace en El Diario de Murcia del 19 de febrero de 1884, en la que el cronista comenta que "[.] vimos a aquellos pequeños actores, niños de ocho a diez años, «Levantar muertos» y el sainete «La mejor arma, un bromazo». Es menester verlos para comprender lo pícaros que son estos muchachos, lo bien que lo hacen, y las facultades que tienen los más de ellos [.]" (p. 2). Incluso llegarán a participar en funciones de mayor relevancia, como la realizada en el Teatro Romea la noche del 5 de mayo de 1884, costeada por la propia Sociedad y la Diputación Provincial, con motivo de la serie de conciertos realizados en el mismo por el sexteto del maestro Arche; dentro de la crónica publicada en La Paz de Murcia del 6 de mayo se dice de esta compañía infantil: "[.] El desempeño que tuvo fue más acertado de lo que pudiera esperarse de los pequeños actores: lo bien sostenido de los diálogos, la acentuación dada a muchas frases, demostraba el esmero que había presidido en los ensayos, y la comprensión e inteligencia de los niños [.]" (p. 1). A pesar de estos aparentes éxitos, la Sociedad se vuelve a disolver en junio de ese año, y de nuevo aparecen anuncios en la prensa ofreciendo su local de la calle Capuchinas en alquiler con todos sus enseres.

Años después, y sin aparente relación con la anterior, se fundará la Sociedad Lírico- Dramática Julián Romea28, cuya primera noticia aparece en La Paz de Murcia del 3 de junio de 1888. En ella se dice que la iniciativa parte de un grupo de jóvenes aficionados de la ciudad, y se anuncia que al día siguiente se producirá la primera reunión de la misma, a las 6 de la tarde y en el Teatro Romea, para nombrar la junta directiva y decidir qué día se iba a hacer la función inaugural. Ya en El Diario de Murcia del 7 de junio se da testimonio de dicha reunión de la siguiente forma:

Anteayer tarde se reunieron en el salón de baile del teatro Romea los jóvenes iniciadores de la sociedad lírico-dramática «Julián Romea», acordando por unanimidad nombrar una comisión organizadora, compuesta de los Sres. D. Jesualdo Cañada, D. Juan de la Cierva, D. Laureano Albaladejo, D. José María Avilés, D. Salvador Esteve y D. José María Peñafiel.

Esta comisión tiene por objeto además de encauzar la sociedad, redactar el reglamento por el que se ha de regir la misma.

Una vez hecho este reglamento, se convocará a junta general, para su aprobación, nombrándose además la junta directiva y el cuadro dramático (p. 3)

Los trámites se hicieron bastante rápido, pues dicha junta general se realizó el 9 de junio, quedando testimonio de ella en La Paz de Murcia del 10 de junio:

Ayer se reunió en el Teatro la «Sociedad Lírico Dramática Julián Romea». Por unanimidad, se aprobó el reglamento que en ella ha de regir, nombrándose a continuación los individuos que han de componer la junta directiva, de la siguiente manera:

Presidente honorario: D. José Zorrilla

Presidente efectivo: D. Ramiro Conde

Vicepresidente: D. Jesualdo Cañada

Secretario: D. Santos Ladrón de Guevara

Tesorero: D. José M. Peñafiel

Vocales: D. Juan de la Cierva, D. José Martínez Tornel y D. Salvador Esteve.

Una vez aprobado el reglamento por el Sr. Gobernador, se pondrá al público en la conserjería del Casino, con el objeto de que lo conozcan los señores socios que no asistieron a la Junta de ayer (p. 1)

Repasando los nombres de los integrantes de la junta directiva de la nueva sociedad podemos darnos cuenta de la relevancia de la misma, ya que en ella, además de la notable presidencia honorífica, nos encontramos con un notario (Ramiro Conde), dos abogados (Jesualdo Cañada29 y Santos Ladrón de Guevara), un periodista (José Martínez Tornel), un médico (Salvador Esteve) y un futuro político (Juan de la Cierva30).

La función inaugural se fija para la noche del 2 de julio, eligiéndose para representar en ella varias comedias breves, con intermedios en los que se realizarían actuaciones de la sección lírica de la sociedad. Esta fue generosamente cubierta por la prensa local, ya que tanto en La Paz de Murcia como en El Diario de Murcia nos encontramos amplias reseñas de la misma31. En ambas se destaca la notable asistencia de público, que llenaba totalmente el aforo del teatro, y la brillante intervención de los miembros de la sociedad, tanto en la sección de declamación como en la lírica. En la publicada en La Paz de Murcia del 3 de julio se destaca que "Esta función nos probó una vez más que no en balde se califica a Murcia de patria de los artistas, pues aquí nacen hechos [.]" (p. 1), mientras que en la que aparece en El Diario de Murcia del 4 de julio se afirma que "Merece un aplauso la sociedad «Julián Romea» que ha dado una prueba de sus buenos propósitos y de lo que puede hacer en la función que reseñamos [.]" (p. 2). Después de esto, sólo se la menciona en la prensa en dos ocasiones posteriores: el 4 de julio en La Paz de Murcia indicando que está preparando una función a beneficio de las Hermanitas de los Pobres, y el 7 de julio en El Diario de Murcia, porque se le dedica la función en el Teatro del Barrio del día siguiente. Después, la nada.

3. La organización de las primeras instituciones docentes artísticas (1872-1881)

Como hemos podido ver, en la ciudad de Murcia existía una gran inquietud acerca de la mejora de la calidad de las artes y de la práctica de las mismas, pero la formación y fomento de estas había caído en asociaciones de carácter particular. Por otro lado, no podemos olvidar la existencia de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Murcia (a partir de ahora RSEAPM)32, fundada en 1777 bajo los auspicios de Carlos III, que ya desde sus inicios tuvo la enseñanza de las artes como uno de sus objetivos. Así, el 6 de diciembre de 1779 se inauguró la academia de dibujo, bajo la dirección de Francisco Salzillo, con un doble objetivo: sentar las bases de la creación artística y como un elemento fundamental de transmisión del saber33. Con el tiempo se fue diversificando su programa, abarcando también la pintura, la escultura y la arquitectura, formando así a los artistas que conformarían el panorama artístico desde la Murcia de finales del siglo XVIII hasta la de comienzos del siglo XX. Además de su carácter docente, se intervenía también en el panorama de las actividades culturales de la ciudad, como las exposiciones provinciales de Bellas Artes o los Juegos Florales, configurándose de este modo como una de las instituciones culturales de más peso en la ciudad.

Con el tiempo, surgirán otras instituciones que tengan el objetivo de la formación artística de los murcianos, como es el caso del Conservatorio de Artes, una iniciativa de corta vida, pero no por ello menos interesante. La primera noticia sobre esta institución se encuentra en El Obrero34 del 20 de noviembre de 1872, donde no se puede ocultar el entusiasmo del redactor ante esta nueva institución:

No hallamos palabras bastantes para elogiar cual se merece la conducta de las ilustradas personas a cuyos esfuerzos se debe la creación del Conservatorio de las Artes que va ha (sic) establecerse en esta capital y cuyo anuncio insertamos a continuación, recomendando eficazmente su lectura.

Fig. 6: Anuncio del inicio de las clases de dibujo en la RSEAPM para el curso 1892-1893, publicada en
La Paz de Murcia del 15 de septiembre de 1892.

Centros de enseñanza de este género es lo que Murcia necesita, y todos debemos estar igualmente interesados en su creación y en su fomento.

El genio emprendedor del Sr. Don Gonzalo Baños está de enhorabuena pues ha visto realizados sus deseos de siempre con la creación del Conservatorio de Artes como lo consiguió también con los de nuestra Universidad, a cuya iniciativa se debe.

Reciba, pues, el Sr. Baños y cuantos le secundan en sus loables propósitos nuestros más cumplidos plácemes, como a nuestra vez nos lo damos también por las grandes ventajas que necesariamente ha de proporcionarnos el Conservatorio de Artes.

¡Obreros, a instruiros! (p. 4)35

En el anuncio mencionado se indica que las clases serán gratuitas, que a los que quieran matricularse "[.] se facilitarán en dicha oficina los antecedentes necesarios sobre clases, horas y condiciones que se requieren para ser admitido alumnos" (p. 4), así como las clases que se establecen por el momento, que son: aritmética, geometría, nociones de descriptiva, nociones de mecánica y construcción, dibujo lineal y de arquitectura y nociones de química. Finalmente, se informa que las clases comenzarían el 2 de diciembre. El anuncio se irá repitiendo en las semanas siguientes en la prensa murciana.

Fig. 7: Anuncio del Conservatorio de Artes publicado en La Paz de Murcia del 21 de noviembre.

Posteriormente, y aludiendo a problemas organizativos, se publica en el Boletín Oficial de la Provincia de Murcia del 3 de diciembre una nota firmada por el secretario general de la institución, Gonzalo Baños, informando que se ha acordado posponer la inauguración del curso hasta el 2 de enero de 1873. Así mismo, en La Paz de Murcia del 4 de enero de 1873 se comunica que finalmente la inauguración solemne del Conservatorio de Artes se realizará el día 7; además, se informa que las clases serán nocturnas y estarán a cargo del siguiente cuadro de profesores:

. Aritmética, D. Francisco Gómez, catedrático de la universidad.

. Geometría, D. Pedro González Adalid, director del colegio Saavedra Fajardo.

. Mecánica industrial y dibujo, D. José Marín Baldo, arquitecto provincial.

. Arqueología industrial y dibujo, D. Javier Fuentes y Ponte, ayudante de obras públicas.

. Física y química aplicadas a la industria, D. Juan López y Gómez, catedrático de la universidad.

A pesar de todo lo anunciado, dicha apertura del curso se realizó el día 6 de enero, apareciendo publicadas reseñas de la misma en la prensa del día siguiente. El acto estuvo presidido por el rector de la Universidad Libre, D. Jerónimo Torres, y el discurso inaugural lo leyó Marín Baldo. Según aparece en la noticia publicada en La Correspondencia de Murcia de dicho día, el acto resultó solemne y brillante, y el periodista concluye diciendo:

Sentimos tenernos que limitar a las reducidas dimensiones de nuestro periódico sin poder manifestar la importancia que ese centro artístico puede proporcionar a nuestra localidad.

Los hijos del taller ya no serán en Murcia los desheredados del arte, ni meros rutinarios; si las ciencias tienen un templo, también lo tiene el arte.

Loor a los que saben dar gloria a su patria, con su abnegación y desinterés (p. 1-2)

Pero la polémica en torno a esta nueva institución educativa no tarda en aparecer, ya que en el mismo periódico, La Correspondencia de Murcia, del 20 de enero se publica un comunicado remitido por D. Juan Belmonte, en representación del claustro de profesores de la academia de dibujo de la RSEAPM, mediante el cual pretenden puntualizar algunos aspectos con los que no están conformes. El punto de partida de la polémica es la antes citada frase "Los hijos del taller ya no serán.", a la que Belmonte responde afirmando que "Conviene consignar, siquiera sea por el honor de Murcia, que el templo del arte, en la acepción que se le quiere dar en esta párrafo, hace muchísimos años que se halla abierto en esta capital y en disposición de que concurran a él cuantos jóvenes aplicados quieran" (p. 2). Tras esto, procede a explicar detalladamente la trayectoria de la institución a la que pertenece desde su fundación en 1777, enumerando los nombres de los profesores que se hicieron cargo en sus aulas de distintas materias (dibujo, matemáticas, dibujo de adorno, dibujo de arquitectura, etc.). Además, asevera que "La Sociedad ha costeado siempre escuelas gratuitas de primera enseñanza, dirigidas por renombrados profesores [.]" (p. 2), y que "[.] ha empleado además cuantiosos intereses en escitar (sic) la aplicación de sus alumnos con merecidos premios" (p. 2). Y Belmonte concluye su escrito de una contundente forma:

Si desgraciadamente hay algunos que pertinaces no quieren aprovechar estos medios de instrucción, la culpa es solo de ellos y no sería justo decir que Murcia no había tenido escuelas de primera enseñanza, porque algunos de sus hijos ignoren hasta la manera de escribir una carta.

Ya habrá V. comprendido, Sr. Director, que mi posición especial de profesor de esta academia me obliga, de acuerdo con mis dignos compañeros, a reclamar esta rectificación. Por otra parte, tengo la honra de hallarme distinguido con el diploma de soco de mérito de la antedicha corporación, ganado en rigurosa y pública oposición, y este doble carácter me autoriza para rogar a V. disponga la inserción de este comunicado en su periódico, seguro del aprecio de su afectísimo s.s.q.s.m.b. (p. 2-3)

De todas formas, esta recepción conflictiva de la nueva institución se venía anunciando desde un tiempo antes, ya que en La Paz de Murcia del 28 de diciembre, a propósito del anuncio de la celebración de la junta general de La Juventud, se dice lo siguiente:

Esta sociedad es tanto o más importante que el Conservatorio de Artes, pues la primera enseñanza es la base de toda otra instrucción, y por tanto bueno sería que ya que nuestro municipio no sostiene escuelas nocturnas, no olvidase cierta solicitud de subvención que existe en el mismo, y que tenemos entendido está informada favorablemente.

Cuando a pesar de haber en esta provincia un instituto provincial de los mejores, subvenciona la provincia los municipales de Cartagena y Lorca, cuando se subvencionan la Universidad y el Conservatorio de Artes, creemos que no debe olvidarse un establecimiento tan útil como La Juventud y así lo esperamos de la corporación municipal (p. 1)

Bajo esta polémica subyace un conflicto constante en la España del siglo XIX, que no es otro que la lucha entre los estamentos de carácter progresista y los de carácter conservador que, en este caso, estarían encarnados respectivamente en el Conservatorio de las Artes y la RSEAPM. Fundada la primera con el aval de la Universidad Libre, bajo el amparo renovador del Sexenio Revolucionario y aplaudida desde periódicos de corte liberal como El Obrero y La Correspondencia de Murcia, mientras que la segunda es una institución fundada bajo los auspicios del Despotismo Ilustrado de Carlos III y defendida desde periódicos más moderados como La Paz de Murcia, el conflicto entre ambas era casi inevitable. De todas formas, la vida de esta institución fue efímera, ya la reforma de la enseñanza realizada en 1874, mediante un decreto de 29 de julio, llevó a prohibir las subvenciones a establecimientos educativos no dependientes de organismos oficiales lo que supuso el fin de las instituciones libres de enseñanza.

Además de esta institución centrada en las artes plásticas, durante el Sexenio Revolucionario Murcia vio nacer también la primera relacionada con las artes escénicas y la música: la Escuela de Canto y Declamación Padilla. La primera noticia relacionada con la misma aparece en La Paz de Murcia del 3 de enero de 1873, que dice lo siguiente:

Bajo el nombre de nuestro célebre paisano "Padilla" y los auspicios del Círculo Industrial, se va a crear una escuela gratuita de canto y declamación en esta capital, con objeto de que los jóvenes de ambos sexos que tengan las facultades necesarias puedan encontrar a su alcance los medios para dedicarse a tan importante carrera.

La enseñanza alcanzará a los niños que se albergan en la casa provincial de Misericordia y que se crean adornados de las disposiciones necesarias.

Para dar a conocer los resultados y alentar a los alumnos en sus estudios habrá sesiones mensuales en el teatro de Romea, si como es de esperar cede el municipio el local para una noche en cada mes, que se combinará sea en una de esas en que la empresa que actúe no tenga función.

El pensamiento es excelente y de su realización pueden reportar grandes ventajas nuestros paisanos a los cuales no les faltan condiciones para esos estudios, pues pocos países dan tan gran número de renombrados hijos como Murcia, y esperamos que el Sr. Valderrábano, iniciador de este pensamiento, de una muestra más de su genio emprendedor y activo con la realización del mismo (p. 1)

Es decir, como en el caso del Conservatorio de las Artes, se trata de una iniciativa privada al calor de la libertad de enseñanza promovida por el gobierno central, bajo los auspicios de una institución que ya estaba vinculada a la práctica del teatro desde hacía algunos años. Muy pronto comenzarán a insertarse en la prensa los anuncios convocando a la matrícula.

Fig. 8: Anuncio de la Escuela de Canto y Declamación Padilla, publicado en La Paz de Murcia del 5 de febrero de 1873.

La presentación oficial de esta escuela se produjo la noche del 19 de marzo de 1873, con la representación en el Teatro Romea de la ópera Norma. Según la crónica publicada en El Chocolate del 20 de marzo

Muchas y variadas cosas fueron las que en dicha noche aparecieron a nuestros ojos, cautivándonos el alma, y en las cuales, desde luego, tuvimos ocasión de notar una oculta y juiciosa dirección. Vimos, pues, una comisión de recibo, compuesta de jóvenes obsequiosos que, situados a las puertas del coliseo, se ocupaban en regalar pomitos de flores a cada una de las damas que acudían al espectáculo, buscando solaz y proporcionándolo a la vez con la presencia de su hermosura y de sus gracias. Vimos un vestíbulo artísticamente decorado, con magníficas arañas, jarrones de flores, estatuas y cortinas de damasco, en cuyo centro y sirviendo de base a dos laureadas inscripciones de "Gloria al arte" y "Gloria a Murcia" descollaba un bonito trofeo musical, como diciendo a los ojos que le miraban: "Aquí mando yo esta noche" [.]; y finalmente vimos, o mejor dicho contemplamos, la bien ordenada ejecución de la incomparable obra maestra del inmortal Bellini, amenizada luego con aplausos, coronas, flores y versos de los señores Argulló, Llinares, Cayuela, Alix y otros36 (p. 3)

Pero la brillantez de este acto se vio empañada por el intento de asesinato de D. Tomás Valderrábano, presidente del Círculo Industrial e impulsor de la iniciativa que llevó a la fundación de esta escuela; éste se produjo a la puerta del vestuario del Teatro Romea, tal y como cuenta la noticia publicada el 20 de marzo en El Obrero, pero afortunadamente el agredido salió indemne del suceso, y la inauguración pudo realizarse sin ningún percance más37.

Firmada por A. Ibáñez González, se publicó en La Paz de Murcia del 21 de marzo una extensa crónica de la función inaugural, de la que nos interesa especialmente su primera sección. En ella, el cronista del acto razona sobre la necesidad de una iniciativa como la emprendida por el Círculo Industrial y sus dirigentes a la hora de promover una escuela de estas características en una ciudad como Murcia, en los siguientes términos:

Hace algún tiempo se venía notando un gran vacío en esta población.

Murcia, la denominada vergel español, la que la bondad de su clima atrae genios para concluir de confeccionar sus divinas concepciones, la que se baña en el Segura y se mira en los panoramas de sus vegas y campiñas, la que sus típicas costumbres son trasladadas al lienzo para mostrarlas a las demás naciones, la que en ella encuentran las huellas de las razas morisca y romana, la que, en fin, se cree por todos patria de los poetas y músicos, se encontraba recostada en su lecho asiático, es decir en la inercia.

Los hijos de ella contemplábamos la naturaleza, la mirábamos extasiados, comprendíamos que aquello tenía un autor, Dios, pero nos faltaba el valor para cantarle himnos que tuviesen la cuna en el alma, que fuesen destellos de la inteligencia, laboratorio de la ciencia y del arte y por lo tanto no éramos artistas, no podíamos ser músicos.

Mas el teatro, ese regulador de las costumbres, principió a halagar con los dramas y tragedias nuestros sentidos y poco a poco fuimos sintiendo tal afición a él, que a todas horas del día estábamos declamando; después la zarzuela, como escrita en nuestro rico idioma, nos complacía más (cumpliendo la ley del progreso), y por último, triunfó como siempre el espíritu sobre la materia y donde una nota de Bellini o Rossini salía de los labios allí nos encontrábamos.

Levantado de tal modo el espíritu público, el Círculo Industrial, esa sociedad que siempre se halla dispuesta a hacer por esta población todo lo que sus fuerzas alcancen y algo más, siendo en sentido beneficioso, acordó crear una escuela gratuita de declamación y canto que denominó de Padilla, por ser este una de las lumbreras del arte e hijo de Murcia, con objeto de que viniese a llenar el vacío que existía entre nosotros.

Loor, pues, a esa sociedad que vela por la enseñanza y propaga el arte entre nuestros paisanos (p. 1)

La presentación fue todo un éxito, y tras las primeras funciones realizadas en el Teatro Romea, las representaciones realizadas por los alumnos y profesores de la Escuela Padilla se trasladarán al teatro del Círculo Industrial entre los meses de septiembre y diciembre de 187338. Finalmente, en La Paz de Murcia del 16 de diciembre de ese mismo año, se anuncia la disolución de la compañía lírico-dramática del Círculo Industrial, al parecer por los crecidos gastos de las representaciones dadas. Después de esto, desaparece toda referencia a esta iniciativa en la prensa murciana.

Fig. 9: Poema dedicado por la redacción de El Obrero a los alumnos de la Escuela de Canto y Declamación Padilla, publicado en el número del 22 de marzo de 1873.

Tras esto, pasarían casi ocho años hasta que nos encontremos la fundación de una nueva escuela dedicada a las enseñanzas del canto y la declamación: la de D. Francisco Lucas. La pericia docente de éste ya era reconocida por la prensa murciana antes de la fundación de su escuela, tal y como se puede comprobar en una noticia publicada en EL Diario de Murcia del 10 de octubre de 1880, donde se hace referencia a una reunión musical realizada en la casa de D. Adolfo Ayuso para presentar los avances en el canto de su hija Herminia39:

[.] Ya habíamos oído a algunos de los asistentes a dicha reunión, y parece que todos quedaron admirando los progresos rápidos que ha hecho en el canto la espresada (sic) señorita, atribuyendo este progreso no sólo a sus facultades peculiares, sino a las muy especiales del señor Lucas para la enseñanza del arte. Conocido, aun no tanto en la escena de España como en la de otras naciones, ya de él se ha ocupado la prensa de esta últimas; pero resulta que nuestro distinguido paisano posee un ingenio superior para la enseñanza del canto y educación de la voz, del cual no teníamos conocimiento.

En unas cuantas lecciones ha hecho de la Srta. Ayuso una cantante de salón de primer orden. Sólo esta discípula deja en el país el Sr. Lucas; por lo que lamentándonos con «Las Noticias», decimos con este colega: "si a las dotes de maestro de canto que acaba de demostrar el Sr. Lucas hubiera estado al frente de una escuela de este arte, aquí que es el país de las buenas voces y del genio artístico, sabe Dios lo que esa escuela hubiera dado de sí para honra de Murcia" (p. 2)

El resultado de esta buena publicidad no fue otro que la presentación a la Diputación Provincial de un proyecto para la fundación de una escuela de canto con la dirección de D. Francisco Lucas, y bajo el patrocinio de la RSEAPM y su presidente. En este sentido, en el Archivo General de la Región de Murcia se conserva un oficio con fecha de 23 de diciembre de 1880 que hace alusión a este hecho de la siguiente manera:

Leído por esta Secretaría un proyecto presentado al Sr. Director por D. Francisco Lucas para el establecimiento en esta localidad de una Escuela de Canto español e italiano, patrocinada por la Sociedad, se acordó en sesión celebrada el día 22 de actual después de una ligera discusión despertar con satisfacción el pensamiento y que pase el proyecto a la Sección de Artes para que esta, oyendo al Sr. Lucas y poniéndose de acuerdo con la Diputación y Ayuntamiento, estudie la manera de allegar los recursos necesarios si es posible y proponga las bases que juzgue más oportunas para la ejecución de dicho establecimiento [.] (fol. 1r)

De este proyecto ya había dado cuenta la prensa, pues en El Diario de Murcia del 7 de diciembre aparece el mismo transcrito de forma íntegra40. Tras una atenta lectura del mismo, los aspectos más destacables del mismo serían:

1. Se destaca la inclinación artística de los murcianos, lo que proporcionaría a la escuela un número suficiente de alumnos para que fuera viable.

2. Los estudios propuestos serían gratuitos, por lo que necesitarían del apoyo institucional (Ayuntamiento, Diputación o RSEAPM) para cubrir los gastos generados con el funcionamiento de las clases. También se destaca su carácter provincial, por lo que no solo se implicaría el Ayuntamiento de Murcia, sino todos aquellos que enviasen pensionados internos para estudiar en ella.

3. Para la puesta en marcha de esta iniciativa sólo serían necesarios, además del matrimonio Lucas como directores y profesores, "[.] una casa, dos pianos, dos pasantes repasadores y algún otro dependiente subalterno" (p. 1)

4. La formación estaría destinada a jóvenes de ambos sexos, y con una clara vocación profesional. Aunque sus impulsores son conscientes de que no todos los alumnos alcanzarán la excelencia, estiman que "[.] en muy poco tiempo, en dos años a los más, y un año con otro, podrán salir de esta escuela cien jóvenes murcianos de ambos sexos, instruidos, con una carrera artística, para ganar honradamente su subsistencia" (p. 1)

5. Esta orientación profesional queda subrayada al especificar que los fondos de la escuela se podrán ver incrementados con conciertos o cualquier otra clase de actuaciones, e incluso funcionaría a manera de agencia de contratación artística:

La escuela, teniendo ya artistas, puede estar en relación con las agencias teatrales de todas partes y puede, digámoslo así, servir los artistas que se le pidan; y estos, al ser contratados por la institución, dejar una parte a beneficio de ella y de sus profesores, que les habían abierto el porvenir (p. 2)

Fig. 10: Retrato de Giovanna Bonafi de Lucas (ca. 1880), esposa de Francisco Lucas y reconocida prima donna italiana en los roles de mezzosoprano y contralto.

Todos estos esfuerzos verán pronto sus frutos, ya que en El Diario de Murcia del 27 de enero de 1881 aparece publicado el siguiente anuncio:

De su lectura se infiere que los estatutos propuestos ya habían sido aprobados, y que se había conseguido la financiación necesaria para poner en marcha la escuela. Pero la realidad es que la cuestión económica siguió siendo conflictiva en los meses siguientes, lo que justifica la presencia en prensa de noticias como esta, publicada en El Diario de Murcia del 29 de marzo:

La comunicación que la Sociedad Económica ha pasado al Ayuntamiento diciendo que el estado de sus fondos no le permite atender a la subvención de la útil y conveniente Escuela de Canto creada por D. Francisco Lucas; pero que la corporación municipal haría muy bien en prestar su apoyo a semejante establecimiento, cuyo presupuesto asciende, por año, a la suma de 22.000 reales, ha encontrado acojida (sic) entre los individuos que componen el municipio, puesto que al dar cuenta de ella se acordó, después de hablar en pro del pensamiento los Sres. Almazán, García Alix y Calvo, y a propuesta de este último, que informe una comisión poniéndose de acuerdo con la Diputación Provincial (p. 2)41

En cuanto a la ubicación de la escuela, se barajaron varias posibilidades, incluido uno de los salones del Teatro Romea que, como se dice en El Diario de Murcia del 21 de junio de 1881, "[.] que hoy no sirven para nada, con el objeto de establecer en ellos su escuela de canto y declamación, que cuenta ya con setenta y dos alumnos" (p. 2); finalmente se instalaría en la calle del Conde, en donde permanecería hasta su traslado a Madrid42.

Una vez superadas las dificultades iniciales, la Escuela de Canto y Declamación se consolidará en los años siguientes, e incluso logrará la protección de la casa real. Así lo podemos leer en una noticia transcrita del periódico El Noticiero por El Diario de Murcia del 12 de octubre de 1883:

Acompañando a distinguidos forasteros, amigos nuestros, que con motivo de los baños de Archena han venido a Murcia, hemos visitado la Real Escuela de Canto y Declamación que, como saben nuestros lectores, dirigen con tanto acierto como entusiasmo los señores de Lucas, y hemos visto que ese floreciente establecimiento encuéntrase en el mejor estado siendo diez y nueve los alumnos que se han matriculado para el presente curso, entre los cuales, tanto nuestros amigos como nosotros, hemos tenido el gusto de oír notables voces, que son verdaderos prodigios y fundadas esperanzas para el mundo artístico.

El señor de Lucas, a pesar de su estado delicado de salud, no descansa un momento, y multiplicándose en todas partes, acude a la enseñanza de sus discípulos.

Nuestros amigos quedaron complacidos del estado floreciente de la Real Escuela; y manifestaron a su director, lo satisfechos que estaban al ver que sus discípulos son verdaderas esperanzas, sintiendo a la vez que tanto y tanto sacrificio no sea recompensado como merece.

El Sr. Lucas, manifestó a nuestros amigos, que todo lo esperaba de la munificencia de SS.MM., bajo cuyo amparo vive la Real Escuela, y cuyo porvenir depende del patrocinio de S.A.S. la princesa de Asturias su augusta protectora (p. 3)

Este patrocinio real se había conseguido en agosto de dicho año, y que se acompañó de las correspondientes dotaciones económicas, tal y como se publica en El Diario de Murcia del 19 de agosto:

S.M. el Rey ha hecho un donativo de 6000 reales a la Escuela de Canto y Declamación de esta ciudad fundada por nuestro amigo el profesor D. Francisco Lucas.

S.M. la Reina le ha hecho otro donativo de 3000, y la infanta Dª Isabel otro de 1500.

En total la familia real ha hecho a la Escuela de Canto el importante donativo de 10.500 reales.

Además se ha concedido que dicho centro popular artístico se titule: «Real Escuela de Canto y Declamación, gratuita, para la carrera artístico-teatral, italiana y española, bajo el patrocinio de la Serenísima Sra. Dª Mercedes de Borbón, Princesa de Asturias, y de sus fundadores Sres. de Lucas».

Merecida tiene esta alta protección un centro que ya ha dado excelentes resultados prácticos y que todavía los dará mayores por el entusiasmo con que lo sostienen sus fundadores (p. 2-3)43.

Pero esta iniciativa no aparece aislada, sino que parece ser parte de un cambio de mentalidad en la ciudad de Murcia, o al menos así lo afirma Martínez Tornel en un artículo de fondo publicado en El Diario de Murcia del 23 de junio de 1881, titulado "El mañana", y que se inicia afirmado:

Observando detenidamente el estado de nuestra ciudad, se nota en ella una reacción especial, una disposición nueva, una aspiración desconocida, que están contra el carácter de los murcianos. Considerando este estado detenidamente, nos parece que pronto vamos a ser otros. [.] Hay un deseo de fraternidad que encanta; hay un espíritu de asociación general, que atrae. Nadie se cree, por sí solo, capaz para nada. Nadie quiere el aislamiento. Hacer, trabajar, sacudir la habitual pereza del clima y de la costumbre: este parece ser el propósito general; propósito noble, digno y grande, que es el principal para levantar a un pueblo.

[.] Hay amor al arte; hay escuela de canto y declamación; proyecto de un conservatorio; más colegios que nunca; más escuelas; más periódicos y más lectores; más asociaciones religiosas; más asociaciones benéficas; más afición al teatro; más imprentas; más comercio; más crédito (p.1)

Es decir, nos está indicando un profundo cambio que está dinamizando la vida cultural murciana y que lleva al deseo de crear instituciones educativas según los modelos ya implantados en otras ciudades españolas.

4. Hacia la modernidad de las enseñanzas artísticas (1881-1916)

Dentro de este nuevo espíritu se inserta una nueva iniciativa: la fundación de un conservatorio en la ciudad de Murcia. Desde comienzos del mes de junio de 1881 la noticia se hace presente en la prensa local. Así, en El Diario de Murcia del 10 de junio se recoge una noticia publicada en El Eco de Murcia, se informa de esta nueva iniciativa de la siguiente manera:

Lo que «se dice» de los profesores de música, según "El Eco":

«Nuestro último artículo sobre las mejoras de Murcia, despertó cierta ansiedad entre algunos profesores de música que acogieron con marcadas muestras de simpatía la idea de la creación de un Conservatorio.

Sin embargo, dichos profesores se ven en el caso de no poder llevar a cabo tan importante mejora, pues al dar los primeros pasos preparando una reunión de sus colegas, donde pueda discutirse el mejor modo de realizar el pensamiento, han tropezado con una serie de dificultades que es imposible salvarlas.

Odios y rencores muy reconcentrados desde tiempo antiguo, crean hoy un antagonismo que pone en ridículo el buen nombre de este país; haciendo, de los artistas, artesanos, que miran la música como un pasatiempo productivo y nada más, y estas antipatías, puramente personales, ahogan el ardiente deseo de formar un centro artístico digno de nuestra cultura.

Lo sentimos en el alma. Habíamos creído hallar eco en alguna parte, y nos encontramos con que entre los artistas se puede adelantar menos que con el Municipio.

Cosas de Murcia» (p. 2)

No tarda mucho en haber una enérgica respuesta a esta dura crítica a la actitud de los músicos de Murcia ante la creación de un conservatorio en la ciudad, ya que en El Diario de Murcia del 12 de junio se publica una carta remitida por D. Mariano García, maestro de capilla de la catedral. En ésta, se explica que las afirmaciones publicadas por El Eco de Murcia son prematuras y faltan a la verdad, ya que la reunión para tratar esta cuestión sólo se ha retrasado unos días44.

Muy pronto, los músicos de la ciudad expresan su apoyo a la iniciativa, como los Sres. Mirete, Verdú y García, que publican un comunicado en La Democracia en este sentido, tal y como se recoge en un breve en La Paz de Murcia del 14 de junio. Y en El Diario de Murcia del 18 de junio se anuncia que la esperada reunión de los músicos de la ciudad para tratar el tema del conservatorio se realizará al día siguiente en la casa de D. Mariano García, y que a la misma están invitados representantes de todas las ramas del arte musical. E incluso se anticipan las materias que se impartirán en esta nueva institución:

También se nos dice, sin que salgamos garantes de la noticia, que las clases que hayan de proponerse serán las siguientes, desempeñadas por los profesores que se enumeran con las mismas:

Elementos generales de la música, don Pedro Bacho. Primer año de solfeo, don Bonifacio Ballester. Segundo año, D. Juan Ayala. Tercer año, D. Remigio Alcusa. Primero y tercer año de canto, D. Francisco Lucas. Segundo año de canto, cuarto de piano, instrumentación, estética e historia de la música, D. Mariano García. Primero y tercero año de armonía, don Fernando Verdú. Séptimo año de piano, contrapunto y fuga; segundo año de armonía y estudio sobre la melodía, D. Julián Calvo. Órgano común y expresivo, D. Simón Espín. Primer año de violín, D. Jorge Coderh. Segundo y tercero, don José Fresneda. Complemento de este instrumento, D. Ángel Mirete. Flauta y viola, D. Mariano Esbry. Contrabajo y violoncello, D. Francisco Jover. Instrumentos de viento madera, D. Acisclo Díaz, y de metal, D. Emilio Raya. Primer año de piano y complemento de flauta, D. José Jubes. Segundo y tercero de piano, don José Solano. Quinto y sexto de piano, don Antonio Ramírez. Clases especiales en todos sus ramos para ciegos, D. Adolfo Gascón y D. Juan Diego Manresa (p. 2)

Pero también hay quienes expresan sus dudas ante la nueva iniciativa, como la redacción de La Paz de Murcia, que al transcribir la anterior noticia el mismo 18 de junio concluye preguntándose: "¿Podrán vivir a la vez la escuela de canto, ya creada y que podía ser ampliada, y el nonnato conservatorio? ¿Vendremos a querer tener mucho para no tener nada?" (p. 1). Y de una forma muy similar se expresan en El Semanario Murciano del 19 de junio:

No nos parece mal la creación del conservatorio de música; pero hay que convenir en que aquí somos extremados: o todo o nada. Se establece la Escuela de Canto que tantos y tantos desvelos y sacrificios cuesta a su director Sr. Lucas, y cuando la opinión y las miradas de todos van convertiendo (sic) a aquel instituto, esperando que algunas corporaciones le presten generoso apoyo, moral más que material, se divierte la atención de la generalidad hacia otro proyecto. Y bien que el conservatorio sea otra cosa distinta, bien que nosotros no veamos mal su creación, lo que si queremos decir es, que «no vayamos a abarcar tanto, que no podamos apretar nada» (p. 6)45.

A pesar de todo, la anunciada reunión se celebró como estaba prevista el domingo 19 de junio de 1881, y tras discutir los asuntos pertinentes a la fundación del conservatorio, se nombró una comisión para iniciar los trabajos preliminares del mismo, que según la noticia publicada en El Diario de Murcia del 22 de junio eran:

Presidente: D. Mariano García. = Vicepresidentes: D. Julián Calvo y D. Ángel Mirete. = Vocales: D. Mariano Esbrí, Don Simón Espín, D. José Jubés, D. Antonio Ramírez, D. Juan Ayala y D. Adolfo Gascón. = Secretarios: D. Fernando Verdú y D. José Solano (p. 3)

Y después de esto, la nada. No se ha podido localizar mención alguna a este proyecto de conservatorio posterior a esta fecha, lo que indica que debió de ser abandonado, bien por las dificultades organizativas y económicas que planteaba, bien por la competencia con la Escuela de Canto y Declamación del Sr. Lucas, que se había asentado en la ciudad por esas mismas fechas. Además, la fundación del Conservatorio de Valencia en 1879 y la cada vez mayor presencia de murcianos vinculados al Conservatorio de Madrid hicieron más atractiva la posibilidad de realizar los estudios musicales en dichas instituciones, que aparecerán mencionadas en múltiples ocasiones en la prensa local durante las décadas siguientes.

Esto no quiere decir que se abandonara la idea de la implantación de las enseñanzas artísticas en Murcia, ya que en los años siguientes se multiplicará la aparición tanto de academias especializadas como la implementación de "clases de adorno" en los colegios de la ciudad, lo que se puede considerar como un fiel reflejo de la demanda social por este tipo de formación. No es la intención de este artículo hacer una investigación exhaustiva sobre éstas, pero si es necesario mencionarlas, ya que manifiestan el interés de la sociedad murciana por la formación artística, tanto en las artes plásticas como en las escénicas. Y nada mejor que un ejemplo gráfico para entender la dimensión del fenómeno:

Pero también se puede detectar una cierta inquietud sobre la verdadera efectividad que estas instituciones de enseñanza artística tienen en la sociedad, tal y como se puede ver en la "Revista Musical" remitida desde Madrid por Cherubini, y publicada en El Diario de Murcia del 8 de agosto de 1882:

A pesar de que el Conservatorio cuenta con nuestras primeras notabilidades artísticas, es cierto que de él no salen artistas.

Todos los años vienen los periódicos con una lista de primeros premios, segundos premios y así sucesivamente. Hácese entonces pública que la Srta. López toca el piano con sin igual maestría y que el señor Rodríguez canta con primor. Y para fin de cuentas, todos estos primeros premios vuelven a la oscuridad de donde no debían haber salido, procurando ganar la subsistencia, ella dando lecciones de piano tan poco artísticas, como mal retribuidas, y él tocando el cornetín en un teatro de segundo orden.

Creo que debía buscarse el medio de impedir que a las carreras artísticas se dedicaran tantas inteligencias que en otro campo de la actividad serían más útiles a la sociedad.

Precisamente la música seria va perdiendo cada día más el favor del público. La zarzuela triunfa en todas partes, y me escribe un distinguido aficionado de París: «Amigo mío: la ópera concluye. En los teatros de provincia no se canta ya Mignon, ni La Juíve: la canción verde y los couplets se llevan la afición del público»

Yo creo con esto no va perdiendo nada el verdadero arte musical, que exigen un reducido círculo de inteligentes, verdadera aristocracia del arte, que es la única que puede dar al mérito su merecido. ¡Bastante tiempo ha obligado la moda a la gran masa del público a fingir entusiasmo y arrobamiento con malas sinfonías que le hacían dormir!

¡Dadle al público música ligera! Poned en escena Boccacio, La Mascotte, y le tendréis contento. Anoche se estrenaba en el Circo de Rivas una revista ínfimamente escrita; pasaron las primeras escenas sin un aplauso. En cambio el final fue repetido entre grandes aplausos: el músico había tenido la habilidad de poner lo más animado de la música del Bocaccio.

Lo mismo pasa en los conciertos del Retiro. Las polkas y los walses (sic), las marchas triunfales y los coros más sabidos son objeto de grandes aplausos. Lo demás pasa desapercibido.

Es que la música, el divino arte de la armonía, exije (sic) una delicadeza de sentimientos y una cultura del espíritu que pocos tienen. Mozart no será nunca popular.

¿Esto es un mal?

Yo creo que es un bien (p. 1)

Es decir, que la formación obtenida en una institución como el conservatorio no garantizaba la profesionalización de sus egresados, bien porque la calidad de los mismos no era suficiente para alcanzar los niveles de excelencia exigidos, bien porque los gustos del público habían cambiado hacia géneros más ligeros que no hacían necesaria dicha formación académica.

Durante un tiempo este tipo de instituciones parecen ser suficientes para la sociedad murciana, pero hacia mediados de la década de 1890 se vuelve a apreciar un movimiento político y social en pro de la creación de diversas fundaciones públicas dedicadas a la formación artística, que serían impulsadas por los políticos vinculados con Murcia presentes en el gobierno de la nación, como D. Joaquín López Puigcerver (1841-1906) o D. Juan de la Cierva Peñafiel (1864-1938)46 , pero que serían rápidamente recogidas y secundadas por la prensa local, como podremos ver a continuación.

Fig. 11: Retrato de Joaquín López Puigcerver.

Fig. 12: Retrato de Juan de la Cierva Peñafiel.

La primera iniciativa se refiere a la creación de una Escuela de Artes y Oficios que viniera a elevar a Murcia al mismo nivel que otras capitales españolas que ya tenían instituciones similares, como Valencia, Oviedo o Madrid. La iniciativa parte de los miembros del Partido Liberal en Murcia, quienes formaron una comisión integrada, entre otros, por D. Julián Pagán y D. Antonio Hernández García, quienes visitaron a López Puigcerver en Madrid el 19 de noviembre de 1894. Dicha visita es recogida en la columna "Desde Madrid", firmada por Eduardo Bermúdez y publicada en El Diario de Murcia del 22 de noviembre, en la que se puede leer lo siguiente:

El Sr. Hernández García (don Antonio) hizo la indicación de lo beneficioso que sería para la provincia, una Universidad especial como la que existe en Cádiz exclusivamente con las cátedras de Filosofía y Letras y Derecho.

De no ser posible esto, propuso otro señor la creación de una Escuela de Artes y Oficios [.]. Esto es lo que se proponen los murcianos.

¡Quiera Dios que se haga todo! (p. 1)

La idea se debió de estar madurando en los meses siguientes, ya que en una nueva crónica madrileña, pero esta vez publicada en Las Provincias de Levante del 19 de febrero de 1895, se comenta el viaje del alcalde de Murcia a la capital, y la alegría de este por, entre otras cosas, el hecho de que "Puigcerver ha ofrecido también la creación de una escuela de artes y oficios agregada a este instituto provincial" (p. 1). Esta concesión responde a una verdadera demanda de reforma social, encabezada por nombres como el de Pascual Martínez Palao, reconocido pedagogo y profesor en la Escuela Normal de Murcia, quien en la primera parte de la crónica que hace de la exposición escolar realizada en Valencia, publicada en El Diario de Murcia en dos partes los día 5 y 6 de junio de 1895, pone de relevancia la situación de Murcia al respecto:

Valencia aventaja extraordinariamente a Murcia en todo lo relativo a las dos enseñanzas populares: la de niños y la de artesanos. Si por murciano le duele a alguien esta declaración, considérese cuánto me dolerá a mí, que no solamente soy murciano, sino además maestro muy apenado por el atraso en que veo nuestra querida enseñanza. Ya sé que Murcia no podrá, sino por caso extraordinario, ponerse al nivel de poblaciones como Valencia y Barcelona; pero no es el nivel lo que pido y echo de menos, sino la proporción, que para haberla sería menester que trabajáramos mucho.

[.] Más admiración que las instalaciones de las escuelas públicas me causó la instalación perteneciente a la Escuela de Artes y Oficios, un establecimiento magno con sus veintitantos profesores y sus mil y pico de matriculados, casi todos aprendices y oficiales de los talleres. ¡Vaya unos oficiales, que construyen modelos de máquinas, de puentes, de escaleras al aire; y que presentan cuadernos en francés, libros de contabilidad y apuntes curiosísimos de las enseñanzas técnicas!

Ante esta instalación y en vista de los datos que allí recogí, no puede por menos que hacerme esta pregunta: ¿Qué establecimiento tendrá la primacía en importancia social, la Universidad, o la Escuela de Artes y Oficios? Autoritario, solemne, gerárquico (sic) el primero; dignificante, efusivo, bienhechor el segundo (p. 2)

Este espíritu regeneracionista recorre el pensamiento de la prensa murciana, que a través de diversos artículos va filtrando este pensamiento entre la población de la ciudad. En este sentido se podría destacar un breve artículo titulado "Escuelas y tabernas", aparecido en El Diario de Murcia del 1 de agosto de 1895:

Tenemos en España 90.000 tabernas y 24.529 escuelas públicas de instrucción primaria. Es decir, para desconsuelo de los doctos y para regocijo de los ignorantes, tres cuartas partes más de tabernas que de escuelas. Las tabernas están siempre concurridas, y las escuelas están, por lo general, mal pagadas.

Mientras la taberna domine a la escuela, será difícil arraigar en tierra española la dignificación del ciudadano, la independencia del cuerpo electoral y el predominio del derecho.

No hemos de discutir si la cultura popular disminuye la criminalidad y dulcifica las costumbres, porque los datos estadísticos ya tienen resuelto el problema. Basta a nuestro propósito consignar que los tabernáculos superan a los asilos de enseñanza.

Y que hay en España más plazas de toros que escuelas de Artes y Oficios, tan necesarias.

Y más aficionados a las corridas de toros que a los espectáculos teatrales, que pocas veces se ven concurridos por el elemento popular, como no se trate de obras chavacanas (sic) (p. 1)

De estas palabras se puede deducir que se consideraba que la educación y la cultura servían para elevar al pueblo de sus costumbres degradantes que sólo servían para mantenerlo controlado y en la ignorancia. Por eso se considera, como podemos ver en Las Provincias de Levante del 12 de agosto, una noticia destacable el señalar que el ministro de Fomento, D. Alberto Bosch,

[.] se inclina a establecer en distintos puntos de España escuelas de Artes y Oficios. Nos alegraríamos que se confirmase la noticia, porque estos establecimientos de enseñanza son muy necesarios. Nuestros hombres influyentes deben trabajar, para que si esas noticias se confirman, sea nuestra ciudad una de las favorecidas (p. 3)

Tras uno de los muchos cambios de gobierno de los que se sucedían en la España de la época, D. Aureliano Linares se convierte en nuevo ministro de Fomento, por lo que en una visita a los Baños de Archena en abril de 1896, de la que se informa en Las Provincias de Levante del día 28, una comisión del ayuntamiento encabezada por el alcalde "[.] solicitó la creación en esta capital de una escuela de artes y oficios, que puede sostenerse con el sobrante (del que hoy se incauta el gobierno) de las rentas de nuestro Instituto provincial" (p. 3).

Finalmente, el Círculo Católico de Obreros47 recoge también esta propuesta, e incluye, dentro de su acto de entrega de premios a sus alumnos celebrado la noche del 14 de junio, la lectura de un extenso artículo en forma de tres cartas dirigidas a D. Fernando Villasante48, titulado "La Escuela de Artes y Oficios" firmado por Luis Peñafiel y que apareció íntegramente publicado en El Diario de Murcia los días 17, 19 y 21 de junio de 189649. En el primero de ellos se menciona que este escrito es en respuesta por uno publicado por Villasante en El Pueblo del 12 de junio, en favor de la fundación de la Escuela de Artes y Oficios, pero no ha podido ser localizado. Comparte con él la necesidad de educación de la juventud, ya que "Pocas localidades contarán como la nuestra, una juventud tan inteligente y ávida de instrucción, y es doloroso que tan buenas disposiciones se malogren al faltar la ocasión oportuna para desarrollar tan felices aptitudes" (p. 1). Se continúa afirmando la buena disposición de carácter natural de los murcianos, y que incluso "[.] realizan el prodigio de saber trabajar, supliendo el instinto las deficiencias de instrucción [.]" (p. 1). De aquí la necesidad imperiosa de fundar la Escuela de Artes y Oficios, para cuyas cátedras las ciudad cuenta con suficientes personas de amplia preparación. Y concluye diciendo:

El teorema está planteado. Existe numerosa legión disidente; por fortuna tampoco falta cuerpo docente; el patronato ya es un hecho: todos conocemos el núcleo vigoroso que si sólo cuenta con un millar de discípulos es porque las quintas han causado formidables bajas en sus entusiastas filas; sólo queda una incógnita que resolver, eliminar aquello que V. recuerda y que un servidor llamó clima (p.1)

El segundo de los artículos, publicado el 19 de junio, se centra en destacar la pérdida de los oficios artesanos tradicionales frente a la creciente industrialización, por lo que esta nueva institución viene "A fomentar lo existente, a restaurar lo que fue, a aumentar la vida, el movimiento en este privilegiado país; a crear, debe obedecer la fundación de la cada vez más necesaria Escuela de Artes y Oficios y siendo su principal objeto favorecer la aptitud individual, solamente de los murcianos [.]" (p. 2). Se habla también de la posible financiación de la escuela por el Estado y las autoridades provinciales y municipales, pero se muestra contrario a las mismas, ya que "Los tres organismos están por desgracia tan influidos por las luchas políticas que el pernicioso influjo recaería sobre la Escuela, a la que hay que sustraer de cuanto se relacione con el mundo oficial" (p. 2). Y concluye anunciando que en el tercer y último artículo se propondrán algunos elementos para la organización de la futura escuela.

Este tercer artículo, publicado el 21 de junio, deja bien clara la estrecha relación entre el Círculo Católico de Obreros y esta nueva iniciativa, ya que desde su misma fundación esta institución tuvo entre sus objetivos la educación gratuita de niños y adultos. En cuanto a la redacción de un reglamento, no lo encuentra prioritario, pues ya se redactará cuando esté funcionando la escuela y se vean sus necesidades, y lo mismo opina del plan de estudios. Se cita también el número de matriculados en las clases del Círculo Católico de Obreros en el curso 1895-96, que alcanzaron un total de 998 alumnos en once clases distintas50, de los cuales 30 eran de dibujo y 62 de música; según él, este volumen de alumnos muestra la necesidad de esta escuela en Murcia, la que concibe como un complemento al Círculo Católico de Obreros. Finalmente, vuelve a las afirmaciones realizadas en los anteriores artículos, viendo esta iniciativa como una forma de mejorar a Murcia y a los murcianos, ya que

[.] las maravillosas, las continuas conquistas que se realizan hacen cada día más difícil la tranquilidad y el sosiego de la vida; lo estable de hoy sucumbe ante el inesperado descubrimiento de mañana: sin cesar la máquina invade el lugar destinado al trabajo manual; muchos brazos cesan ante el novísimo artefacto que transforma una industria arruinando a los que de ella recibían seguro sustento y ante la certidumbre de la invasión toda preocupación es poca, y dichoso mil veces el que puede salvar a su país señalando el remedio, cada vez que una novedad perturbe radicalmente la vida industrial de una región (p.1)

La respuesta a estas opiniones llega a través de una carta de D. Fernando Villasante a D. Luis Peñafiel51, publicada originariamente en El Pueblo, pero a la que se puede acceder a través de su trascripción en El Diario de Murcia del 31 de julio de 1896. En ella muestra su conformidad para la fundación de la nueva escuela, pero señala que

[.] la Sociedad Económica de Amigos del País, como residencia de la nueva institución, y tal fe tengo en la ansiada Escuela, que si por motivos, nunca merecedores de censura, tanto la Diputación Provincial como el Ayuntamiento acordasen no aumentar la cuantía de sus antiguas subvenciones [ilegible] de la Económica; tales resoluciones no serían causa suficiente para hacer fracasar la fundación, objetivo de los legítimos entusiasmo de usted.

Si ocurriesen las negativas, queda el recurso de acudir a la inagotable ciudad que siempre ha respondido a las justas demandad de sus hijos, y aun en el caso, imposible según cabal opinión, de que plebiscito fuese negativo, habría que renunciar por mucho tiempo a la implantación de la vitalísima Escuela de tan indiscutible utilidad a nuestra inteligente juventud (p. 1)

Y quizás está aquí la clave de lo sucedido con esta nueva institución educativa: las instituciones no le ofrecieron el apoyo económico necesario y la ciudanía tampoco, quizás por el apoyo económico y humano que se estaba haciendo desde la ciudad a las campañas militares en Cuba y Filipinas. Tras estas opiniones de Peñafiel y Villasante nos volvemos a encontrar de nuevo la nada. Ni una mención más a la Escuela de Artes y Oficios, otra iniciativa de formación que parece o bien diluirse en las dificultades de organización y financiación, o bien en el conformismo producido por la existencia de las clases de formación artística del Círculo Católico de Obreros y de la RSEAPM. De hecho, habrá que esperar hasta 1933 para que esta institución nazca, de la mano del escultor José Planes, quien sería su primer director.

En cuanto a la enseñanza musical, la situación no es mucho mejor en el último lustro del siglo XIX. Además de la inauguración de algunas academias de música como la denominada Fernández Caballero52 en noviembre de 1895 o la Apolo53 en junio de 1896, pocas novedades hay que añadir al panorama de la ciudad de Murcia. Pero hay una voz que se vuelve a levantar instando a la creación de un conservatorio, y no es otra que la del barítono murciano Mariano Padilla. En diversas ocasiones, y aprovechando la serie de cartas que envía durante el verano desde el balneario de Baden-Baden o desde Biarritz, y que serían publicadas todas ellas por su amigo D. José Martínez Tornel en El Diario de Murcia, Padilla insiste en la idea de la necesidad de la fundación de esta institución educativa en la ciudad. La primera ocasión es en junio de 1896, cuando en el número del día 22 aparece publicada una carta dividida en dos secciones, la primera de las cuales se titula "En bien de la música. Un conservatorio en Murcia", donde podemos leer lo siguiente:

Fig. 13.: Retrato de Mariano Padilla (ca. 1880)

A propósito de las próximas ferias de mi ciudad natal, se me ocurre una idea que deseo presentar a la benevolencia del Excmo. Ayuntamiento de la siete veces coronada Ciudad de Murcia.

Las celebraciones de los Juegos Florales es una institución consagrada exclusivamente para premiar a los literatos y escritores que más se distinguen en la lucha del ingenio y del saber. Ahora bien, si el Casino, la Sociedad Económica, el Círculo Católico y nuestra Excelentísima Diputación Provincial se uniesen al Ayuntamiento por la fuerza de las circunstancias, podríamos conseguir fácilmente fundar en Murcia, el primer Conservatorio provincial de España, aprovechándose de los inteligentes y sabios profesores que encierra nuestra capital, bajo la dirección administrativa del Gobernador de la provincia. tendríamos para ciertas solemnidades coros dignos de oírse, pues elementos existen; desviaríamos a la juventud de las consecuencias miserables e inmorales de nuestra Sociedad, procurándole otros pasatiempos productivos, conduciéndolos por el trabajo al perfeccionamiento del deber, y sin necesidad de jurisconsultos, a resultados positivos en la educación de la juventud y a una reforma nacional de primer orden, puesto que el ejemplo que daría Murcia le seguiría toda España (p. 2)

Pero esta sentida y razonada demanda parece caer en saco roto, ya que al publicarse en medio del tradicional éxodo veraniego, donde todo murciano que puede se marcha a Águilas, Torrevieja o la Torre de la Horadada, no parece tener repercusión alguna. La prensa está llena, casi a partes iguales, de "crónicas veraniegas" y artículos patrióticos vinculados de una forma u otra con la situación en Cuba, por lo que no queda espacio para este tipo de iniciativas.

En otras ocasiones no habla específicamente de la fundación de una institución educativa como el conservatorio, pero sí que vuelve a abordar el tema de la situación del estudio de la música en Murcia, como en la carta desde Biarritz publicada el 8 de julio de 1897, en un párrafo donde se trata el tema de las sociedades corales:

En mis pasatiempo y sencillas correspondencias me he propuesto llamar la atención de mis lectores del abandono inesplicable (sic) en que se encuentra en nuestro país el estudio de la música, y para darles una idea aproximada de la importancia que tiene en otros países les diré, corroborando mis impresiones, que se prepara por la Sociedad Coral de Zurich un festival anual que reunirá 780 cantantes y con las diez Sociedades corales de señoritas y cuatro de coros mixtos, un conjunto de 1.275 cantantes [.]. Ya me contentaría que en la privilegiada Murcia se constituyese una, al menos que pudiese presentarse para concurrir con sus Maestros a la cabeza en los grandes concurso, alcanzar los primeros premios y con la emulación despertar de nuestro letargo, recompensando el talento [.] (p. 1)

Mucho más contundente se muestra en la carta publicada en el mismo periódico el 23 de julio de 189754, ya que prácticamente la totalidad de la misma está dedicada al tema de la educación musical y a la necesidad perentoria de que se funden instituciones dedicadas a la misma. En este caso no se centra especialmente en Murcia, pero todo lo que afirma es perfectamente aplicable a ella, y además nos permite conocer mejor el pensamiento de Padilla al respecto. Destaca la situación de decadencia que se está produciendo en España, que se ve reflejada en el panorama artístico, por lo que, según él "Necesitamos que nos impulsen hacia los ideales artísticos, que el teatro sea el regulador de nuestras costumbres y que muchos gobiernos, llámense como les plazca, le den la importancia y protección de que carece en la actualidad, si queremos colocarnos al lado de las naciones civilizadas" (p. 1). Afirma también que el contexto bélico en el que se encuentra enfrascada la nación "[.] nos privan del lujo de subvencionar teatros, ni Conservatorios provinciales [.]" (p. 1), pero que esas mismas instituciones que niegan su protección a la enseñanza artística "[.] nos consideran como tantos músicos danzantes, acordándose de que existimos cuando se trata de reanimar los espíritus decaídos, abrillantar nuestras fiestas y nuestras reuniones" (p. 1).

Unos meses más tarde, en septiembre de ese mismo año, en la carta publicada el día 5 y titulada "Carta de Biarritz. De cosas murcianas"55 vuelve otra vez a abordar la cuestión de los conservatorios provinciales; en su encabezamiento, da a entender que sus sugerencias anteriores han podido no ser muy bien recibidas por algunos, por lo que pide disculpas de la siguiente forma:

Está visto que me he metido en un berengenal (sic), al intentar por un exceso de mi entusiasmo artístico, que yo espero de mis apreciables lectores han de dispensarlo gracias a mi buen deseo, la conveniencia de preparar y organizar el funcionamiento en España de los Conservatorios provinciales [.] (p. 1)

En este artículo, y como fruto de sus constantes viajes por Europa, establece una comparación recurrente con la situación que ha encontrado en otros países, instando a las autoridades españolas que hagan lo necesario para poner el país a la altura de estas naciones. Reconoce los muchos adelantos que se han realizado en otros campos del arte y de la ciencia, pero también afirma que "[.] en nuestra trastornada sociedad se desatiende de una manera asombrosa el culto de la verdadera música, el arte que mejor encierra y ensalza las glorias y las alegrías de la Nación" (p. 1). Finalmente, apela de nuevo a la benevolencia de las autoridades y da incluso algunas pautas de cómo deberían ser estas nuevas instituciones educativas:

Si, como espero, oyen mis palabras y escuchan mis consejos, desaparecerá bien pronto la orfandad en que han vivido los profesores activos y distinguidos que existen en Murcia y podrán nuevamente coronarse con la gloria de la inmortalidad, si se preparan a enseñar y propagar las escelencias (sic) de esa escuela, de donde han salido compositores que hoy ocupan los primeros puestos de la gerarquía (sic) artística; a ellos les incumbe la responsabilidad de vencer por la conciliación los intereses comunes que les unen y continuar las huellas de los que les han precedido.

Ese conservatorio del Porvenir, tendría que ocuparse en primer lugar de los métodos de solfeo, de la música antigua, del canto llano o gregoriano, del contrapunto, de la orquestación y composición musical, completándoles con los estudios del órgano, piano y demás instrumentos que componen las orquestas modernas. Durante el año escolar tendrían que darse tres o cuatro audiciones de los discípulos más aventajados para excitarles la emulación, la primera necesidad para sus adelantos (p. 1)

La serie de artículos correspondientes a 1898, centrados especialmente en el análisis de la situación de la música en Alemania, también le ofrecen ocasiones para seguir introduciendo sus reivindicaciones de mejora de la enseñanza musical en España en general, y en Murcia en particular. Así lo podemos ver en la carta publicada el 3 de agosto:

La ejecución y precisión de las masas corales alemanas, gozan en el extranjero de una reputación merecida, debida especialmente a ese espíritu de disciplina que les uno entre sí y les acostumbra a saber obedecer; dos privilegios exclusivos e ignorados en España, también es verdad que la educación musical que reciben los artistas y coristas alemanes, les permite afrontar más tarde a las necesidades de la vida, asegurándoles un honorable retiro. Cada teatro en Alemania dispone de una escuela para los coristas: las mujeres son admitidas a los 15 años y los hombres a los 17; aprenden el solfeo y las obras capitales del repertorio; los estudios empiezan por la mañana temprano, para que sus discípulos no interrumpan sus profesiones respectivas [.]

Los estudios duran un año o dos, según el progreso de los alumnos y con frecuencia vienen gradualmente a prestar su concurso a los coros según la importancia de las óperas; cuando salen de la escuela sufren un examen que consiste en una lectura musical a primera vista y son nombrados coristas [.] (p. 1)

En el resto de artículos se habla de la presencia de la educación musical obligatoria en la enseñanza primaria, de la inexistencia de un conservatorio nacional (lo que no impide la creación de numerosas instituciones de carácter privado), del absoluto respeto que se tiene a los artistas y a los músicos, de la ausencia del diletantismo musical, de la inclusión de la música en sus universidades. En definitiva, que la música es una parte integrante y fundamental de la vida y la cultura en Alemania.

Al año siguiente Padilla reanuda su correspondencia desde Baden-Baden en el mes de agosto, y de nuevo desde la perspectiva de la comparación con la situación en Alemania. Y de nuevo menciona la necesidad de un conservatorio en Murcia, el 26 de agosto:

Un ejemplo que deberíamos imitar en Murcia es el que nos procura la Academia de Música de Munich, que acaba de celebrar el 25 aniversario de su existencia que fundó Wagner con la protección amigable del Rey Luis de Baviera; se inauguró en 1867 bajo la dirección de Hans de Bülow. Al barón de Pesfall que ocupó el puesto de Intendente general de los teatros de Baviera, se le nombró el director de esa Academia, puesto que ocupa actualmente con todos los profesores de aquel tiempo.

Olvidemos nuestras desgracias y respiremos libremente para desvanecer las querellas y responsabilidades de los que nos han hecho perder lo que poseíamos y con el núcleo de profesores que existen en Murcia, podamos coronarla de nuevo, constituyendo una Academia musical para que nuestros hijos y parientes tengan igual ocasión de festejar el 25 aniversario de su existencia (p. 1)

E igualmente en una carta donde habla de la vida musical en Viena publicada el 8 de septiembre, podemos leer:

La Stadt Conviet es un establecimiento, consagrado exclusivamente a la música. En él se recibe una educación esmerada y en ese conservatorio los discípulos aprenden la técnica de todos los instrumentos, constituyendo una orquesta completa, interpretando las sinfonías y cuartetos de los grandes maestros.

Este ejemplo podría imitarse ciertamente en Murcia. No faltarían, como he tenido ocasión de repetir en uno de mis desaliñados artículos musicales, profesores que unidos por el entusiasmo y con el mismo objeto, acometiesen la instalación de un Conservatorio provincial organizando el servicio regular de la institución para desarrollar los instintos musicales de nuestro país y las aptitudes individuales de los discípulos (p. 3)

La insistencia del insigne barítono murciano no encontró repercusión en las autoridades locales, o al menos no de forma inmediata, por lo que la educación musical en Murcia siguió por sus derroteros tradicionales. Pero si nos centramos en la enseñanza de la declamación, el panorama es aún más desolador. La única referencia encontrada a la formación de los actores o, más bien, a la ausencia de la misma, se encuentra en un artículo firmado por Eusebio Blasco56 y publicado en El Diario de Murcia del 6 de agosto de 1897, titulado "Actores caballeros"57. En él aborda el fenómeno del acceso a las tablas de actores procedentes de las clases acomodadas y con una sólida formación intelectual, que estaban copando el protagonismo en lo que llama "teatro moderno", que no es otra cosa que la alta comedia de costumbres que seguía el modelo de Oscar Wilde o el drama de Echegaray. Nos habla del oficio de actor como una vía rápida de acceso a la fama y la fortuna, comparable al toreo, otra de las filias de la época, de la siguiente forma:

En España, las carreras son largas de seguir y producen poco. Los empleos que da el Estado son cosa pasajera y transitoria, los sueldos escasos. No hay más que los actores y los toreros que ganen mucho dinero y lleguen, los unos a fuerza de talento y los otros a fuerza de valor y de práctica, a ganar en poco tiempo sueldos considerables. Todo aquel que se siente con facultades y condiciones para representar comedias, hace y hará muy bien en dedicarse al teatro (p. 2)

Tras una comparación entre estos nuevos actores y los cómicos atados a la tradición y la costumbre, y tras recordar a Julián Romea como un precursor de este nuevo tipo de actor, hace una durísima valoración de la formación teatral en España:

El actor español, aquí donde del Conservatorio no salen más que cantantes, y en el que la declamación está relegada a segundo término, aprende solo, y hace bien los dramas a la antigua, los melodramas modernos de costumbres populares, el sainete y la zarzuela. No es culpa suya si no tiene donde aprender otras cosas indispensables a la buena ejecución de las comedias de costumbres. No se aprenden las maneras sin vivir en un ambiente que no sea de la vida ordinaria de un artista pobre. Por eso resulta que apenas hay cómico que no haga bien eso que se llama el género flamenco, o el género chico, todo lo que exige chaqueta y pavero58, movimientos y gestos del pueblo: en ese género tenemos, sin duda alguna, muchísimos actores y actrices notables. Pero en el género contrario, es decir, en aquel que exige la reproducción exacta y fiel de lo que los ingleses llaman high life, tenemos muy pocos (p. 2)

Y finaliza señalando que, si la situación es triste en el caso de los actores, en el de las actrices es aún peor, y que haría falta "[.] un contingente de actrices de buena casa, porque, a excepción de media docena de las que figuran hoy en primera línea, las demás que tenemos, y que son, por decirlo así, de carrera, se han dedicado a hacer muy bien la chula y cigarrera, la hija del pueblo y la moza de rumbo [.]" (p. 2).

En esta situación se encara el cambio de siglo, con una pobreza de centros educativos en Murcia que hace que se multipliquen las noticias sobre los jóvenes murcianos que se están formando con gran éxito en el Conservatorio de Madrid (se insertan regularmente en la prensa, así como las convocatorias para las solicitudes de matriculación en el mismo) o en escuelas de canto y declamación de Valencia. Pero en 1902, y tras el fallecimiento de Antonio Vico, la cátedra de declamación de Madrid queda vacante, y uno de los candidatos a la misma es el actor murciano Fernando Díaz de Mendoza59, lo que parece reactivar la cuestión de la enseñanza de la enseñanza artística en Murcia. Revisando el Registro de Asociaciones de la Provincia de Murcia60, entre los años 1900 y 1918 se han localizado un total de 18 asociaciones de diverso origen e índole, pero que tienen en común el dedicarse a la educación o al fomento de la cultura y las artes. Esta abundante iniciativa privada viene a demostrar la existencia de una demanda social de formación artística y cultural que sobrepasaba la oferta de las academias ya mencionadas, y que va a cubrir el hueco temporal hasta la definitiva implantación del Conservatorio de Murcia. Ahora bien, no todas estas asociaciones tendrán el mismo perfil, ni la misma incidencia en la vida cultural de Murcia, ya que unas apenas duraron unos meses, mientras que otras sobrevivieron hasta finales de la década de 1930. Puesto que un análisis en profundidad de todas estas asociaciones culturales excede totalmente los objetivos y dimensiones de este trabajo, sólo se analizarán con más detalles aquellas que tuvieron una mayor repercusión en la prensa o que estuvieran más directamente relacionadas con la enseñanza y difusión de las artes, pero se puede ver un resumen de los datos más relevantes de todas ellas en la siguiente tabla61:

Esta demanda aparece vinculada en primer lugar, y como se puede ver en la tabla anterior, a una nueva institución cultural que se gesta entre los meses de marzo y abril de 1902: el Círculo de Bellas Artes. Una de las primeras voces que se levanta en este sentido es la del músico y crítico Antonio Ramírez Pagán62, quien en un artículo publicado en El Diario de Murcia del 24 de enero bajo el título "Envidioso", habla de la necesidad la creación de un orfeón en Murcia similar al que se ha formado en Alicante, en los siguientes términos:

Si se me pregunta que si un orfeón es una necesidad en Murcia, he de contestar que no: sin un orfeón se puede muy bien pasar.

Pero yo les digo a los que no participan de mi entusiasmo que también se podría pasar sin escuelas de bellas artes y sin embargo no se pasa sin ellas en ningún pueblo del mundo. Del mundo civilizado hablo. O por lo menos a medio civilizar (p. 1)

Y para concluir este artículo hace una mención a la educación musical de la siguiente manera:

Y no es mi envida tristeza del bien ageno (sic), no. Es la tristeza de la penuria propia; es el presentimiento de que mi obra no va a arraigar en esta tierra, y para que eso no suceda, y para que Murcia, que tiene desde muy antiguo escuelas de dibujo en la Sociedad económica, tenga también un centro de enseñanza musical, es para lo que yo pido encarecidamente el auxilio de todos los murcianos que me quieran ayudar (p.2)

Meses más tarde identificará ese espacio de formación musical con el naciente Círculo de Bellas Artes, en un artículo titulado "Nombres para calles o calles para nombres", publicado en El Diario de Murcia del 13 de abril; en él menciona la iniciativa de los jóvenes murcianos para la creación de esta nueva institución artística, y la vincula con la enseñanza con las siguientes palabras:

Si en Murcia hubiera un Círculo de Bellas Artes con muchos socios y buenas cuotas, ese círculo debería mantener, entre otras enseñanzas, clases gratuitas de solfeo, de violín, de declamación y de canto para ambos sexos. Todos los alumnos que allí aprendieran deberían tomar parte en funciones dramáticas y líricas. Esas funciones producirían dinero suficiente para ayudar a los gastos de la enseñanza. Y así seguramente llegarían a ser grandes artistas muchos de esos jóvenes que aprenden solos porque aquí nadie enseña. Esto mejoraría las orquestas, mejoraría las bandas, mejoraría. hasta la educación que, por lo general, suele ser bastante mala (p. 1)

Por lo tanto, se podría decir de una forma coloquial, que el Círculo de Bellas Artes fue recibido "como agua de mayo". Las primeras noticias en la prensa sobre el mismo aparecen a comienzos del mes de marzo de 1902, como la publicada en portada en Las Provincias de Levante del día 10:

Se ha lanzado la idea de crear en esta ciudad un Círculo de Bellas Artes, habiendo sido acogida con gran entusiasmo por buen número de cultivadores de las mismas.

Muchas veces hemos lamentado nosotros que en Murcia se carezca de un Centro de esa índole, que a la vez que patentizaría la unión de tantos elementos dispersos, contribuiría no poco al desarrollo de las aficiones artísticas y por lo tanto a aumentar la cultura del país.

En ese Centro los pintores y los escultores expondrían sus obras a la admiración de doctos e indoctos, los literatos y los poetas darían a conocer en agradables veladas los frutos de su pluma, los músicos interpretarían las producciones más hermosas de los grandes maestros, y el ambiente artístico que así se formaría es indudable que produciría excelentes beneficios para todos y principalmente para la juventud.

Para llevar a cabo la realización de la idea hay ya nombrada una comisión de literatos, músicos y pintores, y esperamos que sus gestiones obtengan el resultado apetecido. Es claro que al poner la idea en práctica se ha de tropezar con no pequeñas dificultades, pero esto no debe ser causa para que los entusiasmos se apaguen y las voluntades se rindan.

La idea es buena, de las que se abren paso con poco esfuerzo; de modo que no hay que proponerse realizarla para que el Círculo de Bellas Artes surja lleno de vida.

Celebraremos que así sea para satisfacción de los iniciadores del proyecto y honra y orgullo de nuestra ciudad (p. 1)

El día 16, tal y como se recoge en El Diario de Murcia del 18 de marzo, se realizó una reunión en el ayuntamiento para tratar de este asunto asistiendo, entre otros, el poeta Jara Carrillo o los músicos Julián Calvo, José Verdú y Antonio Puig; además, se decidió el nombramiento de una comisión gestora63 para la redacción del reglamento y para "[.] organizar con los elementos literarios y artísticos que prestan su cooperación al pensamiento, una gran función o velada teatral, cuyos productos se destinen a los gastos extraordinarios que la instalación del Círculo origine" (p. 1), acordando reunirse esta todos los días a las 17 horas en el almacén de música del Sr. Verdú.

Rápidamente la ciudad se entusiasma con la idea, y se multiplican las noticias en la prensa sobre el Círculo de Bellas Artes como el artículo publicado en El Correo de Levante del 21 de marzo, donde se ponen de relevancia los logros alcanzados hasta el momento y los deseos de futuro:

El pensamiento de llevar a cabo en esta capital la creación de un Círculo de Bellas Artes, camina a pasos acelerados a su realización.

Hasta ahora todo son facilidades para la comisión gestora, que respondiendo a la confianza en ella depositada, trabaja sin descanso para la pronta consecución de tan patriótico y culto fin.

[.] El número de socios adheridos excede ya de doscientos; la mayor parte de ellos expontáneamente (sic) e impulsados por las simpatías que la nobilísima idea les ha inspirado.

Desde luego, puede por tanto afirmarse sin temor a equivocación, que el mayor y más lisonjero de los éxitos coronará el esfuerzo de cuantos elementos aspiran a que nuestra capital cuente con un centro de artes y letras, en que se respire ambiente intelectual, en que se rinda tributo a esas nobilísimas vocaciones del espíritu, en que se procure el beneficioso contagio de esas aficiones cultas.

Querer es poder, y en nuestra Murcia está demostrado que cuando se arroja la semilla de una buena idea, esta tarde poco en fructificar: el terreno está abonado para todo lo grande y todo lo bueno: faltan sólo cultivadores vigorosos y bien intencionados que aprovechen esas excelentes condiciones naturales del suelo.

La gloria de la empresa será para todos cuantos a su éxito coadyuven; será especialmente para el buen nombre de Murcia: nadie aspira ni ha soñado con éxitos personales y sí sólo con el triunfo de un pensamiento hermoso y que honrará a todos los murcianos (p. 1)

Fig. 14: Cuadro con las juntas directivas del Círculo de Bellas Artes
(El Diario de Murcia, 15 de abril de 1902)

Una nueva reunión en el ayuntamiento el día 6 de abril sirvió para aprobar el reglamento de la institución, fijándose como fecha para la apertura del Círculo el día 1 de mayo. Y el día 13 se reúnen de nuevo, pero en los locales de la RSEAPM, para nombrar a la junta directiva, reunión que fue recogida ampliamente por los tres principales periódicos de la ciudad: El Diario de Murcia, El Correo de Murcia y Las Provincias de Levante. La junta quedó constituida como se puede ver en la figura 14, tanto de forma general como en cada una de las tres secciones que integraban el nuevo Círculo de Bellas Artes; además, y por aclamación, se acordó nombrar como presidentes honorarios del mismo a D. José Echegaray, D. Federico Balart, D. Manuel Fernández Caballero, y D. Fernando Díaz de Mendoza.

El entusiasmo era notorio, y las esperanzas muchas, creyendo que la presencia de esta nueva institución podía cambiar totalmente el panorama cultural de la ciudad. O al menos eso se desprende de algunas de las publicaciones en torno a ese día, como la aparecida en El Diario de Murcia del 15 de abril, del tenor siguiente:

Constituido en la forma ya dicha el Círculo de Bellas Artes, es indudable que puede dar a esta ciudad muchos momentos de satisfacción.

Las personalidades todas que figuran en la junta y especialmente los presidentes de las tres secciones que imprimen su carácter esencialmente artístico a la nueva sociedad, son garantía de acierto en los fines que el Círculo persigue.

La sección de literatura a cuyo frente figura D. Ricardo Sánchez Madrigal, podrá ofrecer la base de amenísimas fiestas; los pintores agrupados bajo la indiscutible jefatura de D. Alejandro Seiquer podrán tener allí mayores estímulos para trabajar y exponer sus obras y establecer algunas enseñanzas; los músicos, secundando las entusiastas iniciativas del joven y por todos admirado pianista D. Antonio Puig, podrán constituir una corporación respetable y de mérito que ofrezca la ocasión de conocer y saborear obras de los que por aquí rara vez se han podido oír.

Todos estos elementos reunidos constituirán la naciente sociedad que con tantos y tales atractivos y una cuota mensual tan módica como la que se ha fijado (dos pesetas), tendrá siempre el apoyo y las simpatías de todos los murcianos (p. 2)

En una línea muy similar se expresa el columnista de El Correo de Levante del 18 de abril, ya que bajo el título "Empresa triunfante" podemos leer:

El entusiasmo producido por la idea, es ya general. Comenzó en chispazo y se ha convertido pronto en incendio. Apenas pasa día sin que se registren nuevas y valiosas adhesiones, sin que en las columnas de la prensa local aparezca un concepto de merecido encomio para el patriótico y culto pensamiento.

El Círculo de Bellas Artes puede considerarse ya como un hecho, como una realidad hermosa, tanto como si lo tuviéramos ya inaugurado. Ha bastado querer para poder, demostrando una vez más la fuerza poderosa de la voluntad decidida e indomable.

[.] La creación de un Círculo de Bellas Artes, va a ser una nueva y elocuente demostración de que en nuestra ciudad alientan generosos entusiasmos por todo lo grande y por todo lo bueno, y que lo único que falta es estimularlos para que se traduzcan, como en el caso presente, en obras útiles y beneficiosas para la cultura general (p. 1)

Se fija para el domingo 27 de abril la función a beneficio del Círculo de Bellas Artes, que se realizaría en el Teatro Romea, con un completo programa dramático-musical, donde participaban gran número de los miembros de la nueva institución. Las localidades puestas a la venta se agotaron con rapidez ya que, como se dice en la reseña de la función que aparece en El Diario de Murcia del mismo día 27, "El público en Murcia responde siempre a las buenas iniciativas, y ahora que sabe que se trata de poner la primera piedra de una sociedad que ha de fomentar el arte en todas sus manifestaciones y que puede ser semillero de artistas, no ha de esquivar su cooperación y ayuda" (p. 2)

La crónica de esta función tuvo una amplia cobertura de la prensa local, apareciendo en El Correo de Levante y Las Provincias de Levante el día 28 de abril, y en El Diario de Murcia el día 29. En todas ellas se destaca la brillante actuación de todos los que participaron en ella, y el general y constante aplauso del público, a pesar de la gran extensión del programa ofrecido.

Los trabajos comenzaron de forma inmediata tras la realización de la función inaugural, decidiéndose la instalación de la sede de la sociedad en la plaza de Cetina, en una casa perteneciente a D. Ricardo Starico, encargándose a la sección de pintura del Círculo, dirigida por D. Alejandro Seiquer, la decoración del edificio para que estuviera concluida a principios de junio para la inauguración de la sede. En el mes de julio ya comienzan a realizarse las actividades en este edificio, aunque las obras de acondicionamiento siguen durante todo el verano, tal y como puede seguirse a través de las abundantes noticias de la prensa. Ya en el mes de septiembre, en la columna "De actualidad" publicada en El Correo de Murcia del día 18 de junio64, se nos dice que ya están decoradas y amuebladas las principales estancias del edificio, y que en breves días se abrirán para el uso de los socios; también se informa de otros aspectos interesantes de la siguiente forma:

Fig. 15: Programa de la función inaugural en el teatro Romea del domingo 27 de abril de 1902 (El Diario de Murcia, 24 de abril de 1902)

La inauguración oficial, solemne, no se llevará a cabo tan pronto; la junta directiva abriga el propósito de hacer de dicho acto una fiesta literaria y artística brillantísima, realzada con la presencia de alguno o algunos de los ilustres presidentes honorario señores Echegaray, Balart, Fernández Caballero y Díaz de Mendoza; y la preparación de la misma, requiere algún tiempo para asegurar su éxito.

Está ya encargado el magnífico piano que ha de constituir elemento principal de las veladas que inmediatamente darán comienzo y en que tomarán parte los más notables profesores de esta ciudad y aun más de una distinguida señorita.

También se proyecta que cuanto antes den comienzo las clases: pues constituye la enseñanza de las bellas artes uno de los primordiales fines de la sociedad, de cuya realización habrá esta de preocuparse preferentemente.

La biblioteca del Círculo, contará en breve con numerosas y escogidas obras, donación del ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes y de algunos particulares, además de los que habrán de irse adquiriendo.

El entusiasmo entre los elementos directores y entre los socios todos, lejos de decaer va en aumento; y todos ansían llegue el momento, ya cercano, de ver convertidos en realidades sus ilusiones y esfuerzos, en pro de esta meritoria obra de cultura, cuya necesidad tanto se dejaba sentir en nuestra ciudad (p. 1)65

Fig. 16: Vista de la casa de D. Ricardo Starico en la Plaza Cetina de Murcia, que fue la primera sede del Círculo de Bellas Artes.

Aunque, como ya se ha comentado con anterioridad, la enseñanza de la declamación no formaba parte inicial de los objetivos didácticos de esta sociedad, muy pronto se levantan algunas voces reclamando su inclusión. Así, en la columna "Lo del día" aparecida en El Diario de Murcia del 23 de septiembre, podemos leer lo siguiente:

Cada vez que vemos una función teatral de aficionados, lamentamos que no haya en Murcia un centro donde se cultiven las facultades artísticas, que para el canto y la declamación tanto abundan en nuestra ciudad.

Aquí el que ha recibido del cielo el don de una hermosa voz, se la gasta cantando malagueñas de la madrugá, tirando en las lobregueces de los tugurios el tesoro que Dios le ha regalado.

Si por el contrario, la conservase avaro, y la educase él y se ilustrase, llegaría al dominio de un arte y haría valer el efectivo de sus facultades y de su aplicación.

[.] He aquí un gran vacío que puede llenar el Círculo de Bellas Artes (p. 2)

Y el Círculo no tarda mucho en responder a estas demandas, ya que en la reunión realizada el 22 de octubre, y que es recogida por El Correo de Levante del día siguiente, se informa que "[.] se acordó ayer establecer a primeros de Noviembre varias clases organizadas y desempeñadas por las distintas secciones. Por lo pronto, se abrirán clases de canto, declamación, solfeo, violín, dibujo, idiomas, etc. Así se empieza" (p. 3). Pero, aunque se van mencionando a lo largo de los meses de noviembre y diciembre los profesores que se harían cargo de las clases de música, canto y dibujo66, no ocurre lo mismo con las de declamación. De hecho, no parece que esta clase se estableciera, ya que al año siguiente se recoge en El Liberal de Murcia del 29 de septiembre la crónica de la junta directiva del Círculo de Bellas Artes; entre otros acuerdos tomados, se menciona lo siguiente:

[.] se adoptaron trascendentales acuerdos, muy necesarios por cierto: la apertura de todas las clases en el próximo 15 de octubre, como son las ya creadas de dibujo natural, adorno y modelado, colorido, solfeo y violín, aparte de las que ayer también se acordaron de declamación y canto coral (orfeón).

Próximamente publicaremos las condiciones de las varias matrículas y el plazo marcado para admitirlas en la secretaría general (p. 1)

En el mismo periódico, el 5 de octubre se publica la convocatoria anunciada emitida por la secretaría general de esta institución67, en la que se especifican los precios de la matrícula en cada clase, la edad mínima para acceder a las mismas y que se exigirá puntualidad absoluta y regularidad en la asistencia a todos los alumnos; también se establece que el curso abarcará del 15 de octubre de 1903 a 31 de mayo de 1904. Además, se anuncia que en breve se publicará la lista de profesores responsables de cada una de las clases, pero o bien no se publicó, o bien no se ha conservado el ejemplar donde lo hizo, ya que no ha podido ser localizada.

Muy interesante resulta la descripción que hace del Círculo y sus clases el pintor madrileño Joaquín Muñoz Morillejo68, quien visitó Murcia en septiembre de 1904 y publicó un artículo sobre la misma en la Gaceta de Instrucción Pública del 24 de noviembre, con el título "Impresiones y observaciones"69. Tras una primera parte donde nos explica en qué aspectos se fija cuando visita una escuela, y reconociendo que "[.] no soy un pedagogo, sino un admirador de dichos medios [.]" (p. 1171), pasa a describir la impresión que le causó la visita a la institución murciana. Tras una descripción del edificio y las estancias donde se ubican las distintas dependencias del Círculo, Muñoz Morillejo se muestra decepcionado por su modestia, ya que lo compara con el Círculo de Bellas Artes de Madrid, pero al saber que en poco más de 20 meses de existencia ya tiene entre 400 y 500 socios, y lo escaso de la cuota que aportan, el disgusto se torna en admiración por todo lo logrado. En cuanto al aspecto docente de la institución dice lo siguiente:

Antes que hiciera pregunta alguna sobre los varios fines del Círculo, me dijeron que se daban clases de Dibujo, Colorido, Modelado, Solfeo, Violín y Declamación, por los artistas señores Atienza, Sánchez Picazo, Martínez, Puche y Jover, para los hijos de los socios, en primer lugar, y para los que no lo eran, de manera que por sólo este hecho bien merece el título de Círculo de Bellas Artes, habiendo tenido ocasión de examinar los trabajos de los alumnos que figuran en algunos salones. Además, durante el invierno se dan conferencias sobre arte, conciertos y hasta bailes por las fiestas de Carnaval, [.]. Invitado a visitar las clases, que se encuentran en el piso segundo, tienen locales propios cada una, con los modelos donados por la Real Academia de San Fernando, además de las láminas que se encuentran en los salones, debido todo a las gestiones de los Sres. La Cierva y Rueda (p. 1171)

Su asombro queda patente, y manifiesta que se puede apreciar en el Círculo el interés de los murcianos por las bellas artes. Y finaliza diciendo: "¡Veinte meses de existencia!, iba pensando al alejarme del Círculo; en cambio lleva más de veinte años de existencia el de Madrid y todavía no han pensado y menos realizado el establecimiento de clases para los hijos de los socios. Tendremos que ir a estudiar a provincias los medios para implantarlas" (p. 1171)

Este carácter docente del Círculo de Bellas Artes se verá aun más subrayado bajo la presidencia de D. Víctor Fernández Llera70. Según se recoge en Rodríguez-Alcalde (1931), una extensísima necrológica del afamado polígrafo, su labor fue monumental:

El Círculo de Bellas Artes e Instrucción popular de Murcia eligió, por aclamación, en 1905, presidente a don Víctor, llevándose a cabo, bajo la dirección de nuestro sabio paisano, una eficacísima labor instructiva, organizando numerosos actos culturales y principalmente un curso de enseñanzas diversas, en el que participó activamente Fernández Llera, explicando las materias de Teoría e Historia de las Artes, Prosodia y Arte métrica de la Lengua Castellana, aplicables a la declamación dramática, y Estética e Historia del teatro antiguo y moderno, nacional y extranjero [.] (p. 167)

Estos datos corroboran la información localizada en la prensa murciana, especialmente en la crónica de la velada celebrada en su sede la noche del 1 de junio de 1905, publicada en El Liberal de Murcia del día 2, en la que, tras referenciar el recital de profesores y alumnos y la entrega de premios, sintetizan el discurso del Sr. Fernández Llera de la siguiente forma:

Finalmente, el presidente Sr. Fernández Llera expuso el programa de lo que él con la junta que preside quiere que sea el Círculo de Bellas Artes en Murcia, y no es otra cosa sino un centro de enseñanza general para todas las clases, que comprenderá el Arte en todas sus manifestaciones, pintura, escultura, música, declamación, modelado, etc.; lenguas: francés, italiano, inglés y castellano; ciencias aplicadas a las Artes, a la Industria y al Comercio: Geografía, Química, Historia, economía, partida doble, etc.; estudios sociales, elementos de derecho político y códigos, legislación, para todo lo cual, cuenta ya el Sr. Fernández Llera con personas competentes, como son compañeros suyos que se han ofrecido y otros licenciados y doctores, ingenieros, maestros, etc. Dijo el señor presidente, que además el Círculo protegerá con la medida de sus fuerzas, y si él no pudiese, recurrirá a la caridad para ello, a los pobres niños desvalidos que teniendo aptitudes quedan enfermos y estériles por falta de protección. Para lo cual, debidamente autorizados se visitará las escuelas públicas y se sacará de ellas para mayores enseñanzas a los pobres que lo merezcan (p. 1)

En cuanto al nuevo nombre de la asociación que aparece en el artículo de Rodríguez- Alcalde, lo decidió la junta general realizada el 10 de junio, en consonancia plena con los propósitos planteados por su presidente en el acto del día 1; así mismo se decidió el traslado a una nueva sede en la calle Jabonerías, cerca del Teatro Romea71.

Y exactamente es lo que se ofrecerá a la ciudad de Murcia tras el verano, ya que el 15 de septiembre se publica en El Liberal de Murcia la oferta educativa de la institución, encuadrada en cuatro escuelas: de pintura, de música, de declamación y de comercio. Se informa que la matrícula está abierta hasta el 15 de octubre, y se da la relación de las asignaturas para el curso 1905-1906:

Escuela de Pintura.

Colorido y composición, Dibujo del natural, Dibujo de adorno y modelado, Teoría e historia de las Bellas Artes.

Escuela de Música.

Solfeo, violín, piano, armonía, instrumentación, orfeón, clase de canto.

Escuela de declamación.

Gramática Castellana, Geografía, Historia, Preceptiva literaria (en especial del género dramático), Prosodia y Arte métrica de la lengua castellana, aplicables a la declamación dramática, Estética e Historia del teatro antiguo y moderno, nacional y extranjero [.] (p. 1)72

Un plan sumamente ambicioso para una institución privada y que además muestra una sorprendente modernidad en el planteamiento de las enseñanzas artísticas, en especial en la declamación73. Y todo esto se plantea en un momento de auge de las enseñanzas artísticas en la ciudad, tal y como destaca José Martínez Tornel en su columna "Diario de Murcia" publicada en El Liberal de Murcia del 16 de septiembre:

En todos los centros oficiales y particulares de enseñanza se han hecho los debidos llamamientos a la juventud para que acuda a matricularse. En los oficiales, previo pago; en los particulares, con solo solicitarlo.

El Círculo de Bellas Artes lanzó ayer su llamamiento, ofreciendo tal número de enseñanzas, que no es posible pedir más a un centro popular que no cuenta con más ingresos que las cuotas de sus socios.

En el Círculo Católico también se prepara la apertura solemne del curso de 1905 a 1906, en las clases de instrucción elemental, superior y de dibujo.

En la Real Sociedad Económica lo mismo y como siempre, se abrirán las clases de matemáticas, de dibujo lineal, de figura, modelado, etc.

Nunca como ahora, ha habido en esta ciudad tanta enseñanza gratuita. El que no aprende, será porque no quiera; porque la enseñanza se ha puesto al alcance de todos (p. 1)

Fig. 17: Cuadro de profesores del Círculo de Bellas Artes e Instrucción Popular para el curso 1906-1907 (El Liberal de Murcia, 2 de octubre de 1906)

La convocatoria del Círculo fue todo un éxito, y ante la imposibilidad de atender a todos los alumnos en su sede social, se solicitó al ayuntamiento el uso de los salones del Teatro Romea, que le fueron concedidos y se acondicionaron para tal propósito; en cuanto al comienzo de las clases, las primeras se iniciaron el 15 de octubre, y las impartidas en el Romea el 1 de noviembre. La iniciativa de Fernández Llera tuvo continuidad en los años siguientes, consolidando el cuadro de profesores y su repercusión en la sociedad.

Unos años después una nueva institución volverá a asumir entre sus atribuciones las enseñanzas artísticas: el Centro Obrero. Tal y como recoge Moreno Fernández (1990b: 106), a comienzos del siglo XX comienza en Murcia un movimiento integrado por los trabajadores de la ciudad, que se agrupaban según los sectores productivos en los que estaban empleados (cajistas, albañiles, mecánicos, carpinteros, etc.). La primera función de estas asociaciones era claramente reivindicativa, y por su carácter diverso y fragmentario solían durar muy poco tiempo. En el mitin del 1 de mayo de 1901 surgió la idea de crear un Centro Obrero que aglutinase todas estas sociedades obreras; éste estaba ya en funcionamiento hacia finales de ese año en la calle Baños de Alcázar (actualmente de La Merced), y estuvo activo hasta 1914, aunque con altibajos. Dentro de esta organización estuvo el Centro de Estudios Sociales, sección creada a finales de 1904 con el objetivo de mejorar la educación de los obreros mediante conferencias y actos culturales, como el que recoge El Liberal de Murcia del 14 de mayo de 1905:

La Sección de Estudios Sociales domiciliada en el Centro Obrero ha organizado una velada con motivo del tercer Centenario del «Quijote» para el domingo 14 del corriente. Leerán trabajos y pronunciarán discursos, entre otros, los señores D. Andrés Palazón, D. Apolinar Casanova, D. Pedro Jara Carrillo, D. Francisco González Aguilar, don Francisco Campoy Peña y el presidente de dicha sección Sr. Jimeno.

El acto será amenizado por un cuarteto.

La velada promete estar muy concurrida dados los trabajos que para su mayor éxito se están haciendo.

Aquellas entidades que por olvido involuntario no hayan recibido invitación pueden darse por invitadas, así como la prensa en general, por la presente (p. 3)

Pero esta sección no tuvo el monopolio cultural del Centro Obrero, ya que el 17 de febrero de 1909 se publica en El Liberal de Murcia una noticia en la que se anuncia que en el próximo Carnaval desfilará por las calles de la ciudad una comparsa de esta asociación "[.] con objeto de recaudar fondos para establecer una escuela en el citado Centro" (p. 3); además, se informa que para esta comparsa ha compuesto una jota D. Emilio Ramírez, con letra de D. Pedro Jara Carrillo. Unos días después, el 21 de febrero, en el mismo periódico se publica el llamamiento al pueblo de Murcia para que colabore con esta iniciativa, de la siguiente manera:

¡Murcianos! En estos días consagrados al culto del dios Momo, en que la inmensa mayoría de las gentes abandonan más o menos momentáneamente la preocupación de los negocios, la febril actividad del trabajo, el Centro Obrero se propone dar una nota grave en esta armonía estruendosa y cascabelera, postulando para la creación de escuelas, coadyuvando con su pequeño esfuerzo a propagar la cultura en la actual generación y las venideras, y como entiendo que es un deber de todos, él no lo elude, lo cumple.

Y para que esa nota no resulte demasiado austera, discordante, en estos días, ha organizado una comparsa, que a los viriles acentos de una inspiradísima jota compuesta por dos autores murcianos, entonarán un himno a la cultura, y espera, con sana lógica, que la clásica esplendidez murciana, cuando de festejos se trata, ha de ser propicia a este acto patriótico que a todos nos beneficia.

El Centro Obrero os pedirá vuestro óbolo, y la suma que se recaude será la medida exacta del ansia de regeneración de un pueblo y por adelantada podéis contar con el agradecimiento de este Centro (p. 3)

Esta comparsa desfiló durante los tres días del Carnaval, quedando sus miembros bastante satisfechos con lo recaudado, tal y como se testimonia en El Liberal de Murcia del 24 de febrero. Los trabajos para la consecución de esta escuela continúan en los meses siguientes, aunque con alguna nota discordante procedente de la Sección de Estudios Sociales. Esta se había separado del Centro Obrero en junio de ese año, y su directiva quiere manifestar a través de un comunicado publicado en El Liberal de Murcia del 26 de agosto, que ya en 1906 ellos habían tenido la iniciativa de fundar una escuela gratuita, pero que no puedo ser llevada a cabo por las dificultades encontradas74; a pesar de lo expuesto, terminan "[.] deseando sinceramente que el Centro lleve a feliz término su empresa, para la mayor cultura del obrero y la legítima satisfacción de los generosos donantes" (p. 2)75.

Y la encargada de la constitución de esta anunciada escuela será la Sociedad de Ciencia y Arte76, cuya primera noticia localizamos en El Liberal de Murcia del 27 de septiembre77, en el que se dice que "[.] no persigue otro fin que la ilustración del obrero, valida de sus excelentes ánimos y su indiscutible amor por la cultura [.]" (p. 3). Se anuncia que las clases abrirán a primeros de octubre, y además se informa que

Las clases establecidas en esta sociedad, que tiene su domicilio en Centro Obrero, calle de la Merced número 12, serán las siguientes: La fundamental de primera enseñanza a cargo del profesor titula D. Juan José San Sebastián y Muñoz, contado además con varios instructores, y las de Declamación, Música, Dibujo y Matemáticas, todas nutridas con suficiente número de profesores.

La Junta directiva de esta sociedad la componen los individuos siguientes: Presidente, Jesús López Vera; vicepresidente, José Ruiz Beltrán; secretario, Enrique Romero Martínez; vice-secretario, José Antonio Ortega; tesorero-contador, José Pérez Dussace; vocales, José Amorós Valero, Modesto Carpena Carpena y José Díaz Jimeno.

Como ya se ve, y el título de esta sociedad así lo indica, el objeto de la misma es el de ilustrar al obrero, desarrollar su inteligencia inculta a causa del abandono en que se encuentra y abastecerla con toda clase de conocimientos, mediante la Educación, Instrucción y Enseñanza; conocimientos cuyo valor nadie sabe apreciar y su utilidad es indiscutible para todos los casos de la vida, pues no basta al hombre solamente saber trabajar, ha de poseer además un caudal de conocimientos más o menos vasto con relación a los cargos que ha de desempeñar; porque el hombre por sí solo no es nada, ha nacido para vivir en sociedad, porque necesita de la ayuda de sus semejantes (p. 3)

Del funcionamiento de esta escuela poco sabemos, salvo que los alumnos se integran en la sección artística del Centro Obrero y que al menos participan en una función benéfica realizada en el Teatro Romea el 10 de febrero de 191078. En El Liberal de Murcia del 19 de febrero se publica que la noche anterior se acordó la disolución de la Sociedad Ciencia y Arte, dando por concluida su labor79.

En este periodo, los barrios más populares de la ciudad se convierten en un verdadero semillero de este tipo de asociaciones, ya que muchas de ellas no se sitúan en el centro de la ciudad, sino en su periferia. Y la razón de esta distribución no es otra que la extracción social de sus asociados, muchas veces obrera, por lo que resulta lógico que surjan en los barrios donde esta población es mayoritaria, al igual que los integrados por miembros de la burguesía se sitúan en el centro urbano (como es el caso del Círculo de Bellas Artes). El barrio del Carmen es el que reúne un mayor número de estas asociaciones, siguiendo una tradición cultural iniciada en el siglo XIX80, en gran parte motivada por el aislamiento del resto de la ciudad al estar situado al otro lado del río Segura. Estas fueron el Centro Instructivo Republicano Obrero de Murcia, el Círculo Juvenil Instructivo y el Patronato de la Juventud Obrera de San José, todos fundados entre 1910 y 1912. De ellas destacaremos la segunda, cuya primera citación en la prensa local se produce en El Liberal de Murcia del 24 de noviembre de 1910:

Tenemos noticias de que varios jóvenes distinguidos del barrio del Carmen están constituyendo una sociedad, con el título de «Círculo Juvenil Instructivo», proponiéndose celebrar veladas literarias, juegos florales, funciones teatrales y demás fiestas relacionadas con la literatura en todas sus ramificaciones.

En breve someterán el reglamento por que ha de regirse la sociedad a la sanción del gobernador civil (p. 3)

Este reglamento se presentó el 31 de diciembre, quedando constituida oficialmente la sociedad el 20 de marzo de 1911. Pero sus actividades comenzaron en su domicilio social de la calle Santa Úrsula antes de esa fecha, ya que al menos se realizó una función el domingo 19 de febrero a cargo del cuadro dramático del Círculo Juvenil81 . En otras ocasiones posteriores, las veladas incluían una mayor variedad de elementos, como la realizada el domingo 14 de mayo, cuya crónica aparece publicada en El Liberal de Murcia del día 18, y de la que se pueden destacar los siguientes párrafos:

Imperecedero recuerdo dejará en cuantos tuvimos el honor de asistir a la velada artística literaria que el domingo se dio en esta culta sociedad, en la que tomaron parte la poesía, la oratoria y la música; es decir, una fiesta eminentemente bella y sugestiva [.]

A las nueve en punto se levantó el telón y hecha de una manera concisa y elocuente la presentación de los señores que tomaban parte en el festival, por el entusiasta presidente de la sociedad señor Ortiz, se levantó a hacer uso de la palabra el joven señor Motilla, que nos demostró que sí reúne condiciones para el arte escénico, tiene condiciones inapreciables como orador, amante del verdadero arte y de la verdadera moralidad.

[.] Después, los niños que forman la orquesta del Círculo, dieron un notabilísimo concierto siendo ovacionados por la acertada ejecución de su selecto repertorio.

Y, por último, el cuadro escénico representó «Ciertos son los toros» por cuya acertada interpretación fueron llamados los actores repetidas veces al proscenio (p. 2)

A lo largo de los meses siguientes se suceden menciones similares a estas funciones dominicales realizadas por los propios socios, aunque en ocasiones reciben también a artistas profesionales, como el concierto realizado el 24 de julio por el guitarrista manchego Rafael del Valle, discípulo de Francisco Tárrega, cuya breve crónica está publicada en El Liberal de Murcia del día 25. El primer aniversario de la sociedad se celebró el 3 de febrero de 1912 con una función teatral y concierto de la orquesta82, y esta constante actividad escénica llevó a tomar la siguiente decisión por su junta directiva, recogida en El Liberal de Murcia del 14 de marzo:

La directiva de este Círculo en su constante deseo de dar todas las comodidades posibles a sus asociados, ha decidido suspender toda clase de espectáculos, a fin de proceder al inmediato adorno y ensanche del local cuyas obras empezarán muy en breve a fin de que por todo el mes de Marzo queden terminadas.

Los buenos deseos de la directiva y los inconvenientes y obstáculos que ha tenido que vencer para ello, son pruebas de la constancia y tesón que a todos los miembros de la misma caracteriza, y el celo y actividad es la aureola más grande que a todos ellos debe servir de satisfacción.

Ánimo y a no decaer en la empresa (p. 2)

Estas obras se prolongaron más de lo esperado, ya que hasta el 7 de julio no se anuncia la inauguración del teatro que, como no, se realizaría mediante una función teatral y contando además con la presencia del presidente honorario de la sociedad, D. Pedro Jara Carrillo83.

Fig. 18: Retrato de Pedro Jara Carrillo, publicado en la revista literaria Murcia del 21 de agosto de 1904.

De dicha inauguración se publicó en El Liberal de Murcia una extensa crónica en el número del 8 de julio84, que se inicia con una breve descripción del nuevo teatro:

Anoche se inauguró el teatro que dicha sociedad tiene establecido en la calle de San Marcos.

Con la inauguración de este teatro la Sociedad Juvenil Instructiva ha dado una prueba de cultura que es digna del mayor elogio.

El teatro, aunque pequeño, es una preciosidad.

Todo está decorado y en la parte superior del frontal del escenario están los retratos de Echegaray, Díaz de Mendoza y Fernández Caballero.

Así también, y en la parte superior de la boca del escenario, se encuentra el retrato del eximio poeta murciano Jara Carrillo, como presidente honorario de dicha sociedad (p. 4)

Tras esto, se describen los distintos elementos que se realizaron durante la función, y el artículo concluye con una elogiosa felicitación a la sociedad:

El Círculo Juvenil Instructivo en general debe estar satisfecho de su obra que ha sido un compendio de firmes voluntades y de raros entusiasmos en estos tiempos.

Y no hemos de extrañar que siguiendo ese camino den al Barrio y a Murcia abundantes pruebas de progreso y de realidades artísticas.

Nosotros echaríamos aquí un puñado de nombres merecedores del elogio más caluroso, pero habían de ofenderse los omitidos y repartimos, para que no haya celos, la gloria del éxito para todos los que constituyen dicha sociedad, puesto que todos por igual contribuyen a su engrandecimiento (p. 4)

Y la actividad artística no se limitó a las representaciones realizadas en su propio teatro, ya que la prensa recoge también su participación en actos culturales de mayor envergadura, como el festival organizado para el embellecimiento y restauración del jardín y monumento de Floridablanca, realizado el 24 de junio de 1912 en el Teatro Circo Villar, y en el que, según se recoge en El Liberal de Murcia del 19 de junio, el Círculo Juvenil Instructivo colaboraba con la representación del drama de Ángel Guimerá Tierra baja. En otras ocasiones, organizarán actos de gran trascendencia mediática, como el homenaje a su presidente honorario, Jara Carrillo, que fue ampliamente recogido tanto por El Liberal de Murcia como por El Tiempo85. Realizado en el teatro de la sociedad la noche del 3 de noviembre de 1912, fue una combinación de poesía y música, en la que se subrayó el carácter de Murcia como "tierra de artistas" y la labor educadora que esta sociedad tenía en el popular barrio del Carmen. En los años siguientes, esta sociedad mantendrá una constante actividad apoyada en sus tres pilares básicos: las funciones teatrales semanales los domingos, el sostenimiento de la orquesta y cuadro dramático de niños y la participación en eventos sociales de relevancia para la ciudad, especialmente funciones benéficas y homenajes a artistas de paso por la ciudad.

Muy interesante también resulta el ver cómo todas estas sociedades instructivo-culturales acaban confluyendo en los mismos eventos, demostrando que lejos de estar en competencia entre ellas, más bien comparten unos ideales comunes sobre lo que debería ser la cultura murciana. Ponen la práctica artística y su fomento como una prioridad entre sus objetivos, aspiran a tener su propio teatro para que se puedan realizar funciones de teatro y conciertos, buscan el patrocinio o vinculación con nombres consagrados de la cultura y el arte86, y no dudan en promover o en participar en todo tipo de eventos y festivales en los teatros de la ciudad87. Y también se tomará en consideración su colaboración en algunas iniciativas de importancia, como la promovida por el abogado D. Jesualdo Cañada Baños en una reunión convocada el 9 de noviembre de 1912, con crónica publicada en El Tiempo del día 10, en los salones de la Sociedad Artística e Instructiva: la creación de un orfeón murciano. En dicha reunión participaron, además de la sociedad anfitriona, el Centro Obrero, el Círculo Juvenil Instructivo y la Sociedad Camino del Arte, y estaba invitado el Círculo de Bellas Artes, aunque no acudió. El principal argumento utilizado por el Sr. Cañada en favor de esta fundación es que, a raíz del homenaje realizado a Jara Carrillo en el Círculo Juvenil Instructivo, "[.] notó que en Murcia había elementos sobrados para realizar una obra importantísima [.]" (p. 2); todas las sociedades se mostraron partidarios de la iniciativa, y entre todos acordaron encargar la dirección técnica del proyecto a D. Antonio Ramírez y D. Manuel Massotti. Por su parte, en la crónica del mismo evento publicada en El Liberal de Murcia del mismo día, se hace hincapié en otro argumento esgrimido por el Sr. Cañada:

Con tal motivo el señor Cañada encomió la importancia educativa y artística de esas masas corales compuestas de numerosas individualidades de ambos sexos como el Orfeón Donostriarra, el Orfeón Alicantino y los coros catalanes.

¿Por qué en Murcia, donde tantos elementos han despertado su amor al arte escénico y lírico, no ha de formarse un Orfeón que, sobre ser quizás un semillero de artistas, habría de honrar a nuestro pueblo? (p. 2)

Es decir, de nuevo se plantea la necesidad de tener en Murcia instituciones que tengan como prioridad la formación artística. Y esta es una demanda que se reiterará a lo largo de los años siguientes y que, de alguna forma, creará el poso ideológico necesario para la posterior aparición del movimiento ciudadano que, por tercera y definitiva vez, demandará la fundación de un conservatorio en Murcia.

Pero antes de llegar a ese momento, hay dos hechos más que hay que analizar someramente para completar el panorama artístico y educativo murciano del momento, ambos sucedidos en el año 1915: la polémica entre las academias dirigidas por D. Antonio Puig y D. Manuel Massotti y la fundación de la Universidad de Murcia. Como ya se vio anteriormente, a partir de la década de 1880 proliferaron en Murcia las academias centradas en las enseñanzas artísticas, tanto plásticas como musicales. Esta tendencia se mantuvo con el cambio de siglo y, ante la dificultad de asistir como alumno oficial a un conservatorio, algunas academias musicales comenzaron el proceso de adscripción al de Valencia, ya que era el más próximo a la ciudad. Esto suponía el poder acceder a exámenes oficiales en la misma academia donde se cursaban los estudios, ya que el conservatorio enviaba un tribunal evaluador para los alumnos de dicha academia, y así se informaba en una noticia sobre la Academia Caballero publicada en El Liberal de Murcia del 1 de mayo de 1914:

Esta Academia constituye una importante mejora murciana, de progreso para la educación en el arte musical.

Por el claustro de profesores del Conservatorio de Valencia, ha sido acordado en sesión extraordinaria celebrada el 12 del corriente Abril la venida a esta ciudad del tribunal de exámenes en el próximo mes de Junio, para examinar a los alumnos de la Academia Caballero, incorporada oficialmente a dicho Centro.

Tanto al señor Massotti88 como a sus alumnos damos la enhorabuena, por las ventajas y comodidades que esto supone y celebraremos que dentro de poco tiempo se vea Murcia dotada de un Conservatorio oficial como los de Madrid y Valencia (p. 2)

De esta forma, se tenía la comodidad de realizar los estudios en la ciudad donde se residía y la posibilidad de obtener una titulación oficial con los mismos. Por ello, esta adscripción al conservatorio se convierte en un elemento de atracción para los alumnos, lo que lleva a incluirlo en la publicidad que se insertaba en la prensa murciana, como se puede ver en el anuncio publicado por la Academia Caballero:

Fig. 19: Anuncio de la Academia Caballero publicado en El Tiempo del 8 de septiembre de 1915

Y son precisamente anuncios como este los que causan la polémica antes mencionada, que se inicia a raíz de una carta remitida por D. Antonio Puig89 al director del diario El Tiempo, publicada el 5 de marzo de 1915 y titulada "Sobre academias musicales"90. En ella, presenta sus indagaciones acerca de la veracidad de la supuesta incorporación de la Academia Caballero al Conservatorio de Valencia, presentando dos apoyos fundamentales a sus tesis: la respuesta a una consulta realizada a D. Tomás Bretón, director del Real Conservatorio de Música y Declamación de Madrid, y un artículo publicado en el periódico madrileño Lira Española del 1 de marzo de 191591, que transcribe íntegramente. Bretón le confirma que el único conservatorio oficial de todo el país es el de Madrid, y que el de Valencia sólo tiene incorporadas las enseñanzas de solfeo, piano y violín (estas dos últimas hasta el quinto año). En cuanto al artículo publicado en Lira Española, mucho más extenso que la carta de Bretón, ante la noticia que han recibido que en Murcia existe una academia que se publicita como incorporada al Conservatorio de Valencia, responden con dureza a este asunto:

Como nos hemos impuesto la defensa de los intereses de todos los que a la profesión musical dedican sus esfuerzos y de ser esto cierto se crea un grave perjuicio a los profesores de Murcia en beneficio de esta academia exclusivamente, y por otra parte, como los alumnos examinados en tal forma viven engañados considerándose con estudios aprobados oficialmente sin que esto sea cierto, no queremos pasar en silencio esta noticia que se nos da, y que por la premura de tiempo no hemos podido comprobar, sin perjuicio de hacerlo y atacar más en firme de confirmarse; pero para conocimiento general, pues no sería el primer centro que hace creer que sus estudios están incorporados oficialmente [.] (p. 1)

Después confirma lo ya expuesto por Bretón, pero aportando las referencias a los decretos y órdenes donde se regulan los conservatorios, y se concluye diciendo que "[.] ni en Murcia ni en parte alguna puede ostentar legalmente el título de incorporado oficialmente ningún centro, colegio ni academia musical" (p. 2). Por lo tanto, el Sr. Puig se encuentra totalmente reivindicado en sus afirmaciones previas, y finaliza su carta diciendo que "Esto es lo cierto y esto es lo que me importa que el público sepa, a fin de que todas las academias de música de Murcia, todas puramente particulares, queden ante el público en la consideración de igualdad que legalmente les corresponde" (p. 2).

La respuesta de D. Manuel Massotti a estas acusaciones no tarda en llegar, ya que al día siguiente y también en El Tiempo, se publica otra carta dirigida al director de dicha publicación solicitando su derecho de réplica. Confirma que es el propietario y director de la Academia Caballero y que la anuncia en la prensa tal y como afirma el Sr. Puig, que además le señala como un "engañador de alumnos". Su única respuesta ante tales afirmaciones es transcribir literalmente dos documentos procedentes del Conservatorio de Valencia que confirman su adscripción a dicho centro: un de 7 de agosto de 1912 donde se concede la autorización para denominarse como "Incorporada al Conservatorio de Música y Declamación de esta Ciudad", y otro de 8 de abril de 1914 en el que se exponen las condiciones para enviar un tribunal evaluador a la Academia Caballero. Con estos dos documentos como aval, el Sr. Massotti concluye diciendo: "Enterada la opinión de que yo no engaño a mis alumnos ni de que me he valido de malas artes para el sostenimiento de mi Academia, sólo me resta añadir que doy por terminado este asunto, sobre el que no volveré a ocuparme [.]" (p. 3).

Por su parte, D. Antonio Puig responde al Sr. Massotti mediante otra carta dirigida al director de El Tiempo, publicada el 8 de marzo, en la que afirma lo siguiente:

Mi comunicado sobre academias de música no necesitaba «aclaración» pues estaba y sigue estando muy claro. La del señor Massotti, más que aclaración debe llamarse confirmación de mi comunicado, ya que deja en pie y firme cuanto en él dije.

Los documentos que publica son simplemente el lazo que une en cordiales relaciones de familia al Conservatorio de Valencia y a la Academia Caballero, pero nada más; nada de incorporaciones oficiales, ni de estudios oficiales, ni de validez académica de exámenes.

No me he propuesto molestar a nadie, sino dar a cada uno lo suyo, sacando de un error, no de un engaño, al público, al mismo señor Massotti. Creo que lo he conseguido; asunto, pues, terminado (p. 3)

Y en efecto, la cuestión se dio por zanjada por ambas partes, ya que no se vuelve a publicar ninguna carta o artículo relacionado con esta cuestión. Eso sí, cada uno de los dos polemistas se mantuvo en sus posiciones: el Sr. Massotti sigue anunciando su academia como adscrita al Conservatorio de Valencia en los años siguientes, mientras que el Sr. Puig publicita la suya con el hecho de seguir los programas del Conservatorio de Madrid.

Fig. 20: Anuncio de la academia del Sr. Puig publicado en El Liberal de Murcia del 24 de marzo de 1915

Fig. 21 y 22: Retratos de D. Antonio Puig y de D. Manuel Massotti Escuder.

El otro asunto, este de suma importancia, ocurrido en 1915 y relacionado con la educación es la fundación de la Universidad de Murcia. Evidentemente, no hay una relación directa entre este hecho y las enseñanzas artísticas, pues estas no formaban parte de los planteamientos iniciales de la nueva institución. Pero si lo analizamos desde una perspectiva más amplia nos revela dos datos fundamentales: por un lado, la aparición de la universidad responde a esa necesidad de mejorar la enseñanza ofrecida en Murcia y elevarla al nivel de las ciudades más importantes del país, y por otro, muchos de los actores principales de esta iniciativa estarían también relacionados con la fundación del Conservatorio Provincial de Música y Declamación dos años después. Por lo tanto, y aunque sea de una forma somera, creo necesario incluir en este estudio algunos datos de este proceso.

Las primeras noticias sobre este asunto aparecen ya desde comienzos de 1914, en una entrevista a D. Juan de La Cierva publicada en El Tiempo del 1 de enero, titulada "La Universidad para Murcia"; entre otras muchas cosas, el Sr. de la Cierva informa que es una idea que ya se le ocurrió cuando era ministro de Instrucción Pública92:

[.] quería yo crear en Murcia un gran Centro de cultura con honores de Universidad, es decir, una gran Escuela Central que abarcara las enseñanzas de todas aquellas materias que para esta región fueran de mayor utilidad y más positivamente fermentadoras de su riqueza, Escuelas de Comercio, de Industria, de Agricultura en sus inmensas derivaciones, todo unificado y graduado en un gran Centro Universitario que hoy sería el emporio de nuestra elevación intelectual (p. 1)

Justo un año después, el 1 de enero de 1915, el periodista murciano Andrés Blanco firma en El Tiempo un sentido artículo dedicado a D. Juan de la Cierva, en el que parte del reconocimiento del atraso en el que Murcia se encuentra, cuyas causas señala con precisión:

[.] Su punto de partida está señalado en su aislamiento, en el abandono y desdén con que siempre la han mirado los poderes centrales, entregándola a la pasividad de una vida meramente agrícola, engendradora de quietismos que terminan en verdaderos atrasos, por contraponerse a la vida rápida que es hoy la palanca del mundo y la que produce la riqueza flotante que bulle sin cesar y se extiende en un progreso indefinido, como alma de la ciencia, del arte, del comercio y del bienestar de las poblaciones (p. 1)

Y la creación de la Universidad de Murcia es sólo la primera piedra de este cambio tan necesario para la ciudad y la región, por lo que afirma que "[.] hay que elevar a Murcia a mucho más alto nivel, pues condiciones sobradas hay en este suelo para que las nobles ambiciones del espíritu encuentren espacio donde desarrollarse [.]" (p. 1).

Este entusiasmo no mengua, y los trabajos para la consecución de la universidad son incesantes, abarcando desde las cuestiones de carácter académico hasta las de carácter económico, y la prensa murciana se hace eco de todo el proceso. Además, se quiere implicar a toda la ciudadanía, haciéndola consciente de la importancia de este hecho mediante artículos como el titulado "La fiesta de la cultura", publicado en El Liberal de Murcia del 10 de mayo de 191593, de marcada exaltación patriótica y local, centrado en la nueva universidad y en la fundación de las escuelas graduadas de Murcia y que concluye diciendo que "Nuestra feria de Septiembre debe ser rematada con esa corona incomparable que le han de ceñir las escuelas nuevas y la Universidad que nace entre ellas como madre augusta de la regeneración de nuestra patria chica" (p. 1).

Finalmente, la inauguración de la universidad se realizó el día 7 de octubre con toda solemnidad y la presencia de numerosas personalidades que habían tenido relación con la consecución de esta institución, como D. Juan de la Cierva Peñafiel o D. Mariano Baquero. Tal y como se recoge en la convocatoria pública a dicho acto, publicada en El Tiempo del 5 de octubre y firmada por D. Laureano Albaladejo, alcalde de la ciudad, se realizaría en el salón de actos del Instituto Provincial y "Habrá ese día repique general de campanas, iluminaciones en el Ayuntamiento y sociedades murcianas y se pondrán colgaduras en los edificios públicos y particulares" (p. 2); además, se subraya la importancia de esta institución para la ciudad y la región, y que se debe considerar ese día como una fecha memorable para la historia de Murcia. Los actos oficiales y los discursos leídos fueron recogidos por la prensa en sendos números monográficos: en El Tiempo del día 794 y en La Verdad de Murcia del día 895; así mismo, el discurso-memoria del comisario regio D. Andrés Baquero96, por su gran extensión, fue publicado por separado en El Tiempo del 9 de octubre. En este se recuerda que el Reino de Murcia "[.] había tenido siempre estudios superiores, focos de alta cultura, erudita y social" (p. 1), y que éstos habían desaparecido en el primer tercio del siglo XIX, quedando como único centro de educación relevante el Instituto Provincial. De ahí la relevancia de la iniciativa defendida en Madrid por los hermanos D. Juan y D. Isidoro de la Cierva, sin cuyo incansable trabajo no hubiera sido posible. Tras repasar las diferentes gestiones para la consecución de la Universidad de Murcia, D. Andrés Baquero afirma:

Nuestra Universidad no era simplemente una vanidosa aspiración provinciana; era una justa reivindicación; y la pedíamos con oportunidad y en sazón provechosa; sabiendo su índole y su alcance verdaderos; como coronamiento de un plan de mejoramiento de la cultura regional, ya en mucha parte realizado, que comprende, desde la instrucción primaria hasta la educación artística, y en el cual tienen proporcionada cabida las enseñanzas técnicas de aplicación al fomento de las riquezas del país. En Murcia, los variados grupos escolares, palacios alegres de las primeras letras; [.] el precioso Museo de Arqueología y Bellas Artes, levantado de planta, hoy digno estuche de las joyas que encierra; [.] la proyectada popular de Artes y Oficios [.]. Todo el mundo cultural ¿no estaba pidiendo un Centro superior que en el orden de la enseñanza representase la cabeza gerárquica (sic) de región tan consciente y con personalidad tan definida por su geografía y su historia? (p. 1)

Es decir, que se define esa nueva conciencia de que la educación, y sólo ella, es la solución del atraso endémico de Murcia, el único camino para su prosperidad y su elevación al nivel que le corresponde entre las regiones de España. Y que en ese proyecto de mejora generalizado, la enseñanza artística es una pieza necesaria y que aún queda pendiente en muchos aspectos. Por eso, no debe extrañar, que a muchos de los promotores de la universidad los veamos también vinculados con la creación del conservatorio, tal y como se afirmaba con anterioridad.

5. La fundación del Conservatorio Provincial de Música y Declamación (1917-1919)

Y tras el intento fallido de 1881 y las demandas de un conservatorio en Murcia por Mariano Padilla en 1896, en 1917 se reactiva de nuevo la cuestión, pero esta vez la iniciativa llegará a buen puerto. Este proceso, recientemente estudiado en el artículo de Encabo (2017), se inicia a partir del famoso artículo "Murcia, vergel de artistas" de Plácido Rojer de Larra97, publicado en El Liberal de Murcia del 23 de mayo98. Éste, inserto en la columna "Glosario del tiempo" de dicho periódico, se publica a raíz de la presencia en el Teatro Circo de la compañía de zarzuela de D. Pablo López, tenor murciano ya de larga trayectoria que a su vez había ayudado a comenzar su carrera a otros artistas murcianos. De ahí sale el concepto de "vergel de artistas", ya que el número de músicos, cantantes y actores salidos de la ciudad ha sido elevado, a pesar del erial formativo de la ciudad. De ahí la conclusión a la que llega el autor del artículo:

En Murcia hace falta un Conservatorio, lo mismo que lo tienen otras provincias; hace falta ese centro del cual salgan todos los músicos que deben salir; los cantantes que son dotados de facultades naturales, todos los actores que sean capaces de triunfar en el arte escénico.

Si existiera un Conservatorio en Murcia, seguramente nuestra provincia sería una de las primeras en la producción de artistas de todos los géneros.

Hace falta un centro de esta índole, en donde un profesorado adecuado a cada especialidad artística, eduque todas esas facultades que se pierden entre la baraúnda férrea de los talleres, entre las monótonas escribanías de la parásita burocracia o entre las rudas faenas asoleadas de la huerta murciana (p. 1)

Y finaliza su exhorto preguntándole a uno de los motores de la creación de la Universidad de Murcia, D. Isidoro de la Cierva, "¿Habrá quien tome sobre sí la noble tarea de organización que requiere la implantación de este centro tan necesario?" (p. 1)99.

Esta iniciativa será prácticamente, y al igual que con la Universidad, un empeño de este periódico, tal y como se puede apreciar por el breve al respecto aparecido en El Tiempo del día 24:

Plácido Roger de Larra lanza en «El Liberal» la idea de que se establezca en Murcia un Conservatorio, y le brinda el pensamiento a don Isidoro de la Cierva.

Nos parece muy natural. Tratándose de un Conservatorio deben ser los conservadores los que lo lleven a la práctica (p. 1)

Ironías aparte, la respuesta del Sr. de la Cierva no tarda en llegar, ya que el día 25 se publica en El Liberal de Murcia bajo el título "El Conservatorio murciano". En esta carta, dirigida al director del periódico, afirma que como ya ha ocurrido en el pasado, siempre está dispuesto a apoyar cualquier iniciativa para la mejora de Murcia, y en torno a ésta hace las siguientes reflexiones:

De todo lo que en él se enseñe, lo más importante y de mayor necesidad es la música y el canto. Y para llegar a merecer un Conservatorio es preciso que los niños y adultos se aficionen a esa clase de enseñanzas. En nuestra Institución de los Exploradores, que con profundo reconocimiento mío elogia en su artículo, hemos abierto clases de solfeo, para continuar enseñando a tocar instrumentos y a cantar. En las Escuelas Normales y en algún centro particular también se enseña música, pero es poco, muy poco para lo que Murcia necesita. Opino que en las magníficas Escuelas Graduadas, para cuya inauguración solo falta que en Madrid señalen el día y este es cierto y próximo, deben establecerse juntamente con bibliotecas populares y clases de dibujo y trabajos manuales, las enseñanzas de solfeo y piano. Hay salones suficientes para todo ello, y los cultísimos directores que se han propuesto para dichas Escuelas, podrán establecerlo y contar con la ayuda que necesiten.

Teniendo un vivero de iniciados en tan útiles conocimientos, podrá vivir y prosperar el Conservatorio. Esta es mi opinión, como mía muy modesta. Pero no valga; si alguien cree y demuestra que el Conservatorio debe preceder a la enseñanza elemental, venga un proyecto y me honraré mucho en ayudarlo (p. 1)

Finalmente, afirma que sus muchas ocupaciones no le permiten encabezar esta loable iniciativa, aunque la apoya incondicionalmente, y que la RSEAPM con ayuda del Círculo de Bellas Artes "[.] debería ser la llamada a organizar el nuevo centro de cultura [.]" (p. 1).

Al día siguiente, la redacción del periódico agradece al Sr. de la Cierva su apoyo al proyecto y que, por su parte, están dando ya los primeros pasos para facilitar la realización de esta idea. Uno de estos pasos es la de realzar una consulta a otros centros similares establecidos en el resto del territorio nacional, para conocer su estructura y funcionamiento. Y pronto se comienza a recibir respuestas a la misma, y algunas son publicadas, como la firmada por D. Narciso Díaz de Escovar, poeta y Delegado Regio de Enseñanza en Málaga, que apareció en El Liberal de Murcia del 31 de mayo; en ella ofrece valiosos datos sobre la Real Academia de Declamación, Música y Buenas Letras, inaugurada en 1886, que podían seguir de guía en la empresa murciana:

Nuestros Estatutos no están impresos, pues suelen sufrir modificación, hijas de la necesidad. El presupuesto mensual varía de 125 a 200 pesetas, que cubrimos con los donativos de los Protectores y pequeña subvención Municipal. De la Diputación logré alguna importante, siendo yo Diputado, pero en un impulso de economías vino al suelo. El local es bueno y en sitio céntrico, teniendo en él su Museo, Biblioteca y el salón de actos, que es pequeño, pues solo caben unas ciento cincuenta personas apretaditas. Tiene un pequeño escenario.

La matrícula fluctúa entre 80 a 150 cada año y la asistencia es de 40 a 50 en clase de alumnos y de 12 a 30 en la de niños. La edad de ingreso es de 14 años en adelante pero a veces se dispensa este requisito en alumnos o alumnas en quienes vemos actitudes, cuando asisten algunos meses como oyentes.

Los profesores nada cobramos, y hay algunos que pusimos dinero encima. No obstante, si algún año hay sobrante se distribuye entre los Profesores de Declamación, que tanto trabajan (p. 1)

A partir de aquí, un incesante número de noticias van apareciendo en la prensa murciana a lo largo del mes de mayo y junio, reflejando el entusiasmo que despierta la tan ansiada llegada del conservatorio a la ciudad. Las adhesiones al proyecto se suceden como, por ejemplo, la apasionada de D. José Calvo, autor de dos artículos publicados en El Liberal de Murcia en los días 1 y 5 de junio respectivamente. En el primero de ellos100, mucho más extenso, el Sr. Calvo va de la crítica a las "[.] abominables novedades importadas por nuestra monomanía perniciosa de imitación extranjera [.]" (p. 1), en relación con las músicas de moda en la época, a una exaltada defensa del alma artística de Murcia, apoyando el concepto de "vergel de artistas" lanzado por Jara Carrillo. Todas sus palabras están impregnadas del ya citado afán regeneracionista enfocado a despertar a Murcia de su tradicional apatía, y que necesitaba del apoyo político del que ahora se dispone. Incluso propone un plan para la creación de esta institución:

Las dificultades se vencen fácilmente con la buena voluntad y disposición manifiestas de los murcianos poderosos. La idea del Conservatorio de Música en Murcia se ha impuesto como una necesidad. Tenemos aficionados; para educarlos contamos con suficiente número de maestros competentísimos, sin tener que salir de nuestro terruño; como muestra vayan los nombres de Pablo López, Barrenas, Gascón, Verdú, Puig, Benavente, Espada, Cestés, Massotti, Martí, Ramírez, Muñoz Pedrera, Gamúz, Alarcón, Moreno Pretel, Mora, Sanz, Canales, Agüera, Jover, Salas, Puche y tantos otros que harían la lista interminable.

Para local, de primer instante, aunque fuera provisionalmente, pudiera señalarse el preciosos pabellón de Escuelas Graduadas que existe junto al Teatro Romea. Después de todo, la música constituye una rama importante del Magisterio oficial; así como uno de estos pabellones se ha consagrado, con excelente acuerdo, para nuestra naciente Universidad, nada extraordinario sería que se dotase a Murcia de su «Conservatorio de música», en el espacioso local de la plaza de Santo Domingo; cultura por cultura.

¿Dotación de medios económicos?

Por de pronto no se necesitaría fuese muy excesiva para la compra de dos pianos, uno de batalla y otro para audiciones; y de ciertos instrumentos, como violín, contrabajo; alguno de metal, un buen harmonium, y lo indispensable en obras de texto y bibliografía musical; esto contando con las gratificaciones del Profesorado y personal subalterno del nuevo centro de cultura artística (p. 1)

En el segundo artículo101, publicado cuatro días después, se eleva aun más, si cabe, el tono de exaltación patriótica, llegando a vincular los sucesos contemporáneos con la fundación de la cátedra de música en la Universidad de Salamanca por Alfonso X el Sabio102, que a su vez relaciona con el amor a la música que este monarca demostró con la creación de las Cantigas de Santa María; de aquí su propuesta de nombrar al nuevo conservatorio en honor de este rey. Y concluye diciendo:

Venga pronto pues nuestro Conservatorio; en él se honrará y enseñará por vez primera con verdaderos principios el arte difícil de la Música y la Declamación; así la representación escénica, como el tañido de todos los varios instrumentos tendrán al fin la enseñanza y el cultivo que la cultura exige; en ese Conservatorio se reunirá un cuerpo de verdaderos peritos en el arte; en él residirá la verdadera unión y confraternidad de artistas; músicos y poetas, todos técnicos se abrazarán juntos para complementarse y dar la resultancia armónica del trabajo honroso, que es la verdadera salud del alma; los vicios se aminorarán, porque la pereza y la holganza se desterrarán por completo; así caminaremos por esa nueva senda de bienestar y de progreso como único camino de lograr una Murcia grande, halagador y constante sueño de todos los buenos murcianos (p. 1)

Fig. 23: Escuelas Graduadas de Santo Domingo, obra del arquitecto murciano D. Pedro Cerdán e inauguradas el 16 de septiembre 1917, fueron la primera sede del Conservatorio Provincial de Música y Declamación.

A partir de este momento, el Círculo de Bellas Artes toma un papel decisivo en el proceso, convirtiéndose en sede principal de la comisión de trabajo, celebrándose la primera reunión el 24 de junio presidida por D. Isidoro de la Cierva, siendo publicado un resumen de la misma tanto en El Liberal de Murcia como en El Tiempo. Tal y como recoge la crónica publicada en el primero de ellos el día 25 de junio, se nombra como junta administrativa para la organización del conservatorio a D. Isidoro de la Cierva (presidente), D. Emilio Díez de Revenga (vicepresidente), D. José María Hilla (tesorero) y D. Pedro Jara Carrillo (secretario). A partir de aquí, se trata como cuestión perentoria la financiación de la nueva institución y el nombramiento de una comisión para la redacción del reglamento, con la intención de que el conservatorio comenzara a funcionar en el mes de octubre. El 8 de agosto, en una nueva reunión recogida en El Tiempo del día siguiente, se aprueba el reglamento, se vuelve a hablar del presupuesto y nombran los profesores del centro por unanimidad103.

La tan esperada inauguración, no se realizará en octubre, ya que los documentos para adscribir el nuevo centro al Conservatorio de Madrid se demoran en su tramitación administrativa. En El Tiempo del 28 de diciembre de 1917 se publica un breve en el que se anuncia que "En los primeros días de Enero se inaugurará el Conservatorio de Música y Declamación de Murcia. Presidirá el acto Rodés y leerá unos versos Perico Jara" (p. 1), pero tampoco se produce este suceso. De hecho, habrá que esperar hasta finales del septiembre de 1918 para que por fin se firmen los documentos de incorporación de los estudios del nuevo conservatorio al de Madrid, dando así luz verde al comienzo de su funcionamiento. El 8 de octubre, en una reunión realizada en el Círculo de Bellas Artes, se lee la R.O. de 26 de septiembre, mediante la que se declaraba incorporado al Real Conservatorio de Madrid el nuevo Conservatorio Provincial de Música y Declamación de Murcia104, tomándose los acuerdos pertinentes para el inicio de su funcionamiento. Tal y como se recoge en el artículo publicado en El Liberal de Murcia del 9 de octubre, estos fueron:

La Junta acordó: que se abra la matrícula para los alumnos de este Conservatorio el día 20 del presente mes.

Instalar las oficinas de secretaría y las clases en el piso principal del edificio de las Escuelas Graduadas de Santo Domingo.

También se acordó nombrar secretario a don Pedro Jara Carrillo, vicesecretario a don Emilio Ramírez y depositario a don José María Hilla.

Se nombraron oficiales de la secretaría a los señores don Ramón Blanco y don Pedro José Jiménez Puertas (p. 1)

En cuanto al primer claustro docente, también se llegó a un acuerdo:

Serán profesores del Conservatorio los señores siguientes:

De solfeo: don Ángel Larroca, maestro de capilla de la S.I.C., don Emilio Ramírez y don Manuel Massotti.

De piano: don Antonio Puig Ruiz-Funes, doña Beatriz Martínez Arroyo y don Pedro Muñoz Pedrera.

De violín: don José María Franco y Bordás. De armonía: don Emilio Ramírez.

De canto: don Manuel Massotti.

De historia de la música y formas musicales: don Enrique Martí Ruiz-Fun es. De declamación: don Pedro Jara Carrillo (p.1)

A pesar de la precaria situación sanitaria a causa de la epidemia de gripe, se abre la matricula tanto para los estudios oficiales como los no oficiales, que estaban integrados por toda la enseñanza superior105; se pagaban 20 pesetas por asignatura, más 5 por derechos de examen por cada una de ellas, y a los alumnos oficiales se les permitía pagar en dos plazos106. El 21 de noviembre, en El Tiempo se anuncia que "Las clases darán principio el día 2 de Diciembre, teniendo lugar la solemne apertura en breve plazo! (p. 2), pero en El Liberal de Murcia del 1 de diciembre se informa que "Las clases de este Conservatorio no podrán dar comienzo el día 2, como se había anunciado, a causa de no hallarse en disposición los locales para la enseñanza, por estarse haciendo en ellos las instalaciones de luz, mobiliario, etc." (p. 1). Finalmente, la Junta del centro decide que la apertura de las clases se efectuará el lunes 9 de diciembre, y así se anuncia en la prensa, que pocos días después lo valora en El Liberal de Murcia del 11 de diciembre de la siguiente forma:

Clases de enseñanzas artísticas. El Conservatorio.

El lunes dieron comienzo las clases en el nuevo centro Conservatorio Provincial de Música y Declamación de Murcia.

Las clases han dado comienzo con gran animación, constituyendo un éxito el nuevo organismo. El local ha quedado muy bien instalado, siendo bastante completo el material con que han comenzado a darse las enseñanzas.

Las clases de Dibujo.

En la Sociedad Económica de Amigos del País, han dado comienzo las clases de Dibujo, que habían sido suspendidas y que EL LIBERAL, en nombre de numerosos obreros que las utilizaban, procuró que no dejasen de funcionar, llamando la atención de los centros oficiales a cuyo cargo corre su sostenimiento (p. 2)

Y de nuevo el reconocimiento y felicitaciones a los promotores de esta exitosa iniciativa, como la carta abierta de Cesar Carrera107 a Pedro Jara Carrillo publicada en El Liberal de Murcia del 4 de diciembre; en ella habla de su reciente visita a Murcia, en la que no pudo verle, y que tras ella "[.] el Murcia de hoy me parece medio siglo «más acá» que el Murcia de hace cuatro años" (p. 1). En la misma también menciona el conservatorio:

Por si le hallaba a usted estuve en el Conservatorio. En el salón de la Secretaría estaban Antonio Puig, el eminente pianista, Muñoz Pedrera, el notable compositor, y el distinguidísimo músico Emilio Ramírez.

Con ellos recorrí el amplio edificio, y les oí discutir de clases y de muebles. - El salón de solfeo aquí. - Aquí la clase de declamación. - Dionisio Sierra hablaba no se qué de pizarras, de pentagramas. Envidié aquel entusiasmo, aquel cariño conque miraban su obra que ha de romper las nubes que empañan y retrasan un amanecer de color rosa.

Porque si ahí en Murcia, sin Conservatorio, sin maestros, sin medios de educación artística, se han podido enclavar en los mármoles de la plaza de Santa Isabel los nombres del maestro Caballero, de Julián Romea, de Padilla, de Verdú; si Murcia cuenta entre sus hijos con artistas de la talla de Díaz de Mendoza, de preclara estirpe, y si es Murcia la patria de Balart, de Selgas y de Ricardo Gil, hay que ver cuanto se puede esperar de un centro como el Conservatorio, en esta bendita tierra donde tantos y tan preclaros hombres han visto la luz.

¡Arriba los corazones! Murcia será lo que debe ser. Su Conservatorio hará que no muera en flor tanta esperanza artística, tanto genio destinado a vivir ignorado; pobre, arrastrando su vida de vencido sin que nadie, ni él mismo, pueda llegar a darse cuenta de que lleva en su alma, en su sangre, el soplo divino de la inspiración. (p. 1)

Finalmente, la tan ansiada inauguración oficial se anunció en la prensa para el domingo 5 de enero de 1919, con la asistencia al acto de D. Mariano Benlliure (Director General de Bellas Artes), D. Tomás Bretón (Director del Conservatorio Nacional de Madrid), D. Ramón Martínez (Director del Conservatorio de Valencia) y D. Juan de la Cierva (Senador vitalicio por Murcia). En los primeros días de 1919 no hay noticia de mayor relevancia que este evento, y sería tedioso referenciar con detalle todo lo sucedido, que fue ampliamente recogido en El Liberal de Murcia y El Tiempo del 6 de enero, y reseñada brevemente en la prensa madrileña del mismo día, como en La Época, La Correspondencia de España o La Hormiga de Oro.

Fig. 24 y 25: Portadas de El Liberal de Murcia y El Tiempo del 6 de enero de 1919, reflejando los actos de inauguración del Conservatorio Provincial de Música y Declamación.

En todos ellos se coincide en la importancia histórica del momento, como se puede ver en el discurso ofrecido por D. Emilio Díez de Revenga, transcrito parcialmente en El Liberal de Murcia, del que se extraen estas palabras:

Es el nacimiento del Conservatorio murciano una manifestación más del hermoso resurgir de nuestras energías regionales. Creada la Universidad literaria como centro dinámico de un estado de cultura científica, bien pronto se manifestó el laudable pensamiento de dotar a Murcia de un Centro de Enseñanza de Música y Declamación que, recogiendo las dispersas excepcionales condiciones de nuestra raza y el vigoroso temple de su complexión artística, despertara nobles aficiones, puliera y educara aptitudes, estimulara voluntades, regenerara energías y se constituyera en «alma mater» de una nueva generación que rememore y abrillante las glorias de aquellos insignes murcianos, cuyo nombre está perennemente en el recuerdo de todos, que aprisionaron el alma nacional en el pentagrama, sembraron la escena patria de inmarcesible laurel, e hicieron hablar a los instrumentos musicales el divino lenguaje de la Música; y que se formaron para realizar todo esto, por nuestro abandono, lejos de la tierra de su nacimiento, aunque ofrendándole siempre con la gloria del renombre que conquistaron el reconocimiento de ese misterioso e indestructible vínculo que unió y unirá por siempre a los que nacieron a la sombra de nuestra Torre [.] (p. 1)

Fig. 26: Fotografía de los asistentes a la solemne inauguración del Conservatorio Provincial de Música y Declamación de Murcia, publicada en La Hormiga de Oro del 18 de enero de 1919.

6. A manera de epílogo.

Y lo que viene después, ya es otra historia que, quizás en otro momento, llegue la oportunidad de contar. El viaje ha sido apasionante, pero todo viaje tiene su final, y el nuestro ya ha llegado. Personalmente me ha servido para conocer, como docente en enseñanzas artísticas en Murcia desde hace ya más de 25 años, de dónde venimos, pues estoy absolutamente convencida que es la única forma de encarar el futuro de una forma acertada. Hemos visto como prácticamente partiendo de la nada, a lo largo del siglo XIX la sociedad murciana fue canalizando sus inquietudes artísticas, unas veces partiendo de instituciones heredadas del siglo pasado, como la Real Sociedad Económica de Amigos del País, otras veces creando sociedades, liceos o círculos con gran empuje y optimismo. No todas las iniciativas llegaron a buen puerto, pero muchas de ellas duraron lo suficiente en el tiempo como para marcar una diferencia en la cultura murciana. Y detrás de varias de estas, nombres relevantes de la cultura murciana de la segunda mitad del siglo XIX: desde periodistas como José Martínez Tornel a políticos como los hermanos Juan e Isidoro de la Cierva, de músicos como Antonio Ramírez Pagán o Antonio López Almagro a cantantes como Francisco Lucas o Mariano Padilla, de actores como Fernando Díaz de Mendoza a poetas como Pedro Jara Carrillo. Sería casi imposible enumerarlos a todos, pero este trabajo ha tratado de rendir un homenaje al trabajo por la enseñanza y difusión de las artes realizado por todos ellos.

El situar a Isidoro Maiquez al comienzo de esta historia era algo lógico y necesario, pues no en vano se cumplen en este año los 250 años de su nacimiento, y como docente en una escuela de arte dramático no podía dejar de incluir al primer actor moderno que hubo en España, gracias a las enseñanzas recibidas de su maestro Talma. El final también estaba claro, como ya dije en el prólogo, pues es también el centenario del conservatorio murciano, muy diferente hoy a lo que fue en sus orígenes, ya que su evolución posterior le añadió la danza en 1920 y se la volvió a quitar junto con el arte dramático en 1982. Las artes plásticas también han tenido su presencia en estas páginas, pues las enseñanzas artísticas no se acaban con las artes escénicas y la música, y creo firmemente en la necesidad de colaboración entre todas ellas, como también lo creyeron muchos de los actores de esta historia, cuya voz he querido que fuera la verdadera protagonista. En resumen, sin pretensiones de exhaustividad en el dato, pero con deseos de narrar una historia amena y documentada de cómo las enseñanzas artísticas se fueron desarrollando en nuestra ciudad durante el convulso siglo XIX fueron mis propósitos iniciales al comenzar este viaje, y espero haberlos cumplido.

En estos tiempos actuales, donde lo artístico parece ceder su espacio frente a disciplinas aparentemente más productivas para la sociedad, debemos volver los ojos al pasado y ver que también en tiempos de crisis las iniciativas artísticas pueden tener vida. Por ello quiero concluir con unas palabras rescatadas de las cartas de Mariano Padilla, que parecen cobrar pleno sentido en el momento presente:

Si en España estamos acostumbrados a oír innumerables discursos con las frases más galanas tratando los asuntos de mayor trascendencia, no se me puede negar también que recaemos siempre en nuestra imperturbable indiferencia, que devora y consume con trascendentales consecuencias y en un profundo abismo las ideas generosas de nuestra patria.

Necesitamos que nos impulsen hacia los ideales artísticos, que el teatro sea el regulador de nuestras costumbres, que muchos gobiernos, llámense como les plazca, le den la importancia y protección de que carece en la actualidad, si queremos colocarnos al lado de las naciones civilizadas [.]

Lo digo francamente, aunque se me critique, puedo asegurar que estamos desahuciados por nuestros Ministros, Diputados y Gobernadores que nos consideran como tantos músicos danzantes, acordándose que existimos cuando se trata de reanimar los espíritus decaídos, abrillantar nuestras fiestas y nuestras reuniones.

El Diario de Murcia, 23 de julio de 1897

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VALERO, Pilar (2017). El histórico Círculo de Bellas Artes de Murcia en la calle Trapería (1902-1938). Murcia, La Fea Burguesía.

8. Anexo documental

DOCUMENTO Nº 1: "Máximas de Talma, actor trágico francés de la mayor nombradía, y maestro de nuestro actor Isidoro Maíquez", publicadas en el Correo Literario y Mercantil de Murcia, 25 de diciembre de 1832.

Todo hombre puede juzgar de las grandes pasiones por sí mismo, porque existen en todos los corazones; el actor no hace más que suscitarlas.

El género noble fastidia cuando no se representa bien: en este caso el público prefiere las farsas ingeniosas.

En la dicción trágica hay cierta armonía indefinible, la cual es preciso que sepa sentir el actor.

Cuando se estudia un papel, y se conoce bien su colorido y carácter general, en llegando a los por menores, es menester considerar que cada escena tiene su fin, y cada periodo una intención principal, y dejar todo lo demás. Si quiere dar valor a todo no hará cosa de provecho. En todas las artes (y es regla general) brillan los adornos por medio de las pausas. El actor que esfuerza todas las palabras es como un arquitecto que puebla toda la pared de ornamentos: los unos se destruyen a los otros, y sería mucho mejor un bajo relieve en una pared lisa.

Hay muchas maneras buenas de decir una cosa, pero siempre hay una que es la mejor.

Nuestras representaciones teatrales son más naturales que las de los antiguos, y más difíciles para los actores modernos.

Pedrezuelas en la boca; mal recurso para hacer más limpia la pronunciación.

En la escena hay bastantes cosas como las decoraciones y el lenguaje poético, que obligan al espectador a hacer esfuerzos para conservar la ilusión sin añadir la pompa de la declamación, que no le mueve, le hace pensar que está oyendo a un actor, y le impide olvidarlo para atender solamente al drama.

Nuestros teatros son demasiado grandes: Lekain108 no hubiera representado en ellos, porque es necesario sacar la voz de quicio, y no se puede conservar la naturalidad.

La pequeñez de nuestros teatros antiguos y la costumbre de haber espectadores en la escena, contribuyó sin duda a que los autores adoptasen un estilo poco natural, y compusiesen muchos monólogos, y que los actores recitasen con hinchazón. Como no podía haber mucha ilusión, el autor sólo atendía a bellos trozos, y el actor a decirlos bien (Se concluirá)

"Conclusión de las máximas de Talma, actor trágico francés de la mayor nombradía, y maestro de nuestro actor Isidoro Maiquez", publicadas en el Correo Literario y Mercantil de Murcia, 29 de diciembre de 1832.

En medio del mayor desorden y del delirio más apasionado el actor debe tener siempre dominio sobre sí: en un actor hay siempre dos seres, el sensible, que expresa, y el inteligente, que dirige: una facultad no debe hacer olvidar a la otra.

El poeta se entrega muchas veces a descripciones, que sugieren versos pomposos y redundantes; así se sale de la situación o la prolonga; pero como no es esta la expresión simple y candorosas de la naturaleza, he observado que estos trozos, por bellos que sean, no producen efecto. El teatro exige una poética particular, que consiste en el arte de describir en versos, a un mismo tiempo armoniosos y sencillos, los sentimientos que animan a los personajes. Es menester ocultar el trabajo de la versificación más que en otros géneros. El poeta a de desafiar a poner en prosa ordinaria lo que ha dicho en versos elegantes, y es menester que sean tan sencillos que la prosa parezca facticia, por decirlo así, en comparación de la poesía. Este fue el secreto de Corneille y Racine en sus mejores obras: son modelos de este género, sobre todo el primero, sin entrar yo ahora en discusión de los clásicos y románticos.

La música produce gran efecto en el alma. Yo quisiera oírla siempre antes de entrar en la escena, porque me produce una exaltación muy favorable al desenvolvimiento de mis facultades morales.

Nunca estudio ni compongo mejor mis papeles que en el silencio de la noche. Para estudiar el de Régulo consulté el pasaje de Horacio. Volvedle a leer.

Me dicen muchas veces ¿por qué no enseña V. a un discípulo? Y yo respondo: que me lo den. La naturaleza crea al actor como al pintor y al poeta. ¿Por qué Homero no tuvo discípulos?

La mayor parte de los artistas, pintores, escultores y actores, y aun de los poetas, predicadores y sabios, han nacido de padres honrados y pobres. Son como los antiguos mamelucos; al principio esclavos para reclutar la milicia, y después jefes y señores del país. Son una conquista que la sociedad instruida hace en la clase poco literata del pueblo, de donde saca sus reclutas (Revista Belga)

DOCUMENTO Nº 2: "El Círculo Industrial y las asociaciones", publicado en La Paz de Murcia, 17 de abril de 1867.

Hemos visitado el teatro que en él se está construyendo. Al pasar por entre los montones de cascote, al pisar de las antiguas maderas los esparcidos restos me parecía hollar con planta firme los últimos vestigios de un mundo que pertenece ya a la historia. Al contemplar el arco bellísimo de la embocadura, al figurarme columnas de hierro esbeltas y ligeras en el lugar que ocupan otras más pesadas y menos artísticas, creía ver pintadas sobre el lienzo del presente las suaves tintas de un porvenir grande por instruido, animado por la moral y enriquecimiento por el trabajo.

El que siembra, recoge.

¿Qué recursos llenan las arcas del Círculo? ¿Qué donación da con largueza extraña, a la modesta sociedad, para tan soberbia empresa? ¿Quién? El genio de la asociación, que para comenzar y llevar a cabo sus MARAVILLAS, sólo necesita juntar al inestimable don de la fe el firme propósito de una buena voluntad.

¿Quién lo pensó? Cuatro o cinco jóvenes. La juventud siempre ha sido la vanguardia del porvenir.

¿Quién lo apoyó? Las personas que hoy figuran al frente del Círculo Industrial, que por ello han merecido bien de toda la Sociedad. Ese mismo pensamiento en un individuo aislado no hubiera pasado de deseo, en una asociación es la vez tentativa y realización: trabajo para hoy, gloria para mañana.

La grandeza del plan, la minuciosidad de los detalles, la riqueza de los adornos, las armonías del conjunto, ni forman por si solas la ciencia de las maravillas, pues a las excelencias que el cincel hace en la piedra, a las bellezas que el escoplo imprime sobre la madera, hay que añadir como clave imprescindible el objeto de la obra.

El célebre anfiteatro de Roma, donde tantas veces la sangre del mártir ha empapado la menuda arena, es maravilla incompleta, porque si alaga a los ojos del arquitecto disgusta a las miradas del pensamiento.

Ve el primero cimentada gradería, anchuroso círculo, elegantes capiteles, bien cortadas cornisas y en todas partes las proporciones y la belleza, pero el segundo descubre apiñadas muchedumbres que gritan embriagadas cuantas veces las fieras despedazan a un hombre, un emperador artista que lucha con los gladiadores, y oye estos con acento moribundo como exclaman Cesar, los que van a morir te saludan,

Pirámides que levanta la servidumbre, circos que alojan crueldad, mas que maravillas son manifiestas pruebas de lo mucho que la materia sacrifica al espíritu durante nuestra vida.

Las maravillas de la Antigüedad son frías porque son materialistas, en la Edad Media confusas porque aun oscurece el mundo el polvo que levantaron a su paso los bárbaros. Las catedrales que alzan su cúpula a la región de las nubes, los alcázares en cuyos patios murmuran cristalinas fuentes, llevan algunos sellos del espíritu porque dicen religión, patria u honor, pero a la edad moderna está reservada la gloria de decir en sus obras no palabras particulares, sino periodos generales; ella da a sus creaciones un carácter especial en el que se revela cuan de vencida va ya la materia, las artes se van pero los hombres se acercan.

En las estaciones, por ejemplo, no encontráis de pórfido y alabastro soberbias columnas, ni madera fina con maravilloso artesonado cubriendo los techos, ni se malgasta el mármol, ni se derrochan las cinceladuras. Económicos y sencillez en el individuo, abundancia suma en la especie. Los patios pobres pero anchos, los muebles ligeros pero espaciosos. Ni frescos de Velázquez adornan las paredes, ni cristales pintados quiebran los rayos del sol, ni graderías soberbias, ni claustros dilatados, ni caprichos románticos de puertas y escaleras secretas, cubren misteriosos espacios.

Os parece frío., estamos tan acostumbrados a la fantasmagoría, más escuchad el ronco bullir de las locomotoras, ver la multitud de vagones de infinitas clases, las gentes que suben, bajan, entran, van y vienen de los confines del universo. Habéis presenciado la gran Bable del siglo XIX continuamente repetida y en la que no hay más confusión que la pérdida de un maletín o el extravío de un billete.

Estas son maravillas; no la Venus de Praxíteles, que sólo a los ojos contenta, no las pirámides de Egipto de las que dice William Guthrie, son ejemplares de arquitectura la más sublime y al mismo tiempo la más inútil.

Siga el Círculo Industrial con el empeño que hoy le preocupa que si el tiempo o las convulsiones físicas borran algún día la vida de estos contornos, el que descubra los cimientos de su pequeño teatro dirá con respeto, estas raíces carcomidas que yo encuentro, cuántos frutos de inteligencia y cultura habrán dado ya.

¿Exclamará igual quién tropiece con un cornisamiento del anfiteatro de Nimes?

Las sociedades son como las ideas: las fecundas crecen, se desarrollan, y multiplican; las estériles, por un instante de vida, logran una eternidad de muerte. Hemos asistido al entierro de muchas creadas al soplo sofocador de la vanidad, fundadas en consideraciones estrechas, por mezquinos intereses inspiradas, pero no ha muerto ninguna de cuantas nacen requeridas por la justicia e impulsadas por el bien.

La vida no se concibe sino como factor y producto de las asociaciones.

La humanidad se desarrolla por ellas; sin ellas el hombre sería más débil que un niño, más desgraciado que una fiera; sin ellas no tendría su inteligencia, cauce, empleo, ni fuerza, ni riquísima corona su trabajo.

Por eso auguramos días de fortuna a la idea que el Círculo con mano cariñosa protege: por eso vemos destacarse entre las sombras del porvenir y llevados por el Círculo al templo de la gloria, a más de cuatro talentos ocultos que tal vez en ese teatro den el primer paso de una carrera gloriosa. Por eso, sospechamos ver en él un grato lazo que estreche las relaciones entre familias y convecinos.

Justo será el premio, pues le guía la idea de aplicar el principio de la asociación sacrificando a ella consideraciones personales que son las más veces obstáculos insuperables para esta clase de pensamientos. Siga el Círculo la senda que ha emprendido y no dude que un centro hoy de puro recreo y pasatiempo, llegará a serlo también de instrucción.

Felicitamos nuevamente a los que con tal entusiasmo han aceptado tan provechosa

idea.

En breve, por ampliar la opinión que hemos emitido sobre asociaciones,

reproduciremos un artículo años atrás publicado al fundar con dos más un periódico científico que hasta ahora logra vida robusta y lozana.

Homoquidam

Murcia, 14 de abril de 1867

DOCUMENTO Nº 3: "LA CONSTANCIA. A los señores socios del Círculo Industrial que concibieron e iniciaron el laudable pensamiento de la institución de sus agradables e instructivas veladas, y a los que han contribuido a su inauguración" publicado en La Paz de Murcia del 12 de enero de 1870.

Virtudes hay que al hombre engrandeciendo

placen a Dios y al universo encantan,

que cual los bellos astros que luciendo

los etéreos espacios abrillantan,

sola pura luz febea

circundan al mortal que las practica,

para que el mundo vea

distinta al alma de virtudes rica.

Más, ¿sabéis cuál descuella

de entre las almas seductora y bella?

¿Sabéis cuál es más útil, más amable,

y al ser bien aplicada más laudable?

La constancia. Escuchad: ¿qué brillaría

de caridad la antorcha sacrosanta

si su luz no cebase de continuo

de aquella otra virtud que al mundo encanta

y que bendice Dios, rayo divino?

La fe no existiría,

que con su reino alzárase la duda;

la justicia su espada arrojaría,

si aquella do se escuda

una y otra a la vez, desapareciese

y al seno del Altísimo volviese.

¿Qué fuera de la luz brillante y pura

de la bendita ciencia?

¡Oh dolor..! La ignorancia

sumiera en noche oscura

para siempre la humana inteligencia.

El trabajo arrojara

el azadón que en la derecha ostenta,

y lacio y sin aliento

sus útiles trocara

por el lecho mullido y opulento

que el ocio vil solícito le ofrece

donde eterno baldón se alberga y crece.

Reina, nunca de las canas, se alza bella

de la constancia la virtud sublime:

y el alma do su huella

de amor henchida imprime,

de los célicos seres es amada

y de todos los hombres venerada.

Hoy en vosotros luce; noble empresa

acometer osasteis valerosos;

obstáculos sin cuento

vuestros pasos cortando a cada instante

estorbar intentaron

el logro del grandioso pensamiento.

Más la voz murmurando de «adelante»

salvasteis victoriosos

la valla colosal del imposible,

tornando llano al fin lo inaccesible.

Gloria a vosotros, sí; gloria a vosotros,

do el genio unido a la constancia, mora;

su antorcha brilladora,

lanzando de su luz rayo divino,

alumbró sin cesar vuestro camino.

Purificación Pérez Gayá

Murcia, enero de 1870

DOCUMENTO Nº 4: "A los jóvenes aficionados que toman parte en la ejecución de las diferentes comedias que se representan en el teatro de la Juventud, y a los que se han ocupado en la pintura del telón y decoración del mismo", publicado en La Paz de Murcia del 21 de mayo de 1869.

"En esta vida y sobre todo en este siglo, se trata no de dormirnos en frívolas diversiones, sino de luchar para ensalzar la dignidad humana, y trillar la senda a la generación que nos sigue"

Jorge Sand

Si aquí en la mente mía

el genio se posara;

si dulce y seductora melodía

dieran la musa a mi pobre acento

ansiosa lo elevara,

y en nuestra patria y en el orbe entero,

sus armoniosos ecos resonando,

ensalzarán doquier vuestro talento.

Más ¡ay!, el hado impío

me niega ingrato inspiración sublime,

y al veros y admiraros,

elevaros anhelo el canto mío.

y en terrible dolor el alma gime

que, al verme pobre de anhelada ciencia,

quiere cantar y llora su impotencia.

Seguid, seguid la vía

que os conduce a la cumbre de la gloria:

más dolores la cercan, que alegría,

más espinas que flores olorosas;

pero el laurel, que es premio a la victoria,

brillo inmortal al que lo ciñe presta,

y vale mucho más cuanto más cuesta.

¿Qué sucediera al águila arrogante

si el nido do nació no abandonara,

y adormecida en calma vergonzante

su vuelo venturoso no ensayara,

ni se cerniría altiva en el espacio,

ni el mundo recorriera en un momento,

ni andara (sic) en el astro de topacio,

ni rozara su pluma el firmamento?

Vuestro genio es del águila remedio.

meditación y estudio provechoso

sus poderosas alas robustezca,

e inútil timidez e innoble miedo

de entusiasmados pechos desaparezca.

Resuenen vuestros nombres

ensalzados doquier por justa fama,

y de la inspiración la ardiente llama,

que irradia en vuestras frentes,

avivad, que algún día,

seréis orgullo de la patria mía.

Seguid resueltos la escarpada senda

que a la cumbre os conduce de la gloria,

en vez de flores hallaréis abrojos;

más el laurel, que es premio a la victoria,

brillo inmortal al que ciñe presta

y vale mucho más cuanto más cuesta.

P. Pérez Gayá

DOCUMENTO Nº 5: "Buen principio". Crónica de la función inaugural de la Sociedad Lírico-Dramática Julián Romea, publicada en La Paz de Murcia del 3 de julio de 1888.

Anoche se verificó en Romea la función inaugural de la sociedad lírico dramática «Julián Romea». Desde que tuvo lugar la grandiosa función de nuestros vecinos de Cartagena no habíamos vuelto a ver nuestro precioso coliseo tan lleno y tan engalanado de bellas en todas sus localidades. Si un empresario novel ajustara nuestro Teatro a la vista de una noche de estas, no tendría inconveniente en firmar el tanto por ciento que se le exigiera.

¡Qué lástima que cuando funcionan las compañías que califica de «desgraciados» «Las Provincias», aunque estas san las de González y la Contreras, dejen de ir muchos de los que anoche asistieron!

Dejémonos de digresiones y conste que el teatro estaba como corresponde a una población de la categoría de Murcia, donde hay bastante aristocracia, donde no faltan capitales, y empleados de categoría y sin reparar en el asfixiante calor que se sentía. De lo que no había mucho anoche es gente del pueblo, a la que no llegaron en tanto número las entradas gratis, como las obtienen cuando son de pago.

Con tan buen antecedente empezó la función con arreglo al programa, con solo insignificantes alteraciones, siendo la principal la de sustituir en la segunda comedia al Sr. D. Francisco Sandoval, por el Sr. D. Arcadio Valcárcel, por estar aquel enfermo.

Esta función nos probó una vez más que no en balde se califica a Murcia de patria de los artistas, pues aquí nacen hechos; lo decimos porque nosotros oímos anoche por vez primera a los jóvenes Sres. Plaza y Muñoz y los encontramos unos consumados actores. la señorita Faisá la hemos oído no pocas veces desde niña y correspondió a los aplausos que siempre ha alcanzado, añadiendo los muy entusiastas de anoche, con otras demostraciones que se le tributaron. La Sra. Dª Rosa Cuaranta también tuvimos el gusto de oírla por vez primera y nos agradó la interpretación que dio a su corto papel de doncella en Por un anuncio. De los Sres. Esteve y Valcárcel nos eran conocidas sus facultades y correspondieron a la confianza que la junta tuviera al conferirles los papeles que desempeñaron. En resumen: la sección dramática, muy bien.

De la sección lírica, ¿qué diremos, si todos en ella exhibidos son profesores? El joven Sr. Puig, discípulo del Sr. Calvo, recientemente premiado en Madrid, tocó al piano dos piezas de concierto, y luego para satisfacer la ansiedad, una popular, y produjo un entusiasmo indescriptible. Los señores Ramírez, Muñoz, Solano y el citado Sr. Puig tuvieron que ejecutar dos veces la fantasía sobre motivos de Lucia y con eso está dicho que agradaron; y los Sres. Conde y Cañada lograron con el patriótico y siempre agradable dúo de Los Puritanos entusiasmar tanto, que tuvieron que repetir parte de él, y como el público no se cansaba en aplaudirles, fueron tan galantes, que cada uno dejó oír otra pieza no anunciada, que sirvió para arrebatar nueva y más entusiasta ovación.

Seis horas y media se deslizaron en la función, que parecieron cortísimas. La nueva sociedad debió quedar complacidísima del éxito obtenido, como algún otro joven que nos extrañó no actuara en el verso, y luego supimos que desempeñaba por dentro el papel de director, que debió hacerlo perfectamente, según lo bien que todo resultó.

DOCUMENTO Nº 6: "Teatro". Crónica de la función inaugural de la Sociedad Lírico-Dramática Julián Romea, publicada en El Diario de Murcia del 4 de julio de 1888.

Dijimos ayer que el teatro de Romea estaba como pocas veces. ¿Y no había de estarlo si en el palco o platea, que menos, había tres o cuatro bellezas?

Nosotros llegamos cuando iba el programa ya más de medio; pero nos dijeron, que los números anteriores habían sido todos muy aplaudidos. Que la Srta. Dª Camen Faixá y D. Julián Plaza habían sacado todo el partido posible a «Como pez en el agua», pieza muy bonita pero que debe pasar ya al panteón del olvido. Así mismo nos dijeron que el laureado joven pianista Antonio Puig había tenido una ovación.

Que «De Murcia al cielo» lo había leído la Srta. Faixá de una tirada y con gran sentido.

Que la comedia «Me caso», aunque bien ejecutada por la Srta. Faixá y los jóvenes D. Julián Plaza, D. Salvador Esteve y D. Francisco Sandoval, había resultado algo fría.

Nosotros oímos la ejecución incomparable que dieron a una pieza sobre motivos de la juguetona música de «Lucia» los profesores Ramírez, Muñoz, Solano y Puig. Oímos, y con mayor delicia, el dúo de «Los Puritanos» cantado por D. Ramiro Conde y D. Joaquín Cañada, que fueron con entusiasmo aplaudidos, como lo merecen y con tal insistencia, que ellos, finos de lo suyo, correspondieron a las manifestaciones del público cantando el Sr. Cañada una sentida y quejumbrosa «Plegaria» y el señor Conde una «Barcarola» o cosa así, muy buena, y que él matizó de primores de delicada ejecución.

Finalmente en el juguete cómico «Por un anuncio» aplaudimos nuevamente a la Srta. Faixá y al señor Esteve, tuvimos el gusto de oír a la Sra. Cuaranta y se nos presentó todo un actor en la persona del señor Muñoz.

Merece un aplauso la sociedad «Julián Romea» que ha dado una prueba de sus buenos propósitos y de lo que puede hacer en la función que reseñamos, aplauso que por nuestra parte le tributamos con toda sinceridad.

A alguna parte del público, parte poco numerosa por cierto, hay que recordarle con este motivo, que a esta clase de funciones no se va más que a aplaudir.

DOCUMENTO Nº 7: "A los fundadores y alumnos de la Escuela de Canto y Declamación denominada Padilla en la noche de su inauguración", publicado en El Obrero del 22 de marzo de 1873.

Hay grandes concepciones, audaces pensamientos

dignos de aplauso unánime, de inmarcesible honor;

para cantar los cuales, no tiene el pecho alientos

y es falta la palabra de fuerza y de valor.

Tal es el de la Escuela que Murcia entusiasmada

acude en esta noche, gozosa a inaugurar,

que en la brillante historia de nuestra Patria amada,

con letras indelebles habrá que consignar.

Que si hubo empresas grandes, gigantes, portentosas,

con las que nuestro suelo mil lauros conquistó,

esta es de las más dignas, laudables y gloriosas,

que en sus anales, ricos en glorias, consignó.

En la fértil ribera del Táder murmuroso

ya tiene Euterpe un templo, ya tiene Orfeo un altar,

ya tiene de Bellini el arte melodioso

un digno santuario, do véngalo a adorar.

Ya tienen los amantes del arte sacrosanto

donde beber el néctar de santa inspiración,

a cuyo influjo mágico, a cuyo suave encanto

renazca algún artista que hoy vive en embrión.

¿Pues, qué sirven del ave los trinos armoniosos

que en apartado campo jamás el hombre oyó?

¿Ni que del padre Febo, los rayos luminosos,

si de [faltan palabras] cubrió?

¿De qué sirve a la perla su brillo nacarado,

si yace abandonada en el profundo mar?

¿De qué sirve el tesoro oculto, sepultado,

si su valor inmenso ninguno ha de apreciar?

Honor a los que a un tiempo que a la su patria dieron

un timbre más de gloria, de lujo y esplendor,

el parabién eterno de todos morecieron:

¡honor les tributemos, rindámosles honor!

¡Honor! a los alumnos que ansiosos secundaron

empresa tan plausibles con envidiable fe

y activos y estudiosos el brillo conquistaron

del merecido lauro que orlar su sien se ve.

Seguid por el camino que ofrece a vuestros ojos,

estenso (sic) y dilatado el arte divinal,

que aunque entre sus laureles halláis dardos y abrojos

al fin de la partida está el templo inmortal.

Vosotros sois la carga que saca de los mares

el buzo inteligente con incansable afán,

afán que se ve pagado, si conchas a millares

una tan sola perla riquísima le dan.

Quizás entre vosotros exista, aunque hoy no brilla,

algún diamante oculto, opaco y sin color

que pulirá afanosa la Escuela de Padilla

para mostrar al mundo, su incógnito valor.

Quizás entre vosotros se encuentre abandonado

algún brillante numen, algún genio precoz,

que si hoy vive perdido, oscuro y olvidado,

mañana asombre al mundo al eco de su voz.

Y entonces a ese mundo que hincando la rodilla

alfombre laureles su tránsito triunfal;

«ese ante el que te postras, fue alumno de Padilla»,

dirá con noble orgullo el Círculo Industrial.

Lorenzo Llinares

DOCUMENTO Nº 8: "Proyecto para el establecimiento en esta ciudad de una Escuela de Canto, español e italiano, por D. Francisco Lucas y su esposa", publicado en El Diario de Murcia del 7 de diciembre de 1880.

Se ha presentado a la Diputación Provincial el siguiente proyecto, que basta exponerlo, para que sea aceptado:

I.

Está fuera de toda duda que Dios ha sembrado, con mano pródiga, bajo el cielo bellísimo de Murcia, potentes facultades artísticas que las más veces se pierden desconocidas. En este clima, templado como el de Italia, en nuestra raza, igual en constitución a la que más artistas ha producido en el mundo, nacen pintores, poetas, escultores, como prueba esa serie de estrellas de primera magnitud, hijos de nuestra tierra, hijos de Murcia, que solamente estimulados por la conciencia de su genio, sin más recursos, sin más educación, se han abierto las puertas de la inmortalidad en el templo del arte.

Se da, pues, en Murcia, la primera materia, la semilla necesaria, para criar un plantel de artistas, que nacerían vigorosos bajo el calor de la Escuela de Canto cuya realización acariciamos.

II.

No se necesitan grandes sacrificios para la realización de este pensamiento. Basta la protección de una corporación oficial; Diputación, Ayuntamiento o Sociedad Económica, porque esto daría a la institución un carácter de estabilidad, que de otro modo no puede tener. Las corporaciones oficiales tienen el deber de proteger estos pensamientos, particularmente los que se presentan como más fáciles de realizar, porque en todo se da la ocasión, que pasa y que hay que aprovecharla. D. Francisco Lucas y su esposa, sabido es por todos los murcianos, que han cantado en todos los teatros principales de Europa, y con sus conocimientos artísticos, de música y declamación con su educación especial en la materia, pueden dar carácter, y son garantía cierta de que una institución que se plantease bajo su enseñanza habría de dar los más opíparos frutos.

Muy bueno sería poder establecer, antes que una Escuela de Canto, una de Artes y Oficios, de capataces agrícolas, o mineros; pero además de los cuantiosos dispendios que la instalación de esas escuelas produciría, ¿dónde está el personal facultativo que se necesita para el profesorado? ¿Cuándo se ha ofrecido éste al servicio de esta idea?

III.

Además, de estas escuelas, las hay en varias provincias de España; lo que no hay son escuelas de Música, y por eso hay tan pocos artistas, y por eso privan en el mundo, con ganancias fabulosas, los hijos de esas naciones donde el arte se enseña como las primeras letras, desde la infancia.

No decimos con esto que de nuestra escuela de canto no han de salir más que notabilidades: de estas saldrán las que lo sean, las que se encuentren, buscándolas con la avidez del que busca un tesoro escondido, que los hay, para el arte, en los campos y en los talleres, en la miseria y en el olvido. No saldrán todos notabilidades, pero en muy poco tiempo, en dos años a lo más, y un año con otro, podrán salir de esta escuela cien jóvenes murcianos de ambos sexos, instruidos, con una carrera artística, para ganar honradamente su subsistencia.

IV.

Esta enseñanza, bajo la dirección de los dos esposos, será para jóvenes de ambos sexos. Algunos creerán que no es porvenir para una joven el teatro; pensarán, como piensa el vulgo, que, lanzarlas en esta senda, es lanzarlas en el camino de su perdición. ¡Ah!, ¡cuánto se equivocan! La educación artística que se de en esta institución levantará, revivirá al mismo tiempo el sentido moral, que nunca es mayor, ni más celoso de sí, que cuando se da en una persona que se siente superior y con aspiraciones más elevadas que las de la generalidad -ya está fuera de toda duda, que donde más jóvenes se pervierten, es en la vida precaria de un miserable jornal y luchando con las insinuaciones del lujo y la necesidad-.

V.

La realización de esta idea, necesita un principio, una base. De establecerla con decencia, como conviene al arte, a establecerla sin formalidades y dudando del éxito, va la diferencia esencial,, de que de un modo nacería vivo, y del otro, muerto el pensamiento.

VI.

Nombre, protección, patrocinio, autoridad de una corporación; que le dé una junta protectora, y su calor, y su nombre, y su estabilidad, es lo primero que necesita la Escuela de Canto.

Lo segundo es más secundario: una casa, dos pianos, dos pasantes repasadores y algún otro dependiente subalterno.

D. Francisco Lucas y su esposa, no quieren más que la dirección del establecimiento, el cuidado del pensamiento que halagan, y una indemnización por su trabajo, que no había de ser más crecida que lo suficiente para ser digna.

VII.

De estas cantidades, que la corporación que adopte el pensamiento ha de adelantar, puede resarcirse, o aminorar su importe en muy poco tiempo.

Como la enseñanza ha de ser gratuita, los alumnos vendrán obligados a prestarse a los trabajos para que se les crea competentes, a juicio de los profesores, y bien con conciertos, o con otra clase de exhibiciones, se podrá adquirir, e ir aumentando un fondo propio de la institución, que alguna vez podrá esceder (sic) de sus necesidades.

Puede irse más allá y sería muy justo que se fuera. La escuela, teniendo ya artistas, puede estar en relación con las agencias teatrales de todas partes y puede, digámoslo así, servir a los artistas que se le pidan; y estos, al ser contratados por la institución, dejar una parte a beneficio de ella y de sus profesores, que les habían abierto el porvenir.

VIII.

Pueden darse internos en la institución; y, teniendo el carácter de provincial, los Ayuntamientos de la provincia atenderían con pensiones decentes a sus hijos, los que no serían gravosos a nadie.

IX.

Otros muchos estremos (sic) podrían tocarse; en estas líneas está consignado el pensamiento en embrión. Su bondad es notoria: su realización fácil; sus resultados, grandes. No se necesita más que una corporación, que tenga en su seno murcianos que quieran dotar a su patria de un gran establecimiento que honre la memoria de ellos, diga, con fe y con resolución: «Fiat»

DOCUMENTO Nº 9: Remitido de D. Pascual Martínez Palao a El Diario de Murcia del 15 de marzo de 1884, acerca de la situación de la Escuela de Canto y Declamación del Sr. Lucas, publicado en El Diario de Murcia del 15 de marzo de 1884.

EL DIARIO Y «El Noticiero», al hablar de la Escuela de Canto, dirigida por don Francisco Lucas, enardecen mi inveterado interés por este establecimiento, interés que, por la insignificancia de mis fuerzas, no puede manifestarse más que en deseos, en ayes, en tonos de lamentación que me salen del alma. No tengo más, y esto que tengo es lo que voy a dar por última vez acaso. Sí, porque hoy aun podemos hablar de esa escuela; pero mañana ya no hablará de ella más que su epitafio.

Y ahora predecid qué es lo que en el mundo, en esta sociedad tan arrebatada, tan vertiginosa, tan agitada por verdaderos ciclones, torrentes que braman y lavas que hierven; ¿qué es lo que ha de vivir asegurado de crecimiento y madurez? Dadme reglas para que arrojada la semilla más preciada de lo bueno, y puesta en el mejor terreno, o escogido el clima más favorable, y prodigados los más solícitos cuidados hasta el grado del sacrificio, hasta la heroicidad más paciente, ella germine infaliblemente, y de a la tierra una existencia, al cielo sus aromas, y a los hombres sus frutos.

Me confundo, y aun quisiera confundirme más, porque es necesario caer en la más densas tinieblas de la tierra, para poder ver los rayos de luz que vibran en los profundos cielos: las estrellas no se ve más que en la oscuridad de la noche; a Dios se le descubre en las terribles sombras de la vida; porque este es el Dios grande, inmenso piélago de bondad y sol eterno de justicia. Acongojado pregunto: ¿Qué es lo destinado a triunfar y vivir? ¿No es lo bueno, lo útil, lo grande, lo sublime; la virtud, el arte y la ciencia? Le faltó una forma, una oportunidad, una gracia, un capricho, y se ha disuelto en lugar de germinar, o la han pisado en vez de respetarla. Sobre todo esto, sobre tanta desdicha de que va salpicando el manto de la vida, y sobre este valle de lágrimas, como le ha llamado la religión, no podemos escribir más que una palabra: misterio.

La Escuela de Canto es un feliz proyecto para el arte y para Murcia; sus autores le dan la fuerza de todo su capital y la sabia de sus talentos; el Rey, nada menos que el Rey, le presta su regia protección; la opinión pública la aprueba, la bendice y la aplaude. ¿Y muere esta escuela? ¿Es que no ha dado frutos, que no ha cumplido su misión? Sabemos que sus alumnos, apenas iniciados en el arte, porque no han esperado a más, cantan en muchísimos teatros de España, y hasta hay uno en París que pertenece a la ópera. y si estos resultados ha dado ese establecimiento, cuando vive con tantas dificultades, cuando las escaseces con su inmenso peso doblan el espíritu, y cuando el toque de agonía incapacita todas las facultades, ¿qué éxito no había que prometerse, si el trabajo se hiciera en la paz del alma, y en el sereno campo del arte, cielo sin miserias y vida sin congojas?

Me seduce y me mortifica el conocer a esos toscos hijos del arrabal, discípulos de la taberna, predestinados a ser lodo social, como son conquistados para el arte más glorioso de nuestra época y cómo han sido transformados en elementos de honra y lustre. Porque el Sr. Lucas tiene especial gusto en buscar perlas en el fango, y sin despreciar las que encuentra en otra parte, aquellas son el hallazgo que más le deleita. Enseñar el arte y hacer una regeneración: cuando abarca estos estremos (sic), se siente feliz.

¿Para qué llamar al público? Harto hemos experimentado que estas escuelas no se sostienen como un asilo benéfico. Si nuestra voz fuera poderosa, si tuviera entrada en las altas regiones, allí la produciríamos, pidiendo lo que creemos altamente beneficioso, humanitario y útil.

DOCUMENTO Nº 10: Remitido del D. Mariano García a D. José Martínez Tornel sobre las reuniones para la fundación del Conservatorio, publicado en El Diario de Murcia del 12 de junio de 1881.

Sr. Director de EL DIARIO DE MURCIA.

Muy Sr. mío: En el número 693 de su apreciable periódico se copia un suelto del

«Eco de Murcia» que empieza «Lo que se dice de los profesores de música» y concluye «Cosas de Murcia».

Hace pocos días que una persona amante del arte musical me indicó el pensamiento de formar en esta ciudad un Conservatorio.

Mucho me gustó la idea e inmediatamente se la comuniqué a mi querido amigo el profesor D. Julián Calvo, mereciendo también su entusiasta aprobación. Inmediatamente tratamos de dar forma al pensamiento, por lo que a nuestra parte tocaba, que era provocar una reunión de profesores. Encontramos algunas dificultades, dejando por lo tanto aplazada la cuestión por unos días hasta poder vencer aquellas. Al día siguiente se me presentaron los conocidos profesores de esta capital, D. Acisclo Díaz y D. Antonio Ramírez, para tratar del mismo asunto; pero comprendieron que su misión era imposible en aquel instante por cuanto que mi anciana madre acababa de recibir los últimos sacramentos. Atendiendo yo a su penosa enfermedad, no he podido ocuparme de nada, hasta hoy que he visto el referido suelto, donde sin ninguna razón trata de culparse a los músicos, lamentándose el articulista de que por sus reyertas se haga imposible la creación del referido Conservatorio.

Me parece, Sr. Director, que es prematura cualquiera apreciación que sobre este punto se haga y que al «El Eco» le han informado acaso con poca exactitud.

Con el fin de destruir el mal efecto que tales apreciaciones puedan causar en el público, pues ponen en mal concepto a todos los profesores murcianos, cuando estoy seguro que algunos no tienen conocimiento del pensamiento del Conservatorio, más que por lo que dice la prensa, me he decidido a tomar la pluma para que la verdad sea sabida y no se culpe a quien no lo merece.

Si V. Sr. Director, se digna insertar estos desaliñados renglones, se lo agradecerá su siempre affmo. s.s.q.b.s.m.

Mariano García

DOCUMENTO Nº 11: "La Escuela de Artes y Oficios (I). A D. Fernando Villasante" por Luis Peñafiel, publicado en El Diario de Murcia del 17 de junio de 1896.

Mi distinguido amigo: Felicitó a V. con toda mi alma, por su notable escrito publicado en «El Pueblo» el 12 del actual.

La iniciativa de V. en pro de la ansiada Escuela de Artes y Oficios, el buen deseo que manifiesta en beneficio de las clases populares, no resultará estéril y con el favor de Dios tendrá Murcia tan necesaria institución para su fomento y bienestar.

Pocas localidades contarán como la nuestra, una juventud tan inteligente y ávida de instrucción, y es doloroso que tan buenas disposiciones se malogren al faltar la ocasión oportuna para desarrollar tan felices aptitudes.

Por el año de 1854, los Sres. Roux de Fraissinet, y de Marsella, establecieron junto al camino de Beniaján una fábrica de hilados de seda; para enseñar a hilar a las huertanas, vinieron contratadas por un año operarias francesas y aún no habían transcurrido tres meses ya eran innecesarias; las obreras del país sabían el oficio igual que sus maestras. En aquel mismo año la fábrica murciana pudo celebrar un contrato con importante casa de Lyon que necesitaba sedas especialmente elaboradas, y ya sin extraños auxilios solamente con elementos murcianos se estableció un plan de trabajo en el que simultáneamente se hilaba y torcía la seda, y durante algunos años muchas familias hallaron su sustento en aquellas faenas que patentizaron las excelentes disposiciones de la gente de este país para la vida industrial.

Personas que me honran con su amistad y que visten los uniformes de los cuerpos facultativos del ejército, no escasean los justos elogios que merece el soldado murciano que, llegando a las filas con escasísima instrucción, al poco tiempo de incorporados a los regimientos saben cumplir las múltiples faenas que conciernen al soldado de ingenieros en sus diferentes denominaciones de zapadores, minadores, pontoneros, telegrafistas, etc.

En los establecimientos particulares creados por la industria local, el obrero murciano, sabe al poco tiempo familiarizarse con máquinas y herramientas, que le eran desconocidas hasta por su nombre al entrar en la fábrica.

Y todos estos adelantos son debidos principalmente a la clara inteligencia, a la docilidad de carácter, a la ley que toman a su patrono, a la hombría de bien innata en el murciano; realizan el prodigio de saber trabajar, supliendo el instinto las deficiencias de instrucción, concluyen la obra ignorando el por qué (sic) de la misma; la geometría pocos la conocen; la trigonometría, el álgebra, el cálculo, la mecánica, son elementos de ciencia en absoluto desconocidos y el día feliz que llegará en que la Escuela de Artes y Oficios difunda, como difundirá, la instrucción, el obrero español, el obrero murciano ocupará en el concierto europeo el lugar preeminente que se merece.

Hoy no cito los nombres de maestros murcianos que han sabido adelantarse a su época: dejo la relación para cuando ocupen, que sí ocuparán, las cátedras de la futura e indudable escuela; solamente citaré como ejemplo vivo de la altura a que se puede llegar: el octogenario don Luis Senac, que por sus esmeradas fundiciones, con sus apreciados trabajos para la Fábrica Nacional de Pólvora, ha realzado a nuestra localidad, evitando que fuera de ella se ejecuten delicados encargos del Cuerpo de Artillería.

El teorema está planteado. Existe numerosa legión disidente; por fortuna tampoco falta cuerpo docente; el patronato ya es un hecho: todos conocemos el núcleo vigoroso que si sólo cuenta con un millar de discípulos es porque las quintas han causado formidables bajas en sus entusiastas filas; sólo queda una incógnita que resolver, eliminar aquello que

V. recuerda y que un servidor llamó clima. De V. affmo. amigo,

Luis Peñafiel

DOCUMENTO Nº 12: "La Escuela de Artes y Oficios (II). A D. Fernando Villasante" por Luis Peñafiel, publicado en El Diario de Murcia del 19 de junio de 1896.

Mi distinguido amigo: Es indudable que el ferro-carril, al acortar las distancias que separa unos pueblos de otros, ha favorecido considerable y principalmente la riqueza pública y ha generalizado las costumbres, destruyendo lo que pudiéramos llamar la peculiar manera de ser y de vivir de cada comarca.

Muchas industrias locales perecieron: unas porque la inventiva de extraños impuso nuevas modas y relegó al olvido prendas de vestir que sin variar de forma pasaban de generación en generación; otra porque no acertaron en la organización necesaria ante la competencia de productos similares manufacturados en centros de más capital, quizás de costumbres más laboriosas, pero de hecho no tan inteligentes ni tan aptos para toda clase de trabajo industrial.

En la huerta ya no vemos uno de aquellos sombreros de fieltro y pana, cuyo núcleo de fabricación era la plaza de San Pedro: las monteras pasaron a mejor vida; la calle de la Lencería ya dejó de ser continuada serie de tiendas dedicadas a vender pañuelos de filaiz109 y de estambre110 bordados en sedas; las fajas de seda torzal111 cedieron el puesto a las de lana aragonesa; el clásico cobertor a la manta de Palencia; la vistosa y alegre manta de Espinardo a oscura morellana; el jubón con botones de plata, el armador112 bordado en lentejuelas, las enaguas viradas y las telas caseras que sufrieron absoluta sustitución por las indianas y demás tejidos de algodón que elabora Cataluña, han hecho desaparecer no pocas industrias locales que no pudieron encontrar la necesaria fórmula económica para vencer en la encarnizada campaña manufacturera, que no descansa en presentar novedades.

Otras industrias han logrado desarrollar su esfera de acción, y productos murcianos han arraigado su venta en varias localidades, dando a conocer la indudable importancia de nuestra ciudad natal.

A fomentar lo existente, a restaurar lo que fue, a aumentar la vida, el movimiento en este privilegiado país; a crear, debe obedecer la fundación de la cada vez más necesaria Escuela de Artes y Oficios y siendo su principal objeto favorecer la aptitud individual, solamente de los murcianos, pero de todos, debe esperar el apoyo moral y el auxilio perseverante que remedie las eventuales contingencias que hoy es imposible señalar.

Considero universal la opinión favorable a la Escuela: no creo sea objeto de discusión la popular y respetada colectividad que la amparará desde el primer instante con todos sus prestigios y confío llegarán a un acuerdo los que razonan en pro y en contra de la subvención por el Estado, la Provincia y el Municipio.

Aun cuando mi parecer, por su insignificancia, no es para tenido en cuenta, soy contrario a las subvenciones. Los tres organismos están por desgracia tan influidos por las luchas políticas que el pernicioso influjo recaería sobre la Escuela, a la que hay que sustraer de cuanto se relacione con el mundo oficial.

Me merece tanto respeto la opinión agena (sic), que no quiero citar con ejemplos notorios los fundamentos de mi humildísima convicción; lo sucedido en otras localidades no influye en el juicio que he formado y sin el menor asomo de jactancia sostengo mi modesto dictamen enfrente del formulado por estimados amigos, cuya superioridad de inteligencia soy el primero en proclamar.

Será motivo de la tercera, y por ahora última carta, algo así como delinear el plan de organización de la Escuela aprovechando lo mucho y bueno que para empezar ya existe, señalando lo que queda por hacer, para que lo presente y lo futuro resulte no solamente manantial fecundo para los intereses materiales, sino que también sea un nuevo motivo que haga perdurable el lazo moral que felizmente une a todos los murcianos.

De V. affmo. amigo,

Luis Peñafiel

DOCUMENTO Nº 13: "La Escuela de Artes y Oficios (III). A D. Fernando Villasante" por Luis Peñafiel, publicado en El Diario de Murcia del 21 de junio de 1896.

Mi distinguido amigo: Los fundadores del Círculo Católico de Obreros, redactaron un Reglamento expresión fiel del sincero deseo que les animaba, pero la excelente Ley resultó insuficiente ante el rápido crecimiento de la naciente institución, y a los dos años se reformó por el existente y aun cuando al nuevo se enriqueció con todo lo que la experiencia aconsejaba, dichosamente va quedando inútil por las varias novedades que la Directiva tiene que resolver supliendo lo que en el Reglamento no se consignó.

Parecía imposible, hace cuatro años, que la reducida sala de enseñanza elemental, se convirtiese en tantas y tan concurridas aulas; nadie creía en la futura asistencia de quinientos niños que clamaban y con razón contra el artículo reglamentario señalando límite de edad para ser discípulo; en favor del patronato sólo abogaba Ricardo Starico; nadie se atrevía a iniciar la idea de la Caja de Ahorros; y cuando Mariano Palarea propuso pedir las bulas para el Oratorio, la opinión general era que el solicitado privilegio sólo serviría para que resultasen solemnes los funerales del Círculo.

Gracias a Dios, no se realizaron tan tristes y fundados augurios; antes al contrario, se conservó lo fundado y se plantearon todos los proyectos y con tal éxito que la dichosa realidad parecía quimérica ilusión y el desarrollo del Círculo se debió en gran parte a no tener la Sociedad el yugo de un Reglamento que las más de las veces sólo sirve para que lo real y práctico resulte vencido ante la idea escrita con buenos propósitos sin duda, pero con innegable imprevisión.

Logremos realizar la instalación de la Escuela que ella misma realizará la redacción de su Reglamento. El plan de asignaturas y los profesores para las mismas, no puede ser motivo de preocupación, pues la experiencia ha demostrado la facilidad de su consentimiento, con recordar lo sucedido en las clases del Círculo Católico.

Sin formar plan y acudiendo al pronto remedio de lo imprevisto, el Círculo ha contado en el año académico de 1895-96, 595 párvulos y 413 adultos, total 998 almas.

De los párvulos 340 asistieron a la primaria y 255 a la clase elemental.

Los adultos, además de la clase general de Religión, pidieron en las otras asignaturas hasta 802 matrículas en la forma siguiente:

Primaria 108

Elemental 210

Aritmética 213

Gramática 60

Geografía comercial 11

Francés 15

Aritmética superior 17

Partida doble 18

Caligrafía 54

Dibujo 30

Música 62

Para el próximo ejercicio habrá clase de Geometría y otra de Química y no sería difícil encontrar quien explicase elementos de Mecánica y las peculiares asignaturas que demanda en Murcia una Escuela de Artes y Oficios, pues abrigo la esperanza que la Escuela será el complemento del Círculo, dada la entusiasta acogida que en la referida Sociedad ha tenido la feliz idea por usted iniciada.

En los trabajos a uso de buen minero deben llevarse tres pisos a la vez, uno en explotación, uno en preparación y otro para explorar. El Círculo por su plan de enseñanza, por su Caja de Ahorros, por su Patronato a los aprendices y sobre todo por el ambiente que en él se respira, es la firme y extensa base para todo lo útil, para todo lo bueno; la escuela es el porvenir inmediato que conviene asegurar y el último piso, el profundo nivel a donde es necesario llegar para conseguir la realización de trascendentales empresas, que hoy ni aun me atrevo a esbozar, pero que la vertiginosa rapidez de los sucesos, convertirá en graves problemas para cuya resolución se requieren estudios de imprescindible anticipación.

Semejante al ser racional, de cuerpo enfermizo y espíritu intenso, que tiembla ante el temor de que la muerte destruya el frágil vaso de su terrenal existencia y se afana en buscar la medicina que cure los peligros que le amenazan; la sociedad actual sufre ansias infinitas que no logra satisfacer; las maravillosas, las continuas conquistas que se realizan hacen cada día más difícil la tranquilidad y el sosiego de la vida; lo estable de hoy sucumbe ante el inesperado descubrimiento de mañana: sin cesar la máquina invade el lugar destinado al trabajo manual; muchos brazos cesan ante el novísimo artefacto que transforma una industria arruinando a los que de ella recibían seguro sustento y ante la certidumbre de la invasión toda preocupación es poca, y dichoso mil veces el que puede salvar a su país señalando el remedio, cada vez que una novedad perturbe radicalmente la vida industrial de una región.

Deploro con toda mi alma no haber logrado elevar mi contestación a la envidiable altura con que V. planteó la interesante cuestión de la Escuela de Artes y Oficios; un buen deseo rayano en la temeridad me ha impulsado a ocupar sitio que no merezco y sírvame de disculpa mi competo entusiasmo por cuanto se relaciona con el bien del prójimo, entusiasmo que me lleva a secundar felices iniciativas que demuestran completamente que el que como V. busca el provecho de la humanidad, interesándose por sus semejantes, quien tal intenta, marcha, pero Dios le guía.

DOCUMENTO Nº 14: "La Escuela de Artes y Oficios. El Sr. D. Fernando Villasante en «El Pueblo»", publicado en El Diario de Murcia del 31 de julio de 1896.

Mi distinguido amigo: Con toda mi alma doy a V. las más espresivas (sic) gracias por las tres cartas que se ha servido publicar en pro de su feliz iniciativa para crear y establecer en Murcia la cada vez más necesaria Escuela de Artes y Oficios.

Es absoluta mi conformidad con la opinión de V. señalando la Sociedad Económica de Amigos del País, como residencia de la nueva institución, y tal fe tengo en la ansiada Escuela, que si por motivos, nunca merecedores de censura, tanto la Diputación Provincial como el Ayuntamiento acordasen no aumentar la cuantía de sus antiguas subvenciones [ilegible] de la Económica; tales resoluciones no serían causa suficiente para hacer fracasar la fundación, objetivo de los legítimos entusiasmo de usted.

Si ocurriesen las negativas, queda el recurso de acudir a la inagotable ciudad que siempre ha respondido a las justas demandad de sus hijos, y aun en el caso, imposible según cabal opinión, de que plebiscito fuese negativo, habría que renunciar por mucho tiempo a la implantación de la vitalísima Escuela de tan indiscutible utilidad a nuestra inteligente juventud.

El fundamento de mi buen deseo ve la dichosa realidad; en corto número de años cuenta Murcia con diferentes e importantes fundaciones sin más auxilio que la generosa esplendidez de los murcianos, jamás perezosos cuando se trata del bienestar de su país, y en el caso presente, crea V., amigo mío, que el éxito ha de coronar las nobilísimas aspiraciones de V.

Cuando se fundó el Círculo Católico de Obreros, confieso que fui poco creyente y dudé de su resultado, hasta el extremo de que buenos amigos (Dios se lo pague, me llevaron poco menos que a la fuerza, y allí me persuadí de que en Murcia es factible todo lo que se crea con buena intención, y son tan notorias las ventajas que reportará la Escuela que V. inicia, que no tener fe en su resultado, es suponer la existencia de apatías o perezas que afortunadamente nunca existieron en nuestro privilegiado suelo.

No poco se ha realizado en pro de las clases populares, bastantes beneficios obtendrán las mismas cuando se traduzcan en hechos los irreprochables proyectos de V. y sin embargo la triunfal jornada no queda concluida en el punto y hora que termina su excelente pensamiento; hay que combatir sin el menor desaliento persiguiendo hasta donde sea posible antiguos y arraigados defectos que, si de raíz no pueden ser extirpados, al menos resulten disminuidos y relegados a estrechísimo límite.

La propensión al juego, la costumbre del constante uso de armas, detienen el mejoramiento de una ciudad y el dinero que se malgasta en perniciosas ociosidades o en la adquisición de instrumentos homicidas, empleado en la compra de buenos MANUALES DE OFICIOS ocasiona beneficio sólo comparable por su magnitud al desastre que trae y proporciona el que olvida los más elementales deberes de la vida.

Tampoco deba ser motivo de desmayo la certidumbre de que por la brevedad de la vida humana no asista el que inicia a la inauguración de la obra. El buen labrador sólo debe cuidar cuando siembra de la buena calidad de la semilla, que si la muerte le sorprende antes de la siega, sus hijos disfrutarán los frutos de sus legítimos afanes.

De V. muy amigo

DOCUMENTO Nº 15: "Carta de Biarritz" de Mariano Padilla, publicada en El Diario de Murcia del 23 de julio de 1897.

En el número del 5 de Julio inserta, mi querido Director, en su interesante DIARIO, una de mis cartas de Biarritz, y en ella veo un error cometido que deseo aclarar. Dice así: Mr. Pillet hizo arreglar el manuscrito y confió la música al compositor Dietsch y fue representada en el año 42, con un éxito extraordinario y bien manifiesto. Es todo lo contrario lo que he querido decir, puesto que la obra únicamente alcanzó once representaciones desastrosas por todos conceptos.

Consignada esta rectificación indispensable, la emprendo con una cuestión que interesa al arte musical, esperando que mis palabras se graben en la memoria con caracteres mayúsculos, para que me sea permitido obtener el sufragio, y la cooperación de los que se interesan por la educación musical del pueblo.

Si en España estamos acostumbrados a oír innumerables discursos con las frases más galanas tratando los asuntos de mayor trascendencia, no se me puede negar también que recaemos siempre en nuestra imperturbable indiferencia, que devora y consume con trascendentales consecuencias y en un profundo abismo las ideas generosas de nuestra patria.

Necesitamos que nos impulsen hacia los ideales artísticos, que el teatro sea el regulador de nuestras costumbres que muchos gobiernos, llámense como les plazca, le den la importancia y protección de que carece en la actualidad, si queremos colocarnos al lado de las naciones civilizadas.

Muy triste es confesar que el país se encuentra engolfado en una situación peligrosa con las continuas guerras que sostenemos, que nos privan del lujo de subvencionar teatros, ni Conservatorios provinciales (pues para otras fiestas estamos desprovistos de la más elemental instrucción obligatoria y con la situación tan crítica de los propietarios que tienen que vender sus fincas para satisfacer a las contribuciones). Si agregamos a estos males que nuestro campos áridos, se mueren por faltarles los canales; que la agricultura, encargada de trasformar nuestro rico suelo, padece tanto que lo va convirtiendo en un desierto y que la población de España disminuye en vez de aumentar, por los grandes sacrificios que se le imponen, el cuadro de nuestras desconsoladas penas no tiene nada de halagüeño, y sería un desatino pretender que se desatienden las obligaciones sagradas de la patria, para crear e imponer más dificultades a las inmensas que nos agobian.

Ciertamente no son los momentos oportunos para cambios y transformaciones, pero juzgando con sangre fría las condiciones y el régimen escasísimo que dirije (sic) la cultura artística de nuestro pueblo eminentemente musical, que siente por instinto, no se puede menos de reconocer y anhelar una activa protección que garantice los estudios musicales con el respeto que impone el crédito del Estado.

Lo digo francamente, aunque se me critique, puedo asegurar que estamos desahuciados por nuestros Ministros, Diputados y Gobernadores que nos consideran como tantos músicos danzantes, acordándose que existimos cuando se trata de reanimar los espíritus decaídos, abrillantar nuestras fiestas y nuestras reuniones. Los que encuentren mis palabras algo duras, que comparen y lean los periódicos alemanes, franceses, austríacos, etc., y se convencerán de la realidad y de la diferencia que existe entre nuestra Nación, sometida a la incuria, y los esfuerzos para organizar Conservatorios con subvenciones mínimas a las veces, pero ayudando los Municipios según la importancia de la Región como acontece en las otras Naciones.

Es urgente que alguien se encargue de socorrernos y de dirigir los primeros pasos de la carrera artística. Esa necesidad la ha comprendido hasta el negro Menelik113, que domado a los acordes de las músicas militares que ha oído a los italianos, sus amigos, ha decidido fundar una banda militar y concurrir a la exposición de París; pues bien, si los que creemos bárbaros nos procuran estos ejemplos, ¿qué debemos pensar de aquellos que tienen en sus manos los destinos artísticos de un pueblo como el nuestro, tan propenso a cantar sus dolores y alegrías y que se ve abandonado?

Demos punto y aparte para no molestar a mis lectores, con la esperanza de que los avisados prepararán el camino para conseguir del honorable ministro de Fomento la instalación de los conservatorios provinciales. He dicho.

Mariano Padilla

DOCUMENTO Nº 16: "Carta de Biarritz. De cosas murcianas" de Mariano Padilla, publicada en El Diario de Murcia del 5 de septiembre de 1897.

Está visto que me he metido en un berengenal (sic), al intentar por un exceso de mi entusiasmo artístico, que yo espero de mis apreciables lectores han de dispensarlo gracias a mi buen deseo, la conveniencia de preparar y organizar el funcionamiento en España de los Conservatorios provinciales, como los poseen diferentes ciudades de Francia y demás naciones de Europa.

Continuaré e insistiré de nuevo y ponderaré con mi tenacidad la importancia y el prestigio que adquiere una Nación cuando las artes y las ciencias se ven protegidas y contribuyen al desenvolvimiento de la civilización. Si existen desalientos en la política los hay mucho mayores en las cuestiones musicales, por verse desatendidas, sin amparo ni protección de ninguna especie.

Se construyen Sanatorios, Hospitales, Audiencias; a las carreras de caballos se les alimenta con subsidios importantes, con el plausible objeto de mejorar la raza caballar; los pintores recogen sus frutos de los cuadros que pintan y presentan en las exposiciones; se improvisan estas para recompensar el mérito; se fundan laboratorios para diferentes usos que la ciencia reclama; se inventan nuevas armas de combate para que disparen con más prontitud. y en nuestra trastornada sociedad se desatiende de una manera asombrosa el culto de la verdadera música, el arte que mejor encierra y ensalza las glorias y las alegrías de la Nación.

Por nuestro mismo decoro apliquemos con energía las trasformaciones que se imponen ara desechar ese género tabernario que tanto domina en los espectáculos de la corte, y que únicamente sirven como el delirium tremens para sofocar y entorpecer los oídos y ultrajar la vista, arruinando con sus malignos efectos, las verdaderas espansiones (sic) artísticas.

Circunscribiendo mis modestas observaciones, según los ejemplos que suministran los adelantos efectuados en otros países, generalmente los Conservatorios se han fundado por la iniciativa personal de diferentes profesores que, unidos por sus mismos intereses, han establecido reglamentos elaborados para los estudios y aplicación de las leyes administrativas que deben regir en el Establecimiento.

Si, como espero, oyen mis palabras y escuchan mis consejos, desaparecerá bien pronto la orfandad en que han vivido los profesores activos y distinguidos que existen en Murcia y podrán nuevamente coronarse con la gloria de la inmortalidad, si se preparan a enseñar y propagar las escelencias (sic) de esa escuela, de donde han salido compositores que hoy ocupan los primeros puestos de la gerarquía (sic) artística; a ellos les incumbe la responsabilidad de vencer por la conciliación los intereses comunes que les unen y continuar las huellas de los que les han precedido.

Ese conservatorio del Porvenir, tendría que ocuparse en primer lugar de los métodos de solfeo, de la música antigua, del canto llano o gregoriano, del contrapunto, de la orquestación y composición musical, completándoles con los estudios del órgano, piano y demás instrumentos que componen las orquestas modernas. Durante el año escolar tendrían que darse tres o cuatro audiciones de los discípulos más aventajados para excitarles la emulación, la primera necesidad para sus adelantos.

No quiero concluir esta ligera carta sin expresar el horror que ha causado también en mi espíritu el atentado alevoso de que ha sido víctima el insigne y el que será siempre llorado, nuestro Cánovas, pues si bien nació en Málaga, era murciano puesto que su padre bebió las aguas del Segura y nació en Orihuela, representando en las Cortes la provincia que siempre le ha distinguido y escogido entre los numerosos políticos que encierra España: que sea siempre el amor a la patria lo que nos una para afrontar todos los peligros. He dicho.

Mariano Padilla

DOCUMENTO Nº 17: "Actores caballeros" de Eusebio Blasco, publicado en El Diario de Murcia del 6 de agosto de 1897.

No se alarmen del título los cómicos, cantantes y demás componentes de eso que se llamó gente de la rampa; por caballeros les tengo a todos los que no hayan faltado, ni falten (ni lo permita Dios) a las leyes del honor, que han debido de aprender en mil comedias de capa y espada.

Pero al titular este trabajo de hoy actores caballeros, me refiero a los particulares que, sin haber hecho nunca ni carrera del arte de hacer comedias, se han dedicado de algunos años a esta parte a representarlas, aumentando el número de los buenos actores, que tanta falta nos hacen.

De donde resulta o viene a resultar que más bien debiera decir, al frente de estas líneas, caballeros actores.

Es indudable que la afición a representar se ha despertado, y muy viva, entre personas de la buena sociedad. Díaz de Mendoza, Medrano, Escosura, García Ortega, Larra y otros varios se han improvisado cómicos, y el público les ha reconocido en seguida título de tales y les ha animado con aplausos y ovaciones.

Casi puede asegurarse que esta vocación repentina de muchas personas conocidas en los mejores círculos de la sociedad es un signo de los tiempos.

En España, las carreras son largas de seguir y producen poco. Los empleos que da el Estado son cosa pasajera y transitoria, los sueldos escasos. No hay más que los actores y los toreros que ganen mucho dinero y lleguen, los unos a fuerza de talento y los otros a fuerza de valor y de práctica, a ganar en poco tiempo sueldos considerables. Todo aquel que se siente con facultades y condiciones para representar comedias, hace y hará muy bien en dedicarse al teatro.

Tenemos hoy muy pocos artistas de verdadero mérito. Unos están ya viejos, otros amanerados y metidos en los teatros por horas, dedicados a hacer piezas en las que no hace falta ser cómico extraordinario para ganar mucho dinero y dar gusto al público de las frivolidades. El día en que podamos reunir veinte o treinta hijos de familias distinguidas convertidos en actores notables, aquel día se podrá tener teatro español moderno. Para el teatro antiguo hay actores de sobra; el último cómico de provincia sabe vestir un coleto114 y una trusa115 y cantar décimas de Calderón y Lope.

Lo otro, lo de hoy, es lo que saben hacer, decir y vestir pocos. Será falta de costumbre, educación incompleta, falta de hábito de codear y tratar a eso que hemos dado en llamar la buena sociedad. Ello es que cuando hay que hacer comedias modernas, en las que el actor ha de convencer al público de que es el Conde de Tal, el Duque de Cual, las figuras escénicas resultan de un cursi y de un amaneramiento que no convence a nadie.

Esta juventud que ahora se dedica al teatro con entusiasmo y hace en la escena lo mismo que haría en un salón, ha venido a resolver un problema que hasta hace pocos años parecía irresoluble. Un caballero que representa papeles de caballero.

Repito que no es mi intención ofender a nadie ni establecer comparaciones; pero en todos los tiempos, y en todas las escenas, la persona bien educada que se ha dedicado al dificilísimo arte de interpretar las obras del autor de comedias urbanas, ha dado siempre un resultado tan grande y tan completo, que ha hecho vivir a las obras dramáticas una vida eterna. Es indudable que un artista eminente crea papeles, y que los demás artistas, tratando de imitar sus gestos y maneras, propagan y extienden la gloria del autor. Sin actores buenos no hay comedias buenas hasta que pasa una generación es decir, hasta que el público, libre de la impresión mala o buena que el intérprete de una obra buena le produce, puede leerla en su casa y juzgarla imparcialmente. Hacen, por consiguiente, falta cómicos hechos a la medida, como suele decirse entre bastidores, de los papeles que un actor escribe.

¿Quién no recuerda aquel actor, caballero entre todos, que fue el encanto de su generación, al inolvidable, al gran Julián Romea?

Venía de una familia distinguidísima. Se dedicó al teatro por amor al arte, y durante cuarenta años fue el encanto y la admiración del publico de su tiempo. Manuel Catalina, con todos sus defectos de pronunciación, fue el cómico único, durante muchos años, para las comedias que pudiéramos llamar de salón, aunque estuvieran escritas para el teatro. Su educación, maneras y elegancia en el vestir, suplían lo que de inspiración le faltaba.

El actor español, aquí donde del Conservatorio no salen más que cantantes, y en el que la declamación está relegada a segundo término, aprende solo, y hace bien los dramas a la antigua, los melodramas modernos de costumbres populares, el sainete y la zarzuela. No es culpa suya si no tiene donde aprender otras cosas indispensables a la buena ejecución de las comedias de costumbres. No se aprenden las maneras sin vivir en un ambiente que no sea de la vida ordinaria de un artista pobre. Por eso resulta que apenas hay cómico que no haga bien eso que se llama el género flamenco, o el género chico, todo lo que exige chaqueta y pavero116, movimientos y gestos del pueblo: en ese género tenemos, sin duda alguna, muchísimos actores y actrices notables. Pero en el género contrario, es decir, en aquel que exige la reproducción exacta y fiel de lo que los ingleses llaman high life, tenemos muy pocos.

Son , pues, utilísimos y bien venidos a la escena los actores nuevos que vienen de arriba. Con un poco de estudio y de buena voluntad, llegarán muy pronto a llenar un vacío que indudablemente hay en nuestro teatro. Y aun sería más útil un contingente de actrices de buena casa, porque, a excepción de media docena de las que figuran hoy en primera línea, las demás que tenemos, y que son, por decirlo así, de carrera, se han dedicado a hacer muy bien la chula y cigarrera, la hija del pueblo y la moza de rumbo, y el día que se acaben los teatros por horas (que se acabarán), vendrán al género grande con tal amaneramiento y mal gusto, que no habrá modo de encomendarles papeles de señora sin emplear mucho tiempo en darles una educación artística nueva.

Como al principio dije, los Díaz de Mendoza, Thuillier, García Ortega y otros varios, han venido a marcar el camino a la juventud que antes, por sistema o por educación, creía que echarse a cómico era descender, cuando no es sinó abrazar una noble carrera en la que hay mucha gloria y fortuna que ganar. A la generación de los Romea, Catalina, Mario y aquellos que reproducían la vida moderna en el teatro, debe suceder otra que de esa misma vida pase a la del arte, y entonces "Chabrá cuadros completos de compañías dramáticas, que hoy no tenemos. Es consejo de autor viejo y necesidad de los tiempos artísticos actuales.

Eusebio Blasco

DOCUMENTO Nº 18: "Círculo de Bellas Artes. Secretaría General. Convocatoria", publicado en El Liberal de Murcia del 5 de octubre de 1903.

La Junta Directiva de este centro ha acordado, en sesión celebrada recientemente, la solemne apertura de sus clases docentes, que estimulen y aviven por modo poderoso, los nobles deseos de adquirir una ordenada educación artística, desenvolviendo las nativas aptitudes providenciales y abriendo, quizás, los nuevos y dilatados horizontes de un venturoso porvenir para aquellos que, sintiendo con amor las inefables emociones del verdadero arte, llenos de fe alentadora la cultiven en sus estudios de iniciación fundamental.

Cumpliendo, por tanto, dicho acuerdo, publícanse a continuación el número de clases establecidas, el coste de las distintas matrículas y las demás observaciones generales, las que habrán de ser cumplimentadas con la mayor escrupulosidad. Son las siguientes:

1º. Quedan establecidas en este Círculo, para difundir la cultura artística, las clases de Dibujo del natural, Dibujo y modelado de adorno, Colorido, Solfeo, Violín, Declamación, Canto coral (Orfeón), cuya lista consiguiente de señores profesores se publicará a la mayor brevedad. Las matrículas marcadas serán de 20 pesetas para la primera clase; de 10 para la segunda; de 20 para la tercera; de 10 para la cuarta; de 20 para la quinta; de 15 para la sexta; de 10 para la séptima; la clase de Orfeón será gratuita. Los socios e hijos de socios no abonarán nada por concepto de matrículas.

2º. El Curso académico dará principio en 15 de Octubre próximo y terminará en 31 de Mayo del año venidero, verificándose para entonces exámenes ante el Tribunal competente, repartiéndose los premios alcanzados en solemne sesión, a la cual se invitará a autoridades y corporaciones, semejante a la que habrá de celebrarse como apertura el día 15 del presente mes.

3º. Todo alumno que aspire a su ingreso en las anteriores clases concurrirá a la secretaría general, para inscribirse, de 2 a 3 de la tarde y de 7 a 8 de la noche, todos los días, sean o no festivos. Será condición inexcusable que el aspirante sepa leer y escribir, debiendo ser mayores de 8 años de edad para las clases de música, 15 para las de colorido y dibujo del natural, 10 para las de dibujo y modelado de adorno, de 15 para la declamación e igual tiempo para el orfeón.

4º. Se observará completa disciplina en todas las clases, amonestándoseles por la primera falta que cada uno cometa, siendo causa de expulsión la reincidencia. Las excusas sólo podrán ser atendidas por la Junta Directiva, la cual definitivamente resolverá.

5º. Las horas de clase marcáranse oportunamente, debiendo asistir a ellas con exacta puntualidad para el mejor provecho de los mismos alumnos.

6º. Aquellos que obtuvieren, al final de curso notas de sobresalientes, observando al mismo tiempo ejemplar conducta, habrán de ser recompensados en el futuro curso con matrículas de honor.

7º. La Junta Directiva se reserva el derecho de otorgar, discrecionalmente, matrículas gratuitas a los que, siendo pobres de solemnidad, previa certificación autorizada de los señores cura párroco y alcalde de barrio, posean además, condiciones excepcionales de despejo y aplicación.

Lo que tengo el honor de poner en conocimiento del público para sus debidos efectos.

Murcia 1º de Octubre de 1903.- Luis Díez Guirao de Revenga

DOCUMENTO Nº 19: "Impresiones y observaciones" por Joaquín Muñoz Morillejo, publicado en la Gaceta de Instrucción Pública del 24 de noviembre de 1904.

Cuando visito la Escuela de primera enseñanza me encuentro siempre con las mismas mesas, ya duales como individuales; las de los Profesores sobre una tarima, los mismos carteles, mapas y colecciones de láminas de Historia Sagrada, de España, de Geografía, etc. Si es en un Instituto, las aulas con mayor o menor espacio, con una gradería más o menos pendiente y amplia, y lo propio en la Universidad, con sus gabinetes de Historia Natural y de Física, etc., de manera que, en estos Centros de enseñanza, no busco en el conjunto del material fijo y móvil, ese algo que me instruya, y si tan sólo en la cuestión del detalle. para el que visita estos Centros, aparte del estudio de inspección que está bien pronto hecho, estando muy acostumbrados a visitas de esta índole, lo principal es la organización y dirección de las clases, la manera de enseñar, y los medios que para ello se emplean. De poco sirve que en una Clase no se carezca de medios materiales, si de éstos, por buenos o por malos, según la marcha establecida en cada una no se hacen uso por cualquiera de dichas causas.

De manera, que el material fijo, como móvil, por lo general no es suficiente para dar idea completa del Profesor, por más que hay excepciones, viniéndome a la memoria la mala impresión que mi hizo la visita a una Escuela primaria en un rincón de la Rioja. Largos bancos adosados a las mesas, otros sueltos, la mayoría destartalados; la mesa y silla del Profesor casi desarmadas; los pocos carteles que había y, sobre todo, los abecedarios, borrosos por el uso, en algunos habían desaparecido hasta las letras; pocas láminas de Historia Sagrada; los encerados adosados a la pared, casi grises; presumí a la vista de todo esto que la enseñanza debía ser muy penosa o casi nula. Pero esta mala impresión, fuera de la hora de clase, quise corroborarla cuando estuviera en acción; y en efecto, cuando entré en la Escuela, como amante de ella, para saludar al Profesor, al Maestro, en quien veo siempre personificada la paciencia de un santo, la abnegación, la lucha diaria contra la ignorancia, y como recompensa el olvido y la ingratitud, no puede por menos de ver afirmados mis malos presentimientos. Los niños, en excesivo número, unos sentados en los bancos, y otros en el suelo, porque no lo permitía el mal estado de aquellos; el Maestro preguntando a los de la sección más adelantada, y los demás con sus instructores respectivos; cuál no sería mi asombro al observar que unos sí y otros no, conocían las letras que habían desaparecido del cartel, y que los que contestaban a los señalamientos del palo, mal llamado puntero, tan sólo las conocían por el sitio.

A cualquiera le hubiera causado risa, a mí me causó pena el trabajo del niño de llegar a concebir la letra que debía estar ocupando el sitio señalado, y cuya forma desconocía. Claro que esto no es lo general, sino un caso aislado.

Todas estas observaciones e impresiones, obedecen a mi temperamento de investigación de cuanto se refiere a las artes y a los medios de educación y enseñanza, toda vez que no soy pedagogo, sino un admirador de dichos medios, y el último soldado de la legión de pintores y, como tal, voy a exponer las consideraciones que me surgieron las impresiones experimentadas al visitar el Círculo de Bellas Artes de Murcia.

El sacerdote que me sirvió de cicerone en la «Fiesta de los niños», me indicó que no dejara de visitar el referido Circulo, en la persuasión de que me agradaría. Sin tener idea previa de aquel, me lo había imaginado a semejanza del Círculo de Bellas Artes de Madrid, sino en tan grande, por lo menos en igual proporción de amplitud, de lujo y comodidad, corriendo parejas con el Casino murciano.

Desde el zaguán se ve un patio, no muy grande, donde pasan las horas de calor los socios, ya tomando café o jugando al dominó al pie de los plátanos. En el piso principal se encuentra un salón para tomar café en invierno, con un gran mirador al huerto; la cocina; sala de lectura, no muy amplia; la secretaría con una mesa, sillón y unas cuantas sillas por todo mobiliario; sala de juego y billar; sala de actos con un piano para los días de concierto; una tribuna portátil para las conferencias; salón de biblioteca y guardarropa, es decir, cuanto requiere las necesidades de un Círculo. Todo expuesto, sin gran lujo, con una modestia que contrastaba con el gran Casino; y al verme contrariado por no encontrar lo que me había imaginado, pregunté el tiempo que llevaba de vida el Círculo y el número de socios que lo constituían, puesto que el número y la cuota mensual constituyen el gasto ordinario para su sostenimiento. El Círculo, me dijeron, hace veinte meses se creó, en la actualidad lo forman

400 socios, y en invierno hasta 500, no debiéndose, hoy día, un céntimo a nadie, sosteniéndose con la cuota de 2,60 pesetas mensuales de cada socio, que son en su mayoría también del Casino. Entonces fue cuando me hice cargo de la gran obra realizada a fuerza de abnegación y de sacrificios en veinte meses.

Antes que hiciera pregunta alguna sobre los varios fines del Círculo, me dijeron que se daban clases de Dibujo, Colorido, Modelado, Solfeo, Violín y Declamación, por los artistas señores Atienza, Sánchez Picazo, Martínez, Puche y Jover, para los hijos de los socios, en primer lugar, y para los que no lo eran, de manera que por sólo este hecho bien merece el título de Círculo de Bellas Artes, habiendo tenido ocasión de examinar los trabajos de los alumnos que figuran en algunos salones. Además, durante el invierno se dan conferencias sobre arte, conciertos y hasta bailes por las fiestas de Carnaval, alternando honrosamente, de común acuerdo, con los que se verifican en el gran Casino. Invitado a visitar las clases, que se encuentran en el piso segundo, tienen locales propios cada una, con los modelos donados por la Real Academia de San Fernando, además de las láminas que se encuentran en los salones, debido todo a las gestiones de los Sres. La Cierva y Rueda.

Cuando me despedía impresionado gratamente de mi visita, supe que los que más han contribuido a la creación y sostenimiento del Círculo eran D. Alejandro Seiquer, pintor;

D. Joaquín G. García, propietario; D. Diego Hernández Illán, ex Alcalde del Ayuntamiento;

D. José Torner, director que fue del Diario de Murcia, y actualmente redactor de El Liberal de la misma localidad; D. José Selgas y D. Luis Díez Guirao y muchos más que no recuerdo; y entre los protectores a D. Fernando Díez de Mendoza y María Guerrero, que dieron una función teatral dada a beneficio del Círculo.

En esta visita rápida tuve tiempo suficiente para hacerme cargo de lo mucho que vale el interés desplegado en favor de las bellas artes, el concepto y admiración que sienten por ellas los murcianos.

¡Veinte meses de existencia!, iba pensando al alejarme del Círculo; en cambio lleva más de veinte años de existencia el de Madrid y todavía no han pensado y menos realizado el establecimiento de clases para los hijos de los socios. Tendremos que ir a estudiar a provincias los medios para implantarlas.

Joaquín Muñoz Morillejo

DOCUMENTO Nº 20: "Sección de Estudios Sociales. Al público", publicado en El Liberal de Murcia del 26 de agosto de 1909.

Por disensiones habido entre esta colectividad y las que forman el Centro Obrero y que no es oportuno referir, se separó de dicha casa en el mes de Junio; y aunque algo tardíamente, hoy se lo manifestamos al pueblo de Murcia por el motivo siguiente, y para ello perdónenos el lector que hagamos un poco de historia.

Por exclusiva iniciativa de esta sociedad, y formada por individuos de ella, una comisión visitó en el año 1906 a varias personalidades de la capital, con objeto de allegar recursos por medio de una suscripción voluntaria para implantar una escuela gratuita en el Centro Obrero; y cuando ya había hecho un número considerable de suscripciones, tuvo que cesar en aquellos trabajos por causas ajenas a su voluntad, pero sin perder de vista ni renunciar a tan loable empresa.

Pasa el tiempo, y en el mes de Febrero de este año, acordó el Centro en pleno organizar una comparsa para el Carnaval con objeto de recaudar fondos para la creación de la escuela, a cuya feliz idea coadyuvó esta sociedad colectiva e individualmente, con entusiasmo, superando el éxito a nuestros cálculos, pues se recogieron cuatrocientas nueve pesetas y céntimos.

Con tan lisonjero principio robusteciose la esperanza de verla implantada en breve, y fue encargada esta sociedad, honrándola mucho, de proseguir con los trabajos iniciados en el 1906, para lo cual se repartieron manifiestos y circulares, y se nombraron comisiones de todos los oficios, las que visitaron en el breve tiempo que funcionaron a algunos de los suscriptores antiguos, que en su mayoría ratificaron noble y generosamente sus propósitos de contribuir, y todo hacía presumir que la labor iba a ser fructífera.

Pero sobrevino el rompimiento, se separó esta sociedad del Centro y como ella había figurado en todos los impresos y tomado parte activa en todo lo relacionado con el asunto de la escuela, cumple cortésmente con el generoso pueblo de Murcia dándoles las gracias, y a la vez participándole con harto sentimiento, «su desligación absoluta y completa desde el mes de Junio», tanto en la cuestión de escuelas como de las sociales, deseando sinceramente que el Centro lleve a feliz término su empresa, para la mayor cultura del obrero y la legítima satisfacción de los generosos donantes.

Murcia, 25 agosto de 1909.- La Directiva.

DOCUMENTO Nº 21: "Circulo Juvenil Instructivo", publicado en El Liberal de Murcia del 8 de julio de 1912.

Anoche se inauguró el teatro que dicha sociedad tiene establecido en la calle de San Marcos.

Con la inauguración de este teatro la sociedad Juvenil Instructiva ha dado una prueba de cultura que es digna del mayor elogio.

El teatro, aunque pequeño, es una preciosidad.

Todo está decorado y en la parte superior del frontal del escenario están los retratos de Echegaray, Díaz de Mendoza y Fernández Caballero.

Así también y en la parte superior de la boca del escenario, se encuentra el retrato del eximio poeta Murciano Jara Carrillo, como presidente honorario de dicha sociedad.

Un público selecto invadía la sala del teatro.

Sería imposible dar cuenta de tan distinguida concurrencia.

El elemento femenino abundaba, dando con su hermosura una nota simpática de la belleza murciana.

Entre los invitados vimos al señor gobernador con su señora; al señor alcalde y señora; D. Wenceslao O. Peña, D. José Lacárcel, el coronel de la guardia civil D. Emilio Ruiz de Alejos, D. Fernando Delmás, el secretario particular del alcalde, etc.

Dio principio el acto de la inauguración con un discurso del presidente efectivo de la sociedad D. Antonio Jiménez, en el que daba cuenta de lo que se propone el círculo y el camino de cultura que se ha de seguir.

Al presentarse el Sr. Jara Carrillo en la sala del teatro, fue saludado con una cariñosa ovación.

Acto seguido, el primer actor y director del cuadro artístico D. José García, leyó la inspiradísima poesía prólogo del señor jara Carrillo. Después de terminada su lectura, una delirante ovación premió a la poesía y al lector, pidiendo a su autor.

Al presentarse el señor Jara Carrillo en el palco escénico redoblaron los aplausos. Después se puso en escena la comedia de D. José Echegaray «El octavo, no mentir», en la que la señora Lorca y señoritas Martínez, Lorca y Lidón, así también como los señores García García, Murcia, Boluda, Sánchez Ochoa (F.) y Ochoa (M.), estuvieron inimitables en sus papeles.

La otra obra se intitulaba «El Guitarrico» de Fernández Lapuente, en la que la protagonista de la obra María Luisa Fernández estuvo a las mil maravillas, así en lo recitado como en el canto. Demostró tener dotes excelentes para las tablas, por la soltura con que se presentó en escena.

Fue muy aplaudida la preciosa señorita Fernández.

Cantaron jotas las señoritas Elvira Codinas, Rosita Sánchez, María Murcia y Amor González. Componían el coro además de estas señoritas, Fuensanta Martínez, Adela López, Consuelo Codinas, Mercedes Sánchez, Angelina Gabaldón y Leocadia Sánchez.

Componían la rondalla de bandurrias y guitarras las señoritas Elvira Codinas y Mercedes Sánchez, y los señores Antonio Jiménez y Conrado Gabaldón.

Los señores que tomaron también parte en esta obra fueron J. García, Abad, Cabañero, Motilla, Murcia, (F. y M.) Ochoa, Codinas, Soler, Celdrán, Cortés y Antón.

En esta obra el público pedía con insistencia que cantaran más jotas. Todos ellos fueron muy aplaudidos y bastante bien dirigidos, llegando a resultar una zarzuelita muy agradable y muy bien representada.

En los entreactos la niña Rosita Sánchez, acompañada por instrumentos de cuerda, tocaba al piano unas escogidas piezas de concierto que, por lo bien interpretadas que fueron, el público le aplaudía con verdadero calor.

El apuntador señor González apuntó las obras muy bien.

Al final el público con insistencia aplaudía pidiendo que saliera el pintor señor Navarro. Fue también muy aplaudido al salir al proscenio escénico. El señor Navarro se ha revelado en esta obra pictórica como un escenógrafo de provenir y como un excelente pintor de retratos. Con gusto recogemos los elogios que hemos oído hacer de su obra y le felicitamos de todas veras.

El Círculo Juvenil Instructivo en general debe estar satisfecho de su obra que ha sido un compendio de firmes voluntades y de raros entusiasmos en estos tiempos.

Y no hemos de extrañar que siguiendo ese camino den al Barrio y a Murcia abundantes pruebas de progreso y de realidades artísticas.

Nosotros echaríamos aquí un puñado de nombres merecedores del elogio más caluroso, pero habían de ofenderse los omitidos y repartimos, para que no haya celos, la gloria del éxito para todos los que constituyen dicha sociedad, puesto que todos por igual contribuyen a su engrandecimiento.

Nuestra enhorabuena a todos.

DOCUMENTO Nº 22: "Sobre academias musicales" por Antonio Puig, publicado en El Tiempo (ed. de tarde) del 5 de marzo de 1915.

Sr. Director de EL TIEMPO.

Muy señor mío y amigo: Habiendo en Murcia una Academia de música que se anuncia como «incorporada al Conservatorio de Valencia» y «única en la que se cursan los estudios oficiales» con la añadidura de su correspondiente relación de brillantes resultados obtenidos por los alumnos en los exámenes que se verifican aquí, en Murcia, «ante los profesores del expresado Conservatorio de Valencia» y siendo yo director de otra Academia musical, me he considerado en el deber y el derecho de poner en claro todo esto de la incorporación, de los estudios oficiales y de los exámenes.

Al efecto me he dirigido en consulta al maestro Bretón, director del Real Conservatorio de Música y Declamación, quien en carta del 18 de Febrero último me dice:

«Sr. D. Antonio Puig. Mi querido amigo: Sobre la consulta que me hace en la suya del 13, debo manifestarle que el único centro oficial de Música es este Conservatorio, y que del de Valencia sólo están incorporadas las enseñanzas de solfeo, piano hasta quinto año y violín hasta el quinto año. Los exámenes que se verifiquen en el Conservatorio de Valencia por el profesorado del centro se consideran válidos, pero no los que se efectúen fuera de él aunque sean verificados por los profesores del mismo, pues para esto no tiene autorización ni aún este Conservatorio oficial. Queda de Vd. afectísimo amigo q.e.s.m.

Tomás Bretón»

Además, la existencia y anuncio de la incorporada Academia murciana se ha comentado así en el número 24 correspondiente al primero de Marzo actual del periódico profesional de Madrid «Lira Española»: «A los profesores y estudiantes de Música en provincias. Llega a nosotros la noticia de que en la capital de Murcia existe una Academia de Música que se titula incorporada al Conservatorio de Valencia, y en la que sus alumnos son examinados por profesores de dicho Conservatorio valenciano que acuden a esa Academia con tal fin, existiendo la creencia de que los estudios revalidados en tal forma tienen validez oficial.

Como nos hemos impuesto la defensa de los intereses de todos los que a la profesión musical dedican sus esfuerzos y de ser esto cierto se crea un grave perjuicio a los profesores de Murcia en beneficio de esta academia exclusivamente, y por otra parte, como los alumnos examinados en tal forma viven engañados considerándose con estudios aprobados oficialmente sin que esto sea cierto, no queremos pasar en silencio esta noticia que se nos da, y que por la premura de tiempo no hemos podido comprobar, sin perjuicio de hacerlo y atacar más en firme de confirmarse; pero para conocimiento general, pues no sería el primer centro que hace creer que sus estudios están incorporados oficialmente, exponemos a profesores de música y alumnos lo siguiente:

En España no existe más centro docente oficial de Música que el Real Conservatorio de Música y Declamación de la Corte, el que da validez académica a los estudios oficiales por medio de los exámenes de fin de curso y extraordinarios de Septiembre y Enero, y a los adquiridos privadamente por los que se verifican en las convocatorias de Junio y Septiembre; estos exámenes tienen lugar dentro del Establecimiento y en esas épocas, no estando autorizados para examinar colegios, academias, etcétera, fuera de él, como ocurría en época ya muy lejana.

El R.D. del ministerio de Instrucción Pública y Bellas Artes de 16 de Junio de 1905 concede a los Conservatorios provinciales la facultad de incorporar sus enseñanzas a la oficial de Madrid, mediante las exigencias de varios requisitos a más de reunir condiciones superiores en su profesorado.

Los Conservatorios de Valencia y Córdoba han sido únicamente los que solicitaron acogerse al beneficio del R.D. y sólo les fue concedido por reunir las exigidas al de Valencia por R.O. del 29 de Abril de 1911, pero únicamente las enseñanzas de solfeo completa y piano y violín hasta el quinto año inclusive.

Como el Conservatorio de Valencia en la parte considerada oficial tiene que regirse por el plan de enseñanzas que se sigue en el Conservatorio de Madrid, estando en un todo sujeto a este, no puede tener la prerrogativa de examinar e incorporar colegios de enseñanza privada, no estando para esto autorizado ni el Conservatorio de Madrid.

Por lo tanto, ni en Murcia ni en parte alguna puede ostentar legalmente el título de incorporado oficialmente ningún centro, colegio ni academia musical»

En su consecuencia:

1º. Al Conservatorio de Valencia no pueden incorporarse oficialmente academias particulares de música.

2º. Ninguna academia particular, ni en Murcia ni en ninguna parte, tiene el monopolio (único) de cursar los estudios (el plan de estudios) oficiales. Cada director encauza los de su academia por donde le parece.

3º. Los exámenes hechos en Murcia por los profesores del Conservatorio de Valencia, carecen en absoluto de validez académica.

Esto es lo cierto y esto es lo que me importa que el público sepa, a fin de que todas las academias de música de Murcia, todas puramente particulares, queden ante el público en la consideración de igualdad que legalmente les corresponde.

Suplico a usted, pues, la inserción en el periódico que dignamente dirige de esta carta y le anticipa las gracias su affmo. s.s. que b.s.m.

ANTONIO PUIG

DOCUMENTO Nº 23: "De Música. Una aclaración" por Manuel Massotti, publicado en El Tiempo (ed. de tarde) del 6 de marzo de 1915.

Sr. Director de EL TIEMPO.

Muy Sr. mío: Como quiera que en el número de ayer de su ilustrado periódico me alude en un comunicado inserto en sus columnas que se llama «Sobre Academias Musicales», me tomo la libertad de molestarle y rogarle me conceda su hospitalidad para defensa propia.

Y contando de antemano con su amabilidad y cortesía, paso a dar una breve respuesta al comunicado en cuestión.

Es muy cierto que la «Academia Caballero» que tengo establecida en esta culta capital, Academia que yo dirijo, la vengo anunciando como incorporada al Conservatorio de Música y Declamación de Valencia, que es lo que el firmante del comunicado, don Antonio Puig, quiere desvirtuar en su artículo, señalándome ante la opinión como un engañador de alumnos.

Como respuesta sólo apelo a documentos oficiales que transcribo, sin que en mi ánimo esté el entablar discusiones que yo no puedo sostener porque mis ocupaciones me lo impiden, y porque no es mi ánimo utilizar este asunto como arma de propaganda en favor propio.

La Academia Caballero incorporada al Conservatorio de Música y Declamación de Valencia, como vengo anunciando, es en virtud a los siguientes documentos que literalmente copio y que pongo a la disposición de las personas que así lo interesen.

Primer documento.- Conservatorio de Música y Declamación de Valencia incorporado al de Madrid por R.O. 26 de abril de 1911.- Registrado al número 26.- El Claustro de profesores de este Conservatorio en Sesión del 29 del pasado mes, ha acordado en vista de que reúne V. las condiciones reglamentarias para ello, acceder a lo solicitado por Vd. en su instancia fecha 27 del mismo y su consecuencia concede autorización para titular la Academia de Música que dirige en Murcia como «Incorporada al Conservatorio de Música y Declamación de esta Ciudad».- Lo que en cumplimiento de lo acordado traslado a Vd. para su conocimiento y efectos consecuentes.- Dios guarde a usted muchos años.- Valencia 7 de agosto de 1912.- El Secretario, Benjamín Lapiedra.- Sr. don Manuel Massotti Escuder.

Segundo documento.- Conservatorio de Música y Declamación de Valencia incorporado al de Madrid por R.O. 26 de abril de 1911.- Registrado al núm. 4.- Dada cuenta de su instancia fecha 4 del pasado mes, solicitando se traslade a esa el Tribunal de exámenes de prueba de curso, la Junta de Gobierno de este Conservatorio en sesión celebrada el 15 referido mes acordó:

1º. Que los gastos de viaje y estancia en esa sean de cuenta de la Academia y

2º. Que el Tribunal de exámenes lo constituyan dos profesores de este Conservatorio y usted como Director de la Academia incorporada.-

Lo que en cumplimiento del acuerdo traslado a usted para su conocimiento y efectos consiguientes.- Dios guarde a usted muchos años.- Valencia 8 de abril de 1914.- El Secretario, Antonio Fornet.- Sr. don Manuel Massotti Escuder.

Enterada la opinión de que yo no engaño a mis alumnos ni de que me he valido de malas artes para el sostenimiento de mi Academia, sólo me resta añadir que doy por terminado este asunto, sobre el que no volveré a ocuparme a la vez que a usted señor Director le expreso mi agradecimiento más sincero por la caballerosa acogida que me ha dispensado.

Queda de usted muy reconocido y atento S.S.Q.E.S.M.

MANUEL MASSOTTI

DOCUMENTO Nº 24: "La fiesta de la cultura", publicado en El Liberal de Murcia del 10 de mayo de 1915.

Como ya es hora de ir preparando las cosas para el gran acontecimiento que en el Otoño próximo se realizará en Murcia, bueno será que comencemos a recoger las impresiones que a cada paso escuchamos, sobre la apertura de nuestra Universidad.

Mucho es lo que Murcia debe hacer para la celebración y solemnidad de este Centro de enseñanza que hemos conquistado a fuerza de tantas energías acumuladas; pero toda la grandeza que este acto debe revestir, nosotros la condensamos en una sola cosa que sería lo más sublime, lo más resonante, lo que más levantaría el nombre de Murcia y más personalidad nos diera ante España entera.

Y ello es tan sencillo que solo depende de la voluntad de un hombre, que ya podemos contar con ella, puesto que de un gran murciano se trata.

Para el próximo Octubre debemos preparar una gran fiesta que puede titularse Fiesta de la Cultura y que debe consistir en la apertura de la Universidad al mismo tiempo que la de los grupos de escuelas graduadas.

Celebrar la inauguración de nuestra Universidad con la de esos edificios escolares, sería la mejor contestación que pudiéramos dar a los enemigos de esa gran mejora regional que tanto eleva la importancia de nuestra capital.

Y si a esto añadiésemos la institución de las cuarenta y tantas escuelas en la huerta, ya concedidas por el Gobierno y entorpecidas por falta de requisitos en el expediente municipal, la apertura de la Universidad de Murcia, tendría el triunfo ejemplar que jamás se ha conocido en ningún pueblo español y nuestra región, quedaría tan grabada en la memoria de todos los españoles, que allí donde se hablara de Murcia sería solamente para rendirle homenaje de admiración y simpatías.

Nosotros somos los que creemos que la estadística criminal no se disminuye con campañas contra el jurado ni con persecuciones de tabernas y prostitución; nosotros que hemos penetrado en la entraña de nuestra sociedad, sabemos que todo ese mal nace del analfabetismo, de esa oscuridad de los cerebros que viven en la primitiva era de la barbarie y de la inconsciencia.

Y el único remedio que ese mal tiene, es este por el cual nos disponemos a librar una batalla decisiva y si hay alguien que así no lo entienda, que no le creemos.

Hay que abrir las escuelas, hay que dar vida a esos templos de la enseñanza en donde morirán los crímenes y los vicios, mucho mejor que si se suprime el jurado y se aumenta la fuerza armada.

Por eso pedimos esa fiesta de la cultura, celebrando la apertura de nuestra Universidad, con la inauguración de las escuelas graduadas y el establecimiento de las rurales, para todo esto venga a disminuir las poblaciones penales y la actuación del jurado. Creemos que en este pensamiento abundarán todos los buenos murcianos y en este sentido abrimos las columnas de nuestro periódico, para que los amantes de la instrucción popular traigan a él sus más sinceras y entusiastas opiniones.

Todo buen murciano debe poner en esta empresa sus amores más acendrados y su cooperación más decidida.

Nuestra feria de Septiembre debe ser rematada con esa corona incomparable que le han de ceñir las escuelas nuevas y la Universidad que nace entre ellas como madre augusta de la regeneración de nuestra patria chica.

DOCUMENTO Nº 25: "Murcia, vergel de artistas" por Plácido Rojer de Larra (seudónimo de Pedro Jara Carrillo), publicado en El Liberal de Murcia del 23 de mayo de 1917.

Un artista murciano, que actúa en nuestro teatro Circo, un veterano del arte lírico que supo consagrar su nombre con la aureola del aplauso público, realiza una meritoria labor de murcianismo, que no quiero dejar pasar en silencio.

Pablo López ha sacado a la escena grandes artistas murcianos: al tenor Balaguer y al barítono Gil; ensaya en estos momentos una zarzuela del periodista Blanco Rojo y anuncia una noche de homenaje al insigne maestro nuestro glorioso paisano don Manuel Fernández Caballero.

Todo eso es una labor murciana y a fe que en esta rama del arte lírico como en algún otro arte, hacen falta jardineros.

Hasta aquí sabemos todos que Murcia es vergel de artistas; pero este vergel está sin cultivo alguno. Si una flor perfuma y refresca nuestra corona de gloria, es flor espontánea, lozana planta que sobresale a pesar de la sequía, del ambiente seco, de las inclemencias del erial.

Y a pesar de todas estas cosas, Murcia no es de las capitales españolas que figuran en los últimos lugares en cuanto a su vivero de artistas.

Pero es preciso cuidar el vergel: es necesario preparar la semilla y cultivar el terreno, en la seguridad de que tendremos opimos (sic) frutos, ubérrimas cosechas.

Yo he pensado en esto ante los triunfos recientes de esos jóvenes modestos que han revelado en el escenario del Circo tan excelentes facultades de artistas.

En Murcia hace falta un Conservatorio, lo mismo que lo tienen otras provincias; hace falta ese centro del cual salgan todos los músicos que deben salir; los cantantes que son dotados de facultades naturales, todos los actores que sean capaces de triunfar en el arte escénico.

Si existiera un Conservatorio en Murcia, seguramente nuestra provincia sería una de las primeras en la producción de artistas de todos los géneros.

Hace falta un centro de esta índole, en donde un profesorado adecuado a cada especialidad artística, eduque todas esas facultades que se pierden entre la baraúnda férrea de los talleres, entre las monótonas escribanías de la parásita burocracia o entre las rudas faenas asoleadas de la huerta murciana.

¿Habrá quien tome sobre sí la noble tarea de organización que requiere la implantación de este centro tan necesario?

Creemos que sí. Aquí donde la voluntad colectiva ha levantado un centro universitario, ha organizado un brillante cuerpo de exploradores y está en vísperas de elevar un magnífico sanatorio; aquí donde se celebra una fiesta cervantina con propios elementos, que envidiarían muchas organizaciones artísticas profesionales; aquí donde se interpreta una fiesta del sainete y se canta un «Barberillo de Lavapiés», como antes cantó un «Pan y Toros»; aquí donde aprenden un respetable ramillete de señoras a tocar las guitarras, los laudes y las bandurrias en una semana para interpretar arduas obras musicales en memorable estudiantina, se comete un grave pecado con no tener ya establecido un Conservatorio.

¿No es verdad, señor La Cierva?

DOCUMENTO Nº 26: "El Conservatorio murciano" por Isidoro de la Cierva, publicado en El Liberal de Murcia del 25 de mayo de 1917.

El ilustre murciano don Isidoro de la Cierva, responde a nuestra alusión de hace dos días con esta patriótica carta, que comentaremos después:

Sr. D. Pedro Jara Carrillo Director de EL LIBERAL.

Mi distinguido amigo: Al aludirme y honrarme en su «Glosario del tiempo» de hace un par de días, con el recuerdo de empresas murcianas, objeto de nuestros mayores entusiasmos, sería descortés y un desnaturalizado si no hiciera un hueco en mis apremiantes ocupaciones, para dar mi opinión sobre lo que se proyecta.

Murcia, como dice usted y demuestra bellamente en su hermoso artículo, es un vergel de artistas. Por orgullo legítimo lo tenemos. Pero también es cierto que ese vergel se encuentra sin cultivo y propone la creación de un Conservatorio de donde salgan todos los músicos, cantantes y actores que tienen facultades naturales y pueden brillar.

La idea es felicísima y digna de persona tal culta como usted. Con ella me identifico en absoluto e incluyo la mejora en mi lista de "Cosas de interés para Murcia", que rehago con mucho gusto cuando contiene muchas líneas tachadas, equivalentes, por fortuna, a otras tantas realidades. Puede usted suponer la alegría con que taché en esa lista la Universidad, aumento de Escuelas, Ley de protección a la industria sedera y tantos otros progresos como, gracias a la unión sagrada y a quien puede y siempre acoge con cariño nuestras iniciaticas (sic), hoy disfrutamos; y la no pequeña que habré de experimentar cuando terminemos el Sanatorio, construyamos el alcantarillado, traigamos las aguas potables en abundancia y la guarnición militar, levantemos el Museo Salzillo y tanto y tanto como ambicionamos para nuestra Murcia.

Perdóneme la digresión que al menos sirve para conservar vivo el recuerdo de nuestros ideales y sigamos con el Conservatorio.

De todo lo que en él se enseñe, lo más importante y de mayor necesidad es la música y el canto. Y para llegar a merecer un Conservatorio es preciso que los niños y adultos se aficionen a esa clase de enseñanzas. En nuestra Institución de los Exploradores, que con profundo reconocimiento mío elogia en su artículo, hemos abierto clases de solfeo, para continuar enseñando a tocar instrumentos y a cantar. En las Escuelas Normales y en algún centro particular también se enseña música, pero es poco, muy poco para lo que Murcia necesita. Opino que en las magníficas Escuelas Graduadas, para cuya inauguración solo falta que en Madrid señalen el día y este es cierto y próximo, deben establecerse juntamente con bibliotecas populares y clases de dibujo y trabajos manuales, las enseñanzas de solfeo y piano. Hay salones suficientes para todo ello, y los cultísimos directores que se han propuesto para dichas Escuelas, podrán establecerlo y contar con la ayuda que necesiten.

Teniendo un vivero de iniciados en tan útiles conocimientos, podrá vivir y prosperar el Conservatorio. Esta es mi opinión, como mía muy modesta. Pero no valga; si alguien cree y demuestra que el Conservatorio debe preceder a la enseñanza elemental, venga un proyecto y me honraré mucho en ayudarlo.

Pero por Dios no lo echen sólo sobre mis hombros, pues aun siendo grande mi voluntad me falta tiempo para tanto como sobre mí pesa, y se malograría algo de lo que llevo entre manos.

La Sociedad Económica, el Círculo de Bellas Artes, el Casino, alguna de estas corporaciones tan murcianas debería ser la llamada a organizar el nuevo centro de cultura, mejor la primera con la ayuda de las demás y como es lógico de los organismos oficiales.

Lo dicho, mi buen amigo: a cultivar el vergel de artistas, disponiendo de mi como uno de los peones más entusiastas, pero rogándole que sólo en caso de verdadera necesidad, ante la carencia absoluta de quien lo quiera, me imponga el honroso cargo de Jardinero Mayor.

Es suyo muy atento amigo s.s. que e.s.m

Isidoro de la Cierva

DOCUMENTO Nº 27: "Del Conservatorio de Murcia" por José Calvo, publicado en El Liberal de Murcia del 1 de junio de 1917.

Cuando en la Prensa local, leí la feliz iniciación de esa idea a que se refiere el título del presente artículo, yo, que sin negar el progreso humano, vivo hace tiempo descorazonado en lo que afecta al progreso real y efectivo de esta hermosa y queridísima aunque indolente ciudad de Murcia, no tuve el menor reparo en abrir un poco en mi pecho la cerrada ventana de la esperanza para dar paso a un vivificante rayo de luz del más sincero optimismo, creyendo muy de veras llegado el único y mejor momento de nuestro resurgimiento moral en grado extraordinario; fundándome en que de médicos, abogados, ingenieros, farmacéuticos, veterinarios, etcétera, está siempre pletórico el suelo español; lo mismo que de poetas y literatos y escritores de más o menos monta: mientras que de «artistas músicos» en el propio sentido de estas dos palabras es por desgracia muy contado el número, y éste va decreciendo visiblemente más cada vez, en los modernos tiempos de turbulento y aplastante materialismo que, a lo sumo, satisface sus mentidas ansias de fingido idealismo con una audición de «Marina», ópera; o con la infección abominable de tanto «Tango Argentino», «Fox-trot», «Two-Step», y demás abominables novedades importadas por nuestra monomanía perniciosa de imitación extranjera, tan extraña y nociva a nuestras costumbres como a la cultura patria.

Mis aficiones ingénitas a la música, así como el firmísimo convencimiento que tengo de que los pueblos que más la sienten son los más grandes y cultos, me dan derecho a expresarme de este modo.

Ahora respira mi alma refrescada por un hálito de vida nueva: No hace mucho que yo, en cierto periódico de esta localidad, con ocasión de alabar la labor constante de un joven músico que sin ser murciano arraigó entre nosotros viviendo sólo, él solo, la espinosa vida del arte musical, me ocupaba esperanzado, de la necesidad que Murcia siente hace tiempo, de una verdadera educación artística que estimulando la afición a la música viniera fomentándola entre nosotros para dar a nuestro pueblo la única base de su engrandecimiento y regeneración ante los pueblos civilizados; mis palabras se perdieron en el vacío, tal vez por faltarme los necesarios elementos de apoyo y protección que estas empresas nobilísimas necesitan para su racional desenvolvimiento; de ahí mi afirmación en el escepticismo de mi desesperación y desconsuelo.

Hoy me atrevo a terciar en lo que juzgue siempre lo mejor y más beneficioso para mi amada Murcia, porque veo que los murcianos más poderosos en la vida oficial se deciden al fin convencidos, rendidos ante la evidencia, a procurar para nuestra tierra necesitada, la mejor fuente educadora de sus hijos; veo que en este vergel inacabable de perfumes infinitos, de exuberante y pintoresca vegetación silvestre surgen al fin, jardineros de buena voluntad que se aprestan a conseguir de nuestro suelo las más bellas flores del alma; las flores de la armonía; las emanaciones más puras del espíritu, el fomento del amor a la música con la creación de un Conservatorio murciano.

Tenemos accidentalmente entre nosotros a un viejo artista murciano, de renombre mundial: Pablo López, tan murciano como artista; después de una laboriosa vida de peregrino glorioso del arte, vuelve a nosotros; y con amor probado del hijo afanoso por la grandeza y ennoblecimiento de su madre Murcia, en pocos días nos da a conocer, a unos modestos aficionados que en público prueban la exquisitez de sus almas; demostrando sus aptitudes ignoradas, desconocidas, por el abandono peculiar a nuestra idiosincrasia; y así como el inmortal Eslava sacó para el mundo, de la nada, a un Gayarre, así el viejo tenor cómico de merecida y universal fama nos muestra solícito las primicias de esos humildes hijos del trabajo nacidos a la sombra bienhechora de los poéticos y odoríferos naranjales murcianos, en demanda del apoyo necesario para cumplir la misión que su destino les marcara, que no puede ser otro más que la de cubrirse de gloria por la música, entonando las sublimes melodías de la más bellas de las Artes.

Nos sobran elementos, nos falta protección.

La tierra que, cual la nuestra es pródiga en flores, frutos y aromas ha de ser aun más pródiga en artistas y en genios que asombren al mundo con las sensibles grandezas de su alma, y que nos ennoblezcan en el camino del arte: Hoy que queremos despertar, y corregirnos de nuestra incomprensible apatía, no retrocedemos ni un paso en este sano caminar.

¿Para qué queremos nuestros magníficos teatros si no sabemos llamarlos propiamente «Templos del Arte»?

Las dificultades se vencen fácilmente con la buena voluntad y disposición manifiestas de los murcianos poderosos. La idea del Conservatorio de Música en Murcia se ha impuesto como una necesidad. Tenemos aficionados; para educarlos contamos con suficiente número de maestros competentísimos, sin tener que salir de nuestro terruño; como muestra vayan los nombres de Pablo López, Barrenas, Gascón, Verdú, Puig, Benavente, Espada, Cestés, Massotti, Martí, Ramírez, Muñoz Pedrera, Gamúz, Alarcón, Moreno Pretel, Mora, Sanz, Canales, Agüera, Jover, Salas, Puche y tantos otros que harían la lista interminable.

Para local, de primer instante, aunque fuera provisionalmente, pudiera señalarse el preciosos pabellón de Escuelas Graduadas que existe junto al Teatro Romea. Después de todo, la música constituye una rama importante del Magisterio oficial; así como uno de estos pabellones se ha consagrado, con excelente acuerdo, para nuestra naciente Universidad, nada extraordinario sería que se dotase a Murcia de su «Conservatorio de música», en el espacioso local de la plaza de Santo Domingo; cultura por cultura.

¿Dotación de medios económicos?

Por de pronto no se necesitaría fuese muy excesiva para la compra de dos pianos, uno de batalla y otro para audiciones; y de ciertos instrumentos, como violín, contrabajo; alguno de metal, un buen harmonium, y lo indispensable en obras de texto y bibliografía musical; esto contando con las gratificaciones del Profesorado y personal subalterno del nuevo centro de cultura artística.

Para llevar a cabo esta sencilla aunque magna obra de adelanto, bastará con que esos amantes jardineros del verjel (sic) murciano, esos hombres ilustres, verdaderos motores de la máquina oficial pronuncien de una vez, resueltamente y totto corde, el anhelado fiat de su mágica influencia, que sacudiéndonos a los demás la pereza nativa de nuestra meridional idiosincrasia, reporte a Murcia la vida y el mejoramiento moral a que tienen derecho desde ya remota fecha.

Así, y no de otro modo podré creer que Murcia la Sultana del Segura despierta del letargo fatal en que hace tiempo yace por el pernicioso beleño de nuestra moruna indolencia.

José CALVO

DOCUMENTO Nº 27: "Del Conservatorio de Murcia" por José Calvo, publicado en El Liberal de Murcia del 5 de junio de 1917.

La generosa hospitalidad que he merecido en el diario local de mayor publicidad en esta región me obliga y me alienta a proseguir en mi campaña, hasta ver realizado el anhelo de toda Murcia con la formal y pronta instauración en nuestra capital, de un Conservatorio de Música y Declamación; a tal fin entiendo deber de todo murciano bueno aportar su respectivo grano de arena para la consecución de tan grande obra; todos y cada uno debemos trabajar en la medida de nuestras fuerzas, con decidido interés de entusiastas por el arte; sin miras egoístas, sin distingos de pequeñeces entorpecedoras, y unidad nuestras almas en un solo deseo, que debe ser el de nuestro engrandecimiento y nuestra cultura.

Un Conservatorio de Música es un centro o escuela donde se propaga la enseñanza del arte musical para conservarlo en toda su pureza.

El origen de estos establecimientos, sin remontarnos a tiempos anteriores, lo tenemos en el siglo trece: en esta época feliz para el resurgimiento de las bellas artes hubo un monarca español, que supo compartir sus empresas guerreras y políticas con las exigencias más refinadas de su talento y de su enciclopédico saber: D. Alfonso X el Sabio, aquel hombre tan lleno de fe como atento a todas las necesidades del alma española fue quien dio el primer paso en este punto. Sabido es que uno de los conocimientos cultivados por el egregio hijo de San Fernando fue la Música; así lo dio a entender en sus «Cantigas a la Virgen María» y más tarde en la cátedra de música que estableció en la entonces floreciente Universidad de Salamanca, cuya cátedra desempeñó el maestro Salinas; después no mereció la música especial y digno albergue oficial en España; en el siglo diez y siete aparecen en Italia los primeros Conservatorios, el de Nápoles y el de Venecia; sucesivamente se fundaron los Conservatorios de París y de Bruselas; y por último se funda en nuestra patria el «Real Conservatorio de Música y Declamación » en Madrid, por la reina doña María Cristina, en virtud de real orden de 15 de Julio de 1830; este importante centro de enseñanza y cultura musical, contra todas las turbulencias de las distintas épocas transcurridas vivió espléndidamente y dio los mejores frutos, sobre todo desde los tiempos del insigne compositor don Hilarión Eslava. Modernamente, en Barcelona y en Valencia surgieron sus dos Conservatorios con extraordinaria pujanza; del mismo modo que aquí, en nuestra querida Murcia nace hoy con legítimas ansias de engrandecimiento la decidida empresa felizmente iniciada, generosamente acogida de la implantación de un Conservatorio murciano.

Atengámonos, no ya sólo al movimiento inicial de nuestro resurgimiento patrio, sino al elocuente recuerdo histórico: El rey Sabio quiso consagrar a los murcianos sus mejores afectos; aquí con nosotros quedaron por su expreso designio y para siempre las mejores prendas de su acendrado amor a Murcia; en memoria de del gran rey debe Murcia fundar su «Conservatorio de Alfonso el Sabio», ya que él fue quien antes que nadie dio en nuestra patria la nota oficial de una escuela de Música.

Venga pronto pues nuestro Conservatorio; en él se honrará y enseñará por vez primera con verdaderos principios el arte difícil de la Música y la Declamación; así la representación escénica, como el tañido de todos los varios instrumentos tendrán al fin la enseñanza y el cultivo que la cultura exige; en ese Conservatorio se reunirá un cuerpo de verdaderos peritos en el arte; en él residirá la verdadera unión y confraternidad de artistas; músicos y poetas, todos técnicos se abrazarán juntos para complementarse y dar la resultancia armónica del trabajo honroso, que es la verdadera salud del alma; los vicios se aminorarán, porque la pereza y la holganza se desterrarán por completo; así caminaremos por esa nueva senda de bienestar y de progreso como único camino de lograr una Murcia grande, halagador y constante sueño de todos los buenos murcianos.

José CALVO


1 Afortunadamente, esta prensa está actualmente accesible a través de la Hemeroteca Digital del Archivo Municipal de Murcia (http://www.archivodemurcia.es/pandora.aspx?nmenu=4&sub=3), al igual que la prensa madrileña ha sido accesible en su versión digitalizada en la Biblioteca Virtual de la Prensa Histórica (http://prensahistorica.mcu.es/) y de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional (http://hemerotecadigital.bne.es/index.vm)

2 Este trabajo se enmarca dentro un proyecto mucho más amplio, que estoy realizando desde 2010, sobre los espectáculos en Murcia en el siglo XIX a través de la prensa, y sobre cuyos materiales ya se ha presentado una comunicación en el IX Congreso Nacional de la Sociedad Española de Musicología (Madrid, 16-19 de noviembre de 2016), titulada "Presencia y evolución de la danza escénica en Murcia (1849-1869)" y otra en el VI Congreso Internacional de Música y Prensa (Cuenca, 3-5- mayo de 2018), titulada "Los artículos críticos del compositor murciano Julián Calvo (1878-1898)".

3 Se ha publicado en una versión reducida bajo el título Aspectos de la danza en Murcia en el siglo XX (Murcia: Editum, 2002).

4 Publicada en su versión íntegra y en formato digital, disponible en el depósito digital de la Universitat de Barcelona en http://diposit.ub.edu/dspace/handle/2445/35623

5 Del que se cumplen precisamente en este año el 250 aniversario de su nacimiento, por lo que me pareció también un adecuado homenaje comenzar mi historia con su figura.

6 Creado por un decreto del emperador Napoleón del 3 de marzo de 1806.

7 Para profundizar en el conocimiento de esta figura clave de la historia de la interpretación, resultan de gran interés dos obras: Mémoires historiques et littéraires sur F.-J. Talma (Paris, 1826) de C.F. Moreau (disponible en https://archive.org/details/mmoireshistori00more) y Mémoires historiques et critiques sur F.-J. Talma et sur l'art teatral (Paris, 1827) de J.J. Reginauld-Warin (disponible en https://archive.org/details/mmoireshistori00regn)

8 Las demandas de reforma del teatro y de mejora del trabajo de los actores proliferaron en la segunda mitad del siglo XVIII, reflejándose en diversos proyectos al respecto: el de José Nifo y Cagigal (1769), el de Santos Díez González (1789), el de Baltasar Melchor de Jovellanos (1790), el de Mariano Luis de Urquijo (1791), o el de Leandro Fernández de Moratín (1792). En cuanto a la formación del actor, se estableció una casa de actores en Sevilla fundada por Olavide hacia 1767 y otra en los Reales Sitios de declamación a la francesa; además, se conserva en un manuscrito de la Biblioteca Nacional un plan para la constitución de una casa- estudio de teatro firmado en 1791 por un tal Aguirre.

10 Este artículo, que abarca las páginas 44 a 48 de la revista, está disponible en https://books.google.es/books?id=COhaAAAAQAAJ&printsec=frontcover&hl=es#v=onepage&q&f=false

11 Trad. de la autora: "Nosotros debemos estos fragmentos preciosos a la amistad del señor Amédée Talma, quien ha tenido a bien poner a nuestra disposición algunas notas manuscritas de su tío; nosotros las publicaremos sucesivamente en la revista".

12 Una traducción muy similar aparece años después publicada en el Tomo VIII de la Galería de españoles célebres contemporáneos o biografías y retratos de todos los personajes distinguidos de nuestros días (Madrid, 1845), publicada por Nicomedes Pastor Díaz y Francisco de Cárdenas. Aparece en las páginas 36 a 39, dentro del capítulo del actor Carlos Latorre, y está disponible en https://books.google.es/books?id=QBJUAAAAcAAJ&printsec=frontcover&hl=es#v=onepage&q&f=false

13 La trascripción íntegra de estas máximas de Talma se puede ver en el anexo documental nº 1.

15 Como es bien sabido, el Teatro de los Infantes (hoy Romea), no se inaugurará hasta el 25 de octubre de 1862, con la presencia de la reina Isabel II, y en los años transcurridos entre el derribo del viejo teatro y la inauguración de Murcia, el teatro se vio reducido en la ciudad a una serie de pequeños locales poco preparados para una representación adecuada de los distintos géneros teatrales.

16 Se indica que los socios deben de pasar nota al presidente general indicando la sección o secciones en las que quieren inscribirse.

17 Ver el texto completo del artículo en el anexo documental nº 2.

18 Este teatro estuvo ubicado en los locales que tuvo el Círculo Industrial en la plaza de los Gatos (después de Fernández Caballero), ubicada frente a la plaza de Santa Isabel, y que desapareció con la construcción de la Gran Vía.

19 A continuación de este artículo se publica un poema titulado "La Constancia" de Purificación Pérez Gayá, que se puede leer en el anexo documental nº 3.

20 En este artículo se tratan de explicar los motivos de la muerte de la Sociedad Filarmónica, según el punto de vista de su autor, y se centra en el carácter refractario del murciano a la socialidad. Como prueba de lo que afirma, cuenta lo sucedido con el Liceo Lírico-Dramático:

Tuvimos un teatro casero, montado a grande altura y superior sin duda a muchos de los que tanto ruido meten por la corte. Se improvisaron actores y actrices, estas muy superiores a aquellos, presentándose cuadros perfectamente concluidos y acabados. La alegría y animación reinaba en aquella sala y los concurrentes se despedían a altas horas de la noche dándose cita para la inmediata función. Las personas que tomaban parte en los trabajos fueron objeto de entusiastas ovaciones, y la dueña de la casa descubrió un especial instinto dramático que hizo de ella a pocas noches una consumada artista. Cuando aquel centro de reunión llegó a su mayor encumbramiento, se disolvió y hoy en aquellos salones, testigos de tanto movimiento y alegría, se escucha la diaria y acompasada explicación de un profesor de matemáticas" (p. 2)

21 En la segunda y tercera partes de este artículo, publicadas respectivamente los días 8 y 11 de enero, se explica pormenorizadamente el tipo de formación que se ofrece desde un principio a los asociados, toda ella orientada a lo que hoy llamaríamos formación profesional. El objetivo es mejorar los conocimientos de los obreros y la calidad de su trabajo, incluyéndose clases de dibujo lineal, figura y adorno, así como de estética, aplicables a la producción de productos industriales de calidad y bella factura.

22 En el anexo documental nº 4 se puede ver el poema publicado en del 21 de mayo de 1869, firmado por Purificación Pérez Gayá y dedicado a los miembros de que han tomado parte en las funciones de teatro realizadas.

23 Esta publicación se subtitulaba Revista de Ciencias, Artes, Literatura, Industría, etc., Eco de la Sociedad del mismo nombre y de la Universidad Libre, y de ella se conservan 24 ejemplares en la hemeroteca del Archivo Municipal de Murcia.

24 En realidad se trata de la comedia en 3 actos y verso de Eduardo Zamora y Caballero, estrenada en el Teatro Variedades de Madrid el 11 de enero de 1864. Esta función se complementó con la representación del juguete cómico en 1 acto y verso , también de Eduardo Zamora y Caballero, estrenada en el Teatro Circo de Madrid en noviembre de 1863.

25 En La Paz de Murcia del 15 de mayo se publica una crónica igualmente elogiosa de esta primera función.

26 Esta calle se denomina en la actualidad José Antonio Ponzoa, y antes de la construcción de la Gran Vía unía la calle Santa Teresa con la plaza de Romea.

27 Inaugura sus funciones la noche del 1 de abril de 1883, representado la comedia en 2 actos Medias suelas y tacones (1836), traducida del francés por Juan Lombia, y la comedia en 1 acto (1879) de Calixto Navarro, tal y como se recoge en El Diario de Murcia del mismo día.

28 En Clares (2012: 406), se menciona brevemente esta sociedad.

29 En 1900 se convertiría en presidente de la junta directiva del Casino de Murcia, bajo cuyo mandato se inauguró la actual puerta principal del mismo en la calle Trapería.

30 Además, en el futuro, será una figura decisoria para la creación del Conservatorio Provincial de Música y Declamación de Murcia.

31 Ambas se pueden encontrar transcritas íntegramente en el anexo documental nº 5 y 6.

32 Los datos sobre esta institución se han sacado de la Reseña histórica de la Real Sociedad Económica de Amigos del País de Murcia, desde su fundación hasta 1877 (Murcia, 1879), redactada con motivo de su centenario y a partir de su versión digital, que se encuentra en http://www.regmurcia.com/servlet/s.Sl?METHOD=DETALLE&sit=c,373,m,139,serv,Carmesi&id=3888

33 Se seguía así el modelo marcado por la L'Encyclopédie ou Dictionnaire raisonné des Sciences, des Arts et des Métiers (1751-1772) bajo la dirección de Denis Diderot y Jean R. D'Alembert, que incluía tomos de grabados como complemento visual de los artículos especializados que la integraban.

34 Era el periódico oficial del Partido Republicano-Democrático-Federal.

35 La Universidad Libre, fundada en septiembre de 1869 a raíz de la libertad de enseñanza establecida por el Decreto Ley de 21 de octubre de 1868, estuvo en activo hasta 1874. Entre sus estudios incluía Derecho, Ciencias y Filosofía y Letras, y las clases se impartieron en el Instituto Provincial de Segunda Enseñanza (hoy IES Francisco Cascales).

36 En el anexo documental nº 7 se puede ver el poema escrito por Lorenzo Llinares para esta ocasión, publicado en El Obrero del 22 de marzo de 1873.

37 Esta misma noticia se da con más detalle en del día 22, en la que se explica que el agresor quería entrar a la fuerza al Teatro Romea sin la entrada correspondiente, y al ser conminado a abandonar el recinto por el Sr. Valderrábano, dicho individuo sacó una pistola y le disparó a quemarropa; afortunadamente, la bala se desvió gracias a un objeto metálico que el agredido llevaba en el bolsillo interior de su levita.

38 En el del 4 de abril se recoge un acuerdo de la Comisión de Teatro del ayuntamiento de Murcia del 27 de marzo, a instancia de D. Tomás Valderrábano, para conceder el Teatro Romea una vez al mes en los días inhábiles para las empresas arrendatarias del mismo, "[.] con objeto de dar las funciones de canto y declamación que tengan ensayadas la sociedad denominada «Padilla» establecida en el espresado (sic) Círculo" (p. 3). Este acuerdo sólo se mantuvo para las cuatro primeras funciones de dicha sociedad.

39 Al parecer, estas reuniones en el domicilio del Sr. Ayuso se convirtieron en un acontecimiento regular que le permitía al Sr. Lucas presentar sus discípulos a la sociedad murciana. Como en la que se menciona en del 19 de noviembre, en la que un chico que vendía periódicos en la calles "[.] en 22 lecciones que ha recibido del Sr. Lucas, se ha puesto en aptitud de cantar en italiano un magnífico trozo de la ópera "Lucrecia", que fue escuchado con admiración, y repetido tres veces a instancias de la reunión" (p. 2).

40 El texto completo del mismo se puede encontrar en el anexo documental nº 8.

41 Meses después la cuestión sigue sin estar resuelta, ya que se siguen publicando noticias similares en la prensa murciana, como por ejemplo en del 4 de noviembre, donde se cuenta que en la última sesión del ayuntamiento se acordó "[.] se excite el celo de la comisión encargada de ponerse de acuerdo con la Diputación Provincial para convenir en la forma y manera de subvencionar la Escuela de Canto que dirige don Francisco Lucas" (p. 2)

42 Al parecer este se produjo por las constantes dificultades en su financiación, pero con este traslado no cambió su orientación, y siguió ofreciendo enseñanza gratuita y promoción a los jóvenes talentos de la lírica. En la prensa madrileña, como en como en La Correspondencia de España o El Liberal, y al menos hasta 1889 se publicarán artículos ensalzando la buena labor realizada por los Sres. Lucas.

43 Pero la escuela nunca estará verdaderamente fuera de peligro económico, como se puede ver en una carta remitida por Pascual Martínez Palao (1837-1898), eminente pedagogo y docente en la Casa de la Misericordia, a del 15 de marzo de 1884, donde se lamenta de la situación en la que ésta se encuentra. El documento completo se puede leer en el anexo documental nº 9.

44 La carta completa de D. Mariano García se puede leer en el anexo documental nº 10.

45 En este mismo ejemplar, al comienzo de la sección "Miscelánea", también se afirma: "Nos consta que uno de los profesores de música que más simpatizan con la idea de creación de un Conservatorio en esta capital es D. Julián Calvo" (p. 5)

46 El primero, aunque nacido en Valencia, fue diputado por la provincia de Murcia en 1886, mientras que el segundo fue alcalde de la ciudad en 1895, diputado por la provincia de Murcia entre 1896 y 1923 y ocupó diversos ministerios entre 1904 y 1931; su hermano Isidoro (1870-1939), quien también fue diputado y senador por Murcia, así como jefe provincial del Partido Conservador, sería una figura fundamental en la creación de la Universidad en 1915 y del Conservatorio en 1918.

47 Como se recoge en Moreno Fernández (1990a: 83-84), se fundó en 1892 bajo la presidencia de D. Mariano Palarea, y entre sus objetivos se encontraban la instrucción moral y literaria de los obreros y el proporcionarles medios para tener un ocio honesto. Para ello, se establecieron clases nocturnas y gratuitas en su sede de la calle San Nicolás, en materias tan diversas como la aritmética, la geometría, la gramática, el dibujo lineal y natural o la música, con una biblioteca para el uso de los alumnos y socios. Todo esto se complementaba con asiduas prácticas religiosas y con la realización de conferencias y veladas literario-musicales. Esta institución estuvo en activo hasta 1923.

48 Se trata de un ingeniero de minas destinado a la provincia de Murcia desde 1886, que estuvo vinculado al Círculo Católico de Obreros desde su fundación.

49 La transcripción íntegra de los mismos se puede ver en el anexo documental nº 11, 12 y 13.

50 Las materias impartidas eran enseñanza primaria y elemental, aritmética, gramática, geografía comercial, francés, aritmética superior, partida doble -se refiere al sistema más habitual de contabilidad, con debe y haber-, caligrafía, dibujo y música.

51 El texto íntegro de la misma puede leerse en el anexo documental nº 14.

52 Dirigida por D. Antonio Ramírez Pagán y D. Pedro Muñoz Pedrera, abrió sus puertas en la calle Madre de Dios nº 21, ofreciendo clases de solfeo, piano, canto y armonía para alumnos de ambos sexos. Estuvo en activo hasta principios de 1900.

53 Dirigida por D. Francisco Díaz Romero, hijo de D. Acisclo Díaz, abrió sus puertas en la calle del Aire nº 7, ofreciendo clases de solfeo, canto, composición y toda clase de instrumentos.

54 El texto íntegro de la misma puede leerse en el anexo documental nº 15.

55 El texto íntegro de la misma puede leerse en el anexo documental nº 16.

56 Eusebio Blasco (1844-1903), fue escritor, poeta, periodista y dramaturgo. Destacó especialmente en la comedia, siendo uno de los introductores del género bufo en España con El joven Telémaco (1866), aunque trabajó también la comedia de costumbres y la parodia teatral. Como periodista colaboró en múltiples publicaciones madrileñas, como Gil Blas o La Discusión .

57 El texto íntegro del mismo puede leerse en el anexo documental nº 17.

58 Aparece referenciado por primera vez en el Diccionario Manual e Ilustrado de la Lengua Española (1927) como el "sombrero de ala ancha y recta y copa de figura de cono truncado, que usan los andaluces" (p. 1463)

59 La obtendrá finalmente, tomando posesión de la misma el 9 de marzo de 1903, acto recogido en una crónica de del 11 de marzo.

60 Esta información ha sido localizada mediante la consulta de los fondos digitalizados del Archivo General de la Región de Murcia, dentro del fondo correspondiente al Gobierno Civil de la Provincia de Murcia, y está disponible en https://archivoweb.carm.es/archivoGeneral/arg.muestra_detalle?idses=0&pref_id=1950907

61 Los ítem presentes en la misma recogen los datos más relevantes que se citan en el mencionado , y son: nº de asiento en el registro, nombre completo de la asociación, dirección inicial de la misma, objetivos declarados, fecha de presentación de su reglamento y características de gobierno y gestión económica.

62 Recordemos que fue uno de los impulsores para la creación de un conservatorio en Murcia en 1881, tal y como se desarrolla en las pp. 127-128.

63 Dicha comisión quedó integrada por los Sres. José Frutos Baeza, Diego Hernández Illán, José Atienzar Sala, Francisco Bautista Monserrat, José Verdú, Narciso Clemencín Chápuli, Andrés Blanco, Andrés Palazón, Juan Bautista Miralles, Antonio Puig y Pedro Jara Carrillo.

64 Con esta misma fecha aparece registrado el Círculo en el Registro de Asociaciones del año 1902, con el asiento 666. En el mismo se especifica que su objetivo es el recreo, la definición y el adelanto, que su sede está en la plaza Cetina, que estará regido por una junta directiva y que su cuota será mensual. Así mismo, se anota que ese día se presentan sus reglamentos, que la sociedad se constituye el 26 de junio y que se presentó una reforma de este reglamento el 18 de enero de 1909. Está disponible en https://archivoweb.carm.es/archivoGeneral/arg.muestra_detalle?idses=0&pref_id=3642153

65 No estuvo mucho tiempo en esta ubicación, a pesar de las inversiones realizadas para su acondicionamiento, ya que el 24 de septiembre de 1904 se anuncia en El Diario Murciano que se traslada a la antigua casa del marqués de la Corona en la calle del Licenciado Cascales (hoy Jabonerías), local que se pretendía inaugurar el 15 de octubre con una gran velada literario-musical (p. 2)

66 El 9 de noviembre se nombró una junta de enseñanza en la sección de música del Círculo, integrada por D. Antonio Puche como profesor de violín, D. Enrique Martí como profesor de solfeo y D. Juan Ayala como profesor de canto coral; la elección de este último fue anulada, ya que no era socio de la institución, por lo que en la reunión del 16 de noviembre se vota de nuevo, saliendo elegido D. Antonio Ramírez Pagán. En cuanto a la sección de dibujo, en su reunión del 20 de diciembre nombró a D. José Atienzar Sala como profesor de dibujo del natural y a D. Juan Martínez como profesor de dibujo de adorno.

67 El texto íntegro de la misma se puede leer en el anexo documental nº 18.

68 Nacido en 1861 y fallecido en 1935, se formó en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando. Su labor más recordada es la de escenógrafo y tratadista, siendo obras suyas el Tratado de perspectiva con aplicación a las Bellas Artes y Artes Industriales (1895) y Escenografía española (1923). El primero de ellos está disponible en http://bdh-rd.bne.es/viewer.vm?id=0000167790&page=1

69 El texto íntegro del mismo puede leerse en el anexo documental nº 19.

70 Santanderino de nacimiento y amigo y colaborador de Menéndez Pelayo, es conocido fundamentalmente por su monumental obra Gramática y vocabulario del Fuero Juzgo (Madrid, 1929), y llegó a Murcia en 1894 como catedrático de Geografía e Historia del Instituto Provincial. Los datos están extraídos de Rodríguez- Alcaide (1931).

71 Este no será el último traslado del Círculo de Bellas Artes, tal y como se recoge en Valero (2017), ya que acabaría instalándose en la calle Trapería, donde permanecería hasta el cese de sus actividades en 1938.

72 La Gramática castellana y la Preceptiva literaria, vinculadas a la Escuela de Declamación, fueron impartidas respectivamente por D. José Calvo y D. José Mª Ibáñez en los salones del Círculo. En el Teatro Romea se impartieron las clases de Dibujo de adorno y modelado (D. Juan Martínez), Dibujo del natural (D. José Atienza), Colorido y composición (D. Pedro Sánchez Picazo), Solfeo (D. Adolfo Gascón), Violín (D. Antonio Puche y D. Mariano Sanz), Piano (D. Rafael Solera) y Armonía (D. Mariano Moreno Pretel).

73 Si comparamos esta relación de materias, por ejemplo, con el Real Decreto que aparece publicado en la Gaceta de Instrucción Pública y Bellas Artes del 30 de septiembre de 1911, dedicado a la reforma de las enseñanzas y reglamento del Conservatorio de Madrid, se pueden apreciar notables diferencias. En éste, y en cuanto a la sección de Declamación, se le incorporan las enseñanzas de Declamación práctica, Indumentaria, Historia de la literatura dramática y Esgrima, a lo que se le añade el Solfeo. Es decir, muchas menos materias específicas que en la propuesta del Círculo de Bellas Artes de Murcia.

74 El texto íntegro del mismo puede leerse en el anexo documental nº 20.

75 En este comunicado también se aporta el dato que la cantidad recaudada por la comparsa del Centro Obrero durante el Carnaval fue de 409 pesetas.

76 Aparece registrada en el Registro de Asociaciones del año 1909 en el asiento 1203 del día 28 de julio, constando que su objetivo es la cultura científica, que estará regida por una junta directiva, con una cuota mensual de sus asociados y que su sede social estaba en la calle de la Merced, 12. Disponible en https://archivoweb.carm.es/archivoGeneral/arg.muestra_detalle?idses=0&pref_id=3695886

77 Existe previamente una breve nota publicada en el mismo periódico el 21 de agosto convocando a los miembros de esta sección a junta general para el lunes 23 (p. 3)

78 El anuncio de esta función aparece publicado en El Tiempo del 27 de enero (p. 3), y en ella se incluía la representación de la comedia en 1 acto de Pedro Repide y el juguete cómico en 1 acto de Joaquín Abati , ambas representadas por esta sección artística. El reparto detallado de estas obras se publica en el mismo periódico el 3 de febrero.

79 A pesar de esto, la actividad de la sección artística del Centro Obrero no cesó, pues se encuentran noticias posteriores a la fecha de disolución de la Sociedad Ciencia y Arte anunciando funciones teatrales, como por ejemplo, la publicada en El Liberal de Murcia del 19 de junio de 1911, en la que se dice que "Anoche se celebró en el Centro Obrero la función semanal que la sociedad artística celebra todos los domingos" (p. 1); además de las dos obras cómicas representadas, intervino en la función la orquesta de bandurrias y guitarras de la misma asociación.

80 En el barrio del Carmen existieron varios teatros de aficionados durante la segunda mitad del siglo XIX, con una actividad notable.

81 Se hace una breve reseña de la misma en El Liberal de Murcia del 21 de febrero (p. 2), citándose como obras representadas ¡Sólo por ella! (de un joven periodista murciano, Joaquín Jover), El sueño dorado y Ciertos son los toros.

82 Según se recoge en El Liberal de Murcia del día 4 (p. 2), se representaron el drama y la comedia.

83 Él sería uno de los iniciadores del proceso de fundación del Conservatorio en ????.

84 El texto íntegro del mismo puede leerse en el anexo documental nº 21.

85 La crónica de este evento se publica en ambos periódicos el día 5 de noviembre (en en la edición de tarde).

86 Por ejemplo, la Sociedad Camino del Arte, en junta general celebrada el 5 de septiembre de 1912, acordó nombrar como socios honorarios a los poetas D. Pedro Jara Carrillo, D. Jacobo Marín Baldo y D. José Frutos Baeza, los comediógrafos D. Joaquín y D. Serafín Álvarez Quintero, el actor D. Emilio Thullier o el historiador D. Andrés Baquero, entre otros. Estos datos se han extraído de la noticia publicada en del 8 de septiembre, p. 3.

87 Un ejemplo sería el festival a beneficio de la niña actriz Trini López, realizado el 27 de julio de 1912 en el Teatro Circo Villar. En esta función participaron cuatro sociedades, de la siguiente manera: el juguete cómico de Emilio Blasco por el cuadro artístico del Centro Obrero, la zarzuela en un acto de Arniches y Torregrosa por el cuadro infantil del Círculo Juvenil Instructivo, la zarzuela en un acto de Prieto y del Valle por la agrupación artística de Camino del Arte, y la zarzuela en un acto de Selgas y Muñoz Pedrera por el cuadro cómico-dramático de la Sociedad Artística e Instructiva. Estos datos se han extraído del programa de la función publicado en El Tiempo del 26 de julio, p. 1.

88 Se refiere a D. Manuel Massotti Escuder (1890-1981), pianista y compositor valenciano que se trasladó a Murcia en agosto de 1912, integrándose muy pronto en la vida musical de la ciudad, primero como concertista y después como pedagogo. En 1931 sería elegido director del Conservatorio de Murcia, cargo que ocuparía hasta 1960.

89 Antonio Puig (1870-1950), pianista y compositor murciano que fue discípulo de Julián Calvo, aunque terminó su carrera de piano en el Conservatorio de Madrid con tan solo 18 años. Tras opositar sin éxito a una plaza de profesor en dicho conservatorio, regresó a la ciudad, donde fundaría una academia junto con D. Mariano Sainz.

90 El texto íntegro de la misma puede leerse en el anexo documental nº 22.

91 El texto original de este artículo, citado por D. Antonio Puig en sus argumentaciones, está disponible en http://hemerotecadigital.bne.es/issue.vm?id=0026397274&page=2&search=Murcia&lang=es

92 Ocupó este cargo entre el 16 de diciembre de 1904 y el 23 de junio de 1905.

93 El texto íntegro del mismo puede leerse en el anexo documental nº 24.

94 Disponible en la Hemeroteca Digital del Archivo Municipal de Murcia en http://www.archivodemurcia.es/p_pandora/cgi- bin/Pandora.exe?fn=select;xslt=e;query=id:0000548041;words=;encoding=utf-8

95 Disponible en la Hemeroteca Digital del Archivo Municipal de Murcia en http://www.archivodemurcia.es/p_pandora/cgi- bin/Pandora.exe?fn=select;xslt=e;query=id:0000574173;words=;encoding=utf-8

96 Disponible en la Hemeroteca Digita del Archivo Municipal de Murcia en http://www.archivodemurcia.es/p_pandora/cgi- bin/Pandora.exe?fn=select;xslt=e;query=id:0000548049;words=;encoding=utf-8

97 Seudónimo de D. Pedro Jara Carrillo, usado desde 1902, cuando publicó en El Correo de Levante una serie de poemas en la columna "Instantáneas". El dato se ha sacado de Jover Carrión (1990)

98 El texto íntegro del mismo puede leerse en el anexo documental nº 25.

99 No debemos olvidar que no es la primera vez de D. Pedro Jara Carrillo se ve relacionado con la aparición de una institución de carácter artístico-instructivo ya que, como se ha visto con anterioridad, estuvo vinculado a la creación del Círculo de Bellas Artes y fue presidente honorario del Círculo Juvenil Instructivo.

100 El texto íntegro del mismo puede leerse en el anexo documental nº 26.

101 El texto íntegro del mismo puede leerse en el anexo documental nº 27.

102 Esta se produjo en 1254, cuando el monarca dotó a la universidad de unos estatutos y rentas que consolidaban las 12 cátedras existentes en la misma.

103 Estos profesores fueron: Solfeo, D. Ángel Larroca (maestro de capilla) y D. Pedro Muñoz Pedrera; Piano, D. Antonio Puig y señorita Beatriz Martínez Arroyo; Violín y viola, D. Antonio Puche y D. Mariano Sanz; Armonía, D. Emilio Ramírez; Canto, D. Manuel Massotti; Historia de la música y Formas musicales, D. Enrique Martí; Declamación: D. Pedro Jara Carrillo; y como director provisional, D. Emilio Diez de Revenga. Muchos de estos profesores figurarán en el primer claustro oficial del centro.

104 Sólo se reconocían los cursos de solfeo y los elementales de piano y violín.

105 Estos eran del 6º al 8º curso de piano y violín, así como los cuatro años de canto, armonía, historia de la música, formas musicales y declamación.

106 Teniendo en cuenta que el sueldo medio de un trabajador en 1918 rondaba las 125 pesetas mensuales, el coste de una asignatura y su examen suponían el 20% de dicho sueldo; si lo extrapolamos al sueldo medio de 2018, que según datos de Hacienda ascendería a 1878,1 ?, dicho coste equivaldría a 375,62 ? por asignatura.

107 Cesar Carrera Illán es un médico nacido en El Palmar, que formó parte de la pléyade de escritores descubiertos por Martínez Tornel, pionero en la introducción de la literatura dentro de la prensa diaria para fomento de la lectura. Además de la poesía, cultivó también la dramaturgia, especialmente mediante libretos de zarzuelas, y el cuento, colaborando esporádicamente en la prensa murciana.

108 Actor francés llamado Henri Louis Cain (1728-1778), hizo su debut en la Comédie-Française en 1750 con el papel de Tito en el Brutus de Voltaire, y alcanzó el éxito de forma inmediata. Su nombre está conectado a una serie de importantes reformas escénicas, en especial en relación con la forma de declamar y en la corrección histórica del vestuario en las obras. Sus memorias se publicaron de forma póstuma en 1801, y se reimprimieron en 1825. Esta segunda edición se tituló Mémoires de Lekain, précédés de Réflexions sur cet acteur, et su l'art théatral, para F. Talma, que está disponible en http://gallica.bnf.fr/ark:/12148/bpt6k97160650

109 Según el Diccionario de la Lengua Castellana (1791), el filaiz o filadiz es "la seda que se saca del capullo roto" (p. 427). A partir de la edición del 1803, el término filaiz desaparece, quedando sólo el de filadiz.

110 Según el Diccionario de la Lengua Castellana (1884), el estambre es la "parte del vellón de lana que se compone de hebras largas. Hilo formado de estas hebras" (p. 465)

111 Según el Diccionario de la Lengua Castellana (1884), el torzal es la "especie de cordoncillo muy delgado hecho de varias hebras torcidas, que se emplea para coser y bordar" (p. 1037)

112 Es un jubón femenino.

113 Se refiere a Menelik II (1844-1913), emperador de Abisinia (la actual Etiopía), responsable de la unificación del país y de su modernización.

114 Según el Diccionario de la Lengua Castellana (1884), es una "vestidura hecha de piel, por lo común de ante, con o sin mangas, que cubre el cuerpo, ciñéndolo hasta la cintura, y de ahí para abajo, con unos faldones que no pasan de las caderas" (p. 258)

115 Según el Diccionario de la Lengua Española (2017, ed. digital), son unos "gregüescos con cuchilladas que se sujetaban a mitad del muslo". Por su parte, y según el Diccionario de la Lengua Castellana (1884), los gregüescos son una "especie de calzones" (p. 541).

116 Aparece referenciado por primera vez en el Diccionario Manual e Ilustrado de la Lengua Española (1927) como el "sombrero de ala ancha y recta y copa de figura de cono truncado, que usan los andaluces" (p. 1463)