

El cine es fantástico. ¿Quién de nosotros no ha tenido la oportunidad de ver alguna película de terror? En algunas ocasiones, hemos podido comprobar como la chica (siempre tiene que ser una chica, y no sé por qué) está en la bañera, relajándose, tomando un baño con sales, cuando entra el malo. Este lleva en sus manos un calefactor clásico encendido (un solenoide al rojo vivo) y lo introduce en la bañera quedando la protagonista electrocutada. ¿Hacemos algo similar en el colegio?

- Un circuito básico de bombilla, portalámpara, interruptor y cableado por 220V. Es decir, el clásico que podemos tener en cualquier lámpara de mesa.
- Una probeta de laboratorio de 100 ml de volumen.
- Aceite de niños, de los utilizados para hidratar la piel.

Llenamos la probeta con aceite. Es requerido que ningún alumno vea que procede de una botella, de marca muy conocida, de aceite hidratante. En el interior introducimos la bombilla-portalámparas, con el circuito abierto (la bombilla no está encendida). Preguntaremos, ¿qué va a ocurrir? El miedo se ve en las caras de los asistentes. Pulsamos el interruptor y… ¡Pups!

No ocurre lo que esperábamos. La bombilla se enciende sin más. ¿Por qué? Debemos recordar que los materiales podríamos clasificarlos en conductores y no conductores del calor y la electricidad. El agua del grifo es conductora de la electricidad. Posee sales en su interior que pueden hacer migrar los electrones (corriente eléctrica). Pero, el aceite hidratante NO es conductor de la corriente (figura 47). Incluso, podemos introducir el dedo de la mano en la probeta, tocando líquido, que… ¡No ocurrirá nada!
¡Esto, amigos, no es magia, es ciencia!
